NUEVO TABLERO
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Hades es la clase de persona que actúa fría, pero realmente se preocupa por las personas que ama. Hades siempre ha sido la clase de persona que deja todo, hace lo que sea necesario hacer para cumplir sus metas, incluso si eso lo mata. Hades es la clase de persona que daría su vida y todo lo que tiene por su reina, a veces me pregunto si el humano que tiene consigo puede apreciar o intuir eso.
Los humanos no saben eso, del castigo de un dios por involucrarse con ellos. Realmente a veces siento que los humanos no merecen a los dioses, pero, sería muy hipócrita de mi parte decir eso cuando yo di mi vida por un humano.
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Siglos atrás...
Fue como caía la arena, grano tras grano en aquel reloj, que el dios del sueño nació.
Hypnos, su padre, como la arena, tuvo muchos hijos, siendo cada uno la personificación del sueño, de un sueño diferente. En donde Morfeo llegó a la vida con la llegada del primer humano Adam, para poder personificar el sueño humano. Morfeo como dios se había manifestado, y se encargaba de crear sueños dulces para Adam, sueños de paz, sueños de la divinidad del Edén. Con la llegada de Eva, los sueños se volvieron diferentes, había más color, más vida.
La vida del dios era tranquila, el mundo de los sueños era perfecto, incluso cuando existían las pesadillas, Morfeo se encargaba de mantenerlas en línea. Se volvió un dios que veía con adoración a los humanos, fue aún más cuando Adam y Eva comenzaron a tener a su descendencia, y el mundo de los sueños se llenó de miles y miles de historias nuevas y locuras que apreciar.
Entonces ocurrió.
Su gran pecado.
Su castigo.
Conoció mediante el sueño a una joven doncella, hija de un rey poderoso, en un reino próspero. El dios sintió atracción hacia los pensamientos de la mujer, demasiado intelectuales y vivos para las mujeres de su época. Se interesó en observar las creaciones que podía hacer en sus sueños, así que un día utilizando la arena que lleva el viento, decidió bajar al mundo mortal y verla leyendo en su habitación. Al parecer la mujer en la vida real se aburría tanto que prefería dormir todo el tiempo.
"Enamorada del sueño." Fue lo que había dicho su padre, cuando le comentó sobre el actuar de la humana. Y aunque Hypnos le había comentado que no se acercara tanto a los humanos, Morfeo ignoró las palabras sabias de su padre, y decidió tomar forma humana en aquel reino lejano. Conoció a la princesa, y acabó enamorándose, o más bien, dándose cuenta que ya estaba enamorado. Escapaba de su mundo para bajar y vivir como mortal, donde entre su distracción, se dio cuenta que la línea de dioses y humanos ya se había cruzado.
Y él la rompió en su totalidad al cometer una atrocidad.
Mediante sueños, se dio cuenta que el reino vecino planeaba secuestrar a la princesa, planeaban usarla como método de negociación y tomar dominio con el reino de su familia. Planeaban destruir aquel reino tranquilo, y a ella en el camino. Entonces lo hizo, usando el sueño advirtió a la mujer, revelando ser el dios del sueño, comentándole todo. La mujer quedo anonadada al ver al dios como realmente es, sin su forma humana, pero, aun así, amándole.
El reino se salvó, pero el dios del sueño fue presentado frente a un joven Zeus furioso por tal intervención.
Fue un rayo que lo hizo arena sin poder tomar su forma por siglos. Sin poder visitarla, sin saber nada de ella. Pero... "él" acogió la arena y la cargó consigo dentro del Helheim, ayudándole a recuperarse, haciendo uso de su propio poder, hasta volver a recuperarlo antes de tiempo. Fueron unos ojos violetas los que le dieron la bienvenida.
Pasó mucho tiempo viviendo en el Helheim, y cuando preguntó si había alguien preguntando por él. Hades fue sincero.
"Zeus decidió castigarte de esa forma, por contarle mediante los sueños a los humanos eventos que tienen que vivir. Le pone furioso no ver una guerra que esperaba ver por simple diversión. Tu padre, Hypnos, no intervino, decidió que lo mejor para ti era hacerte sufrir, lo merecías según sus palabras, por desobedecer. Y yo... realmente no creo eso, no creo que lo merecieras. Los humanos son criaturas fabulosas, cualquiera caería en sus encantos, así que creo que el castigo de Zeus fue excesivo, me disculpo en nombre de mi hermano. Nadie ha preguntado por ti, Morfeo. Aunque estoy seguro que los humanos extrañan sus sueños, ahora deben dormir sin tener aspiraciones ni deseos, una época obscura tu partida."
Hades pasó semanas cuidándolo, ayudándolo de nuevo a mantener su forma sin convertirse en arena quemada. Y mientras le ayudaba en sus terapias, Morfeo solía hablarle de los humanos, cosa que el dios del inframundo disfrutaba mucho, le parecían interesantes los mortales.
— ¿Tienen habilidades de construcción? Vaya... sí que se están desarrollando. — sonrió Hades. — Poco a poco siento que podría compartir mi juego de ajedrez con ellos.
— Seguro les parecerá muy interesante. — comentó Morfeo, mientras Hades le ayudaba a estirar sus piernas, concentrándose en no volverse arena.
— ¿Ya terminaron de admirar a humanos? — dijo la diosa Perséfone entrando en la habitación. — Hades, es tarde.
— Lo se mi reina, ya casi terminamos la terapia, Morfeo ya puede mantener su forma, es un gran paso que dar. — sonrió Hades, sintiendo los brazos de la diosa abrazándole. — Mi buen amigo, mi reina me necesita.
— Que tengan buena noche. — respondió Morfeo, levantándose.
— Buena noche, dios del sueño. — sonrió la diosa Perséfone.
Lord Hades tenía una fascinación por los humanos, casi como él la tenía con ellos antes de ser castigado por Zeus. Sonreía cuando le hablaban de ellos, tenía un rostro de interés cuando se mencionaban, al parecer el rey del inframundo seguía la maldición de la muerte, "siempre añorando a la vida."
Cuando se armó de valor y le preguntó porque le interesaban tanto los humanos, Hades simplemente dijo que ha visto muchas almas en el Helheim con diferentes historias, que le da algo de envidia tal felicidad tan corta de ellos. Le parecían interesantes. Por supuesto esto no fue algo que le gustara a la reina del inframundo, así que recuerda que Perséfone, le pidió no hablar más de humanos con Hades.
Prometió no hacerlo, y así siguieron esos meses en el Helheim, hasta que un día, mientras compartían una comida, Hades habló.
— Dios del sueño, es hora de volver al Valhalla. — comentó Hades mirándole con una sonrisa. — Te he recuperado, te he hecho fuerte, evité que fueras absorbido por el Helheim, ahora es momento de que regreses a tu mundo de sueños. Oh, y recuerda, si vas a contarles secretos a los humanos para advertirles de problemas, se más discreto con ello.
— Pensé que me dirías que no lo haga. — dijo Morfeo confundido.
— A veces está bien decir la verdad, solo hay que encontrar el momento preciso para soltar una bomba. — respondió, y con un guiño en el ojo, supo que Hades trataba de decirle algo, pero que, a lo mejor, en el futuro descifraría. — Vamos.
— Zeus me matará apenas me vea. — comentó Morfeo.
— Oh... bueno, entonces hagámoslo juntos.
— ¿Qué? ¿Tú en el Valhalla? ¿Puedes dejar el Helheim sólo?
— Oh sí, siempre que quiera. — respondió Hades. — Además Perséfone es una mujer fuerte y estratégica, nada pasará mientras me ausento unos momentos fuera de mi trono si mi reina está a cargo. Viajemos juntos al Valhalla.
Cuando subieron, Hades detuvo con su vidente uno de los rayos de Zeus que iban directo al dios del sueño, para después sonreír. Decidió ponerse frente a todos, mencionando que todos han intervenido con la humanidad. Zeus y sus múltiples embarazos a humanos creando semidioses en todo lugar, Hypnos con las muertes calmas, él mismo con los valles de almas. Hades expuso a cada dios, para después lanzarle una sonrisa a Hypnos, que parecía molesto con tal intervención del rey del inframundo, y decir que tenía una esposa que atender, por lo tanto, tenía que regresar a su hogar una vez que había limpiado el nombre de Morfeo.
— Lord Hades, nunca podré agradecerle lo que ha hecho por mí. — comentó Morfeo mirándolo.
— Tengo un regalo para ti, Morfeo. — comentó Hades con una suave sonrisa.
— ¿Regalo?
— Una duda que has tenido todo este tiempo, y no has tenido el valor de preguntarme.
— ¿Eh?
— Sobre tu princesa. — mencionó Hades, acercándose al dios que se había vuelto un buen amigo. — Su pueblo se salvó, y ella murió durante un sueño. Te esperó, pero no estabas allí. Aun así, no te guardó rencor, cuando su alma pasó por el rio de almas, pude hablarle, se fue en paz al Niflheim. Ahora es polvo cósmico como tú fuiste arena, es momento de sanar tu corazón, lamento no poder reparar eso con mi poder. Un placer conocerte Morfeo, espero no verte en el Helheim en mucho tiempo, y si me visitas en sueños, deberíamos tener una partida de ajedrez.
Después de ello, soltó la primera sonrisa que no había hecho durante años y años, viendo a Hades lograr poner a los dioses tranquilos, y después simplemente volver al inframundo, tomando la mano de su reina que lo esperaba en el Bifröst, y ambos partir.
Ese era un rey, y desde ese día era su rey.
Entonces, ¿por qué?
¿Por qué no pudo evitarlo? ¿Por qué vio como ese humano atravesaba a Hades con el vidente?
¿Por qué sus sueños lo habían traicionado y no pudo ver nada de lo que los humanos estaban planeando? ¿Por qué? ¿Por qué estaba viendo a su gran amigo caer en el suelo en un charco de sangre?
¿Por qué no había podido salvar a Hades de su destino?
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Sus oídos retumbaban.
Sentía que algo frio recorría por su frente, estaba confundido. Pero se las arregló para abrir los ojos. Pudo sentir algo alrededor de su cuello, era metálico y tenía una luz. Parecido a un halo de titanio, o un collar de perros muy pintoresco. No podía enfocar bien su vista así que parpadeo múltiples veces hasta que pudo ver sus manos, desenfocadas, pero estaban allí, después pudo escuchar su nombre.
Cuando al fin pudo enfocar, miró esos ojos de estrellas que tanto amaba mirándolo, mientras el dios solo podía sentir la tierra del suelo y comenzaba a moverse.
— ¿Qin? — dijo Hades escuchando cadenas arrastrarse.
Pudo sentarse, y se vio a si mismo con grilletes en las manos y en los pies. Mientras tenía ese collar raro en el cuello, y al mirar al frente, sentado, en su silla, allí estaba su reina, mirándolo en el suelo de tierra y roca, en algo parecido a una celda del Tártaro. Pero, sorprendentemente, no estaba siendo torturado, aunque si vio a diferentes Shinigamis, detrás de su reina, mirándole mientras el rey estaba apenas formulando que pensar.
— ¿Dónde estamos? — dijo confundido el rey del Helheim.
— Están en el tártaro, idiota. Qué bueno que al fin despiertas. Me estaba comenzando a preocupar. — comentó el humano mirándolo. — Los Shinigamis me aseguraron que despertarías, pero aun así hiciste que pasara junto a ti estos últimos 3 días porque no abrías los ojos. Este lugar es mucho más frio que nuestra habitación.
Y entonces lo vio, a su reina, con esas ojeras y esa mirada de cansancio, como si quisiera olvidar todo, eso gritaban los ojos de estrella de Qin. Vio que su esposo aparto la mirada para cubrir sus ojos y después sonreír, sosteniendo el bidente. Y fue cuando vio el bidente que sintió dolor en su pecho. Bajó la mirada y tenía una herida allí, que estaba sanando muy lentamente, aun escurriendo algo de su sangre.
Entonces sintió el dolor, y lo recordó, como es que había acabado así.
"Se acabó el juego, hijo de puta."
Eso había dicho Qin, mientras lo atravesaba con el bidente, lo primero que pudo pensar al ser atravesado, fue que Qin no traía la venda consigo, así que no supo que le dolió más. Ver su propio cuerpo ser lastimado, o ver a su reina sufriendo el mismo destino de ser atravesado. Quería gritarle que parara, que al menos cerrara los ojos mientras lo hacía, pero el golpe le sacó el aire y no podía recuperarlo. Sintió el siguiente golpe y vio el rostro de dolor de Qin, para al final, verlo sostener el bidente, y verlo sacar con desesperación un frasco de gotas de vida para beberlo con rapidez y recuperarse, jadeando a su lado de la adrenalina y shock de lo que acababa de hacer.
— Sé que no vas a morir por eso. — comentó Qin, evitando mirar la herida de Hades, mirándole a los ojos. — Estas en el Helheim, el mismo lugar cura tus heridas, incluso las que están hechas con el bidente. Además, nuestras almas están unidas. Hijo de puta, eres muy listo.
— Qin...
— Una unión de almas, que astuto. Yo no puedo matarte, tú no puedes matarme, cualquier ataque de tu persona a la mía va a sanar. Cualquier ataque de mi persona a la tuya, sanará. Es por eso que sé que esa herida va a sanar con o sin las gotas de vida. Pero va a ser dolorosa la espera en lo que se cierra eso. — dijo el humano, colocándose su venda en los ojos, sentándose sobre el regazo del dios que se encontraba sosteniendo sus heridas. — Es como un juego masoquista, puedes herirme, y yo puedo herirte, sin el miedo a matarnos. ¿Qué si te cortó un brazo? Dolerá, pero el mismo pacto de almas lo va a regenerar.
— ... Ugh...
— ¿Duele? — comentó Qin, acercando su mano a la herida. Ya con confianza al traer la venda en sus ojos. — Duele mucho, a mi igual me está doliendo el alma, siento como la desgarraste a pedazos.
El grito del dios fue algo desgarrador cuando los dedos del humano jugaban apretando el hueco del a herida. Qin solo podía sentir que la venda se empapaba de sus lágrimas, pero en su retorcida mente, sentía satisfacción de ver a Hades sufrir, era lo que consideraba un buen castigo después de descubrir que todo esto es parte de un estúpido plan.
— Realmente me engañaste. — sonrió Qin. — Pensé que todas esas lindas palabras eran de verdadero amor, pensé que alguien me amaba solo por ser yo, sin esperar nada de mí, solo amaba estar conmigo y ser feliz, pero veo que eso fue una mentira para humillarnos por vencerlos en el Ragnarök, que malos perdedores son.
— Qin... no es así... ah... déjame explicarte. — comentó Hades.
— No, es muy tarde, no quiero escucharte por ahora. Tengo que quitarte todo, además de derrotarte, tengo que acabar contigo, y no hay mejor forma para acabar contigo, que quitarte a lo que más amas. Primero te quitaré a tu pueblo, así que dulces sueños rey del inframundo, por el momento no estorbes.
Después de ello, no recordaba nada, era muy probable que el humano lo noqueara y lo mantuviera inconsciente por un periodo de tiempo que no sabía. Pero ahora había despertado, pudo ver a un Qin un poco más tranquilo del que lo había atacado, acariciando a un Shinigami pequeño de forma felina que se acercó a su regazo.
— Me alegra que despertaras, habían pasado tres días, me tenías preocupado. Sé que te preguntaras que tienes en el cuello. — mencionó Qin. — Es una versión simple de cubo anti dioses de Tesla. Desde que inicio todo esto de los matrimonios arreglados, le pedí a mi hermano que buscara una forma de contenerlos, ya que, siendo sinceros, antes de recuperar nuestras memorias. Se nos era imposible vencerlos un todo contra todos. Incluso ahora, lo vemos muy difícil, no sería sencillo.
— ¿Cómo? — dijo Hades. — ¿Cómo lograste ingresar al Tártaro?
— Soy la reina del inframundo. Han pasado muchas cosas, cariño. Creo que debería contártelas. Tu jugada fue magistral, pero, cometiste un pequeño error, mi amor. — sonrió Qin. — Los dioses sin importar su rango son extremadamente orgullosos, y tú te metiste con ese orgullo al lavarles el cerebro a todos. Así que no tuve que hacer mucho. Usé las máquinas de comunicación de Nikola, y solo dejé correr los videos de la verdad, de cómo los dioses fueron usados como muñecas de trapo por dioses supremos, y puedo decir que avive mucho su odio hacia ustedes diciendo las palabras correctas en el momento correcto. Puse el tablero a mi favor, ahora los humanos somos como salvadores en el Valhalla, y dado que el rey no puede cumplir las funciones del Helheim por el momento, los demonios y Shinigamis están obedeciéndome.
— El Helheim nunca me dejaría. — comentó Hades. — Mi pueblo nunca me dejaría. Los Shinigamis y demonios de rango menor pueden obedecerte ya que se dejan influenciar por la vibra del Helheim, pero nadie más te seguiría, no puedes ser su reina sin mí.
— Bien, lo admito, el Helheim sigue siéndote fiel. — suspiró el emperador. — Pero, no por mucho, no cuando su rey me haga entrega de todo a mí.
— ¿Eh?
— Quiero que le digas a todos tus súbditos, que ahora deben obedecerme a mí. — comentó Qin.
Hizo una señal con las manos y uno de los Shinigamis más grandes hizo aparecer un tablero de ajedrez frente a Hades, con las piezas colocadas en su lugar, mientras el humano se acercaba moviendo un peón, a lo que Hades le miraba confundido.
— Este es un nuevo tablero, este es mi juego. — sonrió Qin. — Obedecerme a mi puede traerte beneficios, pero dejaré que tu decidas el movimiento de tus piezas, al final, compartimos algo en común, a ambos nos emociona y nos excita saber que está dispuesto hacer el otro para conseguir ganar todo el juego.
— ¡Qin quiero explicarte lo que pasó! — gritó Hades adolorido y desesperado, mirando el tablero. — ¡Ya no quiero que mi vida se rija por esto!
— Muy tarde, mi rey. — comentó Qin. — Un nuevo juego ha comenzado.
Hades soltó un pequeño bufido, mirando esas piezas blancas delante de él, para mover un peón en el tablero, ante la sorpresa del humano, quien sonrió al ver al rey del inframundo dispuesto a seguirle.
— Comenzó como un juego, maldita sea, si, lo admito, pero lo perdí en el momento que todo se hizo real. — dijo Hades apretando sus puños. — Te amo Qin, abandoné ese estúpido plan cuando me di cuenta que no podría nunca hacerte daño o hacerte sufrir. Todo pasó tan rápido, no pensé que me tendrías de rodillas ante ti, no pensé que caería por ti... todo fue mi culpa. — comentó el rey del Helheim sosteniendo su herida. — Todo es mi absoluta culpa, y lo acepto, lo acepto, pero no los lastimes... por favor, por favor, no los lastimes.
— ¿A quiénes?
— Sé que los tienes contigo.
— Oh... — sonrió Qin. — ¿Cómo te diste cuenta?
— Las piezas. Suelta a los dioses, todo esto fue mi culpa.
— No lo haré. — comentó Qin. — Es extraño, siento que tengo a un Hades diferente frente a mí. Uno que está cayendo poco a poco en la desesperación porque no sabe nada de sus hermanos. Me recuerdas a mí, así que te quitaré ese dolor creciente en tu mente y te contaré todo. Te diré punto por punto de lo que te perdiste mientras dormías. Que por cierto... voy a atrapar a tu dios del sueño, solo que el maldito es casi imposible de atrapar por un mortal, incluso con armas divinas, no es como si pudiéramos tomar posesión del mundo de los sueños.
— ¿Cómo supiste que...?
— Lo deduje... al igual que ver a Morfeo tratando de ayudarte lo hizo obvio.
— Ya veo.
— Comencemos este relato, ¿te parece bien?
— Te escucho, mi reina.
— Prepara tus oídos, mi rey. — dijo el humano. — Deberías estar agradecido que tengo algo de humanidad gracias a Adam, de ser otra vida, te hubiera asesinado apenas tuviera oportunidad.
El humano sonrió, a lo que el dios consideró irónico, que ahora los papeles hubieran cambiado y que él este ahora mismo de rodillas ante un humano. Pero, a decir verdad, era el comienzo de su karma tal vez. O puede que, de una nueva oportunidad, solo importaba como podía mover sus piezas en este nuevo tablero.
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Tres días atrás...
Nunca en la vida había corrido del mar como lo estaba haciendo esa vez.
Nunca había tenido tanta desesperación y ansiedad mientras se alejaba de la isla, y regresaba lo más rápido que podía a su castillo. Cuando se arrojó al mar lo único en su mente era Kojiro. ¿Le habría pasado algo? ¿Qué había causado que no estuviera con él? Solo pudo nadar como un torpedo de regreso a su castillo sin importar que había dejado la cena atrás, todo detrás, solo quería ver el rostro de su reina.
Al llegar empapado al castillo, sintió un remordimiento enorme al haber arruinado el Yukata, pero lo compensaría, haría que sus sirvientes lo restauraran y quedara como nuevo, por el momento solo quería encontrar a Kojiro. Corrió por los pasillos y no vio a ninguno de sus sirvientes, hasta llegar a su habitación, donde la ropa que le dio a Kojiro ya no estaba, lo que significaba que se la había puesto, pero de allí no había ni un rastro de su reina.
— ¡Kojiro! — gritó buscándolo en el baño, en el cuarto que era su armario, en el Onsen conectado a su habitación, en todos lados. — ¡KOJIRO!
Y fue entonces que salió de su habitación, para encontrarse a toda su gente mirándole. Poseidón no tenía idea que pasaba, pero ninguno de esos idiotas valía la pena, avanzó hacia ellos hasta que vio a Proteus y lo que le dijo lo sorprendió.
— ¡Mi señor, escape de aquí! ¡Es una trampa!
Poseidón volteó y miró a Proteus para ver su rostro alarmado, mientras era sometido por su personal. Se puso a la defensiva, pero fue tarde, al menos cuando sintió un rayo atravesándole por el costado que lo hizo caer de rodillas. El dolor de la electricidad recorriendo su cuerpo y además de la herida abierta lo estaban matando, era demasiado, el único dios que podría tener un arma tan potente como esa era su hermano. Pero no podía rendirse, como pudo esquivó el siguiente ataque, que era un golpe certero a su rostro. Después de ello, pudo sentir unas garras en su cuello, una fuerza sobrehumana, y fue entonces cuando lo vio.
Era uno de los hermanos del Edén, la reina del panteón griego, Sakata Kintoki. El humano simplemente le sometió colocándole un collar, ante la vista de todos sus sirvientes, ninfas, maid, que tenían a Proteus amarrado mientras este luchaba por liberarse para poder ayudarlo. Pero no, el humano al colocarle ese collar, lo hizo sentir muy débil, al punto que el ardor de su herida aumentó.
— Debería partirte la cara. — comentó Kintoki amarrándolo. — Por lo que le hiciste a Kojiro.
Los ojos de Poseidón se abrieron de par en par, pero antes de que pudiera decir algo, Kintoki le colocó una mordaza en la boca, apretándola. Al final, Poseidón podía cambiar sus dientes naturales a unos filosos como los de un depredador del mar, así que era mejor prevenir.
— Pero no lo haré, lastimarte podría lastimar a Kojiro, no estoy seguro. — suspiró. — Por lo cual me aseguré de no dañarte en un punto vital. Si lo que explicó Buda es real, la unión de almas que hizo la diosa Hera al casarnos, se debe más a un contrato, como es el matrimonio. Kojiro no puede matarte o lastimarte, como tú no puedes hacerlo. Pero, alguien fuera de ese contrato si puede matarte. Aunque, si mueres, eso dejará un vacío en Kojiro, por lo tanto, es vital mantenerte con vida hasta que te logremos separar de mi hermano, y que nos digan como separar a las valkirias de nosotros.
— ¡HMMPH! — se quejó el dios removiéndose, tratando de liberarse.
— Deberías agradecerme. Podría dejarte amarrado aquí y dejar que la gente que usaste y humillaste te den una lección, pero, dado que la vida de mi hermano está en la línea, no pienso hacer eso. — comentó el humano. — Era importante contenerte a ti primero como a Hércules, espero que mis hermanos lo hayan conseguido. Al final destrozaron de por vida a sus respectivos esposos, espero estén orgullosos.
El rostro de Poseidón comenzó a lagrimear, y ya no sabía si era por el dolor en el alma que tiene por Kojiro, o era por él mismo al escuchar a alguien diciendo que Kojiro estaba sufriendo.
— Dejaste a mi hermano sin vida. — comentó Kintoki. — No se mueve, no habla, no hace nada. Simplemente existe por existir. Sabes, Kojiro es la persona con el corazón más bondadoso que hay, ayuda a todos sin importar nada, dios, es como un santo. Pero al mismo tiempo, su corazón es frágil, suele olvidar el dolor y seguir adelante, eso lo hizo frágil, no se enfrenta a las cosas que le duelen, así que nunca supo cómo prepararse para algo como esto. Sabes, realmente no deseo tu muerte, dios de los mares, deseo que tu vida eterna te consuma poco a poco. Porque a diferencia de mis hermanos, puedo notar en tus ojos el amor que le tienes a Kojiro, así que para mí es perfecto.
Y ese golpe al rostro de Poseidón prácticamente acabó por hacerlo escupir un par de dientes. Sakata Kintoki, el niño de fuerza sobrehumana, un mito de fantasía, una realidad, un guardián de los bosques, un humano como tal, nadie lo sabía, pero algo estaba seguro, nunca en la vida había sido un simple humano, era muy parecido a Raiden en ese aspecto, fuerza que no necesitaba a una valkiria para poner a un dios a sus pies.
— Entre más sufras mental y físicamente por años, para mi será reconfortante. El contrato de almas no afecta al usuario contrario. — comentó Kintoki. — Solo en caso de vida o muerte, así que mientras no estés a un paso de la muerte, no le pasará nada a Kojiro. Así que hacerte sufrir y mantenerte vivo lo veo bien. Vámonos princesa del mar, tengo que ir por tu hermano menor. Que, como tú, se atrevió a jugar conmigo, que va, yo pensé que era un buen sujeto. Los griegos son realmente lo peor, por un momento pensé que realmente le gustaba a Zeus, que realmente me respetaba y que confiaba en mí. Pero veo que solo fue un acto, me alegra no haber caído tan a fondo por él, y poder aun rescatar mi corazón, aunque será muy doloroso.
El humano comenzó a jalar al dios consigo, arrastrándolo por su palacio para llevárselo, poniéndose en contacto con sus hermanos, mencionando que ya lo tenía con él. Nadie de su gente ayudó, en absoluto, solo le dejaron sufrir a manos de ese humano.
— ¿La reina Kojiro, regresará? — preguntó una de las ninfas hacia el humano que se llevaba a Poseidón. — ¿Regresará nuestra reina? ¿Podemos hacer algo por él?
— El mar no puede quedar desprotegido. — comentó una maid. — Haremos lo que sea para tener a la reina de nuevo en el castillo.
— Necesitamos a la reina Kojiro. — mencionó un mayordomo. — Por favor, no pueden dejar a los mares desprotegidos, necesitamos a nuestra reina.
— Nos pondremos en contacto. — fue lo que dijo Kintoki, siguiendo su camino junto a Poseidón.
No importa como lo pongas, eso le dolió al rey de los mares. Nadie, absolutamente nadie se había preocupado por él además de Proteus, a nadie le interesaba si el humano lo mataba o no, solo les interesaba saber si Kojiro regresará para reinar el mar como lo había estado haciendo. Al final era verdad, lo respetaban por temor, pero, a la primera oportunidad, lo abandonarían, sucedió en el Ragnarök, sucede ahora.
— Por favor, traigan a nuestra reina Kojiro.
"Kojiro." escuchar su nombre lo mantenía despierto, necesitaba a su reina, si lograba hablar con él y explicarle, tal vez podría solucionar todo. Cerró los ojos por un momento, quería ver ese rostro con una sonrisa como siempre, lo necesitaba. No importa si perdía el castillo o a su gente, los recuperaría, siempre logra recuperar todo, pero con Kojiro, era la primera vez que no estaba seguro de tal acción.
"Hades, por favor hermano, ayúdame." Pensaba el dios, sin muchas fuerzas para desatarse, su corazón y alma lo estaban matando.
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La mujer sostenía con fuerzas las manos de su esposo.
De una manera muy tenue, Adam le había comentado la verdad a la mujer. Adam le había preguntado si quería ver los videos, a lo que Eva se negó, Adam no iba a presionarla con ello. Conocía a su esposa, llegaría un punto donde ella si querrá verlos y conocer más, pero, no era momento, no quería cargar el corazón de su bella esposa.
— ¿Están unidos con esos dioses?
— Si. Encontraré una forma de que podamos separarlos. Pero, tengo preocupación por un asunto. — comentó Adam.
— ¿Cuál?
— Yo estoy unido con mi valkiria. Y ellos por igual. — suspiró Adam. — Tengo miedo que el contrato de almas que tienen con los dioses sea un obstáculo para hacer que la separación sea imposible, ya que, por ejemplo, Jack está unido con su valkiria y con Hércules. Si el procedimiento sale mal, tengo miedo de que esto provoque que Jack salga lastimado.
— Oh dios... — la mujer lagrimeó a lo que Adam limpió sus mejillas, abrazándola.
Su esposa era madura y consiente de la situación, además Adam impedía que pudiera alterarse. La calmó durante todo el momento cuando despertó, habló de manera calma con ella, no mencionando todos los detalles, sino, lo relevante, algo que su corazón pudiera asumir en esos momentos, la acompañó en su dolor, y la cuidó.
— Adam, no importa ahora eso, la unión de almas no importa, no les afecta para vivir. — dijo la mujer. — ¿Dónde están mis hijos?
— Eva, vamos. — dijo Adam tomando la mano de su mujer, caminando por la casa hasta bajar a la sala.
— Para calmar a Jack y Kojiro, les di algo de té, los chicos me dijeron que el té hace dormir, así que...
— Adam... — Eva lo vio algo molesta de ello. — ¿Drogaste a nuestros hijos?
— Jack estaba muy mal, si no relajaba sus nervios, podría haberse hecho daño a sí mismo, a mí tampoco me gustan esos métodos, pero Jack necesitaba dejar de tensar su cuerpo, en ese estado es una amenaza para sí mismo. Y Kojiro, amor, Kojiro ni siquiera se mueve, si no hacía algo se le hubieran secado los ojos, ni siquiera parpadeaba.
— Solo quiero ver a mis hijos. — comentó la mujer.
Y vaya que el padre de la humanidad tenía razón.
Porque al bajar ambos humanos, vieron a Lü Bu, con las manos en el aire, mientras un Jack tembloroso sostenía a un Kojiro dormido, con un cuchillo en el cuello del japonés. Lü Bu estaba tratando de calmar a su hermano, pero el inglés estaba con los nervios de punta. Adam debió pensarlo antes, si Jack había creado la droga, era probable que él mismo se hiciera resistente a ella, al final, Jack es demasiado listo y se volvería inmune a sí mismo, para evitar que sus hermanos pudieran hacerle bromas con su propio invento.
Pero todo cambió, cuando la mujer se acercó corriendo al albino y le abrazó, sin importar nada. Sin importar que su hijo estaba armado e inestable, se acercó abrazándole, haciendo que el albino soltara al japonés y al mismo tiempo el cuchillo, mientras la mujer le abrazaba, para después acariciarle el rostro, viendo la cara de impacto de Jack ante este acto.
En ese momento fue en el que Adam tomó a Kojiro, cargándolo y recostándolo en otro sofá mientras el japonés dormía, y suspiraba junto a Lü Bu, al saber que nada de eso pasó a mayores.
— Madam, tengo un arma conmigo. — comentó Jack al sentir a Eva abrazándole. — Podría lastimarla en cualquier momento.
— Mi Jack, mi dulce Jack, el verdadero Jack nunca me lastimaría. — comentó Eva besándole la mejilla. — Menos cuando sabe que tengo a sus hermanos creciendo en mí.
— Yo no soy...
— Lo eres. Pasé muchas horas en parto para darte a luz. Y cuando lo hice, me llené de felicidad al ver la belleza de tus ojos. Eres tan hermoso desde que estas aquí Jack, no sabes lo feliz que me hiciste.
— Ni siquiera me parezco a...
— Somos los padres de la humanidad. Nuestros hijos son tan variados como nuestra descendencia en la Tierra. Representas mucho Jack, no eres lo que tu pasado dice que eres, solo eres la persona que está delante de mí.
— Lo siento my lady, pero no soy la persona que cree que soy.
— Claro que lo eres. — sonrió Eva. — Porque dejaste caer tu cuchillo apenas me acerqué a ti. Inconscientemente, eres el verdadero Jack, mi amado hijo, aquel que pasa sus tardes ayudándome con las tartas que cocino, o que me muestra sus bocetos de cómo y dónde planeaba poner su cafetería, que clase de postres y té vendería, como haría que sus hermanos le ayudaran, porque no hay nada mejor que...
— Que tener hombres atractivos para atraer al público. — comentó Jack en lágrimas, volviendo a comenzar a soltar sollozos. — Lo recuerdo, recuerdo eso...
— Tranquilo, mamá está aquí, tranquilo. — comentó Eva.
— Casi lastimo a Kojiro. — dijo el inglés entre lágrimas.
— No lo hubieras hecho, estabas asustado, tienes el corazón roto, y, aun así, aunque tenías un arma, nunca estuviste ni cerca de lastimar a Kojiro.
— Lo estaba, no intentes justificarme.
— No lo hago, Jack. — comentó la mujer abrazándolo, acunándolo en sus brazos y su regazo en el sofá. — Jack eres mi hijo, y conocí al verdadero tú. Te he conocido desde que abriste los ojos por primera vez, el potencial que tienes, el fuego de tu alma, el brillo que haría al dios del sol sentir envidia. Tu vida pasada no importa, no define lo que eres ahora, y sí, yo igual estoy decepcionada de cómo se dieron estas cosas, pero al final amor, tú y yo, como tu padre y tus hermanos, tuvimos una nueva oportunidad de sentir felicidad, y vaya que la sentimos, y quiero seguir sintiéndola. Nuestro corazón no necesita guerra, necesita sanar, y para ello, solo nos necesitamos a nosotros, y escuchar lo que nuestra alma grita. Juntos buscaremos una solución, y aunque depende de nosotros levantar nuestros pedazos, siempre me tendrás para acompañarte en lo que comienzas de nuevo. Mamá y papá nunca dejarán a sus bebés solos. Porque mamá está segura que, aunque sus bebés tropiecen una y otra, y otra vez, llegará un punto donde aprenderán a caminar de nuevo, y volverán a formar una sonrisa.
— Mamá...
Jack solo se aferró a la mujer, comenzando a sollozar, mientras Eva se encargaba de dejarlo desahogarse en sus brazos, besando su frente, dejando que su pequeño Jack pudiera sacar el dolor que le causaba todo. Aun tembloroso e inestable, aun si estuviera lleno de sangre, a pesar de todo, Eva siempre iba a abrazarlo con tanto amor que Jack nunca experimentaría dolor de nuevo.
— Lü Bu, acompáñame. — dijo Adam.
— Pero...
— Jack nunca lastimaría a tu madre, y Kojiro no va a despertar en un buen rato. — comentó Adam. — Ven conmigo.
Lü Bu se sorprendía ante la confianza infinita que Adam tenía ante Jack inestable, pero asintió siguiéndolo, para una vez fuera de casa, en el jardín de enfrente, viera los hoyos que dejó Qin con su sangre al golpear con tanta fuerza el suelo. En definitiva, era su hijo, le recordaba mucho su actuar de joven.
— No pude detenerlos. — comentó Lü Bu. — Bueno, realmente ni siquiera lo intenté.
— Me sorprende que estés aquí. — comentó Adam. — Lü Bu, tu nunca dejarías ir una oportunidad de luchar. ¿Pasa algo?
— ...
— ¿Te encuentras bien, hijo mío?
— No.
— Entiendo. — comentó Adam. — ¿Esto es por Thor?
— Qin está en catarsis. — comentó Lü Bu, tratando de ignorar la pregunta. — Solo se está dejando guiar por su dolor. Y recuerdo que nos enseñaste que, si el amor era diferente para cada uno, el dolor igual, la manera en la que reaccionamos igual. No podría...
— Lü Bu, no pregunté por Qin...
— Siento que, si me pongo frente a Thor, podría matarlo. — comentó el general. — Solo hablando de fuerza y habilidad. Pero, mis manos perderían fuerzas si tengo que blandir a Mjölnir frente a él. No podría lastimarlo, menos sabiendo la unión de almas que tienen todos los casados con esos dioses. No podría lastimarlos, porque simplemente no puedo lastimar a mis hermanos, los protejo. Qin mencionó solo capturarlos, pero no puedo. Al inicio solo pensaba en encontrar a un digno oponente, y lo encontré, no solo fuiste tu padre, fue Qin, Raiden, Leónidas, Kojiro, Jack, Kintoki, incluso Nikola, y estoy seguro que Grigori me pondría de rodillas si peleara conmigo ahora, estoy seguro que Simo lo haría o que en un futuro Michel y Okita lo harán. El vacío con él que nací en mi vida pasada fue llenado por mi familia. Lo único que buscaba era un complemento y creí que con Thor lo había encontrado, pero... al parecer solo era una farsa.
— Lü Bu. — dijo Adam, tomando su mano. — No tienes que ser fuerte si no quieres, estas en casa, estas aquí, solo respira y siente, deja todo fluir. Si sigues guardándote tus emociones, llegarán un punto donde explotarán.
Lü Bu sostuvo la mano de Adam, para dejar esas lagrimas salir de nuevo. Por un momento pensó que nada importaba, que si incluso era verdad lo que decía Buda, no sentiría dolor y aceptaría estar con Thor. Pero, después de descubrir que el plan simplemente era para mantener a los humanos de nuevo en control, se sintió utilizado. Las bonitas palabras del dios sonaban vacías cuando las recordaba en su mente, sentía que, recordándolo en el Ragnarök, Thor solo había hecho todo eso porque estaba aburrido.
Cuando se dio cuenta sus mejillas se estaban llenando de lágrimas, y suspiró, dejando que siguieran saliendo mientras Adam lo acompañó. Acabó por abrazarlo a lo que Lü Bu le abrazó de vuelta. El padre de la humanidad no necesitaba decir nada, porque Lü Bu no necesitaba palabras, necesitaba solo algo en que apoyarse.
— No estés molesto con ellos. — comentó Lü Bu. — Nos criaste para siempre cuidarnos, es obvio que no dejarían a Qin solo. Qin no quería que lo acompañáramos, él solo quería ir a destruir a Hades, pero Leónidas intervino diciendo que era una locura, y Qin le explicó lo que se le había ocurrido hacer.
— Pero...
— Leónidas no lo hizo para complacer a Qin, papá. — comentó Lü Bu. — Solo no quiere dejarle la carga a él, si Qin quiere irse a un infierno emocional, Leónidas y Raiden no lo van a dejar solo. Porque si ellos hacen lo mismo, quieren cargar con la misma culpa de Qin y rescatarlo. Y no solo ellos, Kintoki, Simo, Grigori, Nikola, Michel y Okita. Papá, el Edén es un solo corazón.
— Mis pequeños. — suspiró Adam. — Siento un orgullo enorme que siempre estén apoyándose, pero, dios no puedo dejar que se lastimen, tengo que ir por tu hermano antes de que haga una locura y...
Parecía que la voz de Adam era profeta, porque después de que mencionaba eso, vio que había mucho bullicio por parte de humanos en el Edén, donde al salir junto a Lü Bu de su propiedad, vieron que en diferentes pantallas que el Edén tenía para dar mensajes, para decir la hora o simplemente como anuncios de los pequeños negocios, se estaban transmitiendo los videos del Ragnarök, acompañados de el plan de los dioses.
Adam sintió esto como un balde de agua fría mientras comenzaba a subir su preocupación.
— Tengo que proteger la entrada al Edén. — dijo el padre de la humanidad.
— ¿Eh? ¿Por qué?
— Prácticamente les mostraron a todos los dioses lo que pasó. Si todos tenían fallas en su memoria, comenzaran a recordar, y recordaran que odian a los humanos. No conviven con nosotros. — comentó Adam. — Protegeré las puertas, nadie sale ni entra del Edén a menos que sean humanos. — complementó Adam, usando por primera vez la luz de emergencia, una luz de conocimiento de cualquier humano que estuviera por fuera.
— Papá.
— Tengo que ir por Qin, no puedo dejarlo que siga así. — dijo Adam.
— Papá, escúchame. — dijo Lü Bu corriendo tras de él.
— Lü Bu.
— Papá, tú mismo lo dijiste. ¡¿Recuerdas?! — comentó Lü Bu parando el correr de Adam. — No puedes salvar a nadie que no quiere ser salvado. Lamento decirlo, pero vas a tener que vernos caer antes de vernos levantarnos y caminar.
— Lü Bu, no me hagas esto. — dijo Adam.
— Protegeré contigo la entrada del Edén, pero quiero que comprendas, que no puedes protegernos de todo, y si esta es la caída de Qin y de todos nosotros, tienes que pensar que es algo que tenía que pasar.
— No si puedo evitarlo.
— ¡Pero no puedes! — gritó Lü Bu. — Tienes que dejar de sobreprotegernos por cada decisión que tomamos. Tienes que confiar en el camino que decidimos tomar, y confiar en tu propia crianza para entender que nunca haríamos algo que pusiera realmente en peligro a alguien. Tienes que confiar en Qin, incluso cuando ya se le zafaron los tornillos.
— Esto no es...
— Lo es, escuchaste a mamá, la escuchaste hoy, la escuchaste en la cena, la escuchaste en la boda. — dijo el general. — Hay veces donde nos vas a tener que ver caer, y no puedes seguir sujetándonos antes del golpe, o nunca vamos a aprender a como levantarnos. Bueno, pues estamos cayendo, es momento que por primera vez en tu vida dejes de sobreprotegernos de todo.
— Housen... — comentó Adam mirando a su hijo sorprendido. — Pero...
— Papá, sé que vas a intervenir en el momento donde realmente sientas un peligro real en nosotros. Pero ahora no, confía en Qin, confía en que no es estúpido, nunca haría algo donde él pusiera en peligro al Edén. Déjanos sanar a nuestro ritmo y manera, si te necesitamos siempre volveremos a tus brazos, pero es tiempo que nos dejes buscar de nuevo nuestra felicidad por nuestro rumbo, y solo estés como guía cuando realmente olvidemos un detalle antes de levantarnos.
En el corazón del padre de la humanidad, lo sabía, sabía que no podía siempre estar protegiendo a sus hijos de caer, lo sabía, sabía que no podía siempre salvarlos de su propia perdición, pero, dios, pero... Tenía esperanzas de poder protegerlos de todo el dolor que pudieran sufrir.
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No soy idiota.
Sabía que se generaría un caos. Así que, al momento de poner la transmisión, me aseguré de manipular a todos esos dioses, a diferencia de Hades, decidí mover las piezas diferente. Hades es meticuloso en sus movimientos, al punto que parece robótico. Hades es alguien que planea algo con tiempo de anticipación, que se toma el tiempo de analizar, que se toma el tiempo de descubrir cada punto débil para planear una jugada. Es por ello que cuando improvisa las cosas, no suele irle del todo bien. Es por ello que, si se sale de sus pasos dados con anticipación, toda su jugada se destroza.
Hades es una mente poderosa, ir contra él en un juego que ya ha pensado en cómo ganarlo, haría imposible vencerlo. Pero, Hades cometió un error, y es abandonar su juego antes de tiempo, sin asegurarse que su tablero estuviera limpio.
En cambio, yo, soy alguien que improvisa las cosas. Un maestro de la improvisación. Eso lo demostré en el Ragnarök. Hades llegó con un bidente poderoso, combinado con el tridente de su hermano, sabía que golpes certeros dar y como aniquilar a alguien. De no ser por Alvitr, hubiera muerto tras el primer golpe. Ha decir verdad, de haber dejado a Hades más tiempo en la arena, hubiera perdido. Si le das tiempo al rey del inframundo, acaba contigo, al igual que el Helheim consume tu alma. Así que no lo hice, ataque con técnica tras técnica para hacerle frente y cambiarle la jugada hasta hacerlo perecer. No dándole tiempo a que pensara en cómo mover sus piezas, sino solo dejando al rey del inframundo improvisar. Y gané.
Es por ello, que sé que mis métodos son cuestionables, pero no mis resultados. Siempre obtengo lo que quiero.
Así que destruir el orgullo de los dioses mostrando esos videos era algo fundamental. Pero, como he dicho, no soy idiota, sabía el caos que se desataría en el Valhalla, así que manipulé la información a la conveniencia humana. Presenté a los humanos como los salvadores, como aquel hombre que te quita la venda de los ojos y te guía a un futuro próspero, a sus ojos, quería que nos vieran como un humano ve a un dios que le salva de su destino. Y fue demasiado fácil manipularlos, más cuando tenía el apoyo de Grigori en esto. El carisma es muy importante para la manipulación, se trata de "darles lo que quieren oír y ver", lo demás simplemente no importa.
Te metes en ellos como un parásito en sus mentes, poco a poco, palabra tras palabra, hasta que no te das cuenta quien se ha sentado en tu trono. Así que, nunca puse en peligro al Edén. Nunca puse en peligro a la humanidad. Nunca puse en peligro al Valhalla, solo lo controlé. Porque a pesar de lo que todos piensen. A pesar de cuanto puedan repudiar mis métodos, siempre doy resultados.
Y los resultados siempre son a mi favor.
Qin suspiró, mirando las piezas delante de él, pensando en que movimiento hacer, hasta que simplemente para la sorpresa de Hades, decidió mover a uno de sus alfiles, sin tener un plan de juego, solo moviéndolo mientras el rey del Helheim seguía con la mirada el movimiento de la pieza.
— Fue difícil capturarlos. En especial con tu hermano menor. — comentó Qin mirando a Hades. — El arma de Zeus es algo increíble, un rayo en totalidad, que puedes separarlo y crear muchísimos más. La puntería de Simo nos ayudó a lanzar uno mientras estaba aún ignorante de su alrededor, le dimos en un lugar no vital, tuvo que ser Raiden quién pudo sujetarlo al menos por unos segundos en lo que colocamos el collar, y no fue suficiente, tuvimos que colocarle tres para poder dejarlo quieto y débil.
— ... ¿Los cazaste a todos?
— No diría eso. — comentó Qin. — Al momento que el video se liberó y comenzaron a ver como puse a su gente contra ellos, no tuve mucho que hacer. Shiva prácticamente se entregó ante Raiden cuando este llegó al Panteón.
El rostro de Hades cambió a uno de asombro, pensando en cómo el dios hindú de la destrucción pudo hacer tal acto, pero después recordaba la expresión de Shiva en la junta que tuvieron en el mundo de los sueños, el mismo no quería dañar a Raiden, tal vez, simplemente cuando vio que el plan estaba a la luz, decidió no lastimarlo más, solo dejar que el humano lo tomara, y evitar seguir sufriendo o causar estragos en su panteón.
— Buda está haciéndose cargo de relajar al panteón hindú. — comentó Qin. — Supongo que eso también influenció la decisión de Shiva.
— No fue eso. — dijo Hades, moviendo uno de los peones. — Fue Raiden, Shiva simplemente no quería causarle más daño.
— Si claro. — mofó Qin, moviendo otro peón. — También siento que se debe a que Ganesha podría estar en peligro, supongo que tuvo miedo de que Raiden pudiera hacerle algo. Aunque claro, mi hermano no es un monstruo, jamás lastimaría inocentes.
— Te digo que no fue por ello, fue simplemente por Raiden, fue porque le ama, y no quería destruirlo al resistirse. — comentó Hades. Moviendo un alfil. — Prácticamente al entregarse le decía a tu hermano que lo sentía, Shiva no es alguien que busca realmente la destrucción, por más irónico que parezca con su título de dios. Shiva respeta a Raiden desde el Ragnarök, pero sé que no vas a creerme, así que dime, ¿pasó algo más? — comentó mirando a su reina.
— Bueno, Shiva no fue el único, Hércules y Thor prácticamente dejaron que sus propias gentes los cazaran. Fuimos nosotros los que tuvimos que rescatarlos de ellos. — comentó Qin. — Cosa que me parece muy desconsiderada, ustedes tienen el alma unida a mis hermanos, los odiaría si se quisieran matar.
— Deben estar sus almas sufriendo. — dijo Hades. — A Thor no le importaría ser consumido, como a Hércules, dejarían su vida por Lü Bu y Jack. Solo los quieren a su lado.
— ¿A base de engaños? — cuestionó Qin.
— Si te dijera que era la única forma de tenerlos, ¿me creerías? Si era la única forma de poder hablar con ustedes.
— Jamás te creería, incluso si ahora mismo me dijeras que tengo estrellas en mis ojos, no te creería en lo más mínimo. — dijo el emperador, moviendo otra pieza. — No puedo confiar en ti ya más, eres un peligro para mi mente y corazón, ellos también lo son para mis hermanos.
— ¿Qué hay de Hércules? — dijo Hades mirando el tablero.
— Oh, tu sobrino no se ha movido desde que lo encontramos. — comentó Qin. — No importa que tan herido estaba, solo se la ha pasado así. No está muerto, solo siento que el dolor en su alma debe ser demasiado, como el dolor que Jack está sintiendo. Lo único que pudo decir cuando ingresamos al tártaro es el nombre de Jack, pero primero muerto antes de dejar a ese idiota acercarse de nuevo a Jack. Espero que sufra toda su vida, hizo un daño casi irreparable a la mente de mi hermano.
Hades miró hacia su reina, para después ver esa expresión preocupada en Qin, al pensar en Hércules. Incluso cuando usa su venda, la forma en la que sus labios hacen una mueca, en la que tiembla su labio inferior, delatan sus verdaderos sentimientos. Tal vez lo malo de Qin, o lo que no lo dejaba ser un jugador estelar, era su corazón. Porque refleja mucho sus emociones en sus expresiones. El hecho que los soltará y los pusiera en celdas después de curarlos, no solamente era por el trato de almas. Incluso aunque ellos fueran torturados, no pasaría nada al menos que estuvieran al borde de la muerte o en exceso deprimidos para que algo les pase. Y eso es dependiendo del dios y la fortaleza de ellos. Y, aun así, Qin no estaba maltratándolos o torturándolos, solo los había encerrado en las celdas, no estaba siendo un tirano con ellos.
Hércules es débil ante el dolor de Jack. Poseidón es débil ante el dolor de Kojiro. Pero eso no significa que reaccionen igual. Poseidón solo sufre en silencio, mientras hércules no puede con él.
— Me sorprende que no me hayas preguntado cómo lo descubrí. — comentó Qin mirando a Hades.
— Creo que lo sé. — respondió Hades mirando hacia el tablero. — Que nadie del Helheim contestara, que yo no estuviera allí una noche, para que al siguiente día fuera atravesado por mi bidente siento que lo hizo obvio. Debiste ingresar en los registros de muerte. Supongo que, decidiste hacerlo cuando Hela visita a Loki y ella no está. Supongo que igual tú causaste esa repentina llamada de Anubis a su panteón. Tus hermanos distrajeron a todos los dioses, y eso fue todo.
— Así es. — comentó Qin. — Eso fue todo.
— Vaya. — ante la sorpresa del emperador, Hades sonrió, mirando hacia el suelo, como si estuviera maravillado con ello.
— ¿Qué te hace tan feliz?
— Incluso cuando mi vida se destruye, tu astucia y mente me siguen sorprendiendo y enamorando. — suspiró Hades. — Realmente entregaría mi vida por ti. Qin, he vivido eones, y en todo ese tiempo, agradezco que un día, tu madre conoció a tu padre, y crearon a la más perfecta creación que la Tierra haya visto. Agradezco tener tu alma conmigo, nunca has dejado de maravillarme. Te amo, te amo en toda la maldita extensión de esa palabra.
El humano ni siquiera supo en que momento su cuerpo se movió para acercarse a Hades y besarlo, incluso sorprendiendo al dios ante esta acción, solo quería besarlo, y cuando el rey del inframundo correspondió, ambos apasionaron los besos, escuchando esas cadenas arrastrarse en el suelo, mientras el rey del Helheim apenas podía contener sus manos del cuerpo de su reina que le besaba con ansiedad y deseo.
— Hn... Hades...— gimió Qin hasta que al parecer le volvió la cordura a la cabeza para acabar de empujar al dios, separándose rápido. — ¡Maldita sea!
Gritó el humano pateando el tablero, echándolo a volar lejos, enfurecido de ese actuar tan impulsivo, dejando ver la debilidad que tiene ante el dios frente a él. Estaba tan frustrado por sí mismo, incluso cuando estaba tan destrozado por él, incluso cuando tenía que odiarlo, escuchar al dios decirle que le ama, lo hizo sentir tan bien que solo quería ser sostenido por él.
— Qin, tranquilo.
— Cállate un momento. — dijo el emperador dándose media vuelta, limpiando sus labios. — No hables.
— Qin...
— ¡Qué no hables! — gritó el emperador haciendo retumbar el lugar. — Maldición. Me alegra haber mandado a los Shinigamis a vigilar a los demás, o hubiera sido vergonzoso esto.
Tenía que controlar sus emociones, no podía volver a caer, Hades era un manipulador, siempre será un manipulador, y morirá siendo un manipulador. Y sabía que eso no significaba que Hades manipulaba todo en su vida, sabía que había una persona debajo de todo eso, estaba el verdadero Hades que esperaba que fuera el hombre que ama, y no solo un invento de manipulación. Pero ahora estaba muy débil mentalmente, ya que una simple sonrisa de Hades lo hacía caer de rodillas. Tenía que tener más cuidado.
Solo pudo cerrar los ojos un momento, contando hasta 10, tratando de tranquilizarse.
¿Por qué estaba dudando tanto? Cuando los atrapó estaba muy seguro, entonces, ¿qué era? ¿La adrenalina del momento ya había pasado? ¿Era su plática con Adam? ¿Qué era? ¿Era lo que paso en ese momento? ¿Era lo que pasó con su padre lo que lo seguía molestando por dentro?
Porque lo recordaba cada vez que se ponía a meditar, cada vez que cerraba los ojos veía la expresión de su padre de nuevo. Podía sentir el aire frio, podía sentir el dolor de su alma, donde hay dos caminos y no sabía cuál debía elegir. Y después de la plática con su padre, seguía teniendo dudas de cada una de sus acciones, porque aun recordaba sus palabras, aún recordaba sus gritos cuando el padre de la humanidad lo fue a ver en el Bifröst.
— ¡QIN!
Nunca lo supo, pensó toda su vida que tenía un camino, pero al enamorarse descubrió otro, y no tenía idea de cuál era el correcto ahora.
— ¡QIN! ¡SOY YO! ¡QIN!
— Padre de la humanidad, usted no puede entrar por el Bifröst. — dijo un guardia.
— ¡FUERA DE MI CAMINO! ¡QIN! ¡Zhèng!
La forma en la que Adam golpeó el suelo con su pie cuarteando todo a su alrededor, hizo a los guardias dar unos pasos hacia atrás, poniendo sus armas a la defensiva, pero no fue necesario arriesgar sus vidas, porque se abrieron las puertas de donde salió el emperador, caminando hacia su padre.
— Déjenos solos. — dijo Qin ante los guardias que siguieron las ordenes, dejando a los dos humanos frente al Bifröst. — ¿Qué es lo que pasa, padre? — cuestionó Qin.
— ¿Qué pasa? — suspiró Adam. — Ve todo el caos que ocasionaste. ¿No sientes algún remordimiento por todo el sufrimiento en cada dios y humano que se ha enterado de la verdad? Qin, tu harem, Chun Yan, tus amigos, los amigos de tus hermanos, todos están en shock ante la noticia. Y ve el Valhalla, es un desastre.
— ¿Puedo preguntarte algo? — comentó el emperador mirándolo.
— Qin...
— ¿Puedo?
— Dime.
— ¿Qué hubieras hecho tú? — dijo el humano retirándose la venda, mirando al padre de la humanidad. — Si Buda hubiera ido primero contigo, ¿qué es lo que hubieras hecho tú?
— Cualquier cosa menos hacer lo mismo que los dioses nos hicieron a nosotros. — respondió Adam. — Cambiar a un nuevo tablero solo continúa el mismo círculo de avaricia de poder, Qin. Si, tal vez desechaste el juego de Hades, pero ve lo que has comenzado, un nuevo juego, donde ahora tú tienes la ventaja. Esto no parará, es lo mismo que el Ragnarök, juego tras juego, apuesta tras apuesta, en el punto que este juego nuevo que estas armando acabe, ¿qué sigue? ¿Pelear otro juego más?
— Papá. — dijo Qin acercándose a él. — No me has respondido, ¿qué hubieras hecho con la información?
— Qin...
— Dime, ¿qué es lo que el padre de la humanidad hubiera hecho? Porque realmente ya me cansé de que segundo tras segundo tengo a personas juzgándome, y ninguna me ha dicho que hubiera hecho, por lo tanto, recurro a ti, dime, ¿qué hubieras hecho tú? De tener la balanza del mundo como lo conocemos, ¿qué decisión tomarías? — suspiró el emperador sujetando las manos de su padre. — Harías que siguiéramos viviendo en una mentira, donde seguiríamos casados y tú te morirías por dentro al saber que el matrimonio se formó por manipulación, que sí, admito que eso pudo haber cambiado, pero, nunca ibas a estar seguro. O hubieras dicho lo que pasó, y todo esto hubiera pasado, porque sabes que nadie de mis hermanos reaccionaría tranquilo, porque todos somos diferentes. Tú y mamá lo han dicho. Sentimos felicidad de diferente forma, sentimos amor de diferente forma, reaccionamos de diferente forma. Entonces dime, ¿qué hubieras hecho tú?
— ...
El padre de la humanidad miró esos ojos cansados e hinchados de su hijo. Además de esa ropa desarreglada, el cabello alborotado, Qin estaba pasando por un infierno emocional que apenas podía contenerlo. Lo peor, es que las palabras que quería decir, no llegaban, porque realmente no había una respuesta correcta ante tal interrogante.
— El silencio es lo mismo que yo escuché cuando me hice esa pregunta en mi cabeza al saberlo todo. — dijo el emperador. — Estaba en un frenesí desesperado, mis demonios me consumieron, lo siguen haciendo, y tomé una decisión apresurada, que me va a perseguir por años, porque fui idiota al no ver primero lo que envié, y saber el daño que le causé a mis hermanos, es mi propio castigo y karma, y voy a sufrir por ello toda mi maldita vida, porque siento que me lo merezco, por ser idiota y no pensar en ese momento. Pero, aun así, siento que tomé la decisión correcta. Así que ahora solo me queda seguir hasta que esta catarsis termine, y quiero aclarar que yo nunca le pedí ayuda a mis hermanos, quería hacerlo todo solo, pero ellos decidieron seguirme. Lo que te prometo es que no los estoy obligando a nada, ellos pueden hacer lo que quieran cuando quieran. — dijo el humano mirando las manos de su padre para después soltarlo. — Siento que nuestro encuentro sea breve, pero tengo que regresar.
— ... Hubiera esperado a que tu corazón fuera lo suficientemente fuerte para soportarlo. — dijo Adam con una sonrisa, volviendo a tomar las manos de su hijo, sin querer soltarlo en ese momento.
— ¿Eh?
— Tal vez no hay respuesta correcta a la interrogante, pero, si hubiera sido yo, no te lo hubiera dicho apenas lo supe. Primero tal vez hubiera averiguado en qué estado se encontraban, que los hacia felices, que podía descifrar sobre las valkirias y el contrato de almas con los dioses mientras los cuidaba de cerca. Tal vez hubiera recorrido a la sabiduría de Buda y sus amigos, después simplemente un día te hubiera dicho que vinieras a casa, hubiera preparado el té que te gusta, hubiera preparado la silla que tanto te gusta. — rio levemente Adam. — Y te hubiera sostenido de la misma forma en la que hago ahora. Te lo hubiera dicho, te hubiera explicado lo que se, y al final, te hubiera dicho, que el pasado no importa, que esta era una nueva oportunidad, y que lo que siempre he deseado es que vivas con felicidad que tú creas, en un camino que, al fin, sin nada del maldito pasado, sin nada que te atormente, al fin, habías logrado forjar solo siendo Qin. Mi hijo, mi pequeño emperador, mi heredero. Porque yo he conocido al verdadero Qin, y es noble, atento, carismático y siempre ve por los demás. Y ese Qin, es el mismo que tengo enfrente ahora mismo.
El emperador lagrimeó para acabar por sonreír, sintiendo los brazos de Adam abrazándole, mientras este le abrazaba, sintiendo el amor de su padre con él. Ah, ¿cómo era que Adam podría amarlo tanto cuando solo ha tropezado y tropezado últimamente?
— Mi pequeño. — sonrió Adam. — No importa cuánto caigas, voy a estar con los brazos abiertos en el momento que te levantes. Es por ello que, sé que nada de lo que dije te va hacer parar.
— Papá... es que...
— No puedo salvar a alguien que no quiere ser salvado, Qin. — comentó Adam, sosteniéndole las mejillas. — Tienes que encontrar el camino tú solo en esto.
— ¿Qué si lo arruino y me convierto en un tirano? Tengo miedo de arruinar todo de nuevo, si lastimo a mis hermanos de nuevo yo no voy a poder vivir... Soluciona todo esto tú.
— No, no voy a resolver tus problemas, Qin. — sonrió el padre de la humanidad. — Tu madre tiene razón, debo dejarlos aprender a levantarse solos, sin mis manos jalándolos para que se levanten.
— Pero si lo arruino de nuevo...
— Entonces papá abrirá sus brazos para recibirte. Porque caigas o te levantes, siempre voy a estar aquí. Lo siento mi pequeño, pero tu hermano Lü Bu me hizo ver la verdad, no puedo protegerlos de todo, no puedo arreglar cada error que cometan, no puedo estarlos levantando. Nunca van a aprender a levantarse si sigo solucionando cada uno de sus problemas. Esta vez, esta catarsis, tienes que enfrentarla y tomar tus decisiones por tu cuenta, cada uno tiene que hacerlo. Encuentra tu camino Qin, sé que elegirás el que verdaderamente define quien eres.
— Papá... — dijo el emperador con la voz entrecortada.
— No puedo apoyarte en esto, pero el Edén siempre está abierto para cada uno. — comentó Adam. — Yo confío en ti, siempre sé que arreglaras todo, de una forma u otra, porque pueden cuestionar tus métodos...
— Pero nunca mis resultados. — dijo entre lágrimas el chino.
— Arma tu camino siendo Qin, no dejes que el dolor comience a trazar por ti. — comentó Adam pegando su frente con la de su pequeño. — Qin, es ahora donde verdaderamente vas a aprender lo que es ser un rey. Y sé que lo harás bien, vas a caer, muchas veces, yo lo hice también, vas a aprender a levantarte incluso cuando ya no tienes fuerzas, vas a desconocerte al mirarte al espejo y vas a volver a encontrarte. Sé que elegirás lo mejor para ti, cada uno de ustedes elegirá lo mejor para ustedes. Al final esto es parte de crecer, esto lo necesitan hacer para realmente encontrarse y ser la mejor versión de ustedes cuando acaben las caídas y comiences el camino al que estas destinado.
— ¿Realmente no piensas intervenir exigiendo que paremos todo esto?
— No. — sonrió Adam. — Ustedes crearon este caos, papá ha decidido dejarlos solucionarlo.
— ¡Papá!
— ¿Van a esperar a que papá y mamá les arreglen cada problema que cometen? ¿Eso es lo que hace un rey? ¿Acaso tienen 5 años aún? Pensé que eran adultos.
— Tsk... — rio Qin. — No intentes usar eso contra mí. ¿Qué hay de los pequeños?
— Simo, Grigori, Okita y Michel están exentos de esto porque aún necesitan nuestra guía, pero mis hijos mayores no, tienen mi sangre y los crie con ambición, estoy a la espera de ver realmente qué tipo de hombres son todos ustedes.
— Pero...
— Yo sabré cuando debo intervenir, si eso es lo que te preocupa. — comentó Adam mirándolo. — Yo sé cuándo es que tengo que intervenir. Yo sé que tú estás listo para aprender a levantarte solo, pero, si hablamos de Jack, necesita que lo enseñe a levantarse una vez más, antes de dejar que poco a poco cure sus heridas por cuenta propia. Lo mismo en el caso de Kojiro. De eso no debes preocuparte.
— Gracias... prometo que te haré sentir orgulloso de mi de nuevo.
— Qin, siempre he estado orgulloso de ti.
El padre de la humanidad dio media vuelta, regresando al Edén, cuando vio a su hijo atravesar el Bifröst regresando al Helheim. Y cuando al fin sintió que Qin no estaba cerca, solo pudo lagrimear, siguiendo sus pasos, no podía seguir sobreprotegiéndolos, tenían que enfrentar esto solos, y si, estaría allí e intervendría cuando el momento fuera necesario, pero esta vez, como padre, necesitaba dejarlos caer y dejarlos aprender a levantarse, o nunca en la vida conocerían el resultado de sus propias acciones. Quería ahorrarle el dolor a Qin, pero, al final, le haría más daño protegiéndolo sin que reciba alguna consecuencia, que dejándolo en libertad.
No importa si todo su instinto le gritaba que fuera y acunara a sus hijos en sus brazos, evitando cualquier dolor que pudiera causarles el mundo exterior, tenía que dejarlos actuar por primera vez bajo sus propias acciones y dejarlos ser.
— Mis pequeños, papá los cuida, siempre estaré aquí cuando me necesiten, siempre con los brazos abiertos... — dijo Adam al aire, limpiando las lágrimas de sus mejillas.
La humanidad era así, como ley de vida tenía que serlo. Llegaba un punto donde los padres tenían que soltar, y ese era el momento para que Adam aprendiera realmente lo que es eso, y en como su paternidad también tenía que seguir creciendo y madurando en el camino.
Por su lado el emperador, solo podía apretar los ojos, esto era algo que tenía que hacer por sí solo, esta vez tenía que aprender a levantarse por sí solo, no importa cuánto tropezara, lograría caminar por el camino que quiere seguir, y si se equivocaba, tendría que aprender a construir lo mejor para él, tenía que lograrlo, tenía que hacerlo, tenía que tener de nuevo el control de su vida.
"¿Qin?"
El emperador abrió los ojos, para voltear y ver a Hades, quien le miraba preocupado. Incluso con la venda, sabía que Qin se encontraba en un dilema, y no tenía idea como ayudar a su reina. Como librarlo del dolor que estaba sintiendo en ese momento.
— ¿Cómo lograste capturar a Odín? — preguntó Hades, tratando de sacar a su reina del dolor de sus pensamientos.
— Fue el más difícil. — dijo Qin. — Fue usar a su propio ejército contra él, y dado que el ejército humano también cargaba ahora armas divinas, fue una batalla de todos contra uno. Leónidas dejó todo en ese combate, pero logró someterlo lo suficiente para colocarle al igual que Zeus, tres collares. Por otro lado, capturar a Anubis y a Beelzebub fue sencillo, todos los dioses de la muerte se sometieron al saber que te tenía capturado, y Beelzebub se quedó estático cuando trató de acercarse a Nikola y este le ignoró, Nikola no quiere verlo, no por el momento, así que simplemente se alejó de él, pero esto le dolió mucho al dios maldito. Cuando se trató de acercar más, Okita acabo por hacerle un corte en la frente con una espada que tomó sin autorización de Kojiro.
— ¿Qué hay de Loki?
— Él igual fue sencillo, teníamos a su hija capturada, apenas se enteró, se entregó personalmente, sin problemas le pusimos el collar.
— ¿Y Apolo?
— Michel disfrutó mucho golpear su cara bonita y dios, Leónidas realmente se divirtió en golpearlo. — dijo Qin. — "Esto es por poner tus manos asquerosas en Simo." Dijo Leónidas mientras peleaba con él, hubo un momento donde los hilos de Apolo lograron amarrar a mi hermano, pero este los acabó cortando con su lanza para al final someter a Apolo debajo de él, y colocarle el collar. "Se un buen perro ahora, hijo de puta". Tú sabes cómo es Leónidas. Aunque descuida, a diferencia de ti, todas las heridas de los dioses han sido curadas, solo se encuentran encarcelados.
— Eso alivia un poco mi corazón. — dijo Hades. — ¿Qué hay de Susanoo?
— Ese idiota. — sonrió Qin acercándose al dios del inframundo. — En cuanto a ese idiota, fue muy complicado de atrapar, puede moverse como un trueno y ocupar los mares a su favor. Pero cometió un error, y es que fue a esconderse al Edén, cosa que tenía un punto para hacerlo. Nadie buscaría allí, y todos estábamos fuera, pero olvidó que no todos los hermanos estábamos capturándolos... decidió ir con mis hermanos que no se encuentran mentalmente estables, y eso le costó muy caro.
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Días atrás...
Solo una pizca de sal, y listo, la cena esta lista.
La madre de la humanidad estaba feliz con el resultado de la cena. Cuando Kojiro despertó anoche, simplemente se quedó sentado, no quería hablar con nadie. Pero, se volvió frágil con Eva, un pequeño roce de la mujer hizo que Kojiro volteara a mirarle, y se refugiara en sus brazos, mientras su madre le acariciaba ese largo cabello, dejándolo desahogarse.
Ha decir verdad, no sabía el daño de Kojiro, hasta que su hijo le comentó todo lo que sentía y lo que había vivido. A Kojiro no le importaba la mentira que se le había hecho realmente, a Kojiro lo que le dolía era que no confiaba en Poseidón. Le destrozó su confianza y su corazón.
— Sé que es difícil de comprender, pero, tal vez necesitas meditar todas las acciones vividas para saber si son reales o no.
— ¿Con qué confianza? — respondió Kojiro. — Mis ojos me decían que me amaba, y... — dijo el samurái alzando sus manos en sarcasmo, mirando alrededor. — Solo fui un perdedor que le gustó manipular.
— Koji...
— Hades ama a Qin, desde antes lo respetaba y lo ama. Hércules siempre amó a Jack, Lü Bu siempre fue deseado por Thor, a Anubis le atrae Grigori, a Loki le encanta la personalidad de Michel, Beelzebub respeta a Nikola, Shiva honra a Raiden, Apolo siempre ha tenido el deseo de conquistar la mirada de Simo, Odín de hacer que Leónidas le respete, incluso Zeus, se vio interesado en conocer a Kintoki. Por dios, Susanoo incluso recuerda con cariño a Okita. Creo en que los dioses se enamoraron de ellos, lo puedo sentir, se nota en sus ojos realmente... Todos de alguna u otra forma, sus dioses les respetaron como un igual. Pero yo no, siempre fui mierda para él. Y después de saber el plan, supongo que solo buscaba reírse un rato. Me siento humillado. Y no sé si pueda con el dolor de saber, que me enamoré de la persona que me está haciendo tanto daño, de solo pensar de lo mucho que pudo reírse de mí, me hace sentir vacío.
— Kojiro quieres...
— ¡Y lo que más me duele! — dijo Kojiro. — Es que, daría lo que fuera, para saber que todo fue real y realmente le gusto, eso es mucho más patético aún. Si lo viera, seguramente lo perdonaría buscando estar en sus brazos. Tal vez Poseidón es como una sirena, me hipnotizó y ahora no puedo alejarme de él, por dios, me odio, no sabía que era tan débil a estas cosas. Ya no sé qué hacer, todo en mi mente son solo cosas malas, no importa cuántas salidas trate de encontrar, no puedo sacarlo de mi mente.
La mujer le abrazó, llenando de besos la frente de su hijo. Mientras Kojiro volvía a ese estado depresivo sin moverse. Nunca le desearía mal a nadie, pero, la mente de Kojiro trabaja a mil por hora, lo que le da ese perfecto escáner, analiza y sobre piensa todo. Y eso estaba siendo su verdugo, porque en el dolor, Kojiro solo piensa en más y más dolor, y no puede escapar de su propia mente creando un sinfín de escenarios con su propia desgracia, así que se hunde, y acaba sin moverse, sin hacer nada, porque no puede controlar sus pensamientos.
No podía dejarlo, realmente no podía dejar a ninguno de los dos. Jack tenía brotes psicóticos donde se dejaba llevar por sus instintos, y Kojiro de pronto se quedaba pasmado sin moverse, tenía que cuidarlos hasta que esa catarsis que están viviendo, puedan superarla poco a poco.
— Mis pequeños. — dijo la mujer, viendo a Jack abrazar una almohada en una esquina del sofá, y a Kojiro sentado sin moverse. — Ya hice la comida, vamos, vayamos a la sala de tele. Pongámonos cómodos, relajemos nuestra mente un momento.
Eva no vio reacción de ninguno de los dos, Jack solo había comenzado a temblar, lo que significaría otro ataque, pero Eva los acercó, y después puso ambas manos de los hermanos en su vientre. Aun no tenía una barriga, pero, esa acción hizo reaccionar a ambos que no entendían nada de lo que pasaba.
— Sé que por el momento no pueden sentir nada con sus manos, ya que los gemelos están creciendo, pero sé que pueden sentir su alma. — sonrió la mujer ante sus dos hijos que miraban su vientre. — ¿La pueden sentir? Es como una muy ligera brisa, apenas existente que golpea la punta de tu nariz.
— Dos brisas. — dijo Jack.
— Si, así es, dos brisas.
— Será lindo verlos nacer. — comentó Kojiro.
— Si, muy lindo.
La mujer sintió a Jack dejar de temblar, y suspiró, más cuando sus dos hijos tomaron sus manos, y ambos hicieron lo mismo, buscaron que Eva les acariciara la mejilla, a lo que la mujer gustosa hizo.
— ¿Lü Bu? — dijo Kojiro alzando la mirada, viendo a la mujer.
— Su hermano está ayudando a su padre, están cuidando las puertas del Edén, para no dejar que nada nos moleste. — sonrió la mujer. — Es tarde así que vayamos arriba, hagamos una enorme pijamada todos, su hermano y papá llegarán en unas horas, así que preparemos todo.
Los hermanos soltaron una suave sonrisa con ternura a la mujer, y se dejaron guiar por ella a una de las habitaciones de arriba, al final, con Eva todo estaba bien, con Eva se sentían seguros.
— Dejen traigo la comida y disfrutemos todos.
La mujer bajó a paso seguro, usaría las charolas para subir los platillos y eso sería todo, pero el estruendo en su puerta la hizo reaccionar, más cuando vio a un dios herido entrar en busca de refugio, sosteniendo la herida causada por algo, fue allí cuando la mirada de la mujer se cruzó con la del dios.
— No busco pelear. — dijo rápido Susanoo. — No se acerque, no quiero lastimarla.
— Largo de mi casa. — dijo la mujer dejando la comida de lado.
— No, no puedo salir por el momento.
— Bien, entonces tendré que escoltarlo fuera de casa.
El dios solo pudo ver impresionado cuando la mujer hizo la misma pose de defensa que Adam. Usando las manoplas de su esposo en sus dedos, mientras veía determinada hacia el dios japonés. La historia dice que Eva nació de una costilla de Adam. Por eso todos mencionan que son el verdadero complemento, el ying y yang, la dualidad que los dioses buscaban recrear en vida. La mujer no tenía la habilidad de su esposo, pero si tenía la capacidad de tener el conocimiento que Adam tenía, al final, estaban conectados.
Y si Adam sabía pelear, Eva también sabía hacerlo.
Por lo tanto, el dios no se esperaba la velocidad y la potencia en la que esa mujer golpeó su rostro como un boxeador experimentado. Se cubrió del siguiente golpe, haciendo aparecer la espada que rozó la mejilla de la mujer causándole un corte en ella, pero, eso no la detuvo, y acabó por lanzar una patada con fuerza para sacarlo por completo de allí. Una vez fuera, la mujer cerró la puerta y subió corriendo en busca de sus hijos, tenía que ponerlos en el cuarto de pánico, tenía que mantenerlos seguros, así que apenas llegó al cuarto, Eva los jaló y los llevó con ellos.
Pero Kojiro acabó por soltarse del agarré de su madre, apenas miró la sangre en el rostro de la mujer.
— ¡Kojiro, vámonos!
— ¿Quién te hizo eso? — dijo el japonés mirándola.
— ¡Kojiro!
— Jack cuida a mamá, ahora vuelvo. — fue lo que dijo el japonés bajando.
Fue la primera vez que el japonés y el inglés tuvieron un momento mínimo de lucidez, ya que el asesino jaló a la mujer al cuarto de pánico, encerrándose con ella para curarla, en lo que el samurái bajaba hacia la salida. Tal vez eran muchas cosas las que pasaban en la mente de Kojiro, pero ver ese pequeño corte en la mejilla de Eva lo hizo reaccionar de la peor forma. Más cuando alguien había osado tocar a la madre de la humanidad. El japonés bajó hacia la entrada, donde hizo aparecer en sus manos aquellas espadas de regalo, de aquel esposo que ahora mismo le provoca todos sus males, mirando hacia el dios que le notó y se puso en defensa.
— Solo déjame ir, no podrás llegar a Adam, yo ya me habré ido apenas lo hagas.
— ... No debieron regresarme las memorias. — dijo el japonés, poniéndose en posición de defensa. — No cuando vi tu pelea.
— No vas a poder contra mí, eres la puta, perdón, la esposa de Poseidón, ¿no? — dijo Susanoo. — Tu habilidad con la espada no es la mejor.
El peor error que pudo cometer el dios japonés, fue recordarle a Kojiro como él mismo se veía ante todo lo que había hecho Poseidón con él. Recordarle como Poseidón se burló de él tomándolo de esa forma para acabarlo por humillar todo de sí. Porque eso solo hizo que el japonés dejará de ver a Susanoo y viera a Poseidón con el tremendo coraje que le tenía en esos momentos, más cuando su madre había sido herida, no importaba si había sido un corte mínimo, no era algo que iba permitir dejar pasar.
El humano acabó por inhalar aire, y sonrió.
Un suave "Bankai" pronunció, y como un trueno salió disparado hacia delante. Los sinfines de cortes que había logrado hacerle al dios en milésimas de segundos, lo tenían de golpe al borde de la muerte, y cuando el japonés sostenía sus espadas, una apuntando a su cabeza y la otra a su pecho, fue cuando irónicamente, llegaron a salvarle. Porque un escudo detuvo las espadas de Kojiro, haciéndolas rebotar mientras Leónidas llegaba corriendo hasta donde estaba el dios y su hermano.
— Basta, Kojiro. — dijo Leónidas. — No puedes asesinarlo. Hermano es que la unión de almas que hicieron, no sabemos si afecta también a los menores y él...
Leónidas solo vio a Kojiro recoger sus espadas, sacudirles la sangre e ignorarlo regresando a casa. El japonés no estaba escuchándolo, y probablemente Leónidas le estaría gritando a sus hermanos por esto, pero realmente buscar cordura en este momento en Jack o en Kojiro era imposible, no estaban reaccionando como ellos.
El mayor solo pudo curar al dios, colocándole el collar y llevándoselo de allí.
Mientras el samurái iba a la habitación donde estaba la mujer y su hermano, sintiendo el abrazo de su madre que ya se encontraba con una venda en su mejilla, y Jack le miraba sin ninguna expresión. Kojiro solo cubrió sus oídos mientras trataba de regañarse de que estuvo a punto de matar a alguien porque le recordó a Poseidón, le recordó como lo hace sentir, y solo quería deshacerse de ese sentimiento.
— No hiciste... nada malo, Kojiro. — dijo Jack mirándolo.
— Ya no me reconozco. — comentó el humano haciendo desaparecer sus katanas. — Solo quería protegerlos.
— Sigues siendo el mismo. — dijo Jack.
La mujer abrazó a sus pequeños, besándole la frente a ambos mientras estos se abrazaron de ella. Pero, por sorprendente que fuera, ese pequeño evento los había hecho reaccionar a ambos, parecían más centrados para mantenerse alerta de su alrededor, parecían que estaban al menos consientes de nuevo de lo que estaba pasando en ese momento.
El dios al parecer se había convertido en un mal necesario.
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El emperador solo pudo mirar a Hades, mientras este le miraba de vuelta.
Llamó a los Shinigamis, y les ordenó que movieran a Hades hacia donde él decía. Por lo tanto, los dioses de la muerte japoneses, tomaron al rey del Helheim, siguiendo a la reina en sus pasos, hasta llegar a unas enormes puertas de metal, las cuales abrieron para él, y allí estaban, en formación de media luna, las celdas de los demás dioses donde todos comenzaron a hablar y querer la atención de Hades y Qin para que fueran liberados, unos gritaban por el bienestar de Hades, otros querían una oportunidad para explicarse, sea como sea, todo ese griterío estaba fastidiando al emperador.
— ¡Tengo que ver a mi reina! — gritó Poseidón, sosteniéndose el pecho entre lágrimas que no paraban de salir. — ¡Tengo que explicarle! ¡Déjame ir!
— No. — contestó Qin. — Ya hiciste lo suficiente idiota. Tú no eres importante en este momento, y primero preferiría morir antes de volver a lastimar a Kojiro, mostrándole tu cara de culo que tienes y hacerlo sufrir de nuevo.
— ¡Maldita escoria humana! ¡Nunca me agradaste!
— Yo no me gritaría de esa forma si fuera tú. — dijo Qin. — He traído aquí a Hades por una sola razón, para que ustedes estén conscientes como él de lo que está por pasar. Hades, ¿cómo separo mi alma de ti y de Alvitr? Dilo y prometo darles misericordia a todos ustedes.
— ¡Hades! — gritó Zeus. — No le digas las cosas tan fácil, hay que negociar.
— ¡Para negociar no tienes que estar gritando que quieres negociar y hacerle ver que le va a pedir cosas, idiota! — gritó Loki. — ¡Suéltame maldito humano! ¡Dime dónde está mi hija! ¡¿Dónde la tienes?!
— Hades. — dijo Qin ignorando los gritos de los dioses. — Dime.
— Qin, necesitas muchísima energía y precisión mayor a una quirúrgica para ello. — mencionó Hades. — Incluso si lo hiciera, no puedo garantizar que vivan.
— ¿Qué? — comentó el humano sorprendido.
— Separarte de mí, es fácil, solo se rompe un contrato. Separarte de tu valkiria es lo realmente difícil, ella esta fundida en tu alma, y, a decir verdad, ella es una semidiosa, amor, morirás apenas separe una pequeña parte de ella, y eso es algo que no pienso arriesgarme a hacer.
El humano sintió un hueco en el estómago. ¿Era imposible ver de nuevo a sus amigas? No, no podía ser posible, debía estar mintiendo, debía haber una solución.
— ¿Cuánta energía necesitarías para mantenernos estables a los dos? ¿Cuánta necesitas para asegurar que saldremos bien de esa separación?
— Infinita, Qin, no es algo que...
— Espera, estoy meditando lo que me dijiste. — comentó el chino pensando, para darle una mirada a los dioses, y después volver su mirada al rey del Helheim. — Necesito que hagas algo antes de seguir este interrogatorio.
— ¡No lo escuches, Hades! ¡Presiento algo muy extraño! — gritó Anubis.
— ¿Qué es lo que quieres, Qin? — preguntó el rey del inframundo.
— Shinigamis, tráiganme a los dioses de la muerte, ahora.
Las criaturas humanoides desaparecieron para después regresar con ellos. El rostro de alivio de Loki fue enorme al ver que su pequeña no estaba herida, solo tenía el mismo collar que tenía él, pero no se veía golpeada o algo, solo parecía asustada, mientras se abrazaba de Garm, quien igualmente tenía un collar y bozal puesto como Cerbero.
— ¿Qué es lo que haces Qin? — dijo Hades mirando a los dioses que le miraban confundidos de vuelta.
— Tú te alimentas de los muertos, te dan poder, por eso el Helheim es un lugar donde no puedes perecer.
Era la primera vez que el rey del Helheim sintió un escalofrió en la espalda cuando su reina apuntó el bidente hacia Hela, quien se mantenía inmóvil ante tal amenaza, más cuando se encontraba sin poderes y podían matarla con facilidad. El grito de horror de Loki era algo que iba a retumbar en la mente de todos los dioses, al ver al nórdico prácticamente embarrándose en los barrotes, queriendo salir, estirando sus manos para proteger a la mujer.
— ¡QIN! — gritó Hades, levantándose como pudo, ignorando sus heridas y sangrado. — ¡BASTA!
— Una diosa del inframundo muerta debe darte mucha energía. — comentó el humano. — Le di un bonito collar también, es una lástima, tan bella mujer tiene que morir, ya que solo hay una forma para volver a ver a mi amiga Alvitr.
— ¡BASTA! ¡HADES! ¡DILE QUE PARE! ¡QUÉ PARE! — gritó el nórdico, con desesperación y entre lágrimas — ¡MÁTAME A MI! ¡POR FAVOR! ¡MÁTAME A MI! ¡SUELTA A MI HIJA!
— Tic Tac, Hades, ¿Cuántos de ellos necesitas para que mate ahora y hagas eso de la separación? Empiezo con ella y después me sigo con Thanatos, después mato a tu perro, o mato al perro de ella, ¿Cuánta energía necesitas? Dime y podemos hacer esto rápido y sin dolor a ellos, asesino a todos los que quieras, solo dime cuanta energía necesitas.
— ¡BASTA QIN! — gritó Hades sintiendo realmente el frio sudor de tener a su amiga a punto de morir. — ¡BASTA! ¡MÁTAME A MI! ¡POR FAVOR! ¡ÚSAME A MI!
— Esa no es la respuesta que busco... no hasta que te lleve al límite.
Fue impresionante como las mismas sombras del Helheim se formaron para hacer un escudo a la diosa, impresionando al humano más, cuando vio las manos de Hades, estiradas, usando de forma milagrosa su energía y conexión con el Helheim, sin importar como su nariz, boca y ojos sangraban luchando contra el collar de Tesla en su cuello, todo con tal de proteger a la diosa nórdica.
— Úsame a mi... — dijo Hades escupiendo sangre. — Usaré toda la energía de mi cuerpo... hasta que no sea más que polvo... pero por favor, no toques a mi gente, no los lastimes, por favor... te lo imploro Qin. — comentó el rey del Helheim prácticamente sin energías cayendo de cara en el suelo — Úsame como energía... y déjame separarte de ella... solo no los lastimes...
Rápidamente el humano corrió hacia el rey del Helheim para recuperarlo, sorprendiendo a los dioses ante este acto. Qin limpió la sangre del rostro de su esposo y le miró mientras lo tenía en sus brazos, incluso con su venda, sabía por lo empapado que se encontraba su pañuelo, que Qin solo había actuado lo que había pasado y ocultaba sus lágrimas, quería llevar al límite a Hades para saber si había sido verdad lo que le había dicho, lo de necesitar energía para hacerlo. Una simple prueba donde sabía que, de ser mentira, Hades rápidamente se la hubiera dicho para proteger a Hela, pero, al ver que estaba dispuesto a morir y dar su vida, supo que era verdad, si necesita una cantidad infinita de energía.
— Era verdad. — comentó Qin sosteniéndolo, para acariciarle su cabello. — Tendré que encontrar otra forma, debe haber algo que no he visto.
— Suelta a mi hermano, maldito malnacido. — dijo Poseidón mirando hacia Hades. — Les mentimos, si, ¿y qué? Hades les dio una vida que nunca en tu triste y patética existencia hubieras tenido, les dio un padre y madre amorosos, les dio salud, les dio las personas que amaron en su vida ordinaria, lo único malo que podrías considerar de eso fue que no les dejó recordar su pasado para que realmente tuvieran un nuevo inicio. Eso ni siquiera lo clasificaría como algo malo maldita escoria, desperdicio de aire, maldita sea, ¡suelta a mi hermano!
El emperador apretó los labios, sintiendo el alrededor.
"Lord Hades..."
Simplemente ver a todos, tanto los dioses, como a los mismos dioses del inframundo, no preocupados por sus vidas, sino alarmados por la idea de ver a Hades caer, le hizo darse cuenta de que Hades era amado por todos, no había ningún dios que no estuviera de su lado o se preocupe por su bienestar. Todos eran devotos hacia él, todos amaban a su rey.
Esa mirada en su pueblo es algo que nunca obtuvo, amor por su líder con sinceridad, era algo nuevo que estaba viendo, porque incluso en su caída, Hades era respaldado por los dioses, no querían perderlo. A diferencia de su caída, donde hubo una gran celebración de que el maldito Qin Shi Huang hubiera muerto. Realmente estaba ante la presencia del verdadero rey.
— Solo, déjame... — dijo el rey del Helheim, sujetando su pecho, comenzando a colorearlo de negro. — Lo haré ahora, solo no los lastimes.
— Para. — comentó Qin, sujetándole las manos, para acabar por abrazarlo. — Para, solo para. Encontraré otra forma.
No podía perder a Hades. Eso lo sabía, solo verlo herido le mataba incluso cuando su venda estaba en sus ojos. Amaba con desesperación y devoción a su rey, lo amaba más que nada, incluso cuando destruyó su confianza, cuando le mintió, incluso, ante todo, seguía deseando estar entre sus brazos.
— Encontraré otra forma. — dijo Qin al final. — El Helheim no se puede quedar desatendido cuando estás aquí. Es por ello que quiero recordarles a los dioses de la muerte que puedo asesinar a sus dioses supremos en un instante, por ello, Hades, necesito que des la orden que sigan haciendo sus labores habituales. A cambio de ello, daré la orden que los dioses supremos estén bien atendidos, se les alimente tres veces al día, se les cuidará del frio y de que el mismo Helheim los consuma. Quiero que declares ante el Helheim y que los demás dioses supremos declaren en el Valhalla, que todo queda en manos mía y de mis hermanos. ¿Aceptan el trato?
El rey de Helheim miró a su reina, y después soltó una suave sonrisa. El verdadero Qin Shi Huang no era un tirano, solo tenía métodos muy cuestionables, pero resultados a su favor, esa era su reina, por algo se había enamorado de él.
— Esta bien. Hagan lo que dice. — dijo Hades. — El Helheim te obedecerá si mis dioses de la muerte te obedecen, y eso quiero que hagan, es una orden para ustedes. No los lastimará, sigan con sus tareas como lo hacen siempre.
— Les daré nuevos collares que no impidan su trabajo, no dejaremos el Helheim desatendido. — comentó Qin. — ¿Los demás?
Fue increíble como uno a uno concedía que los humanos que fueron en el pasado sus esposas, se quedaran a cargo de sus labores, era lo mejor, más cuando Qin grabó sus declaraciones. A cambio de ello recibían mucho a favor, en lo que los humanos decidían el castigo que planeaban darles. Qin Shi Huang cerró el trato, y se le dio mejores condiciones a cada uno dentro del Tártaro, y se anexó la celda de Hades junto a los demás dioses.
Qin Shi Huang acabó por acercarse a dicha celda, y odiándose, acabó por besar de nuevo al rey del Helheim para acabar por dar media vuelta y salir de allí, dejándolo atrás. Pero, al final, Hades sonrió, ese dulce beso decía muchas cosas, una de esas era, que Qin estaba arreglando sus pensamientos antes de tener una decisión como tal de lo que haría, y mientras no hubiera una decisión, aun había esperanza para arreglar las cosas.
Por otro lado, el humano salió del Helheim, para encontrarse con sus hermanos por fuera de las puertas del Bifröst, donde estaban todos con excepción de Jack y Kojiro. Todos lucían expectantes de lo que diría Qin, pero este simplemente se retiró la venda, limpiando las lágrimas que aún quedaban en sus ojos. Les explicó a sus hermanos lo que había pasado, y todos guardaron silencio por un momento.
— Los reinos de los dioses no pueden quedarse desocupados, así que cuento con ustedes en realizar las tareas, en caso de que no quieran hacerlo, las haré yo. — comentó Qin. — Necesito que se conviertan en los nuevos dioses de sus respectivos panteones.
— ¿Qué hay de Kojiro y Jack? — dijo Lü Bu mirándole.
— Con Jack no hay problema, Hércules no tiene un reino como tal, pero, Poseidón en cambio. — dijo Qin pensando. — Tengo que hablar con mi hermano, es el único que puede enseñarme a cómo manejar el mar y las tareas de Poseidón... maldita sea, necesito una guía también para el Helheim, no aprendí todo lo que hizo Hades, siento que me voy a meter en la boca del lobo, pero necesito ayuda.
— ¿Le preguntarás a los dioses del inframundo?
— No, hacerlo con ellos solo buscarían que fracase. — suspiró el chino. — Sé que tengo que hacer, pero descuiden, eso es algo que yo arreglaré.
Todos los hermanos se miraron entre ellos, para al final mirar como Qin veía hacia el paisaje del Valhalla, ya no había marcha atrás desde ahora, no había nadie que los rescatara, este camino se estaba formando, y era tiempo de que la humanidad jugara su propio juego.
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Hola, creo que este capítulo realmente no fue como la mayoría pensaba que sería. Y lo hice así, porque siento que después del frenesí de Qin, él hubiera poco a poco comenzado a calmarse lentamente, al final tiene una mente entrenada a controlar sus emociones.
Qin se vio Teresa alv, para aprender que entre ser o no ser, él es, y dominó su dolor, más o menos, pero ya no estaba tan loco.
Con respecto a Adam, tenía un conflicto en como actuaría un padre en esto, ante los problemas de sus hijos mayores, y como no tengo hijos, decidí hacer una investigación de campo jajá, con compañeros de trabajo que tienen hijos, les hice diferentes preguntas sobre crianza y cómo reaccionarían al ver a sus hijos en diferentes situaciones. Al final, la mayoría comentó que lo más difícil para uno como padre, era aprender a soltar la mano de sus hijos cuando estos necesitan aprender. Mencionando que soltarles la mano no es desaparecer de su lado, sino dejándolos que aprendan a levantarse solos y mostrar su apoyo sin intervenir.
Entonces, la verdad nunca he leído eso en Adam en otras historias, donde realmente a sus hijos adultos, los suelte y les dé la oportunidad de aprender de sus errores sin sobreprotegerlos, por lo cual, quería que el padre de la humanidad igual comenzara a tener un comportamiento "realista" de como actuaría ante las decisiones de sus hijos mayores. (no meto a los menores aquí, porque ese es cuento aparte.) Siento que la forma en la que manejé a Adam aquí puede ser controversial, pero me agrada ver un Adam no resolviendo cada mamada que sus hijos hacen jajá, les toca a ellos solucionarlo, que aprendan a caer y levantarse, ya que no son niños ni adolecentes, son adultos.
Ha decir verdad estos capítulos me duelen, extraño escribir delicioso y que todos se den amor uwu.
Eso es todo, nos vemos en el siguiente cap. Ahora sí puedo decir que, desde aquí, se vienen las caídas y levantadas de los humanos.
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