JUGADA CAPTURA
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En el ajedrez, la jugada de captura es la ejecución o materialización del ataque, es la eliminación del material adversario el cual desaparecerá del tablero.
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1 semana después...
Hacía frío, en el Helheim siempre hace frío.
El emperador se revolvía en las cobijas, pero no podía conciliar el sueño, así que acabo por levantarse. Aún era de madrugada, por lo cual miró a su derecha, pero Hades no se encontraba en su cama. Eso era extraño, Hades siempre le abrazaba con cariño al dormir, ya que conocía que al ex emperador le molestaba el frío de la madrugada, entonces al no verlo se preocupó. Lo primero que hizo fue levantarse y revisar su celular, en busca de un mensaje, pero al no encontrar nada en absoluto, se colocó una bata y caminó fuera de su habitación.
Por los pasillos no había más que obscuridad, donde la luz iba encendiéndose conforme cada paso que daba. Podía ver a demonios menores merodear por los pasillos haciendo guardia, quienes al ver a Qin, hacían una leve reverencia siguiendo con su trabajo. Siguió su camino sin poder hallar rastro de Hades, al menos así fue hasta que el sonido de unas risas lo hizo voltear hacia un pasillo.
El pasillo daba a la oficina de Hades.
Suspiró y caminó hacia allá, donde podía notar luz salir por debajo de la puerta, al acercarse, pudo reconocer la voz de su esposo, y otra voz, una más suave y dulce, una que reía junto a él.
— ¿Cómo va la vida de casado con ese humano? — preguntó la voz, la voz de una mujer.
— Bien, Qin es muy lindo. — respondió su esposo.
Después de eso escuchó una risa de ambos, lo que causó un enojo en el emperador, nadie podía hablar de él y reírse en una misma oración.
— ¿Ya acabaste de divertirte? Si solo querías abrirle las piernas, pudiste hacerlo sin tener que divorciarnos, no me hubiera molestado, solo no hubiera dejado que lo hicieras en nuestra cama, al final, esto es un matrimonio falso, ¿no ese tipo tiene un harem? ¿Lleva a sus mujeres a nuestra habitación?
En definitiva, el ex emperador pudo notar que se trataba de Perséfone, la ex esposa de Hades. Tragó saliva, solo porque un punto que había dicho, había hecho flaquear su enojo. La diosa tenía razón, era algo falso, y Hades nunca le había prohibido no tener un Harem, solo le pidió que fuera discreto, pero, desde que esta con él, él nunca había estado con alguien más, entonces, ¿por qué Hades sí? Le ardía y enojaba, pero no podía reclamar nada, al final, todo esto es falso.
— Nunca ha llevado mujeres a nuestra habitación. — contestó el rey del inframundo. "¿Nuestra?" Eso molestó de sobremanera a Qin, esa habitación ya era suya, no de ellos dos. — O si lo hace, al menos no es en la habitación principal.
— ¿Te duele eso? — dijo la diosa. — ¿Qué se acueste con alguien más?
— Las infidelidades siempre duelen, no importa quien las haga. Por supuesto que me duele, pero no puedo detener algo que quiera hacer. Al final fui yo quien les rogó a los humanos aceptar esto, no puedo esperar fidelidad de algo arreglado.
— Pero te gustaría. ¿O me equivoco?
— No te equivocas. — contestó Hades.
— Te extraño... — la voz de la mujer fue seductora, incluso haciendo al mismo rey de la humanidad estremecerse. — Te necesito, Hades. No puedo estar más tiempo lejos de ti, no puedes hacerle esto a tu reina.
— Pero...
— Nosotros somos perfectos el uno al otro. — comentó la mujer. — No te aferres a un humano que nunca te amará. Él solo quiere el inframundo, mantenme cerca siempre, desde ahora, y deja que yo me haga cargo de tu corazón. No dejes que tome ventaja de ti, no dejes que te aleje de mí.
— Mi corazón, mi divina Perséfone...
Había muchos sentimientos encontrados en ese momento en el humano, uno, el más potente, era la ira, otro, eran los celos, otro, era el hermoso y único deseo de venganza, sea como sea, el simple hecho de escuchar los gemidos de esa mujer hizo que el humano apareciera el vidente y abriera esa puerta tranquilamente, para ver a su esposo entre las piernas de esa hermosa diosa, desesperado besándola, derritiéndose con ella.
— ¡AH! — gritó la mujer al notar la presencia del humano. — Hades...
El enojo que tuvo al mirar esos ojos verdes mirándole de vuelta, esa sonrisa de victoria en la diosa mientras dejaba que el rey del inframundo besara sus pechos, su cuello, sus labios, todo para dejarle en claro al humano que solo había una reina en el tablero de Hades, y esa era ella y nadie más.
Por supuesto que en el momento que el rey del inframundo al fin notó la presencia de Qin, ese vidente los había atravesado en el pecho a los dos, sin misericordia, sin palabra, sin nada, era solo acabar con ambos de una vez por todas. Sonrió al verlos jadeantes y moribundos, mientras sacaba dicha arma y la volvía a clavar con más fuerza, para sujetar el rostro de su esposo después de ello.
— Dije que iba a devorarte... — sonrió Qin. — Eres tan iluso, nunca caería ante ti, nunca, ¿quieres amor, Hades? Nunca obtendrás eso de mí, solo eres un juguete en mi camino al trono del Helheim.
— .. Qin...
— Nadie se burla de mí, nunca dejaré que nadie se burle de mí. — comentó molesto el humano.
— Qin...
— Tú... tú eres lo... ¿cómo pretendías jugar con mi corazón? ¡IDIOTA!
— ... Qin... ¿por qué lloras?... — decía un cuerpo casi inmóvil de Hades junto al de Perséfone.
— ¿Eh? ¿Hades?
— ¿Por qué lloras? — y ya un cuerpo sin movimiento quedó enfrente del emperador.
— ... No me dejes, no te mueras, quédate junto a mí, elígeme a mí. — gritó el emperador asustado de golpe, abrazando el cuerpo de Hades cuando la adrenalina del enojo bajó. — ¡HADES!
— ¡QIN!
El rey de la humanidad acabó por despertarse, de golpe se encontraba en su habitación, con un Hades acariciándole las mejillas, mirándolo preocupado. No sabía que le ocurría a su reina, solo de pronto comenzó a revolverse en la cama, comenzando a llorar entre sueños. Qin rápidamente apartó el rostro de Hades, se encontraba muy cerca, pero, miró su pecho, y vio que no había nada, solo sus sexys pectorales.
— ¿Qin?
— Tuve una pesadilla. — comentó el rey de la humanidad. — Lo lamento si te desperté.... Pero quiero que hagas algo por mi ahora.
— ¿Qué quieres que haga?
— Abrázame, solo abrázame.
— Con gusto.
El rey sintió la calidez de Hades suspirando. Se sentía bien así, sentir su piel con piel, sentirlo tan cerca, ver como Hades acariciaba su cabello y besaba su frente. Por el Edén, como amaba esa atención. Se quedó así acurrucado, viendo el reloj notando que eran las dos de la mañana. Y viendo como Hades estaba adormilado, debería regresar a dormir, pero primero se dedicó a dejarle besos en el pecho, viendo como su esposo sonreía ante esto, y le abrazaba más.
— ¿Quieres hablar de lo que soñaste? — dijo Hades con una voz ronca y adormilada.
— No, al menos no por ahora. — respondió Qin. — Hades... no he visitado mi Harem desde que nos casamos.
El rey del inframundo le levantó el mentón, viendo a los ojos a su reina, para acabar por besar sus labios de manera dulce. Ambos apreciaron sus ojos, como se miraban mientras pegaban más sus cuerpos.
— No puedo detenerte si quieres visitarlo. — comentó Hades. — Es tu vida, tú decides que hacer con ella.
— No quiero visitarlo por ahora. — respondió Qin.
El rostro de Hades se tornó serio, mientras Qin le miraba y depositaba un beso en sus labios, uno dulce. A lo que el rey del Helheim acabó por ceder y besarle de vuelta. Era ese "por ahora." Lo que molestaba a Hades, y era ese mismo "por ahora." Lo que reflejaba las inseguridades de Qin con respecto a su matrimonio.
— No puedo ya vivir sin ti mi reina, mi reino no puede vivir sin ti. — susurró Hades hundiendo su rostro en el pequeño hueco del cuello de Qin, aspirando su aroma, el rey siempre olía delicioso.
— Hades, nunca cambies. — comentó Qin, tratando de ignorar esa confesión del rey del Helheim.
— ...
— ¿Sigues despierto?
— Si.
— ¿Quieres hacer algo?
— ¿Qué tienes en mente?
— Amo cuando me besas, ¿podríamos hacer eso?
No dijeron más palabras, todo acabó transformándose en una sesión de besos dulces, que poco a poco fueron escalando a algo más, ya que el aliento de ambos reflejaba el deseo de lo que querían. Qin simplemente se dejó llevar, tener a Hades haciéndole el amor con lentitud, con cariño y amor le derretía, solo quería fundirse más y más con el rey del inframundo. Entre cada gemido, entre cada jadeo, entre cada grito de deseo, el amor que ninguno de los dos deseaba que existiera, comenzaba a crecer de una manera incontrolable.
Y eso era un problema.
Para el humano, no podía pensar en amarlo, no cuando una profecía resonaba en su cabeza tanto para provocarle pesadillas, no quería confiar en el rey. Y para el rey, que las palabras de Qin le dolieran de esa forma, era un problema en su juego. Ambos sufrían de un desamor autoimpuesto, ya que, en realidad, ambos estaban enamorándose tan profundo, que apenas podían ocultarlo.
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"¿Me puedes contar de tu historia con Perséfone?"
Habían pasado tal vez 3 meses desde aquella pesadilla.
Ante esto, Qin había aprendido como trabajaba el inframundo, que dioses vivían allí, y como su esposo era el líder de todos ellos. Ante la sorpresa de Hades, su reina había pedido una oficina, a lo que el dios no perdió tiempo y le construyó una a su gusto justo al lado de la suya, con una puerta que se conecta a la de él.
Qin tomaba su papel de reina en serio. Ya había aprendido el nombre de la mayoría de demonios y dioses menores, ya sabía cómo tratar con las diferentes regiones del Helheim, y ya conocía cada movimiento de su esposo. Ha decir verdad, Hades era difícil de predecir incluso en su trabajo. La cantidad de almas que llegaban al día eran demasiadas, la cantidad de riesgos de fuga de poderosos demonios, la cantidad de conflictos a resolver eran para volver a cualquier persona loca. Pero no, su rey tenía un método, y era que todo lo veía como un juego.
"Yo lo apuesto todo. Pierda o gane, daré todo de mí."
Hades era un hombre de enfoque, un hombre organizado y un líder nato que tenía la confianza de los dioses en sus manos en todo momento. Él era el dios en el que más se confía, y sabía cómo sustentar ese título. Se levantaba temprano, se daba una ducha con ricas esencias, se arreglaba y lucía perfecto para que ninguna mirada pudiera ver lo realmente agotado que estaba. Usaba trajes blancos para distinguirse, para jugar con la colorimetría y dar ese aspecto de pureza entre los demás. Pero Qin sabía que su esposo no era un ángel, más bien era un demonio hermoso.
Fuera un dios pequeño o mayor, los recibía con el mismo entusiasmo. Le sorprendió su relación con Beelzebub, no había que ser idiota para ver que ese dios maldito estaba enamorado de su esposo. Hades sabia esto, así que lo tenía tan bien manipulado, que Beelzebub se mataría en nombre de Hades si se presentaba la ocasión. Por supuesto que esto había sido confirmado por Nikola, quien le entrego un reporte de los actuares de Beelzebub.
Hades tenía siempre reuniones con sus hermanos al menos un día, generalmente los miércoles o los viernes. En dónde Hades escuchaba atento a Zeus hablar de las cosas que ha platicado con Odín, a Poseidón hablar de los dioses que más han causado problemas y darle un reporte del mundo mortal, al igual que escuchar a Adamas de las nuevas cosas creadas por Beelzebub. Kintoki y Kojiro estaban haciendo bien su trabajo últimamente, por la forma en la que esas reuniones estaban comenzando a terminar con un; "Pero Kojiro se hace cargo de ello..." o un, "Pero, Kintoki ya lo está resolviendo..."
Podía ver una simple sonrisa de Hades cada vez que sus hermanos mencionaban a sus esposas, Qin suponía que la reacción de Hades era porque estaba funcionando la unión y sus hermanos habían aceptado a sus esposas falsas, pero, en realidad, eran sus hermanos siguiendo su plan para que ellos poco a poco tomaran el control sin que Poseidón o Zeus lo notaran.
"Quiero que le comiencen a quitar peso de encima a sus esposos, conviértanse en las reinas de esos reinos."
Eso había decretado Qin, dándole instrucciones a cada uno de sus hermanos, incluso hasta aquellos que no estaban casados, para que todo saliera como él quería. Si la profecía era correcta, y Hades solo jugaba con él, entonces destruiría al dios antes de que él pueda tocarlo.
Y regresando a la actualidad, Qin estaba sentado frente a Hades, mirando el rostro de sorpresa de su esposo ante la pregunta. No esperaba que el rey preguntara por su ex esposa, pero, tampoco era algo raro, sabía que en cierto punto le daría curiosidad.
— ¿Qué quieres saber de mi ex relación? — cuestionó Hades, dejando sus papeles de lado. Dándole una sonrisa al emperador.
— Bueno, ¿cómo terminó ese matrimonio? — cuestionó Qin, cruzando sus piernas, viendo los ojos de su esposo.
— Cruel. — respondió Hades sin apartar la mirada de su reina, claro que notaba que lo estaban cazando, buscando la más mínima debilidad para matarlo con esa mirada. — Fue un término cruel.
— ¿No querían divorciarse?
— Yo si quería. — comentó Hades.
— ¿Vas a seguir respondiéndome de manera cortante o ya me contarás? — replicó Qin.
Hades suspiró, este tema era peligroso. No se había metido en la cabeza de Qin últimamente, sabía que Hypnos lo provocaría con sus debilidades en sueños, y que después los haría relucir en el mundo real, para que el dios tomara ventaja de ello, pero, no sabía si esta insistencia por Perséfone era parte de ello. Usar a Perséfone en este punto no era parte de sus planes, pero, suponía que el humano estaba siendo motivado por la visión que había tenido su pequeño hermano con la diosa.
No sabía cómo reaccionaría Qin al enterarse que Perséfone aun es...
— Hades.
— Bien. — respondió levantándose de su lugar, para tomar asiento a lado de Qin. — Mi divorcio con Perséfone lo medité mucho antes de que se pensara esto de los matrimonios falsos.
— Entonces, ¿no fue por mí por lo que te divorciaste?
— No, en eso no tuviste nada que ver. — respondió. — Ah, hace ya años, había tenido problemas con Perséfone. Como verás, el inframundo es un lugar muy difícil de lidiar, por eso yo lo hago, Zeus y Odín tienen un trabajo más fácil, lidiar con el mundo mortal es sencillo, al final, no importa que problema pase, puedes simplemente matar todo y comenzar de nuevo, pero, en el inframundo, no es como que se pueda realizar eso tan fácilmente. Si lo pusiera en términos simples, nos toca lidiar con la basura y la mierda que el mundo de los vivos desecha. Y esto, no es algo que le agradara mucho a Perséfone.
— ¿No le gustaba trabajar en el inframundo?
— No es eso. — comentó Hades dando una suave sonrisa. — Ella es muy fuerte, decidida y tiene una fortaleza única. Pero después de lidiar tanto tiempo con la misma mierda siglos tras siglos, uno se cansa. No todos tienden a acostumbrarse. Así que, con el paso de los días, Perséfone comenzó a descuidar el reino, no se interesó más por nuestra gente, y prefería estar junto a Deméter, Zeus, con Hestia o Hera. Sea donde sea, la cosa era estar lejos de aquí. Pero, está atada al inframundo, yo cometí un error.
— ¿Tú cometiste un error?
— La até al inframundo con semillas de Granada, seis meses donde no puede escapar de aquí. Si pudiera cambiar algo de mi historia, sería eso, fue una decisión tonta que tomamos como "amor". Cuando nos conocimos, podría decir que fue amor a primera vista de mi lado, tuvimos una bella conversación mientras visitaba a mis hermanos, después dicha conversación se transformó en citas a espaldas de Deméter, hasta que nos enamoramos.
— Es tu... sobrina.
— Soy griego, Qin. — rio Hades alborotando el cabello de su reina.
— Continúa.
— Bueno, Deméter se negó a nuestra relación, al final, idolatraba de una forma enfermiza a su bella Perséfone, así que creo que mi hermana solo quería protegerla, pero nosotros luchamos, me enfrenté a Deméter, nunca había perdido los estribos de esa forma, quería que dejara de intervenir...
"No te habíamos visto así desde Perséfone..."
El dios del inframundo afiló su mirada mirando por la ventana, no había sido una época de la que este orgulloso de su comportamiento. No le gustaba como se comportó con su familia en ese momento.
— ¿Hades?
— Perséfone llegó con una solución. — comentó el rey del inframundo mirándolo. — "Comeré semillas de granada, algo que me ate a tu reino, y ella no pueda cambiarlo." En realidad, según la historia, decían que cualquier alimento del inframundo funcionaría, pero no es así, tienen que ser las granadas, y no cualquier granada, tienen que ser de ese árbol.
Y fue allí cuando Qin lo vio. En el gran ventanal de la oficina de Hades, se veía un pequeño jardín por detrás, donde un árbol de granada se veía saludable y vibrante allí. Con Hojas negras y las bellas granadas rojas intensas, colgadas para ser consumidas.
— Solo esas podrían atarte al inframundo. — suspiró Hades. — Así que Perséfone tomó un fruto y lo tragó, solo algunas semillas, y bueno, yo estaba feliz, tendría a mi reina conmigo, todo era perfecto en ese entonces.
— Alto. — dijo Qin. — ¿Por qué solo ese árbol?
— Por qué ese árbol no se riega con agua, ese árbol lo mantengo vivo con mi sangre. — comentó Hades. — Cada cierto tiempo, dejo caer mi sangre en sus raíces. Lo planté cuando llegué aquí por primera vez, mis hermanos eran unos bebés, ni siquiera habían nacido algunos. Así que lo planté para mí, me dijeron que nunca crecería nada en el Helheim, y tenían razón, nunca creció, pero no me di por vencido, y logré que creciera. Era como mi propia metáfora, "incluso en el frio del Helheim, algo tan hermoso como un árbol puede crecer, tal vez el amor llegue si trabajo en él."
— Oh... — El humano tomó la mano de su esposo, sujetándola con la suya. — continúa.
— Bueno, como te dije al principio, Perséfone era más descuidada con esto. Y no solo era el trabajo, ya no disfrutaba el tiempo conmigo, dejamos de tener cosas en común, no disfrutaba de nada de lo que hacía, el sexo seguía siendo grandioso, pero, no puedes mantenerte siempre entre las piernas de tu pareja para hacerla feliz. Creo que la gota que derramó el vaso de ambos, fue cuando ella me encontró con mis amantes Mente y Leuce, y yo la encontré con Adonis. Si me preguntas, no sé quién engañó primero a quien, pero nos gritamos a morir ese día. Creo que, mediante nuestros gritos y peleas, estábamos gritándonos a nosotros mismos.
— ¿Eso cuando fue?
— Hace algunos años, tal vez 30 años, que tuvimos esa gran discusión. — respondió Hades. — Entonces, decidimos terminar el matrimonio, y ella regresó con Deméter, pero...
— ¿Pero?
— Sigue atada al inframundo. — comentó Hades. — Hay una manera de que deje de estarlo, pero no la he visto, cuando tiene que estar en el Helheim, se aleja lo máximo de mí, así que no puedo ni acercarme para decirle, además, disfruta la atención.
— ¿Atención?
— Para el inframundo, ella sigue siendo su reina. Y tiene muchos simpatizantes, que siga siendo "la reina reconocida", le sigue dando status y poder, por ende, no creo que quiera soltar eso. Pero no me molesta, si quiere seguir jugando en el inframundo está bien, no le veo por qué no dejarla, no hace daño a nadie.
— Hades. — replicó Qin. — Que tenga seguidores en tu reino, es un peligro.
— Perséfone no es un peligro. — respondió Hades. — Confía en mí en esto, mi reina.
— Pero, ¿por qué la quieres cerca?
— Porque no hace daño. — suspiró Hades. — No afecta en nada su presencia, no veo porque perjudicarla si realmente no hace nada. Además, últimamente ha ayudado a las comunidades, es una buena diosa que está cuidando a mi gente, eso no me molesta, me beneficia.
El humano sintió una pizca de molestia, pero el rey del inframundo decidió ignorarlo. Perséfone era una pieza muy buena en su tablero, manipularla era fácil, incluso después de la discusión que tuvieron, logró que al siguiente día la mujer le siguiera tratando con amor y cariño. Que ella estuviera en el inframundo, le aseguraba cosas, como mantener vigilada ciertas áreas, tener tranquilidad en el Helheim, además de que cada día que permanecía aquí, la diosa hacia crecer más su esperanza por volver con Hades, y eso es algo que el rey del inframundo no podía perder. Perséfone era esa clase de trabajador de medio tiempo, que se hace cargo del trabajo que Hades no puede hacer por andar divirtiéndose en sus juegos. Además, que Perséfone fuera tan querida, le quitaba poder a Qin.
No podía dejar que Qin siguiera ganando popularidad en el Helheim, si seguía así, el mismo inframundo se pondría en su contra cuando todo esto explote, porque incluso un buen jugador de ajedrez, sabe que en algún momento el juego acaba, y si él no resultaba ganador, podría perderlo todo, él lo sabía, lo había apostado, pero, no quería perderlo.
No debía perderlo. Al menos no de esta forma, no en donde Qin tuviera el control.
— Pido que respetes mi decisión de dejarla aquí. — comentó Hades.
— Esta bien. — respondió Qin.
Qin beso la frente de su rey, sintiendo como este le rodeaba la cintura pegándolo a él, hundiendo su rostro en su pecho, aspirando su aroma. Se sentía feliz de usar un nuevo perfume hoy, parecía que al rey del Helheim le gustaba. Sintió sus manos acariciándole la espalda para al final, al deseo de ambos, acabaron por besarse sin más. Siguiendo sus impulsos para acabar por iniciar una sesión de besos y caricias sin problemas.
— ¿Me darías esas semillas a mí? — dijo Qin de repente, mirando los ojos de Hades.
— Nunca. — respondió el rey. — No te acerques al árbol de Granada.
Qin sintió eso como una puñalada, Hades había comentado que eso lo hizo en señal de amor, que se dejó llevar por el, pero, no estaba dispuesto hacer eso por el emperador. Y que le prohibiera acercarse al árbol, solo le hacía querer estar más cerca de esa cosa. Pero estaba bien, estaba perfecto. Hades parece muy confiado de todo, de su situación en el inframundo, de su reina, de Perséfone, de las personas que lo aclaman como rey, tal vez, era momento de poner sus piezas en su contra y ver que ocurría.
Tal vez, debería eliminar a Perséfone del inframundo, sí, eso sería algo divertido que hacer. Porque no dejaría que esa diosa estuviera allí y se cumpliera esa profecía. Para el humano, parecía que el dios tenía sentimientos por ella, y eso era algo que no podía permitir que siguiera creciendo.
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Era una simple reunión del Helheim, una reunión de hermanos. Una muy mediática reunión.
Donde Tesla acababa por encender una enorme pantalla, y Qin tomaba asiento junto a su hermano en esa pequeña habitación que el inventor había construido sin conocimiento de Beelzebub. Había sido sencillo, su esposo lo evitaba últimamente, así que desde que Qin le había pedido el favor de investigar sobre la diosa Perséfone y más sobre Beelzebub, Tesla le había hecho caso. Por lo tanto, había creado una pequeña habitación cúbica, dentro de su laboratorio, usando la magia negra que había aprendido de Beelzebub y sus estudios, logrando así crear el "Cubo Tesla—invencible 4x4 de la desaparición".
Era un invento simple, bloqueaba la magia de Beelzebub para que no pudiera descubrirlo, y permanecía invisible para los ojos de todos, incluyendo los dioses. Además, nada dicho o hecho en el cubo, podría ser percibido por alguien de fuera. Otra regla es que, aunque un dios toque el cubo, este no pueda percibirlo, prácticamente al tacto el cubo cambia de lugar, haciendo una pequeña transportación sin ser perceptible, un diseño mejor de sus bobinas de Tesla, hizo que fuera posible de una manera segura, rápida y discreta.
Así que el científico estaba orgulloso. Lo único que le hubiera gustado era...
— Es... algo pequeño. — dijo Qin.
— No podía hacerlo más grande, debido a que es muy difícil controlar el nivel de energía, además, no necesitamos tanto espacio.
— Estamos apretados por todos esos cables y fuentes de energía.
— Mejoraré el diseño después. — suspiró Tesla. — Este invento puede revolucionar el mundo, Qin.
— Nikola, eres el primero que le daría a la humanidad un mejor futuro. Confío que una vez que seamos líderes de todo, hagas al Valhalla un mejor lugar. — respondió Qin.
— ¿Tanto confías en mí? Deberías confiar en...
— ¡LA CIENCIA! — gritó Qin imitando a Tesla, quien rio al ver a su hermano divertido. — Confío en que los humanos evolucionamos, lo he aprendido de ti, es por ello, que sé que todo estará bien si te dejo a cargo. Pero antes de que hagamos una revolución en la humanidad, necesito saber. ¿Qué has encontrado?
— Bueno, mira la pantalla.
Dentro de la pantalla había una hermosa diosa, una de cabello rosado pálido, de piel blanca y bella, con flores adornándole el cabello y unos ojos verdes profundos. Era una belleza de mujer en toda la palabra, y eso es algo que Tesla ni Qin podían ignorar. Al menos entendían porque Hades había caído por ella. Ese cuerpo, ese rostro, esa sonrisa, en definitiva, a ambos les llamó la atención.
— Es una diosa muy hermosa, pero eso no es lo interesante de ella. — dijo Tesla. — En estos días que la he estado vigilando gracias a las "Súper espías moscas de Tesla robot" que he creado, puedo decir que su lugar seguro o donde siempre puedes encontrarla es en la zona sur del Helheim, cerca del descanso de almas. Pensé que con lo que me habías contado, ella era una diosa desinteresada que se la pasaba relajándose allí dando órdenes, pero no, realmente trabaja, ayuda a Hades sin que este se lo pida con las almas, las recibe con calidez. Y eso no es todo, es bondadosa, amable y una líder nata. Es capaz de controlar a los guardias demonios y hacerlos que cumplan su palabra, incluso cuando estos saben que eres tú la nueva reina.
— ... Continúa. — Qin acabó por hacer una mueca, no le gustaba lo que escuchaba.
— Es lista, llena de sabiduría la biblioteca del Helheim, ayuda a los sirvientes, hace que su nombre sea la respuesta a los problemas.
— Sabe cómo ganarse a su pueblo. — suspiró Qin. — Hades tenía razón, no quiere perder su estatus ni a sus seguidores.
— Además que utiliza su belleza, voz, y capacidad de manipular a su favor. — respondió Nikola. — Si me preguntas, creo que entiendo porque Hades se enamoró. Es una reina digna del inframundo, y tiene las características que le gustan a Hades.
— ¿Y esas son?
— Bueno, le gusta las personas con cerebro, atractivas y que pueden hacer de tu vida un infierno o un cielo... Cómo tú. A Hades le gustan los jugadores, si seguimos el patrón que le atrae, en definitiva, entiendo que se enamorara de ti.
— No digas tonterías, no está enamorado de mí.
— No, Non, nein, que tu no quieras ver lo obvio, es tu problema, pero se reconocer los comportamientos humanos, escribí diferentes libros junto a mis colegas sobre ellos.
— Y, aun así, no puedes aplicarlos en tu vida, ¿o sí?
— La vida científica es difícil. — sonrió Tesla. — La ciencia es más importante que todo lo demás. No todas las personas pueden entender eso.
— Creo que puedo entender los problemas que tienes con Beelzebub solo con escucharte, hermano. — suspiró Qin. — Necesitamos mejorar eso, porque siento que voy a necesitarte a futuro.
— ¿Por qué?
— Por ella. — suspiró el ex emperador mirando la pantalla. — Pensé que eliminarla de en medio sería fácil, veo que será complicado. — comentó Qin soltando una sonrisa. — Pero me gustan los retos, y esa es una bonita pieza de ajedrez que Hades tiene de su lado.
— Tiene una debilidad, por si te interesa. — comentó Tesla, captando la atención de su hermano. — Su debilidad radica en que está enamorada... no, sería más correcto decir, obsesionada con Hades. Eso llega a nublar su juicio. Si atacas en ese punto, en su amor por Hades, estoy muy seguro que puedes derrotarla, el amor destruye la mente de los manipuladores.
"Como mi mente." Eso pensó el emperador, pero decidió no decirlo. No iba mostrar ninguna pequeña grieta en su mente, incluso frente a sus manos. No podía ni siquiera pensarlo, no le daría la victoria a Hades de haberlo conquistado.
— Pensé que su divorcio había sido... cruel. — comentó Qin.
— Hades no mintió. — respondió Nikola. — Las evidencias, la forma que ella habla de él, el odio que le tienen los sirvientes más cercanos de Hades, y la justificación que tienen los sirvientes más cercanos a Perséfone, dan como veredicto que ellos realmente terminaron de la forma en la que Hades te dijo. Y no mintió, él quería divorciarse, no ella.
— Bueno eso pone a nuestro favor muchas cosas... — Qin ni siquiera acabó lo que iba a decir, cuando vio que, en la pantalla de Tesla, una grabación comenzaba a transmitirse. — ¿Qué es eso?
— Una de las moscas detectó a Perséfone fuera de su lugar habitual. — sonrió Tesla, mejorando la imagen. — Deja enlazarnos, puede que este recorriendo nuevos pasillos de... oh...
La sonrisa del científico se borró por un instante, cuando vio a la mujer adentrándose en el laboratorio principal de Beelzebub, que queda en su castillo, lejos de dónde ahora vive con Nikola. Qin miró de reojo a su hermano, pero no notó celos y odio, más bien, envidia. Si, Nikola envidiaba que Perséfone pudiera entrar en el laboratorio, porque Beelzebub no permite que el humano se acerque allí. Así que había usado las moscas robot para infiltrarse con éxito.
Gracias a eso había conseguido comprender la "magia" de Beelzebub, pero el humano pensó, que hubiera sido más fácil si su esposo le permitiera acercarse a él, o quisiera crear cosas juntos.
La mujer caminaba con gracia y benevolencia, usando ese dulce vestido blanco con un escote por la parte de la espalda, y un corte del lado de la pierna derecha, era un ángel en el inframundo, de eso no había dudas. Beelzebub notó su presencia dejando sus cosas de lado, para acercarse a la mujer viéndola con un rostro de molestia. Ninguno de los dos parecía cercano, más bien, parecían rivales, pero, al parecer se toleraban lo suficiente como para hablar.
— Dijiste que Hades nunca aceptaría formar una relación con ese humano. — comentó la diosa. — Parece que tus capacidades de deducción están por los suelos, Beelzebub. Yo lo veo muy feliz con ese hombre.
— Y tu capacidad de seducción están en la Tierra, Perséfone. — respondió el dios maldito, notando esa leve sonrisa en la mujer. — ¿No se suponía que para esta fecha ya tendrías a Hades de regreso en tus brazos? Perder ante un hombre, debe ser un golpe al ego para una mujer como tú...
El dios maldito sonrió, a decir verdad, le alegraba que no hubiera pasado, no quería a la mujer de nuevo encima de Hades, ya había tenido s oportunidad y había fallado en el acto. Le tocaba a él.
— Sabes, no soy tonta, sé que amas a Hades, que mi divorcio se diera lo viste como oportunidad de tenerlo, pero eres muy voluble, Hades no siente atracción por eso. — comentó la mujer mirando las pizarras del dios, viendo sus notas. — Tu forma de seducirlo, a partir de tu fiel lealtad, fue como cavar tu tumba.
— ¿Qué? — el demonio estaba molesto, con tal comentario. — ¡Lárgate de mí laboratorio! No tenemos nada que hablar tú y yo.
— Hades te vio como una pieza manipulable, un fiel perro que hará cualquier cosa por una caricia de su amo. — comentó la diosa. — Así que, si hiciste algo bien para él, supongo que te dio una recompensa.
— Lárgate de aquí.
— ¿Disfrutaste acostarte con él esa vez?
El rostro de Beelzebub se llenó de sonrojo. Había sido justo tras ese divorcio que invitó a Hades a sus tierras, dónde le sonrió diciendo que había encontrado la solución que buscaba a las semillas de granada en el cuerpo de Perséfone. Hades sonrió gustoso, y le había acariciado el cabello mientras ambos disfrutaban de una cena.
Tal vez había sido el vino lo que le había dado valor, o ver al rey del inframundo tan relajado que no notó el medicamento en su bebida, sea como sea, había disfrutado mucho abrirle las piernas a Hades en ese momento, dejar que le arrebatara todo, el aliento, la virginidad, la resistencia, todo, al fin podía sentirlo suyo, y eso era lo único que importaba.
— Así que es verdad, mis sirvientes no mintieron. — sonrió la mujer. — Justo tras mi divorcio, traerlo aquí, y cogértelo en tu escritorio. ¿Lo disfrutaste? Hades es muy bueno en la cama, extremadamente bueno, tanto que hace que pierdas la cabeza por él. Así que, yo creo, que te recostó en ese escritorio y te arrancó la virginidad de golpe, cosa que lo veo bien, ya necesitabas una cogida, y Hades desestresarse.
— Tu maldita...
— Es una lástima que no lo hubiera hecho consiente, ¿no crees? — suspiró la mujer. — Oh, ¿te imaginas cómo reaccionaría al saber que su amigo lo violó? Seguro esos ojos violetas se llenarían de rojo por el coraje. Y como rey, supongo que, tu estadía en el Helheim estaría contada.
Era la primera vez que una gota de sudor atravesaba por la frente de Beelzebub. Si Hades llegaba a enterarse de lo que ocurrió realmente esa noche, no sabría qué haría, era perderlo todo. Era perder todo el avance que tenía con el dios del inframundo.
— Si solo tratas de recuperarlo y manipularme, yo no...
— Yo no tendría problema con que fueras su amante. — dijo la mujer mirándole, sentándose en su escritorio viendo al dios.
— ¿Eh?
— Si fueras el amante de Hades, no tendría problema. — sonrió la mujer. — No me hubiera opuesto, eso es lo que quería decirle a Hades, ambos fuimos infieles en nuestra búsqueda de más. Si lo que necesitaba Hades para ser feliz era a alguien como tú, lo hubiera aceptado. Al final, lo que haga un rey y una reina detrás de sus puertas, es solo conocimiento de ellos.
Tanto los humanos como Beelzebub pusieron un rostro de asombro ante las palabras de la mujer. Si Qin pudiera describirla, sería control. Tenía un control en sus emociones brutal, eso era seguro, y eso hizo sonreír al emperador. Porque una mujer fuerte, no es algo que se vea todos los días.
— ¿Qué diablos dices, Perséfone?
— Te propongo un trato. — sonrió la mujer. — Tú no quieres que Hades sepa la verdad de esa noche, yo no quiero que Hades siga tonteando con ese humano. Por lo que deberíamos trabajar juntos. Si todo sale a nuestro favor, podríamos tener de nuevo a Hades con nosotros. ¿Qué dices?
— ... Hades no quiere que dañemos esto con los humanos.
— Oh Beelzebub. — dijo la mujer. — No me hagas sentir lastima por ti.
— Solo digo que Hades nos odiará más si dañamos lo que ha construido con los humanos.
— ¿Y te importa? — cuestionó la diosa arqueando una ceja. — Tú no querías eso en primer lugar, Hades te ha condenado a ese molesto humano, teniendo que cuidarlo, solo para tener apenas una sonrisa de Hades, mientras este se divierte entre las piernas de un mortal... — la mujer pudo notar como las manos del dios maldito se tornaban negras. — Hades está ciego ante ese humano, porque hay algo en lo que los mortales son mejores que los dioses, y es la malicia, debemos abrirle los ojos a Hades. Debemos regresarlo a nosotros, ¿recuerdas lo felices que éramos? Verlo en su trono, sonriente, divertido de que lo visitaras, intercambiando día y noche pláticas interesantes, volviéndote cercano a él. Siendo el absoluto dios en el que todos confiamos, independientemente del panteón que sea. ¿No sería asombroso ver a Hades de nuevo en su gloria?
El dios maldito apretó los puños, no quería escuchar a la mujer, no quería, pero, había algo de razón en lo que comentaba, si quería ver a Hades de nuevo cercano a ellos y no tan metido en los humanos, lo quería de regreso, quería ese rayo de esperanza y vida de regreso.
— Mereces tenerlo de nuevo entre tus manos, Beelzebub. — comentó la mujer, sin miedo, sosteniendo esas manos que poco a poco se transformaban en Satanás. De cómo esos ojos se tornaban negros y comenzaban a aparecer cuernos lentamente por la cabeza del dios. — Un demonio merece probar el cielo, aunque sea una vez más. Has que esa hambre por Hades, quite del camino a los humanos y volvamos a tenerlo para nosotros. Abandona al humano que cuidas y trae a Hades al camino de los dioses de nuevo.
Qin miró de reojo a su hermano Tesla, quien se encontraba serio mirando a la pantalla. Tal vez Nikola ni siquiera lo comprendía, pero esa mirada de enojo ante las palabras de que Beelzebub lo podría abandonar, no hicieron al científico feliz.
— ¿Qué quieres que haga? — sonrió Beelzebub. — ¿Matar a Qin?
— ¿Matar? ¿Una salida fácil? — rio la diosa. — Voy a eliminarlo en vida. Solo necesito tener más información sobre él. ¿Puedes obtenerla para mí?
— ¿Desde su nacimiento hasta ahora?
La risa que soltó en ese momento Qin retumbó en el cubo 4x4. Esto era asombroso, era simplemente asombroso, esa mujer era única, era lista, manipuladora, irresistible, todo lo que le gustaba. Tal vez se divierta con ella antes de pulverizarla, tal vez incluso quiera ver porque Hades cayó ante esa mirada femenina potente. Tal vez, incluso, pensaría que tener descendientes con esa mujer no era tan malo.
— Esto va a ser divertido, Nikola. — sonrió Qin. — Reúne a todos, tenemos trabajo que hacer. Tienes que hacer que el cubo 4x4 sea más grande para que podamos entrar todos. Quiero que tengamos comunicación de manera discreta, y que comiences a crear algo que anule los poderes de Beelzebub por un rato, donde puedas encerrarlo.
— ¿Eh? — Nikola comenzó a pensar. — ¿Una jaula para un dios?
— Una jaula para un demonio. Confío en ti.
Nikola miró a su hermano y sonrió al ver lo feliz que se encontraba este, de pronto, parecía que Qin había recuperado su estado de ánimo, y eso le alegraba hasta cierto punto, dado que, a veces Qin se volvía loco de poder si se le dejaba ir sin meditación.
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Tal vez era que había perdido parte de sus poderes en el inframundo, o que todo se estaba volviendo más complicado, pero, para Perséfone le era difícil lidiar con cosas últimamente. Por ejemplo, el lado sur, donde tiene un mayor control, hubo una barrera rota que dejó salir a demonios de clase peligrosa cerca de la entrada de almas. Había tomado su armamento y estaba lista para acabar con dicho problema, pero no pudo, los demonios rompían sus barreras y se acercaban más y más a las zonas donde su gente vivía, era imposible, ¿cómo aquella que carga la sangre de Zeus y Deméter no podía detenerlos?
— Lleva a todos al refugio, aléjalos de aquí. — declaró la diosa ante sus sirvientes.
— Si, mi reina. — le respondieron al unísono.
No entendía que pasaba, la reina esta vez uso un arco y flecha divinos, que su ex esposo le regaló alguna vez para ir contra los demonios, pero no funcionaba. Así que concentró su poder y comenzó a aparecer diferentes ramas y enredaderas que envolvían a los demonios, ganándose tiempo para pensar en cómo moverse y dar el tiempo suficiente a las personas de evacuar.
— Mierda, ¿no me la dejarán fácil? — suspiró la mujer, preparándose para pelear con sus puños.
Pero entonces, apareció algo que no esperaba ella.
Cayó como si fuera un ángel de la muerte y derrotó a cada demonio con gran habilidad, para después volverlos a encerrar, haciendo que la prisión fuera aún más fuerte, recibiendo los elogios de la gente del Helheim que se encontraba cerca.
"Reina, muchas gracias." "Mi reina, le agradecemos lo que ha hecho." "Mi reina gracias por ayudarnos." Todas estas palabras no iban dirigida a la diosa, sino a ese humano, que usaba ropa negra con rojo, y una gran gabardina estilo chino encima. Fue la primera vez que apretó los puños y se sintió impotente.
— Diosa Perséfone. — sonrió Qin. — Gracias por intentar proteger a mi gente y reino, me hizo ganar tiempo para poder derrotarlos, ya puede descansar, yo me hago cargo.
— ¿Disculpa?
— Es mi reino, es mi responsabilidad desde ahora.
Pero no acabaría allí, nada de los "accidentes" que llegaron de un día para otro en el Helheim terminarían allí. Otro día fue la salida de un titán, el poder de los titanes es tal que solo Hades puede contra ellos, así que la mujer iba a romper un poco su plan y correr a Hades para alertar de lo sucedido. Primero se encargó de poner a salvo a su población, eso era lo más importante ahora, eso era lo primero que debía de hacer.
Pero de nuevo, no hubo oportunidad.
Ese humano que se hacía llamar reina llegó, y derrotó al titán volviéndolo a encarcelar. Sin ningún problema le derrotó y acabó por sacudirse sus manos como si hubiera hecho algo súper sencillo.
— Esta zona está muy descuidada. ¿Quién se hace cargo de aquí? — dijo el humano ante la multitud de habitantes.
Solo pudo poner su rostro rojo del coraje al notar todas las miradas sobre ella. Y esa sonrisa del humano quien se acercó a la diosa, usando una corona negra del Helheim, dejándole en claro a la mujer quién diablos tenía el título, viéndola de arriba abajo.
— Hades dice que tú no eres una molestia. — comentó el humano. — Que realmente no ve problema con que sigas aquí, y yo tampoco lo veo, pero, haces un pésimo trabajo. Si no eres de ayuda, solo lárgate de mí reino y el de mi esposo.
— ¿Tú eres el que está causando esto? — preguntó la diosa molesta. — ¿Provocas esto para hacerme quedar mal?
— ¿Disculpa? — sonrió Qin. — No es mi culpa tu incompetencia. No puedes lidiar con el Helheim, no es mi problema.
— ¡Tú estás haciendo esto! ¡Los titanes nunca se hubiera escapado! ¡Solo el vidente de Hades puede...!
— ¡No insulte más a mi reina! — gritó un sirviente de Hades, poniéndose frente a Qin. — Mi reina nos ha ayudado y ha mantenido seguros desde que llegó, nos ha hecho progresar y no importa de qué lugar del infierno seamos, él siempre está dispuesto a ayudarnos, no puedo permitir que lo insulte, por favor, diosa Perséfone, solo retírese del Helheim.
Esto había hecho cabrear a la mujer, no era por la humillación frente a su pueblo, no era que el humano se luciera, era porque su gente le estaba comenzando a dar la espalda y, además, lo que le ardía, era que mencionara a Hades como su esposo y a él como legitima reina del inframundo.
Llena de enojo, se dirigió a la zona Norte, acercándose al palacio de Hades, entrando por una puerta trasera para al final llegar a dos enormes y únicas puertas negras con toques en plata. Aquellas puertas tenían además de cadenas y candados, un sello de magia, que la mujer destruyó, quitando toda clase de bloqueo en ellas, para que después sintiera un pequeño temblor bajo sus pies. Eso la hizo sonreír.
Fueron segundos donde esas puertas se hicieron prácticamente polvo cuando un enorme Cerbero había salido y comenzaba a destruir todo a su paso. No era que el perro fuera un demonio incontrolable, sino, que había una razón por la que Hades le había bloqueado esa puerta, y era porque daba al palacio, y el perro siempre causaba destrozos ante todos. La diosa al conocer esto, sonrió viendo los destrozos que estaba haciendo el canino a su paso.
El titánico perro aplastaba y destrozaba paredes, hiriendo a los sirvientes en el camino de gravedad, y provocando el caos dentro del lugar, cuando la diosa vio esto, vio que había personas saliendo heridas, reaccionó rápido para correr a ayudarlas, gritándose en sus adentros de como había sido capaz de ponerlos en peligro.
Pero, no todo estuvo perdido, ya que, de momento a otro, Cerbero se detuvo y acabó sentado frente a la presencia de Qin.
Apenas el humano había llegado al lugar, el perro había detenido su destrucción y obedecía al ex emperador. Y no solo eso, se dejaba acariciar por él, haciendo que la mirada de la diosa se llenara de asombro. ¿Cómo? ¿Cómo había conseguido eso? ¡Cerberos solo escuchaba a Hades!
Mientras tanto el ex emperador acariciaba con delicadeza una de las cabezas del titánico animal, mientras seguía las instrucciones que Simo le había dado.
"Perro demonio o perro normal, son lo mismo, son animales, usar la fuerza o tratar de retenerlos no es lo mejor, tienes que pensar en ellos y hacerte el alfa de la situación. Te enseñaré como ganarte la lealtad de alguien tan lindo como Cerbero, será pan comido."
Agradecía al Edén de que Simo adorara a los perros y le enseñara como entrenar a Cerbero. Lentamente le dio una señal al animal, haciendo que este le siguiera tranquilo, y lo dejara correr y jugar dentro del área que Hades tenia para Cerbero. Millones de campos del Helheim, donde podía correr y ser feliz, lugar donde Hades pasaba parte de sus días para relajarse con su mascota.
— Eres un buen chico, uno muy bueno, solo quieres que papá te ponga más atención. — sonrió Qin mirando como el enorme Cerbero se recostaba de espaldas mostrando su barriga. — Descuida, como reina te daré toda la atención, y Hades dedicará más tiempo de su día a ti. Además, que lograré educarte para que puedas andar suelto en el palacio sin que destruyas nada. Pero por ahora, has lastimado a muchas personas, así que tendré que castigarte.
Cuando Qin dejó la habitación, por un momento, sus ojos se encontraron con los de la diosa. Ninguno dijo nada en ese momento, solo comenzaron a ayudar a las personas y llevarlas a la enfermería. No se dijeron nada en todo ese proceso, ambos estaban preocupados por el bienestar de su pueblo. Así que pasaron un buen rato ayudando hasta que el último herido fuera atendido.
— Maldita sea. — dijo la mujer frotándose las cienes. — Solo desaparece del inframundo.
Eso se lo dijo al humano saliendo de la enfermería. En cambio, Qin se acercó a cada uno de los heridos, asegurándose de que estuvieran bien, algunos habían resultado con heridas graves, pero se alegró que ninguno perdiera la vida tras este accidente. Por otro lado, la mente de la diosa era un caos, era la culpa y la ira que no podía controlar, ¿por qué? ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué había dañado tanto? ¿Era por Hades? ¿Valía tanto estar al lado de Hades como para lastimar a su pueblo? ¿Eran los celos? ¿Qué diablos era?
¿Por qué estaba tan furiosa?
Molesta, corrió por los pasillos hasta entrar en la sala de trono de Hades, encontrándose con este quien daba instrucciones a algunos de sus sirvientes, y la veía con sorpresa. El rey del inframundo no esperaba verla o que ella se acercara a él. Incluso su Cacatúa hizo un sonido al verla acercarse al rey, mientras este mandaba a sus sirvientes fuera del lugar.
— Por favor, brinden todo el apoyo a enfermería. — dijo Hades. — Lo importante son los heridos. — Y así sus sirvientes asintieron acabando por dejarlo solo con la diosa.
— ¡Está haciendo todo esto en tus narices y no haces nada en absoluto! — gritó la mujer de golpe con obvia frustración. — Crea caos para ponerse como salvador, hace que todo este saliendo mal para hacerte ver como una maldita molestia y... ahora con lo de Cerbero, yo no sé cómo diablos logró controlarlo. ¿Cómo lo hizo? ¡Está controlando a tu perro y no sientes eso como una maldita amenaza!
— ... ¿Controló a Cerbero? — dijo un Hades genuinamente sorprendido. — Impresionante.
— ¿Qué?
— Cerbero solo escucha a quienes él considera como "alfas", al final es un perro, se rige por jerarquías, así que es común que solo me obedezca a mí. Y nunca a nadie más, ni siquiera a ti. Pero, que lo haya logrado, eso sí es impresionante.
— Hades, por dios escúchame. — dijo la mujer mirando el rostro de intriga del rey quien miraba su tablero de ajedrez. — ¡PUEDES DEJAR TUS MALDITOS JUEGOS DE LADO!
— Incluso alguien con conocimientos en esto, no podría. — sonrió el rey, ignorando completamente a la mujer. — Cerbero ha sido intentado domar incluso por Hércules, y solo lo logró vencer peleando, pero nunca logró hacer que Cerbero lo tratara bien. Al parecer Qin tiene mejor control por los demás, esa cualidad es única.
— ¡ESCÚCHAME! — gritó la mujer, al fin haciendo que los ojos violetas la miraran. — ¡Ese humano está provocando caos en el inframundo para ganar simpatizantes y quitarte tu reino!
— ¿Qin?
— ¡Sí! ¡Ese jodido humano está haciendo todo esto para su propio beneficio! ¡Y no estás haciendo nada para evitarlo! ¡Te está cegando! ¡No puedes dejar que te arrebate el inframundo!
— Oh, ¿con qué derecho lo dices tú?
La diosa se mantuvo quieta mientras el emperador caminaba con gracia hasta llegar con el dios del inframundo, ni siquiera Hades se esperaba que las manos de Qin le tocaran el abdomen y subieran por su pecho hasta enredarse en su cuello para jalarlo y besarle con dulzura. Sabía que ambos caían ante los besos, así que recibió gustoso las manos de Hades en su cintura que lo pegaban al dios. Joder, podría vivir siempre en los labios del rey del inframundo.
— Hmm... mi rey, tenemos una invitada. — sonrió Qin, viendo el rostro embobado de Hades. — Como decía, ¿con qué derecho lo dices tú, Perséfone?
— Tú, maldito, estás haciendo todo este caos en el inframundo para verte como un maldito salvador. — declaró la mujer apretando los puños. — Tú tienes el vidente, tu desataste ese caos en la zona sur.
— Te equivocas. — declaró Qin. — Son problemas que se presentaron, tal vez si hicieras un mejor trabajo no habría porque tenerlos. — sonrió el chino. — Tienes que ser líder de la situación, además, me siento algo atacado, ¿tienes pruebas de que yo desaté dichos problemas?
— Tú... el vidente es lo único que podría destruir dichas celdas.
— ¿Y eso me hace a mí el culpable? Ni siquiera vivo en esa zona. — dijo Qin. — Pero sabes lo que sí es curioso, muchos sirvientes de la enfermería, aseguran haberte visto en la puerta de Cerbero antes de que se desatara, ¿hiciste algo acaso?
Se sentían como manos jalándole al suelo, como si cargara toneladas de rocas en su espalda, como si el olor a flores podridas llegara a su nariz. La culpa era horrible, no podía con ella, no cuando ni siquiera puede mirar a los ojos a Hades y decirle lo que pasó, quería decirle, quería decirle la verdad, pero...
— ¿Perséfone? — dijo Hades mirándola. — ¿Desataste a Cerbero?
— Yo no hice nada. — la diosa apretó los puños, comenzando a lagrimear.
Había razón en lo que Nikola Tesla había dicho. "El amor destruye la mente de los manipuladores." Había una enorme sonrisa en el rostro del humano, que ocultaba gracias a que se refugiaba en los brazos de Hades. Era una mujer sentimental, y el amor a su pueblo y a Hades no la dejaban seguir teniendo el control, la culpa por lastimarlos la estaba matando, y estaba perdiendo la cordura.
Eso había que aprovecharlo.
— ¿Ya lo ves? — dijo el humano serio. — ¿No es feo cuando te culpan de cosas que no haces? Entonces no me culpes a mí.
— No voy a dejar que le quites a Hades el inframundo. — dijo la diosa con esos ojos llorosos llenos de ira. — Puedes seducirlo todo lo que quieras, pero jamás dejaré que un humano reine estas tierras, nunca. No te importa nadie del Helheim, solo te importa ser un maldito emperador.
— Oh vaya. — rio Qin, soltando a Hades por un momento, acercándose a la mujer. — ¿Crees que solo me importa tener poder sobre los demás?
— Qin... — dijo Hades tratando de detener esa pelea.
— Cállate. — mencionó el humano, sorprendiendo a Hades por esa actitud dominante de golpe. — Permíteme un momento, esto es entre una diosa de rango menor y tu reina. Como rey, solo vuelve a tu trono y déjame a mi solucionarlo.
— Qin.
— ¿Crees que solo soy un tipo que le interesa reinar? — mencionó el humano acercándose a la diosa. — Me interesan las personas, me interesan que no sufran, que sean felices, un rey no puede ser llamado rey si su pueblo está en la miseria. Puedes insultarme todo lo que quieras, pero pensar que solo busco poder, es algo que nunca voy a permitirte, Perséfone.
— Maldita puta que abre las piernas para conseguir lo que quiere. — dijo la mujer ante el enojo del humano que iba creciendo.
— ¿Quieres pelear? — preguntó el humano molesto.
— ¡Quiero que terminen esto ya! — dijo Hades acercándose fastidiado. — Perséfone, no voy a permitir que vengas a insultar a mi reina, él es la legitima reina del inframundo. Tú ya no puedes hablar del Helheim como si tuvieras poder sobre él, además, que bueno que estás aquí, podemos finalmente hablar, te liberaré del inframundo, solo...
Fue como humo, un enorme humo negro en lo que la diosa se disipó de Hades. De nuevo Perséfone escapaba de las palabras de Hades, y eso hacia sonreír a la actual reina del inframundo. Parecía que lo que Nikola decía era verdad, es muy buena, pero tiene debilidades, más si se siente amenazada o su puesto amenazado. Y que estuviera en ese estado solo la haría cometer errores, y eso era justo lo que buscaba el humano.
Miró su reloj, viendo la hora que era, para después solo sonreír, mandando una pequeña señal con el mismo, cosa que fue captada por sus hermanos.
Como era de esperarse, Perséfone recurrió al único dios que podría sobreponerse sobre el humano, así que fue directamente con su padre, Zeus. Al llegar al palacio, todo parecía normal, los sirvientes la saludaron y cuando preguntó por su padre, estos le dijeron que estaba teniendo una reunión con otros dioses. Así que caminó tranquila por el palacio hasta entrar en la sala. Conocía a Zeus, no le importaba que entrara de esa forma, solo recibiría la mirada de Hermes indicándole donde puede sentarse, y podría hablar con él una vez que terminaran todo.
Así que eso hizo, y entró, pero, no esperaba ver lo que vio.
Estaban diferentes dioses, incluso a Apolo entre ellos, escuchando a un humano. Uno enorme y rubio, quien precedía la sesión mientras Zeus se encontraba a su lado, acariciando a uno de sus dragones mascota. No podía creer que todos los dioses allí estaban escuchando a ese humano, este hablaba de diferentes normas dentro del mundo de los dioses como si él fuera uno, hablando de leyes, de todo, incluso, recibiendo papeles de manos de Hermes y teniendo la atención de dioses supremos como Ra del panteón egipcio, Odín del nórdico, etc.
— En cuanto al Edén. — mencionó el humano Kintoki, revisando unos papeles. — Mi padre ha accedido a las visitas, por supuesto que van a poder pisar el territorio, pero no pueden tocarlo o dañarlo de alguna forma. En cuanto a los humanos que lo habitan, creo que podría crearse este intercambio de conocimientos.
— Disculpe, reina. — la voz de Ra retumbó en la habitación. — ¿Qué hay de cultivos? Nos gustan las manzanas que crecen en el Edén. ¿Cree que podríamos tratar este tema?
— Oh, los humanos las cultivan así que podremos hacer intercambios, de eso no habrá problema. — Y esa enorme sonrisa en el humano hizo que los demás dioses sintieran tranquilidad. — Haré un llamado a mi padre para que pueda asistir a la siguiente reunión y podamos ver todas las dudas e inquietudes que se tienen de esta nueva alianza. Por ahora, creo que son todos los temas por hoy, ya pueden encontrar los papeles en orden que serán entregados por Hermes, si necesitan algo más, pueden acercarse a mi o a mi esposo.
— Ya escucharon. — dijo un sonriente Zeus. — Son libres, que tengan buen día.
La diosa no podía creer lo que estaba viendo. Nunca, en toda su existencia, Zeus había dejado que alguien que no fuera él, se sentara en su trono, que mandara, es más, nunca en su vida reconocía a su esposa, las trataba como meros consoladores vivientes para él. Pero al parecer era diferente en ese momento, porque el humano se acercó al dios y le sonrió, para después darle un beso en su mejilla mientras intercambiaban algunas palabras.
Pudo ver como Zeus colocó su mano en la cintura del humano, y este rio por algo dicho de su padre. No podía creer lo que veía, el humano aceptó el beso de su padre, aceptaba besarlo, y dejar que las manos de Zeus recorrieran sus caderas. Y lo más impresionante de todo, es ver al humano detenerle las manos antes de que Zeus intentara algo más mientras los dioses se retiraban. Eso solo le confirmó algo más a la diosa, ni siquiera era sexo por lo que Zeus estaba con él, genuinamente el humano ignoraba a su padre, pero este parecía no importarle en absoluto.
— Hiciste un estupendo trabajo. — comentó Zeus mirando a Kintoki. — Gracias por todo. Veo que no te tomaste a broma lo que pedí como regalo de bodas.
— Como prometí, me haré cargo. — y otro beso salió del humano para el dios. — Hn... no intentes tocarme frente a todos.
— Estamos casados, ellos lo saben, no te preocupes. — rio el dios, pegándolo a él. — Ellos saben que quiero pasar más tiempo con mi reina.
— Termina tu trabajo primero. — sonrió el humano, sintiendo la presencia de la diosa a lo lejos, así que jaló y beso a Zeus con aun más pasión, sintiendo las manos del dios recorrerle su cuerpo, haciéndole soltar un gemido cuando le acarició el trasero. — Te veo en la noche, prometí hacerte algo muy rico para cenar, así que no llegues tarde.
Entre sonrojos Kintoki miró el rostro de Zeus para después apartar la mirada, era vergonzoso, pero Qin dijo que tenía que hacerlo, al menos actuar como una reina. Por su lado Zeus, comenzaba a sentir cierto interés por su reina además de su cuerpo, por ejemplo, como era tan bueno para provocarlo sin hacer nada en absoluto.
— Kintoki...
— Tengo que ir al panteón indio a entregarle algunas cosas a Shiva. Te veo luego. — sonrió el humano. — No faltes. Lo prometiste.
— No faltaré. — respondió el dios.
El rostro de Zeus siguió la figura de su actual esposa hasta que esta se retiró, maquillando un leve sonrojo en sus mejillas, pero que rápido desapareció, cuando la diosa Perséfone se puso frente a él. No entendía que hacia Perséfone allí, generalmente Deméter no la dejaría ni acercarse a él en sus meses fuera del inframundo.
— Perséfone, hace tiempo que no te veo, ¿qué haces por aquí?
— Como dejas a un humano tomar tu puesto. — dijo la diosa mirando al padre del cosmos.
— ¿Qué tiene que deje a Kintoki hacer mi trabajo? Lo hago todo el tiempo, entre menos trabajo tenga, mejor para mí. Además, Hermes esta agradecido de no tener que hacer todo esta vez.
— Sabes a lo que me refiero. — comentó la mujer. — Que pongas a Hermes a hablar por ti, a Ares, Poseidón e incluso a Hades, para evitar levantar el trasero de tu trono es entendible, son dioses que pueden hacerlo, que ya tienen cierto respeto por los demás. Pero un humano haciéndolo es inaceptable. — dijo molesta la diosa, los humanos estaban arruinando todo. — ¿Qué no ves que están manipulando todo para tomar el poder? ¿Dónde está tu nombre y dominio cuando un simple mortal puede hacer lo que haces? ¿No eres el dios padre del cosmos? Pareces más una simple muñeca de ese bastardo mortal.
La mujer no se esperó esa bofetada que la tiró en el suelo. Ni ver esos rayos salir de los ojos de Zeus, estaba molesto, pero el dios sonrió, inclinándose un poco ante la diosa. Para después sujetarla del cabello, sometiéndola, tan diminuta a su lado, más cuando tiene esa forma joven y fuerte ahora.
— ¿Por qué debería escuchar a una diosa que no pudo ni siquiera mantener al dios del inframundo a su lado? — comentó Zeus mirando a Perséfone. — Una diminuta, desechable, débil y con complejo de superioridad. ¿Por qué debería confiar más en ella que en el humano que decidí hacer mi reina?
— Te está manipulando, idiota. — había algo que Zeus debía admitir, Perséfone era valiente, sacó eso de Deméter, pero estaba igual de loca, y eso le molestaba.
— Por favor, puedo saber cuándo alguien me manipula, y Kintoki no es esa clase de persona. ¿Esto es por Hades? ¿Te molesta que tenga a ese humano de piernas perfectas a su lado?
— ¡ÉL NUNCA SERÁ LA REINA DEL HELHEIM!
— Oh... — Zeus rio soltando a la mujer. — Si es eso, mira, acéptalo Perséfone, Hades nunca volverá a mirarte con ojos de amor mientras ese humano exista.
— ¿Por qué todos son tan ciegos? — dijo la diosa frustrada golpeando el suelo. — ¿Por qué no ven que les están quitando todo poco a poco?
— Perséfone, mi niña, deja de dar lástima y solo vuelve con tu madre.
— Cuando la puta de reina que tienes contigo te traicione, me reiré en tu cara maldito viejo asqueroso.
No fue algo letal, gracias a todas esas flores, ramas, enredaderas que creo de golpe Perséfone para defenderse de ese pequeño rayo que Zeus había soltado contra ella, pero ahora le dolía el estómago, había logrado tocarla y estaba herida. Eso solo la hizo enojar aún más.
— Ofendiste a mi reina, cuando él está haciendo lo que le pedí, es muy obediente a diferencia de ti. — comentó Zeus. — Considera esto una advertencia, ya no eres nadie, una simple diosa menor debería estar escondiéndose tras su madre, no busques mi ayuda en algo que no pienso ayudar. Tal vez esas lágrimas, esos ojos, y ese cuerpo te ayuden con otros dioses, pero conmigo no... Me gustan más las cosas difíciles. Una batalla sencilla no tiene sentido, ahora se buena y lárgate de mí vista.
La diosa aceptó retirarse, sin poder hacer más, y mientras eso hacía, Kintoki lanzaba una señal en su reloj, al final, parecía que la diosa poco a poco estaba cayendo en las enredaderas de Qin, y sentía algo de lástima por ello. Estaba actuando justo como quería el emperador, ahora solo faltaba eliminarla por completo.
— Hermano, a veces me da miedo como haces esto... — se susurró para sí mismo el humano, retirándose del escondite en donde estaba.
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Hades se encontraba estresado, todo su personal lo sabía por cómo se recostó en el estómago de Cerbero, como si se sintiera derrotado. Hundiendo su rostro en el pelaje de su perro, mientras este descansaba en esa posición. Todo este drama en el palacio, y que Perséfone estuviera señalada por Qin y por su gente no era bueno, estaba afectando sus planes.
Entre sus frustraciones, escuchó algunos pasos y vio que Beelzebub se acercaba a él, hasta quedar a unos metros del dios y su mascota. Hades posó su mirada en él, y Beelzebub hizo un saludo rápido, a lo que Hades suspiró.
— Luces frustrado. — comentó Beelzebub.
— Perséfone está haciendo desastres, si sigue así, Qin va a querer su cabeza, y la necesito. Está arruinando mis planes su maldita actitud. Además, porque tiene algo de razón. — respondió Hades bajando de Cerbero, mirando a Beelzebub. — Qin ya se ganó casi más del 60% del inframundo, ganó mucho poder rápidamente, mi reina sí que sabe moverse rápido.
— Es un problema.
— No lo era, que Perséfone estuviera en otra zona, siguiendo con seguidores, que su presencia este aquí, hace que el inframundo no le sea completamente fiel a Qin, cosa que quiero, aún no he conseguido mi objetivo para que Qin tome el inframundo antes de tiempo. Es peligroso que se esté ganando a mi gente.
— Creo haberte advertido en confiar en los humanos. — comentó Beelzebub. — Ponle límites.
— Ponerle límites ahora solo me haría quedar mal ante él, y sería sospechoso. Digo, ¿por qué no querría que mi reina sea reconocida?
— Te dije que este maldito juego no era bueno si comenzabas a involucrarte con él. Somételo.
— No, tengo un plan. — dijo Hades tomando el brazo de Beelzebub, jalándolo con él. — Quiero que hagas algo por mí, es algo importante.
— ¿Qué es? — comentó el dios maldito viendo que incluso aunque Hades le jalaba, no lo hacía con fuerza, era delicado para no lastimarlo, eso le dio un revuelo en el corazón.
— Perséfone es mala cuando se siente acorralada, así que perderá la compostura. Qin conoce muy bien las leyes, así que, si quisiera adivinar el siguiente movimiento de mi reina, diría que quiere hacer una junta de emergencia con todos los dioses griegos para expulsar a Perséfone. — comentó Hades soltando a Beelzebub una vez llegando a su sala de trono mirando el ajedrez que tenía a un lado. — Conociéndola, seguro le fue a llorar a Zeus. Pero sé que Zeus la ignorará, él no ayuda a nadie nunca. Es el bastardo más grande del cosmos, menos se tocará el corazón por su hija. Y si Zeus no está de su lado...
— Ningún dios va a querer apoyarla. — comentó Beelzebub. — Ya que tú tienes que estar por ley del lado de tu reina, y Zeus no la protegerá, en la junta de dioses griegos, ni siquiera Deméter apoyará la idea de quedarse en el inframundo.
— Exacto. Todos van a votar para sacarla de aquí, y no puedo dejar que eso pase, si Qin la saca de aquí, ganará mucho terreno y eso pone en peligro mi control. Mi reina ha hecho un excelente trabajo para ganarse a cada uno de los sirvientes, comenzarán a mostrar más lealtad a él que a mí, y no puedo darle esa ventaja. Es un ex emperador, se le subirá a la cabeza, querrá ser el rey absoluto de todo, y estoy seguro, que convencerá a todos para seguirlo.
— Puedes pedir el divorcio.
— ¿Con qué fin? Si lo pido, aun así, tiene a gente ya de su lado. Con eso le daría más ventaja, me quitará el inframundo. Es por ello, que quiero que cuando se realice esa junta con los dioses griegos, te pongas como su defensor, eres un dios supremo, tu palabra vale mucho, Qin te odiará, pero de por si tú lo odias así que estará bien. Por favor, defiende a Perséfone.
El dios maldito vio esos ojos violetas que tanto le gustaban, para después dar unos pasos mirando alrededor, y acabar por suspirar.
— ¿Y qué gano yo? — comentó Beelzebub.
— ¿Eh? ¿A qué te refieres?
— ¿Crees que defenderé a esa diosa solo porqué tú me lo pides? — dijo el dios maldito mirando a Hades.
— Beelzebub, me parece justo. — dijo Hades suspirando. — ¿Qué quieres?
— Si la defiendo, me harás tu amante. Y cuando todo este juego estúpido que te divierte acabe, quiero que me hagas tu reina.
El rostro de Hades fue un poema de confusión, ante un sonrojado Beelzebub que tenía una postura de querer salir corriendo. El rey del inframundo tenía que darle crédito, estaba todo tembloroso, pero al menos había exigido lo que quería.
— No puedo, te dije que tenemos que seguir el plan para controlar a los humanos y...
— Este juego es algo que tú quieres hacer, no yo. — sentenció Beelzebub. — Si defiendo a Perséfone, te quiero a ti como recompensa.
— ... ¿Ha cambiado tu respuesta a lo que te pregunté aquella vez? — comentó Hades mirándole.
Beelzebub frunció el ceño, no podía creer que Hades siguiera presionando con lo de Nikola, no le interesaba en absoluto el humano. Así que se acercó a él, robándole un beso de los labios, haciendo que Hades lo apartará de inmediato. Esto hizo molestar al dios maldito, la reacción de Hades era digna de alguien que quería ser fiel en absoluto, eso le molestaba demasiado.
— No planeo salvarla, buena suerte con el problema que has hecho al hacer a ese emperador tu reina.
Beelzebub sonrió, caminando para dejar a Hades en su propia frustración, y sonrió aún más, cuando sintió la mano del dios del inframundo sujetándole el brazo.
— Serás mi amante si consigues rescatar a Perséfone. — comentó Hades. — Lo prometo.
— Entonces tenemos un trato. — dijo Beelzebub tomando sus manos, dejándole una marca en ellas, Hades suspiró, sabía que era una marca demoniaca, era la forma en la que el dios maldito lo ataba para que no pudiera escapar del trato. — Nos veremos pronto.
Hades solo pudo suspirar de la frustración, no por el pedido de Beelzebub, sino, por la reacción de sí mismo ante tal proposición. Esto era un juego, tener un amante no debería ser problema para conseguir sus metas, pero, sintió tanto asco de solo pensar tener una amante, engañar a Qin, que no se reconoció. "¿Es amor?" de solo pensarlo apretó los puños, no podía, no quería, el amor es manipulable para los dioses, ¿por qué diablos estaba cayendo en ello?, se gritaba en su interior desesperado.
Qin es solo un juego, esto se trataba de recuperar su honor, la confianza, de vengar a sus hermanos, de volver a tener el status que tenían, se trataba de demostrarles a esos hijos de puta del nuevo mundo quienes realmente son, se trataba de...
— ¿Hades? — la voz dulce de Qin lo sacó de sus pensamientos. — ¿Estás bien?
Lo vio acercándose, retirándose la venda de sus ojos, viendo lo hermoso que son esos ojos con estrellas, viendo lo perfecto que es. Sintió un escalofrío en su espalda a tenerlo a centímetros de él, mientras sus manos le rodeaban abrazándolo. Acabó por cargarlo, hundiendo su rostro en el pecho de Qin, abrazándole la cintura, pegándolo a él, mientras este le acariciaba el cabello con dulzura, una que nunca había sentido.
— ¿Qué pasa?
— Siento que me rindo a tus pies siempre que te tengo cerca. — comentó Hades sin mirarle, completamente frustrado. — Siento que pierdo el control contigo, eso me aterra, un rey no debería perder el control. No sé qué diablos me estás haciendo, Qin, hijo del Edén.
— ¿De qué hablas? — y una dulce risa salió de los labios de Qin. — Estás actuando como debe hacerlo un rey.
— ¿Eh? — Hades alzó su mirada para ver a Qin, viendo que este le acariciaba las mejillas al ver su rostro confundido.
— Actúas como debe hacerlo un rey.
— ¿Cómo?
— Perdiendo la cabeza solo por su reina. Eso es lo que hace un rey.
Hades no pudo reaccionar cuando sintió los labios de Qin en los suyos, tampoco pudo reaccionar cuando los besos se intensificaron, y cuando se dio cuenta, su reina, Qin Shi Huang estaba sentado en su trono, viéndose divino, mientras el humano desataba con lentitud sus pantalones, deslizándolos por sus piernas junto a sus interiores, dejándolo lentamente desnudo ante la mirada ansiosa del dios.
Hades estaba tan embobado por Qin, que estaba de rodillas ante él, besando sus pies de manera real, deslizando sus besos por los tobillos, por las pantorrillas, los muslos, dejando marcas de nuevo en esos bellos y suaves muslos internos hasta llegar a donde quería.
— ¡Hn! ¡Hades!
Podía sentir la mano de su reina sujetando su cabello, mientras la lengua del rey lamía a lo largo del falo hasta chupar la cabeza de la intimidad de su reina. Comenzaba a provocarle jadeos, a escuchar esos dulces gemidos que salían cuando sus dedos comenzaban a participar, y acariciaban el anillo rosado de la reina, quien gustoso, abria más las piernas de manera temblorosa, y quitaba del cabello de Hades su corona, para colocarla en él.
— Me gusta como todo de ti se adapta a mi Hn... sigue así. — el humano gemía, arqueando su espalda al sentir la lengua de su rey provocándole placer divino.
Hades era débil ante su reina, ante el placer de este, que no importaba que estuviera de rodillas ante él, que le hubieran quitado su corona, que le tuvieran en esa posición en su sala de trono, el humano podría hacer lo que quiera a este punto, y Hades no lo detendría.
Qin soltó una sonrisa entre gemidos, al fin, ningún segundo tarde, haciendo su voz más estruendosa, provocando un eco en la habitación, aferrándose con ganas al cabello de Hades cuando su mirada se juntó con la mirada obscura de Beelzebub, que le miraba con odio, mientras veía al hombre que quería para él, derretirse entre las piernas de ese miserable humano. El dios maldito había regresado a devolver el bolígrafo de Hades, aquel que era especial para el dios y había encontrado tirado en un pasillo, solo para encontrarse con ese dios que tanto desea, devorando con deseo al asqueroso humano.
— ¡AH! ¡HADES! ¡HADES! ¡MÁS! — sonrió Qin, disfrutando el placer y de la mirada de odio del dios maldito, esto en definitiva mejoraba el sexo al 100%.
Lleno de rabia, regresó a su hogar, lo haría, dejaría a Perséfone en el inframundo, la necesitaban ahora ambos, haría lo que Perséfone quería, destruiría a todos los humanos, lo haría, él tiene toda la información de ellos, hablaría con Morfeo para que los deje locos, que use el mundo de los sueños a su favor y destruya a los humanos de dentro hacia fuera. Acabaría con sus mentes en días, hasta que no sean más que idiotas que se asesinarán ellos mismos. Solo tenía que tomar los archivos, estudiarlos, mantener a Perséfone y comunicarse con Morfeo e Hypnos.
Pero.
— ¿Beelzebub?
Esa voz, la voz de Nikola Tesla resonó en su cabeza, al ver que el científico se encontraba a metros de él. Olvido por un momento que comparte habitación con ese sujeto. Le miró de reojo y siguió en su camino, no iba a dejar que ese idiota lo distrajera de su objetivo, es más, disfrutaría hacer estúpido al jodido científico y así deje de molestar todo el tiempo.
— ¿Estás bien? — preguntó el humano.
— No te incumbe. — respondió el demonio, buscando entre sus cajones.
— Beelzebub.
— ¡Déjame en paz! ¡Lárgate a tu laboratorio! ¿No es allí donde eres feliz? ¡Hazlo! — gritó el demonio cambiando el tono de sus ojos. — ¡Eres una verdadera molestia!
No podía creer lo que pasó después, cuando sintió los brazos de Tesla abrazándole, con un cariño que no esperaba. Se quedó en shock momentáneamente sin entender el razonamiento del humano para hacer semejante acto. Pero, podía sentir las manos del humano dándole suaves caricias en su espalda y cabello, como si tratara de consolarlo. ¿Por qué hace cosas tan molestas?
— Estás llorando... — dijo Tesla, apretándolo más contra él. — ¿Pasó algo?
El dios maldito apenas se percató de eso. Lagrimas corrían por sus mejillas, y era porque se sentía herido al ver a Hades tocar a ese humano con una pasión que él nunca había experimentado o visto antes en Hades. Eran los celos, la rabia, la tristeza, todo se acumuló al punto que ni siquiera se dio cuenta como su corazón lloraba ante ese acto. Sintió la mano de Nikola en su cabello, y cerró los ojos al sentir tal calidez. Que gran calidez, el Helheim era un lugar frio, pero cuando ese humano lo acaricia de esa forma, se vuelve cálido.
— No entenderías cosas de dioses, Nikola. — comentó Beelzebub apartándolo, regresando su mente a lo que debía hacer. — Solo déjame en paz.
— ¿Por qué no lo entendería?
— ¡Por qué no lo sabes! ¡No lo sabes! ¡No eres un dios! ¡No eres nadie! — rio Beelzebub mirando el rostro sorprendido del científico. — ¿Cómo un humano podría entender a un dios? ¿Cómo podría satisfacerlo? ¿Cómo podría amarlo? ¿Cómo ese humano tiene tan encantado a Hades?
— ¿Hades? — dijo Nikola mirándole. — ¿Lo qué te tiene así es Hades? ¿Lo amas?
— Ups. — rio Beelzebub caminando hacia sus cajones. — Bueno no es una sorpresa que entre nosotros no hay nada, así que no importa que lo sepas. Solo no me estorbes. Yo no te estorbo con tus estúpidos inventos, tú no te interpongas en mi camino.
— Qin ama a Hades. — comentó Nikola. — Y Hades ama a Qin. Son muy orgullosos los dos para aceptarlo, esconden sus emociones, pero es claro ante cualquiera que los vea. Y creo que eso es lo que te duele Beelzebub, porque lo sabes, lo viste, y eso te está matando.
— ¡Cállate!
— Sé que es difícil aceptarlo, he pasado por lo mismo. — comentó Nikola. — Pero tienes que dejarlo ir.
— ¿Tú? ¿Alguno de tus inventos rompió tu corazón? Dios, ¿fue tu estúpida paloma?
— En realidad, fuiste tú. — dijo el humano viéndolo. — No me importaba actuar en este matrimonio falso, ya que ambas partes eran beneficiadas, además de ser un gran experimento social. Pero, cuando me apartas, me duele. Y no entendía porque, hasta que mi hermano me dijo que puede que sepa mucho de las conductas sociales, pero nunca las aplico a mi vida. Entonces lo supe, no quería ser ignorado por ti, porque... — Nikola acabó por suspirar, sonrojando sus mejillas. — Porque me gustas. Me gustas cuando hablas conmigo, tenemos pláticas de lo que sea, y eres el único que, no me ve como si estuviera loco cuando le hablo de mis cosas. Creo que eres grandioso, y me gustaría pasar más tiempo a tu lado.
Beelzebub solo podía mirar al humano sorprendido. ¿Qué diablos había dicho? ¿De dónde salieron esas palabras de repente? Solo podía verlo sin poder procesar alguna palabra ante ello.
— ... No tienes que pensar en Hades, puedes tener a alguien más amándote.
— Nikola. — dijo el dios maldito.
— ¿Si?
— Guarda tu estúpido amor en el laboratorio que te hice, y déjalo allí hasta que se pudra, no me interesa.
— Oh... — el humano sonrió. — Oh vaya... eso dolió. Supongo que será por las malas.
Ante los ojos de Beelzebub como si fueran rayos, la habitación se encerró en una especie de jaula, que parecía un cubo. El dios se sintió amenazado, a punto de atacar al humano, iba a asesinarlo, no importaba como, después lo justificaría con Hades, pero, no hubo respuesta, el humano no sufrió daño alguno, ¿qué diablos estaba pasando? ¿Por qué no estaba herido? ¿Por qué no se había pulverizado al instante?
Solo vio al humano acercarse, dándole un leve empujón en la cama para que acabara sentado en esta.
— ¿Qué es esto? ¿Qué has hecho? ¡RESPONDE! — gritó Beelzebub mirando a su alrededor, parecía una jaula de rayos en donde estaba.
¿Era acaso parecido a la "zona gematria prisión de los dioses" que Tesla que uso en el Ragnarök? No, esto era diferente, era más poderosa, muchísimo más poderosa. ¿Cómo había obtenido este conocimiento? ¿Cómo restringió sus poderes?
— En el cubo 9.63, el único dios soy yo. — comentó Nikola con una sonrisa.
— ¿Qué diablos quieres? — dijo un Beelzebub a la defensiva. — ¿Piensas hacerme quererte a la fuerza?
— Hmm, podría, pero eso es algo que se lo dejo a los dioses, buscar que alguien te quiera a la fuerza. — y esa sonrisa burlona de Tesla hacia Beelzebub hizo enojar al dios.
— Maldito humano, voy a matarte apenas rompa esta cosa. ¿Qué quieres hacerme?
— Dijiste que nunca te comprendería porque no soy un dios, así que, ya que soy el único dios aquí, creo que ahora si puedo comprenderte. — sonrió el humano sentándose sin miedo a lado del dios, quien rápido le golpeó, pero el humano seguía como si nada, como si el golpe no hubiera aterrizado en Nikola.
— ¿Qué diablos? ¿Ni tocarte?
— Si puedes tocarme, solo que todo depende de si lo permito o no. El cubo tiene muchas funciones, una es poder restringir a la persona que quiera, usando un concepto tan básico como el de los imanes, con cargas positivas y negativas, para evitar tus ataques. Es como un milagro esta cosa, así que le puse. "Wrap Cube 9.63 de Tesla, destructor de dioses."
— ¡Libérame ahora mismo!
— Déjame hacerte entender, que Hades, nunca en la vida, será merecedor de tus sonrisas. — sonrió Tesla.
El dios maldito solo se quedó impactado mirando al humano que le miraba con una sonrisa cálida. Sin saber que decir ante ese acto de comprensión que mostraba su esposo, lo hacía enojar, pero al mismo tiempo, le provocaba calidez en su pecho.
Y en el caso de Nikola, solo había un cronómetro en su mente, si todo salía como Qin había mencionado, tendría que mantener a Beelzebub en este lugar, impidiendo sus poderes, por unas horas más. Tendría que ingeniárselas, ya que no le gustaba someterlo contra la voluntad de Beelzebub. Y no le gustaba mentir, anqué muy en el fondo, sabía que lo que había dicho, no era mentira, no una absoluta, a decir verdad, si le interesaba Beelzebub, lo sabía Qin, lo sabía él, pero, era realmente malo para aplicar sus conocimientos sociales en su propia vida.
— Nikola...
— Beelzebub. — comentó Tesla besando sus manos. — Desahógate ante mí, no dejaré que Hades vuelva a herirte. Lo arrancaré de tu mente incluso si es por las malas.
Y así llegó un beso a parar a los labios del dios maldito, quien intentó luchar al inicio, pero, acabó por aceptarlo cuando sintió su cuerpo débil ante los toques del científico.
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La mujer caminaba por los pasillos, después de ese encuentro con Zeus, donde los sirvientes se le acercaron al ver ese moretón en su mejilla, y como estaba algo inflamado. La diosa les sonrió, y les dijo que no había nada que preocuparse, calmando a sus sirvientes, no querían que la vieran así, pero estaba siendo destrozada. Por ahora, solo quería escuchar a Hades, hablaría con él. Tal vez no podría ser su reina, pero había demostrado tener la capacidad de ser una buena guerrera, tal vez, si Hades notaba esas cualidades, si veía que seguía siendo la misma persona de la que se enamoró, tal vez, podría amarla de nuevo.
Caminó hasta su sala de trono, tratando de ocultar con su cabello el golpe, al igual que hacer crecer más las flores en el para ocultarlo, arreglando su ropa. No quería que lo primero que saliera de la boca de Hades fuera preocupación, quería que se mantuviera tranquilo.
— Hades, ¿podemos hablar como adultos hoy? — dijo la mujer entrando. — Solo quiero pedir tu permiso para permanecer en el Helheim.
No podía creer lo que estaba viendo, simplemente no podía emitir sonido, no cuando no creía la imagen que estaba frente a ella. Ver al humano sostenerse del trono, ver al dios que ama embistiéndolo con locura, con tanta pasión que el dios no puede separar sus manos, ni labios, del cuerpo del humano, y este parece estar de igual forma fundiéndose con él. Lo entendía, en ese momento entendía lo que mencionó Beelzebub, estaba tan cegado por el humano, como él humano por él.
Y había algo que entendía, al menos entendía a Hera cuando tenía esos arranques de ira, porque ni siquiera supo cómo se había puesto en camino hacia ellos, directo a matar a ese maldito humano que esta arruinándole la vida, debe morir, ¿cómo un mortal podría ser rey del inframundo?
— ¡Perséfone! — despertó de sus sentimientos cuando Hades detuvo sus manos y puso su cuerpo para proteger a Qin. — ¿Qué diablos te pasa?
La mujer solo podía notar esa mirada violeta que antes la miraba con tanto amor, ahora solo estaba lleno de enojo y fastidio. Ella no quería, no quería hacer esto, solo, "Vuelves locas a las personas, ¿sabes?" quería gritarle eso, quería hacerlo, pero solo pudo notar como el humano colocaba la gabardina de Hades en su cuerpo cubriéndose, con piernas temblorosas para después que su mirada se encontrará con la diosa, sonriera en victoria.
— ¡Tú, maldita perra!
— ¡Perséfone! — gritó Hades deteniendo con flamas todas esas ramas y enredaderas que comenzaron a quemarse en el acto.
— Alto. — mencionó en un tono autoritario el humano, recuperando su aliento. — Esto ya es demasiado, me tienes harto, no respetas mi autoridad ni mi matrimonio.
— ¡Es un matrimonio falso maldita basura mortal!
— Y las faltas de respeto continúan, estoy harto. — suspiró el rey.
— Qin, déjame arreglarlo. — comentó Hades.
— No, estoy harto. — dijo el humano haciendo aparecer el vidente y dando un golpe en el suelo con el arma. — Convocó una reunión con los dioses griegos para decidir de una vez por todas este conflicto, y expulsarte de aquí.
— Qin... — Hades estaba molesto, pero no podía reflejarlo.
— Es obvio que no puedes controlar tus emociones, que sigas aquí solo perjudicará el reino de mi esposo y nuestra tranquilidad como matrimonio... — comentó el humano molesto.
— ¡Hades! — gritó la mujer. — ¡No lo escuches! ¡No lo escuches más!
El rey del Helheim sintió un gran fastidio mientras arreglaba su ropa y la colocaba de nuevo en su cuerpo, pero sabía que no podía flaquear y ponerse del lado de la diosa. Al final, ya le había dicho a Beelzebub que hacer, por lo tanto, llamó a esa junta de dioses, y los 12 griegos más importantes hicieron su aparición en el salón de trono. Donde Qin, vestido solamente con la gabardina, dejando en claro que todo lo de Hades le pertenece, además de dejar ver algunas marcas en su cuello hechas por su esposo, dejando en claro con esto, que solo le pertenece a Hades.
Suspiró para comenzar a hablar.
— Gracias a todos por reunirse en esta junta extraordinaria. — comentó el humano. — Es de mi agravio hacerles saber que la diosa Perséfone ha provocado problemas en el inframundo, no solo a mí y a mi esposo, también al reino. Se han creado conflictos entre los habitantes, y también han salido heridos, ha llegado un drama tremendo al Helheim por culpa de ella. Quiero que se tome la decisión unánime de que la diosa Perséfone nunca vuelva a pisar el inframundo.
Los dioses griegos se lanzaron una mirada entre ellos, mientras Zeus suspiró, viendo a su hermano mayor, y Hades le miró de vuelta. Ningún dios quería hablar, y Zeus no quería hacerlo, así que Zeus le dedicó una mirada a Hermes, Hermes a Ares, y un temeroso Ares a Poseidón, quien fastidiado solo dio un paso adelante, por lo tanto, tomó la palabra.
— Es una diosa menor ahora, estar en el Helheim no es digno de ella. Que se marche y es todo. Quítale la atadura al inframundo, Hades. En nombre de todos los dioses griegos, no queremos que la diosa Perséfone siga interviniendo en el inframundo.
— Creo que tenemos que escuchar a los demás, hermano. — sonrió Hades. — ¿Alguien más?
— Ugh, por dios, nadie quiere hablar, a todos nos fastidia esta situación, Perséfone, ten dignidad y deja el inframundo. — dijo Atenea. — Ya lo dijo Poseidón, solo terminemos con esto.
— Oh mi niña, Perséfone, deja el inframundo y te ayudo a curar tu desamor. — sonrió Afrodita.
— ¡Esperen! Esperen... — dijo la diosa. — He obrado mal, y lo reconozco, pero no me quiten la posibilidad de estar aquí. Cuido a todos los habitantes, los ayudo como puedo, dios, traigo la belleza de la primavera a este lugar, no molestaré más, solo no me quiten la oportunidad de estar en el lugar que tanto amo. Con las personas que más aprecio y... con el dios que quiero aprender más.
Los dioses griegos se miraron entre ellos, pero Poseidón estaba completamente fastidiado de esta situación, tanto, que no había visto la mirada de Hades, que quería que detuviera esto.
— Eres una molestia, Perséfone. — suspiró Poseidón. — Solo lárgate.
— Pero...
— Nunca estoy con Poseidón, pero en este caso sí. — comentó Zeus. — Perséfone solo provoca discordia aquí, es mejor que se vaya con Deméter.
— Concuerdo. — afirmó la diosa Deméter, que había sido invitada por Afrodita. — Estarás mejor a mi lado.
— Pero... ah... ¡Quiero hacer algo! — gritó la diosa en desesperación. — Pido que se me de el derecho de defensa, Atenea, lo exijo.
Un unísono "¡ugh!" de parte de todos los dioses se escuchó, pero la diosa del conocimiento y la justicia no podía negarse a ello. Por lo tanto, dio un paso enfrente, mirando a Hades y este le devolvió la mirada.
— Se aprueba el derecho de defensa. ¿Qué quieres presentar? — comentó la diosa.
— ¡Quiero que... quiero que un dios superior confirme que puedo vivir aquí! ¡Qué soy de ayuda! ¡Yo quiero que Beelzebub hable de mis acciones y explique porque soy necesaria en el Helheim!
Los demás dioses se miraron entre ellos, y Afrodita sonrió junto a Atenea. Esto era algo divertido, la mujer llamaba a un dios supremo de otro panteón, eso era muy divertido. Además, que Beelzebub nunca haría nada por nadie que no fuera Hades. ¿Qué estaba planeando el dios del inframundo?
— ¿Beelzebub hablar por ti? — comentó Atenea. — Beelzebub no ayudaría a nadie.
— ¿Tanto quieres estar al lado de Hades, Fone? Que linda. — sonrió Afrodita.
— Se los imploro. — dijo la diosa inclinándose ante Hades. — Por favor, llamen a Beelzebub.
— Esta bien, ya que es legal, lo llamaré.
Al fin el dios del inframundo se relajó un poco, dando un leve golpe en el suelo, para hacer el llamado del dios. Al ser el rey, tenía conexión con los demás en su reino, así que en ellos llegaba la alerta de que Hades requería su presencia, y esa misma energía con la que los llamaba, podían usarlo para transportarse hasta él. Pero, cuando el dios hizo eso, no hubo respuesta, nervioso, lo volvió a hacer, pero el dios Beelzebub seguía sin aparecer.
Beelzebub por su lado, podía sentir el llamado, pero Tesla estaba entre sus piernas, besándole y embistiendo contra él, sometiéndole las manos mientras iba más fuerte y más rápido, y el lugar no dejaba de llenarse de gemidos. El cubo no lo dejaba escapar, era débil dentro de él, solo podía ser sometido por él humano que le hacía temblar las piernas con cada bombeo.
— ¡Hades! ¡AH! ¡HADES ME LLAMA! ¡Suéltame!
— El único dios en él que tienes que pensar ahora, soy yo. — comentó el científico, apretándole levemente el cuello, viendo como el dios acababa por correrse de nuevo. — Sabía que te gustaba rudo, te encanta.
— ¡AAH! ¡NIKOLA!
— Tú solo debes amarme a mí. — sonrió Nikola besándole.
Solo había un poco de alivio en la mente del científico, al igual que de asombro, mientras embestía con más fuerza a Beelzebub, los cálculos habían sido correctos, solo 3 segundos desfasados, su plan había sido un éxito, Beelzebub no había podido escapar de su cubo, eso le ponía muy feliz. Además, Qin había creado un plan maestro, que funcionó a la perfección.
Momento...
Nikola se sintió incómodo de golpe, ningún plan sale a la perfección, nunca, era extraño que todo estuviera saliendo a su favor. Tendría que hablar con Qin y...
— ¡Nikola! Nikola... ¡AH!
Podía sentir las piernas de Beelzebub rodeándole, mirando su rostro de éxtasis que hizo sonrojar de sobremanera al científico, y solo se dejó llevar entre los besos del dios. En el caso de Qin, solo dio unos pasos hacia Perséfone, quien alzaba la mirada para verle con odio. Satisfecho de que nadie apareciera sonrió levemente.
— Creo que el dios no vendrá. — comentó Qin. — Gracias por tu servicio prestado en el inframundo, de ahora en adelante, tratare de ser una gran reina como tú, y así provocarte tranquilidad. Tu gente será mi gente, el amor que te tienen prevalecerá, y siempre serás una gran diosa para ellos, así que, aunque no los puedas ver más, nunca en la historia se borrara las grandes acciones que has hecho, gracias por todo, Perséfone, ahora puedes vivir una nueva vida como la diosa de la primavera.
La mujer solo comenzó a soltar lágrimas, derrotada, sintiendo esas pisadas que poco a poco se ponían frente a ella, y se ponía de cuclillas ante la derrotada diosa en el suelo. Hades, le sujetó con dulzura el rostro, limpiando sus lágrimas. Mientras la diosa le miraba con solo un corazón roto. El corazón del dios del inframundo sintió un pinchazo, al ver ese bello rostro de esa forma, preguntándose, ¿cómo habían llegado a esto?, había veces en donde no comprendía como su amor se había perdido de golpe.
— Dijiste... que seríamos una eternidad. — dijo la diosa lagrimeando. — Vuelves locos a todas las personas con las que te involucras.
— ... lo lamento. — mencionó Hades acercándose. — Sé que tendrás una buena vida lejos de aquí, así que eso me deja tranquilo y sé que, tal vez en un futuro puedas entenderme.
— Juicio cerrado, Perséfone es declarada exiliada del inframundo. — sentenció Atenea terminando la reunión.
En cuanto a Hades, acarició una vez más las mejillas de la diosa, para acabar por juntar sus labios con los de ella, no para besarla, solo sacaba de ella aquella esencia de semillas, regresándola como gotas de sangre a su cuerpo, donde la diosa volvió a ese tono de cabello rojizo, ya no más rosado. Su piel se veía menos pálida, más viva, y su belleza florecía más como una hermosa primavera.
— Hasta siempre. — comentó Hades, quien pretendía ayudar a la diosa, pero esta se negó.
La mujer se levantó por su pie, y simplemente limpió sus propias mejillas, sintiéndose derrotada y humillada, juntando su mirada por última vez con el humano que había retirado su venda para mirarla, Qin sentía dolor en el cuerpo, pero no iba a flaquear, iba a mantenerle la mirada como forma de respeto.
— Sabes, Qin. — dijo la diosa mirando al humano. — Disfrútalo, Hades es un excelente amante, te hace sentir que todo estará bien, te lo da todo, pero, no olvides que es la muerte en persona, y tarde o temprano, te arrancará todo como parte de un juego. Porque él ve la vida de esa forma. Así que felicidades... disfruta esta dulce tortura amando al dios del inframundo.
— Perséfone. — dijo Qin dando pasos hacia ella. — La reina del inframundo vuelve... para ceder su trono.
La mujer sonrió, acercándose al humano y depositar un dulce beso en sus labios, era un beso de muerte por supuesto, la malicia creciente en la diosa se dejaba ver. Justo antes de que el humano la apartara, esta se aferró a él, para poder susurrar algo a su oído.
— Amar a Hades es una maldición, idiota, cuando estés como yo, humillado y en el suelo, nos volveremos a ver, y tal vez, ambos podamos reírnos de esto en el jodido infierno que sentirás.
La diosa acabó por apartarse, para después dar media vuelta y salir junto a los demás dioses de la sala. Qin lo había logrado, había expulsado para siempre a Perséfone del inframundo, ya no podía hacerse real aquella profecía, entonces... ¿por qué se sentía un sabor amargo en su victoria?
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Nunca pensó que tendría que matar a una de sus torres de su tablero, estaba fastidiado, así que solo la arrojó lejos suspirando en su asiento, acariciando un poco a su cacatúa mientras recordaba las palabras de Morfeo. "Tu reina es peligrosa." Lo sabía, se lo había demostrado allí mismo, al quitar a Perséfone de la ecuación, solo seguiría ganando seguidores.
— Perséfone reina del inframundo regresará a su trono. — dijo un frustrado Hades mirando su tablero. — Solo tal vez en otra vida, en otro momento, cuando yo no sea rey.
Escuchó el sonido de su puerta, y al decir adelante, vio a su reina, la cuál con una sonrisa desvaneció el enojo en el rey, haciendo que este se levantara a recibirlo. Qin sonrió recibiendo los mimos de su esposo, acariciándole las mejillas, viendo el tablero que tiene junto a su mascota.
— ¿Te gusta el ajedrez? — comentó el humano mirando las piezas.
— Si, me gusta mucho. — respondió Hades acariciándole la cintura.
— Creo que tenemos gustos similares. — comentó Qin tomando la pieza de la reina. — El ajedrez sirve mucho para crear estrategias, es vital que un rey sepa moverse tanto en un tablero como en un reino. Es una lástima que el rey solo sea una pieza que se mueva un lugar a la vez.
— Eso es lo interesante del rey.
— Es mejor la reina. — sonrió Qin. — La reina lo hace todo...
— La reina puede morir.
— Solo un idiota dejaría morir a su reina. — sonrió Qin mirando el rostro de Hades. — ¿Tú la dejarías morir?
— Nunca. — comentó Hades robándole un beso dulce. — Nunca pondría en peligro a mi reina...
— Hades...
Ambos se miraron sin decir nada, solo sintiendo lo que quieren ocultar, dejándose llevar al pegar sus frentes con una mirada de amor en ambos. No sabían si estaban ocultando sus sentimientos de buena manera, pero ambos eran ignorantes a los sentimientos del otro. Qin se pegó más a su rey, queriendo besar esos labios perfectos, pero, el sonido de la puerta abriéndose los hizo voltear.
— ¿Qin?
Había sido como un balde de agua fría, cuando el humano volteó y vio a su Harem en la puerta. Seis hermosas mujeres le buscaban, y el dios no tenía ni la más mínima idea de qué diablos hacían allí. Pero, eso no importaba, solo podía ver la mirada de Hades en las mujeres, y comenzó a sentir tensión al respecto. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Cómo simples humanas habían entrado en el Helheim?
— ¿Qué hacen aquí? — dijo el emperador mirando a las mujeres aun con impacto. — Fei, ¿qué hacen todas aquí?
Qin había llamado a la mujer principal de su harem. Quien dio un paso adelante algo confundida mientras veía al emperador acercándose a ellas. La mujer llamada Fei estiró sus manos mostrando una carta, una que tenía la papelería de su oficina, que tenía su sello, que era una carta perfecta que parecía que él la había hecho.
— Recibimos tu carta. — comentó la mujer. — Nos dieron pase al Helheim una vez que la presentamos. Ya llegamos para darte compañía.
— ¿Qué? — Hades se levantó de su trono. — ¿Tú las llamaste?
— ¿Eh? No, no... — dijo Qin mirando al dios del inframundo. — No, claro que no.
— ¿Quieres que nos vayamos? — comentó la mujer llamada Fei mirando al emperador. — Lamentamos haber sido una molestia, pero era tu letra, y tus palabras, no podíamos ignorarlo. Incluso hicimos que tu familia comprobara si era de tu mano aquella carta, y todos concluyeron que sí, lo siento, no debimos venir aquí, me disculpo en nombre de todas tus mujeres.
— No, no cariño, no es tu culpa. — dijo Qin rápido sujetando las mejillas de la mujer, no dejando que esta se entristeciera. — No quiero que te separes de mí. Eso es algo que nunca desearía.
— ¿Qué? — Hades caminaba hacia el emperador. — Oh... ya entiendo. Hiciste todo este maldito drama con Perséfone para alejarla de aquí... yo pensaba que era porque me amabas y tenías celos... pero no, solo soy tu maldito juguete... maldita sea... — Hades suspiró, calmándose a sí mismo.
El humano se estaba gritando por dentro de golpe, no debía decir eso frente a Hades, pero, nunca podría tratar de manera cruel a su Harem, a sus mujeres, ellas no tenían culpa de nada, en absoluto, solo era un mal entendido. Tomó la carta y acabó sorprendido de descubrir que, si era su letra, si eran sus palabras, ¿qué diablos era esto?
— Hades... — dijo el humano mirándolo de golpe. — Déjame explicarte.
— Lo siento. — comentó el rey del inframundo. — Un placer conocerlas a todas. — concluyó el griego mirando a las mujeres.
— Lord Hades. — dijeron al unisonó haciendo una reverencia ante el dios. — Es un honor que se nos haya permitido entrar en su reino.
— Hades, esto... — dijo Qin. — Esto es...
— Es un matrimonio falso, Qin. — dijo Hades con una leve sonrisa, interrumpiendo al emperador. — Lamento por haberlo malinterpretado todo, me queda claro que esto es la realidad. Señoritas, son bienvenidas, Qin les explicará las reglas de aquí, cualquier cosa que necesiten, pueden pedirlo, con permiso, los dejo ponerse al día.
— ¡Hades! — gritó Qin.
Pero el dios del inframundo siguió su camino hasta dejarlo solo. Las mujeres al ver partir al dios, acabaron por abrazarle con cariño, al final, habían pasado meses desde la última vez que vieron a su rey, así que estaban felices de estar con él, pero, el corazón del humano comenzaba a arder de solo pensar, que Hades se apartaba de su lado. Eso no podía permitirlo, nunca podría permitirlo.
Por otro lado, el dios del inframundo caminaba por los pasillos, hasta encontrarse con un Poseidón que comenzaba a caminar a su lado, mirando alrededor. El dios de los mares miró a su hermano, quien comenzaba a reír de manera baja hasta soltar una carcajada sin querer.
— Sabes, te admiro mucho. — dijo Poseidón sonriendo. — Las traje como pediste.
— Me alegra que el plan B sirviera, el plan A lo había desecho por completo, mi reina es muy lista. — suspiró Hades con alivio, controlando su risa. — ¿Los sirvientes vieron a las mujeres? ¿Les dijiste quiénes eran?
— Hice que esas mujeres caminaran por el Helheim, por supuesto que las vieron, y cuando les confirmé que eran las amantes de la reina, todos se pusieron furiosos con tu humano, diciendo cosas cómo, "¿cómo se atreve a cometer tal bajeza ante nuestro rey?" Lo mismo que dijeron de Perséfone. Está perdiendo popularidad tan rápido, que seguro perderá a sus aliados al salir el sol mañana.
— ¿Solo las vieron los habitantes del Helheim?
— Así es, ninguno de los habitantes de aquí puede salir, así que el rumor no se esparcirá, solo los dioses supremos pueden entrar a esta zona, y todos saben de tu plan, por lo tanto, nadie hablará. Gracias a mi entraron, supongo que depende de ti que salgan. — sonrió Poseidón. — No puedo creer que pensaras en el acto este plan para proteger tu trasero. Es sorprendente.
Hades sonrió, revolviendo el cabello de su hermano.
— ¿Cuál es la pieza más importante en el ajedrez? ¿La reina o el rey? — dijo divertido viéndolo.
— La reina, ella tiene más poder y se mueve mejor.
— Esa es la respuesta de un novato. — sonrió Hades. — Es el rey, Poseidón. La reina puede morir en el tablero y no afecta nada, en cambio, si muere el rey, se pierde el juego. El rey siempre es más importante que la reina. Y yo tengo una reina muy poderosa que nunca sacrificaría, pero, debo seguir ganando esto como rey que soy. Creo que mi reina se lleva la jugada, pero yo me llevo el juego de hoy.
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Sólo manchas rojas podía ver.
Sentía el olor a tierra y musgo.
Sentía piedras pasar por su cuerpo, y el grito de alguien dulce a lo lejos.
Después sintió algo de calidez, como si alguien le cargara y lo llevara dentro, sintió como le limpiaban la cara y el cuerpo, para después al fin poder enfocar lo que estaba frente a sus ojos, pudo ver a un dios de cabello blanquecino y un rostro juvenil y hermoso, acompañado de Buda, el gran Buda del panteón indio. Notó que el dios pequeño le hacía presión en las heridas, y había puesto las cosas que traía consigo de lado, mientras comenzaban a vendarlo.
— ¿Sigurd? ¿Eres tú? — dijo Buda mirándolo de cerca. — ¿Eres ese humano? ¿El mata dragones?
El humano sostuvo su cabeza, sintiendo que las palabras de esa diosa griega golpeaban una y otra vez en su mente, haciéndolo gritar de dolor. Rápidamente Buda sostuvo sus brazos, protegiendo a Zero de recibir un golpe accidental por tener al humano en shock.
— ¿Qué diablos te hicieron? ¿No estabas en el Tártaro? — dijo Buda. — ¿Escapaste?
— ¡NO DUERMAS! — gritó el humano escupiendo sangre, mirando al dios. — No duermas de ahora en adelante, ninguno de los dos. ¡NO DUERMAN! ¡NO DUERMAN!
— ¿Eh?
— ¡TIENES QUE QUITARTE ESE OJO! ¡QUÍTATELO! ¡TE ESTÁ CONTROLANDO! ¡ÉL ESTA CONTROLANDO A TODOS!
— Cálmate Sigurd, maldita sea.
El dios hindú no tuvo más remedio que amarrar al humano para que dejara de retorcerse y se siguiera abriendo las heridas que Zero trataba de curar. Cuando pudo dejarlo un poco inmóvil, suspiró mirándolo.
— ¿Qué te ha pasado? ¿De qué hablas? ¿Por qué no quieres que duerma? — dijo Buda mirándolo, escupiendo el palito de paleta que estaba disfrutando momento atrás.
— No duermas... ella dijo que... la muerte se alió con el sueño... controla a todos... controla... — el humano temblaba, pero aún así no caía desmayado ni dormido. — dijo que recuerdes... que tenemos que recordar el Ragnarök.
El rostro de Buda quedó preocupado ante el humano. ¿Ragnarök? Eso nunca ha sucedido en la vida, ¿por qué este humano estaba diciendo eso?
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AAAH, capítulo largo que apenas pude editar.
Espero les guste, ya de aquí comenzamos el juego de rey y reina. Al igual que de humanidad contra dioses de nuevo.
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