JUEGO PREVIO
Habían pasado días desde que sus hermanos habían aceptado casarse con esos dioses. En el Edén se dio la noticia, dejando a la mayoría de los humanos confundidos, pero su padre Adam había aclarado las cosas de la mejor forma sin soltar la verdad. No podía decir que eran matrimonios falsos, pero, si creo una historia de que sus hijos habían sido cortejados de buena manera por los dioses y estos habían decidido dar ese paso.
La casa se sentía sola sin ellos, eso pensaba Simo mientras caminaba por la sala. Sabía que era un hermano menor, por eso ese día no había sido elegido, pero, sintió que había algo más allí, sus ojos de Halcón no mentían, había algo más que solo lo que Hades mencionaba, pero no estaba seguro, tal vez solo se trataba del miedo de no tener a sus hermanos con él.
Escuchó la puerta de pronto, sacándolo de sus pensamientos, en donde al abrir, vio a un sujeto rubio y alto, un dios enorme, sintió sus piernas temblar, estaba frente a un dios con esa aura divina, y él se encontraba solo en casa en ese momento.
— Mi nombre es Apolo. — dijo el dios mirando al humano con esos intensos ojos esmeralda. — Soy un dios...
— Se quién eres. — dijo rápido Simo. — Mi padre no está aquí.
— Esta bien, solo venía a entregar esto, son las invitaciones.
Simo se quedó con la boca abierta, si no fuera por ese cubre bocas, Apolo hubiera podido ver su expresión de mejor manera. Pero allí estaba, 8 diferentes cajas preciosas, de distinto color que eran "invitaciones humildes" de los dioses para Adam y Eva. Rascó su nuca mirando al dios, y este entendió el mensaje, ayudándole a meterlas y ponerlas en la mesa.
— ¿Tenían que ser tan grandes? — preguntó Simo.
— Son dioses, quieren que Adam y Eva vean su poder. — rio el dios griego mirando de reojo a Simo. — ¿Qué edad tienes?
— 17 años, bueno, estoy cerca de cumplir 18. — comentó Simo mirando las cajas. — ¿Tienes algún otro mensaje?
— ... No, es todo. — comentó Apolo caminando a la salida. — Me gusta tu cubre bocas, perritos, me agrada, también me gustan.
— Gracias. — comentó Simo mirando al dios, algo sonrojado, no recordaba que tipo de cubre bocas traía ese día, por lo tanto, le daba algo de pena que viera uno de los que considera informales.
— Cuando cumplas 18, si quieres celebrar tu mayoría de edad, no dudes en buscarme. — dijo el dios de nueva cuenta sacándolo de sus pensamientos. — Creo que podríamos divertirnos.
— ¿Gracias?
— Oh vamos, seremos familia, tres griegos se casan con tus hermanos, así que es mejor llevarnos bien. — contrarrestó Apolo recargándose en el marco de la puerta.
— Supongo que tienes razón.
— Además... — dijo el griego inclinándose, para poder estar a la altura del rostro de Simo. — Estoy seguro que serías la sensación en todo el Valhalla, tus ojos son tan hermosos que conquistan todo...
Apolo no pudo terminar esa frase, porque sintió una tremenda patada que lo hizo caer lejos de la puerta de entrada. Y si, se trataba de Grigori, mirando al griego levantándose poco a poco. Ambos hombres no dijeron nada, solo se quedaron mirando el uno al otro hasta que el dios suspiró.
— No estaba haciendo nada.
— Mi hermano es menor, aléjate de él. — comentó el ruso.
— Yo igual soy...
— Eres un dios de siglos de vida.
— No parecía molestarte eso cuando tus hermanos decidieron casarse con unos dioses más antiguos que yo.
— Ellos son adultos, si quieren casarse con una roca, es problema de ellos y de la estúpida vida que decidieron adoptar. Pero, Simo aún está bajo el resguardo de mis padres y mío, así que lárgate.
El dios no dijo más, solo miró ese leve sonrojo en el rostro del finlandés que lo hizo sonreír. No importaba si su familia trataba de evitar lo inevitable, poco a poco se acercaría a como diera lugar a su objetivo.
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Qin había decidido tener un desayuno con sus hermanos ese día. La boda era mañana así que quería ver como estaban todos pasándola. En primer lugar, para saber si se sentían cómodos con dicho acuerdo aún. Quien le preocupaba más era Kojiro y Kintoki, sus dioses no eran específicamente personas de bien, por lo cual quería estar enterado.
— ¿Cómo han estado? — preguntó Qin mientras los meseros servían la comida.
— Hoy logré potenciar la electricidad para que pueda ser de utilidad en todo el Valhalla con casi nada de pérdidas de recursos. — dijo Tesla a lo que Qin sonrió.
— Me alegra escucharlo, pero, me refería a su relación con los dioses, ¿les han tratado bien?
— Beelzebub casi nunca está conmigo, y solo me observa un poco de lejos, así que no he tenido ningún problema con él. — comentó el científico.
— Bueno, es un alivio, al parecer no tiene planes de obligarte a nada.
Aunque los hermanos del Edén estaban teniendo una linda comida, no eran los únicos presentes allí que estaban disfrutando de esa conversación. Gracias a los sirvientes del rey del inframundo, había cámaras y micrófonos que les ayudarán a escuchar lo que decían los humanos, mientras estos permanecían en su reunión familiar.
A Hades le hizo un poco de gracia que su futura reina decidiera hacer esa reunión de pronto, por supuesto que quería saber si el rey del inframundo ha cumplido su palabra y sus hermanos no han sido lastimados. Y al mismo tiempo, le daba un poco de gracia ver el fastidio de los dioses, reunidos con él, mientras escuchaban a los humanos hablar.
— Eso es verdad, creo que está bien así, solo tengo que actuar estando en público, será sencillo. — comentó Nikola, haciendo que un tic en el ojo se pusiera en la mirada de Beelzebub, mientras miraba la imagen de su humano relajado por no tener que quererlo de verdad.
— ¿Y tú, Kojiro? — dijo Leónidas tomando el mando de la conversación. — ¿Ese imbécil salido de alcantarilla te ha hecho algo?
El dios del mar tenía una mirada lista para asesinar a ese humano apenas se le pusiera enfrente, pero Hades le sujetó de los hombros, impidiendo que hiciera una de sus rabietas en su palacio.
— Oh bueno, no me ha hecho nada malo. — comentó el japonés. — Solo, hace poco se enteró de que tengo sentimientos por Musashi.
"¡Ooooooh!" dijeron todos los hermanos al unísono mientras cubrían sus bocas, incluso hasta Jack se unió a ese actuar infantil, mirando a Kojiro que maquillaba sus mejillas de carmesí, encogiéndose de hombros.
— ¿Y no te mató? — preguntó Lü Bu sorprendido.
— No, si se molestó, pero no me hizo nada... bueno, me besó, a la fuerza, pero no... no me lastimó o algo.
— ¿Y sabe a pez? — preguntaron Raiden y Leónidas al mismo tiempo.
— No, no sabe a pez, incluso yo me sorprendí de eso. — respondió el japonés, algo orgulloso de saberlo. — Sabia... hm... rico, sus labios son suaves y sabe hacerlo bien, aunque claro, no tengo experiencia en ello, fue mi primer beso.
— ¡¿Qué?! — gritó esta vez Qin. — Koji, hermano, no me digas que eres...
— ¿Soy?
— ¡Eres virgen! — gritó Qin. — ¿Cómo es eso posible? ¡Te la pasas encerrado con hombres en ese dojo todo el tiempo! Yo pensé que ya hasta habías hecho un gang bang.
— ¿Qué? ¡Estoy entrenando mis habilidades en el dojo! No reduzcas a mis maestros a uno de tus harems. — contestó molesto Kojiro.
— Calmémonos. — dijo Kintoki tomando el mando de la conversación. — ¿Qué tiene de malo que Kojiro sea virgen? No pasa nada, yo igual lo soy.
— Oh por dios. — dijo Raiden. — No están viendo lo evidente.
— ¿Y eso qué es, my brother? — preguntó Jack. — Yo de igual forma soy virgen.
— Esto es un problema. — comentó Leónidas, tomando de su bebida.
— ¿Por qué es un problema? Yo tampoco he estado con nadie.
La mirada de todos los hermanos fue directa a Lü Bu, quien estaba sorprendido que todos le miraran de golpe. De Kintoki podían creerlo, se la pasaba peleando con criaturas místicas solo en los bosques, aunque era muy popular con las señoritas, nunca le conocieron una novia, ya que se divertía mejor siendo un cazador. Del lado de Jack, era algo de esperarse, Jack se la pasaba con Eva y Adam, además que el tipo que quería cortejarlo, Noah, había sido golpeado rotundamente por Leónidas y Lü Bu cuando quiso aprovecharse de Jack al tenerlo según él, solo. Y con Kojiro, aunque Qin pensaba que iba a ese dojo a ser cogido o coger por todos esos hombres musculosos, la verdad es que su hermano no era de esos, Kojiro realmente quería ser el mejor espadachín, así que acabó teniendo un enamoramiento por él mejor espadachín según él.
Pero Lü Bu, eso sí era difícil de creer, desde que todos tienen memoria, Lü Bu siempre ha tenido admiradores, siempre le siguen hombres, siempre están con él adorándolo, era imposible que no le hubiera abierto las piernas a alguno de ellos.
— ¿No te gustan los hombres? ¿O mujeres? — dijo Leónidas mirando a su hermano.
— No es eso, realmente me da igual el sexo. — comentó el general. — Nunca había pensado en ello.
— Oye, pero ni siquiera, tú sabes... una ayudadita manual personal. — dijo Raiden haciendo un gesto vulgar con sus manos.
— Lo he hecho por mi cuenta, cuando comencé mi adolescencia, pero, gasto mucha energía entrenando y peleando, así que gasto la testosterona acumulada allí, así que dejé eso de lado. Pero, aún no responden, ¿cuál es el problema con ello? — cuestionó el antiguo general mirando a sus hermanos.
— Juraba que por lo menos te habías cogido a Narciso, el tipo es hermoso. — dijo Raiden bebiendo.
— Eso no lo niego, su rostro es hermoso. — comentó Lü Bu.
Del lado de los dioses, un molestó Thor con un rostro serio, trataba de no mostrar sus celos ante el general reconociendo la belleza de un humano, pero esos rayos que brotaban de él, dejaban en evidencia para todos los dioses, que el dios del trueno se encontraba molesto, ya que Lü Bu les prestaba más atención a sus amigos que a él, y ahora, que Lü Bu había admitido que puede apreciar la belleza de otros, lo hacía sentir celos al doble.
— El problema es la noche de bodas. — dijo Qin, volviendo a tomar el liderazgo en la habitación. — Sé que los dioses no van a obligarles a nada, pero en el dado caso que un idiota quisiera hacerlo, pensé que, con experiencia, ustedes mismos detectarían la situación y no tendrían la guardia tan baja, pero ahora sabiendo su clara inexperiencia, me preocupa su percepción. Quiero que todos hagan que sus sirvientes lleven las armas divinas a la habitación de su noche de bodas. Principalmente los vírgenes, así que si, hablo de ti Koji, de ti Jack, de ti Kintoki, de ti Lü Bu y de ti Nikola.
— ¿Eh? — dijo el científico señalándose. — ¿Yo? Pero si yo no soy virgen.
El gritó de asombro que hicieron todos los hermanos en ese momento seguramente retumbara hasta el fin de los tiempos. Nadie se podía creer esto, era imposible que Nikola no fuera virgen, el sujeto se la pasaba encerrado en su laboratorio, no hacía nada más que hacer inventos y ciencia, solo salía a comer, y eso a veces, había días en donde Adam lo sacaba de su laboratorio en calidad de bulto al desmayarse por la falta de agua.
Incluso los dioses que estaban espiándolos, se encontraron sorprendidos ante esta declaración. Más Beelzebub, que no podía creer la declaración. Pero, al menos ahora hacia sentido algo, Nikola se veía confiado con eso de fingir una relación, así que tal vez, que estuviera ya con alguien más, era una de las razones de su confianza, aunque eso molestara al dios.
— ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? — Dijo Leónidas confundido.
— Oh por dios, dime que no lo hiciste con una paloma, Niko. — comentó Raiden mirándolo.
— ¿Construiste un dildo o una muñeca sexual? — preguntó Qin genuinamente curioso con una sonrisa. — Tu, goloso, maniático de lo sensual.
— Nada de eso. — respondió riendo Tesla. — Cuando comenzó mi adolescencia y tenía más deseos sexuales, decidí dedicarme a estudiar la anotomía y el sexo, por lo tanto, si soy un científico, debo probar de todo, así que le pedí a Edison que me ayudara, y lo hicimos. Los resultados fueron lo que esperaba, fue placentero. — comentó el científico sujetando su barbilla, como si estuviera pensando y recordando. — Tanto el sexo oral como el sexo anal es placentero. Más porque los hombres podemos golpear la próstata para sentir placer.
— Una gran ventaja. — dijo Leónidas mirando a su hermano.
— Pero también quería experimentar con una chica, cuando Raiden recalcó que no hay nada mejor que estar entre las piernas de una mujer.
— Eso es verdad. — comentó el aficionado al sumo.
— Así que, si mi hermano había formulado una teoría, tenía que comprobar su veracidad, por lo tanto, le propuse a Marie si podía ayudarme en este experimento. Pero solo recibí una bofetada de respuesta e insultos. — rio Tesla. — Olvide que no puedo decir cosas así con las mujeres, aunque después, comprendí algo que me daría la ventaja en este experimento.
— ¿Y eso fue? — cuestionó Qin.
— Que soy muy atractivo. — sonrió Tesla. — Por ley, las personas atractivas suelen tener mejor respuesta de otros al tener ventaja visual con sus allegados, por lo tanto, un día simplemente salí por la puerta trasera de mi laboratorio, y fui al Harem de Qin.
El ex emperador chino escupió su bebida al escuchar esto de Tesla. ¿Cómo había osado meterse con su harem? Pero al final, ni siquiera estaba molesto, era impresionante que descubriera donde estaba, que no haya ido de chismoso con Eva o Adam, y que haya convencido a alguna de sus mujeres en hacerlo.
— ¿Me estas tomando el pelo? — dijo Qin. — ¿Lo hiciste en verdad?
— Si, y cuando una doncella acepto hacerlo, fue cuando di por terminado ese experimento, y seguí dedicándome en lo mío. El sexo es placentero, pero, la ciencia necesita toda mi atención, y el sexo es una distracción.
— Te juro que lo veo y no lo creo. — dijo Qin mirando a su hermano. — Que escondidito te lo tenías.
— No era un secreto, Grigori lo sabía, él me dijo la ubicación de tu Harem.
— Ese idiota. — sonrió Qin.
Los dioses habían dado tal vez tres pasos hacia atrás cuando la silla de Hades se llenó de llamas negras, el rey del Helheim no estaba feliz con lo que había escuchado. Su futura reina, su futuro gobernante a su lado, tenía un harem de mujeres solo para su placer, eso era algo que no podía permitir, no podía dejar que Qin siguiera eso, no sabía de donde provenían estos sentimientos, pero nunca dejaría que el ex emperador siguiera armando harems.
Sintió un montón de agua caerle encima cuando Poseidón lo empapó, apagando las llamas y hacer el mismo gesto de poner sus manos en los hombros de su hermano para calmarlo. Por supuesto que el rey de los mares estaba disfrutando ahora ser él quien calme a Hades y no al revés.
— Bueno, ¿están emocionados? Si ustedes quieren pueden perder la virginidad con un dios. ¿Les gustan? — dijo Leónidas mirándoles. — Digo, soy muy seguro de mi masculinidad, así que puedo saber que los hombres con los que están son muy atractivos.
— Ah... — Kintoki se encogió de hombros. — Realmente no quiero hacer nada en esa noche de bodas.
— Mira, diré algo, el estúpido de Zeus puede ser todo. — comentó Raiden. — Un idiota, maldito hijo de puta, cínico de mierda, todo, pero malo en la cama no es. Literalmente se cogió casi a toda Grecia, así que puede ser todo, pero excelente en el sexo si es, podrías aprender algunas cosas de él si quisieras.
— Prefiero solo dejarlo así. — comentó Kintoki. — No lo conozco mucho, y Eva nos enseñó a solo hacerlo cuando estuviéramos seguros de que queremos a alguien.
La risa de Leónidas, Raiden y Qin se escucharon en todo lugar, a veces los hermanos del Edén, aunque fueron criados por los mismos padres, tenían unas formas de ver la vida totalmente diferente.
— Eso es solo aplicable para ellos, son el uno para el otro, Kinto. — comentó Qin. — Disfruta de tu vida sexual, ten parejas, deja que te amen y te rompan el corazón, no sé, experimenta.
— Concuerdo con Qin. — comentó Leónidas. — Eres joven, vive lo que tengas que vivir y preocúpate por algo serio después.
— Oigan, no pueden decirle eso a Kintoki, él realmente quiere tener a alguien cercano que solo sentir placer momentario. — dijo Kojiro defendiendo a su hermano.
— Kojiro. — comentó Qin sonriente. — Tú principalmente eres él que debería considerar disfrutar tu noche de bodas.
— ¿Yo? ¿Por qué yo?
— Musashi es un hombre casado, nunca has tenido las bolas para decirle lo que sientes, así que, ¿por qué no? Porque no tomas a ese sexy rubio malhumorado y lo montas hasta que olvides quién diablos es Musashi Miyamoto.
El rostro de Kojiro se hizo tan rojo como un tomate después de ese comentario de Qin. Acabando por cubrir su rostro, no podía creer que sus hermanos hablaran tan relajados de temas tan íntimos.
— No quiero hacerlo con alguien que ni siquiera sé si me cae bien. — dijo Kojiro. — Puedo notar que Poseidón es atractivo, pero no siento nada por él.
Por supuesto que fue esta vez Zeus quien tuvo que parar a Poseidón de destruir las pantallas, y no porque le importara su hermano y su rabieta, que hacia porque el humano públicamente le había rechazado, sino, porque quería seguir escuchando el chisme de los Einherjar.
— ¿Piensas seguir suspirando por Musashi toda tu vida, entonces? — cuestionó Leónidas.
— ... No. — respondió Kojiro. — Pero no es tan fácil sacarte a alguien de la mente en unos días. Quería decirle antes de la boda, pero es imposible, ¿qué le voy a decir? "Oye, me gustas mucho, siempre me has gustado, pero ahora me voy a casar y ya se tu respuesta, así que olvidemos esto." Siento que no podría nunca volver al dojo si digo algo como eso.
— Solo di lo que tengas que decir cuando sientas que tengas que decirlo. — comentó Lü Bu mirándole. — Sin importar el resultado, incluso si pierdes, sabrás que habrás dado todo y podrás avanzar.
Kojiro sonrió ante la sonrisa de Lü Bu, se sentía mejor con esas palabras.
— Gracias Lü.
Lü Bu era un hermano de pocas palabras, y no porque no supiera hablar adecuadamente, sino, porque no era un tipo conversador. Pero, cuando lo hacía, solía dar las palabras que la gente quería escuchar. Y eso hacía que cuando Lü Bu realmente quería ayudar, escuchaba a sus hermanos sin problemas.
— ¿Qué hay de ti Lü Bu? — cuestiono Raiden, cambiando el tema. — ¿Harás algo con Thor?
Por supuesto que el dios nórdico, empujó a los griegos para ponerse atento a ese monitor, para no perderse ninguna palabra de su general.
— ¿Tengo qué? — dijo Lü Bu.
— Si quieres puedes. No es como si le debieras algo, así que puedes o no puedes hacerlo. Respondió Raiden.
— Hmm... — Lü Bu se quedó pensando un poco, mientras sus hermanos respetaron el silencio, ya que sabían que Lü Bu respondería, pero lo estaba meditando primero. — Me ha vencido en una batalla, y le prometí pasar tiempo con él, seguirlo siempre. Por lo tanto, creo que tal vez debería hacerlo.
La sonrisa suave de Thor mirando a Lü Bu fue sorpresiva para todos los dioses, por supuesto que el hijo de puta estaba feliz, al parecer su general se vería accesible para él.
— Sabes que puedes negarte, Lü Bu. — comentó Qin. — No hagas cosas solo porque sientes que le debes algo.
— Lo tendré en mente. — respondió el ex general. — Aún no decido que haré, pero sé que mantendré mi guardia alta.
— Excelente. — comentó Qin.
— ¿Tú lo harás con Shiva, Raiden? — preguntó Nikola, recargándose en su mano.
— Pues si él quiere si, aunque no le veo el sentido, ya tiene tres hermosas esposas, pero, ahora que recuerdo, el mencionó algo de una orgía, así que si, si quiere que participe en una orgía, lo haré. — sonrió el humano.
Shiva ni siquiera dudaba de esa respuesta, había elegido bien a Raiden, era él que mejor se llevaba con su humano, y se estaban haciendo buenos amigos, así que esa noche de bodas sería sensacional.
— La verdadera pregunta aquí es, ¿Leónidas, te acostarás con ese viejo? — comentó Raiden con una sonrisa burlona.
— Hmm... si me seduce como es debido, lo haré. — comentó el ex espartano. — Lo considero fuerte y atractivo, si por un momento en su vida no es un hijo de puta, lo haré sin problemas.
— Bueno, esa es una respuesta clásica de Leónidas. — Comentó Lü Bu. — Qin, ¿harás algo con Hades?
— Hmm... — el emperador sonrió.
El rey del inframundo estaba viendo sus expresiones, esos ojos de estrellas, ese rostro perfecto, todo, no quería perderse nada de la respuesta que daría.
— Depende de muchas cosas. — comentó Qin. — No es secreto que siempre he tenido interés por Hades. — esa declaración sorprendió a los dioses, mientras los humanos actuaban normales, ellos ya sabían de este interés. — Claro, que mi interés siempre fue a su tipo de gobierno, y a esa silla que tiene, se ve muy cómoda.
— ¿Lo harán en la silla? — rio Raiden.
— Si el rey del inframundo sabe mover sus piezas bien en este juego de seducción, puede que me tenga, porque solo me acuesto con personas interesantes, y si al final es un idiota, creo que lo descartaré de mi lista.
— ¿Será tu primera vez con un hombre, no? ¿Estás listo? — dijo Leónidas. — No sé si podrás con ello.
— Aunque sea mi primera vez con un hombre, si llegara a ocurrir, sé muy bien que tengo que hacer. Pero ahora que mencionas tu preocupación, puedo expresar la mía. Jack... — los ojos del chino fueron a parar al del inglés. — ¿Cómo te sientes al respecto?
— ¿A qué te refieres, hermano?
— Es un hombre con él que te casarás, y él último hombre que se te acercó, casi lo matamos por intentar abusar de ti. — comentó Qin. — ¿Quieres que pidamos que Hércules se separe de ti en esa noche? Podemos pedir que haya separación de camas, o puedo ir a dormir contigo.
— No es necesario, pero agradezco tu preocupación. — comentó Jack bebiendo de su té. — Sir Hércules no haría algo que yo no quisiera, y si de alguna forma lo intentara, solo tengo que matarlo y eso quedará allí.
— Jack. — dijo Leónidas viéndolo preocupado.
— No sucederá lo mismo que ocurrió con Noah.
Los humanos guardaron silencio por unos momentos, cada uno sabía que había sucedido esa noche. Escucharon los gritos de Jack, quien se había quedado en casa, junto a Okita y Michel, mientras los demás salían a comprar la cena. Fue solo una noche, en donde Eva y Adam habían sido convocados a una reunión en el panteón indio, solo una, donde Jack era el mayor qué cuidaba a los dos menores mientras los demás volvían.
Pero, todo se sintió como una película de terror cuando escucharon los gritos, y vieron a Okita y a Michel asustados corriendo por ayuda. Los hermanos entraron de golpe, sin pensarlo.
— ¡Quédense y cuídenlos! — gritó Qin a Kintoki y Grigori que rápidamente se quedaron con Okita, Michel y Simo.
Corrieron a una velocidad impresionante, para subir a las habitaciones y entonces verlos. — Su hermano Jack estaba desnudo, le habían arrancado la ropa, y dos sujetos le sujetaban de los brazos, y otros de las piernas, mientras un maldito hijo de puta como Noah apenas se posicionaba entre ellas. Esta más decir, que el grupo de Noah, "Mama Oca" y Noah, tuvieron suerte de que Jack tuviera buen corazón, y los dejaran vivos, porque nunca en la vida, se había visto a Lü Bu o a Leónidas destrozar todo a su paso.
Desde entonces, Jack no tenía ningún interés de ser cortejado por nadie, se la pasaba leyendo o estando con sus padres. Cosa que amaban ambos, les tranquilizaba tener a Jack con ellos, ya que así podían protegerlo, y desde entonces, mínimo se quedaban dos mayores junto a los menores por cualquier cosa. Y tenía que estar balanceado, si se quedaba Jack, tenía que estar Lü Bu, o Leónidas en casa, si se quedaba Qin, se quedaba Kintoki igual, si se quedaba Nikola, se quedaba Raiden, la cosa era tener cerebro y fuerza en la casa por cualquier cosa.
— Dormiré contigo. — declaró Lü Bu. — No creo que Thor diga nada, y así no estarás solo con ese dios.
— No, les he dicho que no es necesario. — comentó Jack. — En caso que lo fuera, tengo el mazo de Sir Hércules, y, por si fuera poco, usaré la pulsera que Nikola inventó para todos, mandaré la señal de mi ubicación para que puedan encontrarme.
— Jack. — comentó Qin.
— Sir Hércules no me lastimaría. — respondió Jack. — No eres el único que se interesó en un dios desde hace tiempo atrás.
— ¿Eh? — dijo Qin. — ¿Te gusta Hércules?
— No puedo declarar que me guste, pero si me atrae, ya lo he besado, y ha sido delicado conmigo en ello, además, sea lo que sea que decida hacer en esa noche, sé que Sir Hércules apoyará mi decisión. Así que no quiero que se preocupen o traten de irrumpir, pueden conocer mi ubicación con los inventos de Nikola, pero de allí en fuera, me gustaría que me dejen manejarlo a mi modo.
— Bueno, con eso está bien, te lo concederemos, pero no dudes en hablarnos si necesitas ayuda. — comentó Qin.
Del lado de los dioses, Hércules solo podía apretar los puños de impotencia, ¿quién diablos era Noah y que diablos había tratado de hacerle a Jack? Se preguntaba en sus adentros, pero, al mismo tiempo, sentía cálido el pecho al pensar que Jack confía en él, y ahora con más motivos, quería seguir haciendo crecer esa confianza, él nunca haría nada que no quisiera Jack... ¿verdad?
Fue Hades quien apagó la transmisión levantándose de su lugar, para mirar a los dioses.
— Se acerca un día muy importante para todos, el primer paso grande en este juego, el movimiento de un alfil en el tablero. — comentó Hades cruzando sus brazos. — Zeus, ¿lograste lo que te pedí?
— No, es imposible que Hera quiera...
— Descuida, yo lo conseguí por ti. — comentó Hades sonriéndole a su hermano.
— ¿Eh?
— Yo hablé con Hera, y le ofrecí un trato, el cual no rechazó, y ahora podrá hacer el matrimonio y unir nuestras almas con ellos.
— ¡Sí todo este tiempo podías hacerlo! ¿Por qué me mandaste a mí?
— Era un castigo. — comentó Hades. — Como tu hermano mayor, debía darte uno después de todas las cosas que has hecho, así que hacer que te acercaras a Hera, era uno de ellos.
Zeus hizo un rostro de molestia mientras Poseidón soltaba una risa burlona, en definitiva, estaba disfrutando esto.
— ¿Cómo conseguiste que aceptara? — preguntó Beelzebub.
— Le dije que Zeus sería amarrado a un humano que no lo quiere y que no puede seguir haciendo travesuras con nadie ahora que atará su alma, así que solo será un mísero dios sin sexo ni amor. — rio Hades. — Por supuesto que aceptó. Pero eso no es lo importante, mañana es un día único, por favor, no hagan nada para arruinarlo, después de este día, comienza la fase dos, y con esa fase, comienza la verdadera diversión. Así que, si quieren llegarla a ver, no hagan nada con lo que podamos arrepentirnos.
Los dioses se miraron los unos a los otros, y al final acabaron por retirarse, en definitiva, este juego era engañoso, más cuando no conocían todo realmente. ¿Qué es lo que está ocultando Hades? ¿Cuál es el final del juego? ¿Cómo es que se verán beneficiados? Esas preguntas abundaban en todos los dioses ahora mismo.
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Se había elegido el más hermoso de los jardines en el Valhalla, donde poco a poco diferentes dioses, de diferentes categorías comenzaban a llegar. Todos iban vestidos de gala, ya que a pesar que sería una boda donde diferentes dioses se casarían, estaban a punto de presenciar como dioses supremos unirían nupcias, por lo tanto, iba a ser la fiesta del siglo al saber cómo se desenvolvería dicha boda, que parecía algo apresurada.
Y, además, el morbo por conocer a los humanos o más bien, verlos de nuevo. Ningún dios parecía recordar lo ocurrido en el Ragnarök, y eso era justo lo que los dioses supremos querían, nadie con conocimiento de lo acontecido para evitar que se difundiera información que pudiera afectar sus planes.
Y entre todos ellos estaba llegando otro dios supremo, el gran Buda, que iba de la mano con el dios chino, Zero, entrando de gala a dicha boda, en donde Buda parecía sonriente, comiendo una paleta mientras Zero no podía dejar de maravillarse con la bella decoración.
— Buda, mira, que bonito. — dijo con estrellas en los ojos Zero, quien señalaba el techo lleno de estrellas. — Es tan bonito todo.
— Lo es. — contestó Buda. — Si un día nos casamos nuestra boda será más impresionante.
Buda solo lo había dicho para ver el sonrojo enorme en el rostro de Zero, le encantaba colorearle las mejillas, hacían ver sus mejillas incluso tan dulces que le daba ganas de morderlas.
— Podemos...
Tuvo que parar su caminar, cuando accidentalmente chocó con alguien, y al mirarlo, sintió un pequeño dolor en la cabeza. Allí estaba, Adam, padre de la humanidad, mirándole, ambos parecían confusos, con la mirada que se estaban dando el uno al otro.
— Lo lamento. — dijo Buda. — No me fijé por donde caminaba.
— Descuida, yo igual estaba distraído. — comentó el humano, dándole una suave sonrisa. — Disfruta la boda.
— Claro... oh y felicidades por el matrimonio de sus hijos.
— Gracias.
El rostro alegre de Adam había cambiado a uno preocupado, cosa que notó Buda de golpe. ¿Es que acaso esta boda no era algo voluntario? ¿O por qué el padre de la humanidad había hecho dicha expresión?
— ¿Buda? — dijo Zero abrazándose de su brazo. — ¿Estás bien?
— Si, perdona, me distraje un poco, tomemos asiento, esto está por comenzar.
Parecía que todo estaba saliendo a la perfección, pero, había una diosa, y un humano, que no estaban en dicho lugar, en dicha reunión, porque ahora, una diosa caminaba por pasillos repletos de demonios, siguiendo a un guardia, hasta que la dejaron frente a una celda, entregándole una llave.
— ¿Eres Sigurd, el humano que asesina dragones? — dijo la voz de la diosa acercándose a la celda.
Se podía ver a un humano en una especie de cruz, lleno de cadenas y sometido, colgado en dicho lugar, evitando que pudiera tener alguna movilidad.
— ¿Quién pregunta?
— Soy Hestia, diosa griega del fuego del hogar y protección. — comentó la diosa, retirándose la capucha, dejando ver ese aire de divinidad. — He venido a ejercer mi mandato.
— ¿Y ese es?
— Protección familiar, y soy testigo de cómo una familia está siendo engañada. — comentó la diosa. — No importa si es mi familia quien lo está haciendo, quiero justicia. Por lo tanto, es que te necesito a ti.
— ¿A mí? — rio el condenado. — ¿Por qué a mí?
— Sé que debes no tener memorias, pero... ¿Te suena el nombre de Brunhilde?
El hombre posiciono esa mirada condenada rápidamente en la diosa, mirándola con confusión y con tremendo dolor, había un fuego comenzando a encenderse, que estaba siendo invisible para el dios del inframundo que, en este momento, se concentraba en su tablero.
Lo malo de los jugadores de ajedrez, es que si llevas cartas donde ponen sus piezas, poco saben qué hacer para ganar un juego.
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