|9| Convencimiento
- Kayano tiene razón Nagisa. -dijo Isogai mirando preocupado a su amigo peliceleste. Este último dejó de mirar a Kaede para verle a él.
- Sé que la tiene, pero ya dije que lo he visto, él es de mi de edad...
Un momento, ¿Karma era de su edad? No lo sabía, no se lo preguntó en ningún momento, tampoco lograba recordar muy bien si lucía mayor, según él, Karma aparentaba 16 años, dos más que él, se veía bastante maduro.
Al final, aquel dúo terminó por convencer a Nagisa de que no hablara con ese chico. Pero conociéndole y con lo testarudo que es el peliazul, volverá a escribirle. Además de que ya había entrado en duda sobre la edad de Karma.
Pasaron a lo mucho tres días.
Tres días en los cuales Nagisa volvió a sentir el aburrimiento y la soledad del verano.
¡Tenía unas ganas de escribirle algo al pelirrojo!
Pero ya hace días que reprimía ese deseo.
En el fondo no sabía porque ansiaba tanto hablar con él, suponía que era curiosidad, ya que, al fin y al cabo, tenía a sus amigos para charlar.
Además, ¡Karma ni siquiera se dignó a responderle la última pregunta que le hizo!
Era fin de semana ya ¿qué ocurría? Ya hace casi una semana que Karma no mostraba señales de vida, Nagisa comenzaba a preocuparse, debía admitir que antes también estaba preocupado, pero pensaba en que quizás estaba muy ocupado con cosas de la escuela y eso.
Respiro profundo y le mandó un mensaje.
Karma-kun, ¿estás bien?
Espero por largos minutos. Parecía que no le iba a responder, o eso creyó hasta que su celular vibró en sus manos asustándolo y haciendo que diera un pequeño salto por el repentino susto, en consecuencia de esto el aparato que antes estaba en sus manos terminó en el piso.
Nagisa maldijo por lo bajo, esperando que su celular no se haya roto.
Al levantarlo lo revisó un poco, al menos todo estaba en orden.
Lo estoy ¿por qué no habría de estarlo?
Era el mensaje que había recibido de parte de Akabane.
Sonrió inconcientemente, al menos estaba vivo.
Porque hace días que no hablamos, pensé que algo te había pasado.
Tú no me escribiste en estos días, yo no tengo con qué contactarte. Además mi celular se estropeó y tuve que comprarme uno nuevo. ¿Pensaste que me había ocurrido algo? ¿Qué con esa repentina preocupación, Nagisa?
Lo descubrió de inmediato, pero intentó evadir la última pregunta ya que ni él sabía la respuesta a ella.
Pues, mis amigos dijeron que dejara de hablar contigo por un tiempo, y eso hice.
Optó por decirle la verdad, qué importaba, razones para mentirle no tenía.
Yo no debo ser siempre el que inicie la conversación ¡tenías mi correo!
¿Y tu les obedeciste sin más? Vaya que eres fácil, fácil de convencer me refiero. Y con respecto a tu correo, olvidé anotarlo, si me hubieras dado tu número hubiera sido diferente.
Sigue soñando Akabane.
Bueno, al menos lo volví a intentar.
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