|49| Vergüenza
Iba caminando a un paso bastante normal, se puso sus audífonos porque no toleraba oir los sonidos típicos de la cuidad y mucho menos el escuchar hablar a la gente de su alrededor.
Pulsó "reproducir" y no tardó en darse cuenta que sonaba una de sus canciones favoritas, empezó a cantarla en voz baja sin darse cuenta.
— Hills burn in California, my turn to ignore ya, don't say I didn't warn ya. All the good girls go to hell, cause even god herself... has enemies, and once the water starts to rise, and heaven's out of sight...
— Quién diría que cantas tan bonito.
Tan distraído iba que no notó cuando alguien se le había acercado e incluso llevaba rato caminando a su lado.
— ¡SU PUTA MA-! —era Asano quien le dio el susto de su vida, y si bien no lo escuchó por ir con sus audífonos, se asustó porque lo tomó del hombro y se acercó demasiado— ¡No vuelvas a hacer eso!
— ¿De verdad no me viste? Llevo como 10 minutos junto a ti.
— Mentiroso, la canción no lleva ni un minuto.
— Pff, diez, uno, mil, solo son ceros más, ceros menos. —la cara de Itona era de "¿Acaso no sabes lo que es pensar antes hablar? ¿Qué mierda me estás contando?" por la idiotez que el más alto acababa de decir.
— En fin, ¿tienes algo importante que hacer ahora? —preguntó el rubio fresa.
— Tengo que estudiar.
— ¿Qué cosa?
— Matemáticas.
— ¿Puedo ayudarte?
— No gracias, con lo que dijiste hace rato me dejaste más que claro que no eres la persona más lista de-.
— Fui el primer lugar en todo durante todos mis años de escuela, además de ser presidente del consejo estudiantil.
Y así terminaron llendo ambos a casa del peliblanco.
Antes de entrar Itona se detuvo en la puerta para decirle algo de suma importancia a Gakushuu.
— Escucha, mis padres están en casa y lo que pasa es que nunca antes les presenté a alguna de mis parejas. Eso es porque realmente nunca tuve ninguna relación seria. Así que... Si se comportan raro... O al menos si mi madre...
— Hey, está bien. —le dio un beso en la mejilla a su novio, se sentía tan bien el saber al fin que Itona ya los consideraba en una relación y que no solo él lo hiciera.
Y así entraron.
Lo presentó entonces con su madre, puesto que una vez ya se lo había presentado a su padre.
La madre de Itona era realmente hermosa, cabello largo y blanco platinado, ojos dorados brillantes y cada que sonreía se formaban hoyuelos en sus mejillas. Ella quedó totalmente encantada con Asano, tanto así que entre charla y charla y un descuido de Itona, ella ya se encontraba mostrándole sus fotos de bebé.
— Y esta es de cuando mi niño tomó un balde de pintura amarilla y se la echó encima diciendo que era el Sol, después salió al patio y empezó a desnudarse, ¡también hay una foto de eso!
— ¡mamá ya deja eso! —el albino tomó el álbum de fotos y lo cerró, por Dios ¡qué vergüenza! Si creía que las cosas que Asano decía eran mucho, ¡en realidad no se comparaba en nada con su madre!
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Se me olvidó actualizar, meperd0n an¿.
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