10. Onigirazu
N/A:
Hola, una disculpa por el tiempo transcurrido. Me deprimo fácil.
-🌙
10._ Onigirazu.
Sandwich de onigiri (arroz relleno).
El corazón de Namjoon se contrajo dolorosamente al escuchar la historia de Jimin sobre su juventud. Una narrativa que no podría resumirse simplemente en la búsqueda de reconocimiento y compañía, sino que abarca todo un abanico de matices y sensaciones. Para aquellos que no lo han experimentado de primera mano, es difícil comprender qué tan profundo debió ser el descontento de Jimin consigo mismo para llevarlo a mutilar su cuerpo de esa manera.
En la historia ajena, Namjoon encontró un reflejo de su propia historia. A través de lo que Jimin compartió, pudo vislumbrar ciertas similitudes entre ellos. ¿Era la sensación de opresión y abstinencia lo que despertaba su empatía? ¿O eran las emociones que surgían cuando intercambiaban besos y caricias?
¿Estaba empezando a surgir el amor entre ellos? Era una pregunta difícil de enfrentar y, en ese momento, parecía fuera de lugar. Jimin ya tenía suficientes problemas que enfrentar, y añadir la complicación de los sentimientos sería una carga innecesaria. En este momento, lo más importante era centrarse en el bienestar y la recuperación de Jimin.
Namjoon comprendía que la enfermedad de Jimin no podía reducirse simplemente a una cuestión de comer o no comer. Sabía que detrás de esas restricciones alimenticias se escondía una maraña de recuerdos, pensamientos y emociones arraigados en lo más profundo de su ser. Por lo tanto, si quería ayudarlo sin abrir viejas heridas, debía ser discreto en sus palabras y acciones.
Ideó un plan para involucrarse en la rutina y dieta de Jimin sin ser invasivo, con la esperanza de cambiar su perspectiva sobre la comida. No fue un plan estrictamente elaborado, sino una serie de acciones que se fueron entrelazando con los acontecimientos cotidianos, como su reciente problema para conciliar el sueño.
Namjoon había aceptado el insomnio como parte de su identidad, resignándose a pasar las noches en el balcón hasta que el tabaco y la cerveza lo dejaban suficientemente entumecido como para preferir su cama.
Namjoon había llegado a aceptar el insomnio como una parte intrínseca de su ser. Convencido de su incapacidad para conciliar el sueño, pasaba las noches en el balcón hasta altas horas, dejando que el tabaco y la cerveza lo entumecieran lo suficiente como para preferir su cama ante la rigidez de la silla de exterior.
Una vez en su habitación, se revolvía sobre el colchón, durmiendo a intervalos y despertando antes de alcanzar un sueño profundo. Cuando la habitación comenzaba a iluminarse con los primeros rayos del sol, Namjoon ya estaba cansado de mirar el techo.
Decidió salir de la habitación y se dirigió a la sala de estar, donde se sentó frente a su computadora y comenzó a trabajar. El sonido de la alarma de Jimin marcó el inicio de una extensa rutina de ejercicio. Jimin salió de su habitación con su rompevientos y zapatillas para correr, saludando con un suave "buenos días" mientras llenaba su botella de agua.
Intercambiaron algunas palabras más, una conversación trivial que apenas se extendía por cortesía. El silencio se hizo más evidente, cargado de una sensación de expectativa y duda.
De repente, Namjoon cerró su computadora y se puso de pie.
-¿Te importaría si te acompaño a correr hoy? -preguntó rápidamente, revelando la espontaneidad de su decisión.
Jimin, sorprendido por la oferta, lo miró con ojos todavía soñolientos y asintió lentamente, como si estuviera dispuesto a aceptar cualquier cosa que le propusieran.
Namjoon sonrió, acercándose a él y sosteniendo su rostro entre sus manos. A través de los ojos de Jimin, le hizo prometer que lo esperaría. Jimin accedió, encantado de recibir los labios de Namjoon como recompensa.
Jimin era incapaz de resistirse a los deseos de Namjoon, y él lo aprovechaba en su estrategia. Jimin esperó pacientemente a Namjoon, incluso cuando este le dijo que primero tomaría el desayuno antes de salir a correr.
Para Jimin, resistirse fue todo un desafío mientras permanecía al otro lado de la mesa, luchando contra el tentador aroma de la comida recalentada que despertaba su apetito. Trató de calmar su estómago tomando su licuado de proteínas, pero no fue suficiente.
-Ten, prueba un poco. -Namjoon extendió los palillos hacia Jimin con un gesto amistoso, ofreciéndole un bocado de comida.
Jimin aceptó el ofrecimiento con resignación, mostrando una mueca que reemplazaba su usual sonrisa. Namjoon empatizo con la expresión de Jimin, reconociendo su propia responsabilidad en la frustración del bailarín. Aunque le doliera verlo así, lo tomó como un sacrificio necesario para alcanzar su objetivo.
Y con una mezcla entre una leve sonrisa y un gesto de desagrado, Jimin aceptó el bocado.
Aquella mueca torcida prevalece sobre la expresión de Jimin, reemplazando su habitual sonrisa de media luna. Namjoon aceptó el gesto aunque calara en su sensibilidad, pues en el fondo sabía que él era el responsable de la frustración del bailarín. Pero aquel descontento lo tomaría como el sacrificio que tenía que sobrepasar para llegar a su objetivo.
A pesar de que sabotear la carrera no era su intención, terminó por hacerlo debido a su pésima condición. El bailarín tuvo que reducir la velocidad en varias ocasiones para adaptarse a Namjoon, y finalmente decidieron dar media vuelta antes de alcanzar su meta debido a que Namjoon se sentía mal.
-No puedo creer que hagas esto todos los días -comentó Namjoon mientras subían los escalones hacia la entrada del edificio, con su rostro enrojecido y su camisa empapada de sudor.
Jimin no respondió. Miraba fijamente su reloj, frustrado por no poder alcanzar su objetivo de ejercicio. Cuando Namjoon llegó a la cima, Jimin se dirigió directamente hacia las escaleras, arrastrando los pies en silencio.
Namjoon le rogó que subieran en el ascensor, mostrando su rostro sonrojado y agitando su camisa empapada de sudor. Sin palabra alguna, Jimin arrastró los pies hacia la caja de metal.
-Me sorprende lo tranquilo que es Seúl cuando es de mañana, el clima es agradable y se respira un aire más ligero -comentó Namjoon, tratando de aliviar el ambiente-. La siguiente vez solo deberíamos caminar.
Pero las palabras de Namjoon parecieron tensar aún más a Jimin, quien salió apresuradamente del ascensor y se dirigió al gimnasio sin decir una palabra, dejando a Namjoon atrás con un sentimiento de incomodidad.
En esos momentos, la rigidez del régimen de Jimin se hacía evidente. Era perfeccionista y se molestaba ante cualquier inconveniente que pudiera interrumpir su rutina. Aunque intentaba aparentar lo contrario, Jimin era rencoroso, tanto consigo mismo como con los demás, aunque parecía no darse cuenta de ello.
Mientras Namjoon entraba al departamento, escuchó el sonido del teléfono de Jimin. Al asomarse por la puerta, vio al rubio ya con sus maletas sobre los hombros, mientras se calzaba los zapatos y respondía a la llamada.
Al regresar al departamento, Namjoon escuchó el teléfono de Jimin sonar. Desde la puerta, vio a Jimin con las maletas sobre los hombros, respondiendo una llamada mientras se preparaba para salir.
-Lo siento, Jungkook. Tuve un contratiempo y por eso me retrasé. Estoy en camino.
Al escuchar el nombre de Jungkook, Namjoon sintió un escalofrío recorrer su espalda. La confianza que había empezado a construir con su primera intervención se desvaneció en un instante. Namjoon se dio cuenta de que no podía controlar las influencias externas que podrían afectar la recuperación de Jimin, y la presencia de Jungkook representaba un obstáculo más en su camino.
(...)
A pesar de las malas caras y el sacrificio de su condición física, Namjoon había logrado intervenir en la rutina matutina de Jimin. La de la noche, ya la tenía prácticamente ganada al ser el responsable de preparar la cena.
Sin embargo, quedaba un gran espacio en el día, que prácticamente ocupaba la mayor parte del tiempo, cuando Jimin estaba fuera yendo al gimnasio a clases y luego al teatro, mientras que Namjoon permanecía en casa.
Las tardes para Namjoon se centraban en trabajar, pero en estos días ya no le quedaban responsabilidades en las cuales enfrascarse: su trabajo de investigación estaba completo y en 2 días realizaría su defensa. ¡Ya estaba cansado de estudiar!
Por otro lado, la exposición de los jarrones estaba en revisión, y necesitaba que lo aprobaran para seguir avanzando. Después de esta revisión, comenzaría el montaje para la tan aclamada -o no tanto- exposición. Pero hasta entonces, a esperar.
En el tiempo sin propósito, en la pausa sin razón, se colaba la sensación de estar sin dirección. El ocio a veces se convertía en un abismo de inquietud, cuando los días se alargaban y las horas se estiraban, la soledad se hacía presente. Como un escape al aburrimiento, Namjoon tomó su celular, yendo de una red social a otra, mientras tomaba el almuerzo: una orden de Onigirazu que se encontraba en descuento en la aplicación de delivery.
En redes encontró artículos curiosos y eventos que despertaban su curiosidad, aunque no se decidía a asistir a alguno. Bajando más por la pantalla, se encontró con una foto de su amigo, Yoongi. El sujeto vestía traje y estaba frente a una exposición, haciendo de experto delante de un público de europeos canosos.
Al revisar el pie de foto, se dio cuenta de que no era una publicación realizada por su amigo, sino por una plataforma de noticias. La cuenta era inglesa y hablaba acerca del éxito que estaba siendo la exposición: "un enriquecedor paseo a través de la historia por medio de la arquitectura. Modelos detalladamente elaborados por el equipo de historiadores surcoreanos. En la foto: el maestro Min Yoongi presenta la Alhambra".
Al descender por los comentarios, Namjoon experimentó una punzada en el pecho. La amargura, la insatisfacción y el resentimiento se revolvieron en su interior, estrechando sus intestinos. Su interior se convirtió en un campo de batalla, donde el orgullo resultaba severamente lastimado.
Apagó el celular y lo bajó hacia su regazo. Su cabeza se inundó de comparativas y catastrofismos: ¿por qué, si Yoongi y él habían estado detrás del mismo sueño, esforzándose de igual manera, solo uno de ellos figuraba en el medio? Mientras Yoongi recolectaba las mieles de su trabajo, él se lamentaba en un oscuro departamento, sumergido en el eco vacío de sus propias aspiraciones truncadas.
La culpa se colaba como una sombra oscura, se deslizaba sigilosa por los recovecos de su mente, pesada y opresiva. Percibía el equívoco de sentir envidia del éxito de su más grande amigo como un nudo en su garganta, una sensación de malestar que se extendía por todo su cuerpo.
Se consideraba el peor traidor de su amistad y del camino que habían recorrido juntos. Escribir un mensaje de felicitaciones para su amigo se sentía como un intento desesperado por aliviar el peso que cargaba sobre sus hombros. Sin embargo, la sensación persistente de haber fallado seguía latente, como una herida que se negaba a sanar.
Cuando el malestar comenzaba a nublar su visión y a pesar en los bordes de sus ojos, la notificación de un mensaje le brindó un salvavidas en medio de la tormenta emocional. Era Jimin quien acababa de enviarle la captura de una transferencia de pago, su parte para cubrir los servicios del departamento. Podía parecer algo trivial, un simple acto administrativo en la rutina diaria, pero para Namjoon significaba mucho más.
Era un recordatorio tangible de que todavía tenía un propósito por cumplir, un compromiso que lo anclaba a la realidad y lo alejaba del vacío emocional. Jimin simbolizaba un farol en medio de la oscuridad, una luz que lo guiaba y lo mantenía enfocado en el camino por recorrer.
Sin pensarlo, sus dedos comenzaron a escribir: "¿Estás en descanso?"
Jimin respondió que sí, era el momento del almuerzo.
Namjoon comentó que él también estaba en "hora libre". Comenzó a grabar, mostrando la mesa de centro, acercándose al domo de unicel y abriéndolo para revelar su contenido. Cambió a la cámara frontal, grabándose dándole un mordisco al Onigirazu, para luego quejarse de que tenía aguacate.
Jimin respondió con un emoji que representaba sus risas y después escribió que la comida se veía bien. Momentos después, mandó un vídeo de él comiendo el almuerzo que había comprado. Eran cajas que vendían cerca del lugar, y la señora que los vendía solía regalarle un Yakgwa (galleta de harina de trigo y miel).
"Si son tus favoritas, ¿por qué las dejas al último?", cuestionó Namjoon por medio de un mensaje.
Jimin explicó que es una peculiaridad suya: deja lo que más le gusta para el final y primero come lo que no le gusta, en este caso, las verduras. Puede que por sus cicatrices perciba sabores de manera sutil, pero los componentes siguen haciendo estragos en él. Percibe el dolor de la capsaicina en los alimentos picantes, lo refrescante de las bebidas con hielo, y la teobromina del chocolate sigue siendo un estimulante para su cerebro.
"Si pudiera, él solo se comería el Yakgwa", comentó Namjoon.
Jimin respondió: "Si pudiera, viviría sin comer".
Después de leer el mensaje de Jimin, Namjoon sintió como si un peso invisible se posara sobre sus hombros, aplastando su ánimo y dejándolo con una sensación de impotencia abrumadora. La simple frase de Jimin resonaba en su mente, haciendo eco de los tormentos internos que ambos compartían pero que rara vez expresaban en palabras.
Sus ojos cansados reflejaban el dolor y la comprensión de lo que Jimin estaba atravesando. Era como si pudiera sentir la lucha interna de su compañero de vida, el constante conflicto entre el deseo de vivir plenamente y la realidad implacable de una enfermedad que limitaba esa posibilidad.
No era solo el rechazo a la comida lo que dolía, sino el rechazo a la vida misma, que se manifestaba en cada gesto, en cada suspiro de Jimin. En ese momento, Namjoon se sintió impotente, incapaz de aliviar el sufrimiento de su ser querido, y eso lo llenó de una profunda tristeza.
Después de un rato, Jimin se despidió, y Namjoon se encontró solo, enfrentando sus propios pensamientos mientras observaba el domo de unicel que tenía delante. Tomó una bocanada de aire y se dispuso a comer, aunque el sabor desagradable del alimento se le hizo aún más difícil de soportar, recordándole una vez más las dificultades que enfrentaban juntos.
(...)
Incluso con el insomnio persistente, Namjoon se prepara para la defensa de su tesis. Está cansado de revisar sus notas una y otra vez, sintiendo que están grabadas en su mente de forma indeleble.
En lugar de enfocarse en sus notas, se sumerge en su teléfono celular. Encuentra varios chats con mensajes sin leer. Hace un día que no responde al mensaje de Jin, y no tiene intenciones de hacerlo. Su conversación con Yoongi se limitó a una breve felicitación por el éxito de su exposición.
Sin embargo, pasa por alto todos esos chats para abrir la conversación con Jimin. Aunque viven en el mismo departamento, comunicarse por mensajes de texto se volvió un hábito entre ellos. Es una dinámica que Namjoon ha fomentado, aunque no es su estilo habitual de comunicación.
Y aún más sorprendente, comienza por preguntar "¿cómo te encuentras?". Una pregunta tan casual y que suele disparar los rasgos evitativos de Namjoon.
Pero a pesar de su propia naturaleza, Namjoon se esfuerza en vincularse con el bailarín. La respuesta de Jimin llega en forma de una foto y un breve video de personas ensayando.
En la pantalla, un chico castaño realiza grandes saltos alrededor del escenario, levantando a una chica con gracia y elegancia. La cámara luego se enfoca en Jimin, quien sonríe ampliamente, lo cual alegra a Namjoon.
-Si quieres ver más, tendrás que venir a la obra. Solo quedan dos semanas -comentó Jimin, con una enorme sonrisa que llega a empequeñecer sus ojos.
Namjoon sonrió en respuesta y expresó su impaciencia por ello en un mensaje. Luego, en un segundo mensaje, halago su sonrisa, comparándola con un destello radiante que iluminaba su rostro. Y, en un tercero, halago el suave relleno de las mejillas de Jimin, que eran un reflejo encantador de la ternura que irradiaba su rostro.
Jimin agradeció ambos cumplidos. Después de varios intentos de redacción, envió un audio:
-Kim Namjoon, por tu culpa se burlan de mí. ¿Cómo se te ocurre decir esas cosas y pensar que saldré ileso de ello?
Escuchar la voz de Jimin del otro lado es suficiente para que una sonrisa brote en el rostro de Namjoon. La comodidad y la complicidad finalmente han llegado a ellos, y en esa calma, el bombardeo de emociones es aún más fuerte.
Namjoon es llamado para ingresar al auditorio. Rápidamente, envía un mensaje a Jimin avisándole que debe dejar la conversación porque está por defender su tesis. Su celular vibra varias veces con mensajes de un Jimin desconcertado. ¿Por qué no le avisó de algo tan importante para él?
Namjoon se presenta frente a los profesores, quienes reciben sus palabras con comentarios elogiosos. Aunque se plantean algunas cuestiones teóricas, parecen no tener tanta relevancia para los evaluadores. Lo que realmente desean saber es si Namjoon cree que todo patrimonio debe ser conservado, como su pregunta de investigación plantea.
Tras un momento de reflexión profunda, Namjoon responde con convicción:
-Cada relato, cada memoria, constituye parte de nuestra identidad. Son como universos completos, mundos por explorar donde el pasado y el presente se entrelazan, creando momentos eternos. En cada danza, en cada jarrón o platillo, se refleja el alma y la expresión de quienes solo viven un instante. Y gracias al legado de esos individuos, los viajeros que transitamos en este camino podemos encontrar inspiración para alcanzar nuestro destino.
Los profesores asintieron, complacidos con la respuesta de Namjoon, quien se siente satisfecho consigo mismo por haber expresado sus convicciones de manera clara y elocuente.
(...)
Jimin llega al departamento con un cansancio palpable en cada paso, su cuerpo resentido por las intensas jornadas en el teatro. A medida que se acerca el día de la función, los directores se vuelven más exigentes. Siente el peso de la fatiga acumulada en sus piernas y sus pies están tan hinchados que duelen dentro de sus zapatos.
Al arrojar su maleta detrás de la puerta, un suspiro de fastidio escapó de sus labios, resonando en el silencio del lugar. Con gesto cansado, busco las llaves del departamento, anhelando el confort del hogar después de un día agotador.
Sin embargo, el aroma tentador de la comida lo alcanza, despertando un rugido en su estómago hambriento. Aunque el hambre es evidente, una sensación incómoda revuelve su estómago, producto del esfuerzo y las vueltas repetitivas en el escenario.
A pesar de la incomodidad física, Jimin se esforzó en dibujar una sonrisa en su rostro cuando finalmente abrió la puerta y se encontró con la mirada de Namjoon.
Namjoon envolvió a Jimin en un cálido abrazo, como si quisiera protegerlo de todo el cansancio y las preocupaciones que lo agobian. El gesto es tan reconfortante que Jimin se siente abrumado por una oleada de emociones que lo envuelven.
Cuando los labios de Namjoon encuentran los suyos en un tierno beso, la dulzura del gesto lo sorprende y lo reconforta de una manera que nunca antes había experimentado. En ese momento, la sonrisa que se dibuja en el rostro de Jimin es genuina y luminosa, reflejando la gratitud y la felicidad que brotan en su interior.
Jimin interrumpió el abrazo con una mirada llena de curiosidad mientras se separa ligeramente de Namjoon.
-No creo que toda esta conmoción se deba a que he llegado. Dime, ¿qué es lo que celebramos? -expresó con entusiasmo, mientras su mente trabaja para unir las piezas del rompecabezas-. ¡Es debido a tu tesis!
Antes de que Namjoon pueda articular una respuesta, Jimin parece haber llegado a una conclusión por sí mismo, iluminando su rostro con una sonrisa de comprensión.
-Así es, ya soy todo un maestro curador -aclaró Namjoon, rebosante de orgullo y satisfacción.
Jimin se lanza sobre él, envolviéndolo en un abrazo afectuoso, mientras lo felicita con efusividad. Entre risas y besos cortos, Jimin comentó que deberían celebrar este acontecimiento.
Los hoyuelos sobre las mejillas de Namjoon se acentuaron todavía más, reflejando su satisfacción por haberse adelantado a los deseos de Jimin. De repente, Jimin sintió el abandono de los brazos que lo sostenía, volviendo a sentirse débil sobre sus piernas cansadas.
Namjoon caminó por la cocina, yendo al horno de microondas, de donde sacó un plato de humeantes Onigirazu. Su rostro está iluminado por una sonrisa traviesa. Al ver la expresión de desconcierto en el rostro de Jimin, decide aclarar la situación.
-Compré cervezas y Onigirazu -anuncio Namjoon, dejando las bolsas sobre la mesa, junto a la bolsa plástica con el logo de la tienda de conveniencia.
Jimin levantó una ceja, sorprendido por la inesperada compra.
-¿Por qué? -preguntó con curiosidad, observando cómo Namjoon iba perdiendo fuerza.
-Compre Onigirazu porque dijiste que "se veía bien" -explicó Namjoon, con una sonrisa sincera-. Así que pensé que podríamos celebrar un poco.
Jimin se sintió abrumado por el gesto de Namjoon. Observó la mesa con cuidado, notando el esmero con el que Namjoon la ha preparado.
-Gracias, Namjoon. Realmente aprecio esto -respondió Jimin, con una sonrisa suave.
Con pasos temblorosos, se acercó a la mesa para examinar los alimentos con curiosidad. En su mirada se refleja la lucha interna que llevaba a cabo. Se sentó en el asiento que acostumbra, permitiendo que Namjoon le acercara el plato y los cubiertos.
Namjoon se acercó a Jimin con determinación, sus ojos reflejando la tristeza que lleva en el corazón. Con una mano firme pero gentil, sirve la comida con delicadeza. Se detuvo detrás de Jimin, rodeándolo con su cuerpo; sus amplias manos descansando con ternura sobre los frágiles hombros del bailarín. A la vez que un suave beso se posó sobre la cabellera rubia.
Entre susurros, Namjoon le ruega a Jimin que haga el intento de comer, que lo haga por los dos.
Jimin traga con dificultad, su sonrisa triste y su asentimiento son la respuesta silenciosa a la petición de Namjoon.
El Onigirazu posa delicadamente sobre el plato de Jimin, un platillo demasiado sencillo que desentona con la celebración que se pretende llevar a cabo. Lo que más llama la atención, es el color vislumbrante del aguante entre las capas de arroz y algas. Jimin sabe que a Namjoon no le gusta el aguacate, mientras que para él, el sabor le es casi imperceptible debido a la cicatriz en su lengua.
Los dedos largos de Namjoon se deslizan por la garganta de Jimin con una caricia que se convierte en una presión incómoda, dificultando su respiración. Namjoon se acerca a su oído, sus labios rozando el lóbulo con una tentación apasionada. Entre susurros cargados de amor y preocupación, le hace jurar a Jimin que tampoco se va purgar.
Jimin prometió obedecer, pero el sabor de la frustración impregnó cada fibra de su ser.
A pesar de los persistentes esfuerzos de Namjoon, que se asemejan al amor en su forma más pura, el desdén hacia la comida crece en el corazón de Jimin. Sin probar un solo bocado, Jimin ya se siente lleno de un sabor que le resulta insípido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top