FINAL CHAPTER

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—Todavía el juego no ha terminado, yo digo cuando termina— se escuchó la voz del nogitsune haciendo que todos se girasen a mirarlo. El nogitsune había atrapado a Eli y tenía sus garras en el cuello de este, amenazándolo con matarlo.

—Llévame a mí. Deja a los demás irse— dijo Scott dirigiéndose hacia él.

—Todas vuestras vidas me pertenecen— se rio el nogitsune.

—Solo me necesitas a mí. Allison me mata y muero en sus brazos como ella murió en los mios. Eso es lo que quieres, ¿verdad?, quieres nuestro dolor.— dijo Scott.

—Pensaba que eras más listo Scott, claro que quiero vuestro dolor, pero tu dolor es insignificante comparado con él de ella— le contestó el nogitsune a Scott de forma burlona dirigiéndose hacía Elizabeth. —Quiero todo tu dolor querida y te voy a obligar a revivirlo—

Acto seguido la realidad cambió, ya no se encontraban en las ruinas, se encontraban en un bosque, era de noche. De repente un grupo de personas se encontraban corriendo, estaban siendo perseguidos, una mujer corría de la mano de un chico, de aproximadamente unos 7 años. Era su madre y su hermano. Elizabeth nunca había visto como habían muerto y no sabía como el nogitsune estaba creando esa realidad. Ambos pararon de correr.

—Mamá, no puedo más— dijo aquel pequeño lloriqueando en los brazos de su madre.

El grupo de cazadores había rodeado al aquelarre, era su final, las brujas habían sido cazadas desde hace miles de años y aunque estas pensaran que un nuevo siglo las iba a tratar mejor, estaban equivocadas. Aquellas brujas serían asesinadas aquel día por dinero, muchas de ellas tenían maridos, hijos e incluso hasta nietos, que no los verían crecer gracias a los cazadores.

—Cómo se sintió Argent, ver como tu familia cazó y mató a tus amigos— esta vez se dirigió hacia Argent, aquel hombre tuvo que aguantar ver esa masacre.

La realidad se cambio y ahora estaban en otro bosque, pero este era diferente, este bosque Elizabeth lo conocía muy bien, era el bosque en el que había estado una semana antes, en el cual su padre había muerto. Todos pudieron observar como se escuchó el disparo y como Elizabeth cayó de rodillas. No solo Elizabeth estaba sufriendo al tener que revivir esa escena, Stilinski acababa de ver como su mejor amigo había muerto. 

—¿Rezaste a los dioses cuando tu padre estaba desangrándose en aquel bosque? ¿Les rogaste que os ayudaran?— le preguntó el nogitsune riéndose, sintiendo su dolor. Elizabeth no podía contestar, revivir aquel momento y ver como fue la muerte de su familia la había dejado sin habla, nadie de ellos podría imaginarse aquel dolor acumulado que tenía. Era como una bomba que estaba apunto de explotar.

—Yo podría ayudarte, Elizabeth, volverías a ser feliz. Solo te tienes que unir a mi y yo te daré todo lo necesario para volver a verlos, a todos ellos— dijo el nogitsune.

—Jamás me uniría a ti, aunque eso signifique no volver a verles— le respondió Elizabeth que tenía lágrimas de rabia en sus ojos. El nogitsune se rio enfadado.

—Padres muertos, hermano muertos, amigos casi muertos, todos ellos murieron y morirán por ti, para salvarte, pero aquí estas, desperdiciando todo el poder que tienes por un niño y una manada que no te aportará nada. Tu, Elizabeth, deberías gobernar el universo, manipularlo a tu gusto sin importar las consecuencias— dijo el nogitsune— Tu poder es más poderoso que cualquiera. Tu destino es destruir el mundo, y yo podré ayudarte con eso.

—Sé que mi destino es gobernar todo, pero eso no es lo que quiero, solo quiero que nos dejes en paz, y si no lo haces por las buenas entonces lamentablemente tendrá que ser por las malas— amenazó Elizabeth.

—¿Una flecha en el corazón para salvar al resto? Todos los demás jugadores quedarán libres, me suena tentador— dijo el nogitsune enfocando su mirada en Scott ignorando a Elizabeth, acto seguido hizo que el arco que estaba debajo de Allison, en el suelo, se elevará hacia su mano.

—No, no por favor, no me hagas hacer esto, no puedo— se negó Allison.

—Mátalo, Allison y gana el juego— dijo el nogitsune apretando el agarre en Eli.

—Allison, por favor, no hagas que vea morir a mi familia y amigos— le rogó Scott.

Allison sacó una flecha y mientras soltaba un suspiro, apuntó la flecha hacia Scott.

—El juego es mío, ¡mátalo!— gritó el nogitsune. Acto seguido Allison disparó la flecha haciendo que esta se clavara en el pecho de Scott, cogió otra y la disparó al lado de la anterior, una tercera se clavó en su pecho. Scott cayó de rodillas al suelo sujetando con una mano la herida. Allison se acercó corriendo hacia el y le sujetó entre sus brazos, igual que la vez que Allison murió pero esta vez era al revés.

—Los lobos aullan para indicar su posición en la manada ¿verdad Scott? Dime, Scott Mccall ¿Cómo suena un lobo que esta apunto de morir?— le preguntó el nogitsune.

—Estoy segura que te lo diría, pero el no esta dispuesto a morir, prueba más tarde— le contestó Elizabeth poniéndose al lado de la pareja. Las flechas que Scott tenía clavadas en el pecho se fueron quemando hasta que desaparecieron completamente, al igual que la sangre de su camiseta blanca. Había sido Hikari, había engañado al nogitsune con el tan conocido fuego de zorro. Salió de Scott y volvió a unirse a Hikari. Allison aprovechó para lanzar una flecha hacía el nogitsune, clavándosela en la cabeza. Este enfadado gritó y se llevó la mano a la cabeza, sacándose la flecha con todas sus fuerzas.

Cuando los Oni iban a volver a atacar, un ruido tuvo la atención de todos, era Parrish, había podido entrar a aquel mundo transformándose en el sabueso infernal rompiendo la barrera de Ceniza de Montaña apareciendo con Malia, Melissa Mccall, Peter Hale y Chris Argent que habían estado observando todo desde fuera. Empezaron a atacar a los Oni, destruyéndolos por el camino con balas, flechas y dagas de plata. 

—¿Qué es eso?— preguntó señalando a los Oni viendo como estos desaparecían.

—Plata, hijo de perra— contestó Argent enfadado. 

Eli se dirigió a su padre para ayudarle a desatarse las cuerdas, mientras que los demás luchaban contra los Oni. 

—El único modo de poder romper la cuerda es con nuestra fuerza junta, tu y yo— le dijo Derek.

—Pero que fuerza, ¿me has visto?— le contestó Eli.

—La tendrás como un hombre lobo, te tienes que transformar. Lo haremos juntos— le aseguró Derek. 

—Deja de lloriquear Eli y transfórmate de una puta vez, no tenemos tiempo— le tomó el pelo Elizabeth. Esta se había acercado para ayudar a Stilinski que seguía atrapado a unos metros de los Hale. 

—Eres mi hijo, eres un Hale, puedes hacerlo— dijo Derek. Acto seguido Derek rugió transformándose haciendo que Eli lo hiciera también rompiendo la cuerda juntos. 

Por otro lado se encontraba Elizabeth intentado encontrar como desatar el nudo ya que si usaba su magia había posibilidad de dañar al sheriff. 

—No te preocupes brujita, confío en que no me harás daño— le dijo Stilinski a la chica. Elizabeth alzó su mano y con un movimiento de manos un aura roja salió de esta y rodeo las muñecas del hombre, rompiendo en segundos la cuerda. —Gracias— le agradeció el sheriff al mismo tiempo que se levantaba y la rodeaba con sus brazos.  

Todos empezaron a luchar contra los Oni, cada vez que mataban a uno aparecían dos más, pero no perdieron las fuerzas y siguieron luchando, todos, como un equipo, como una manada. En un momento todos los Oni desaparecieron dejando a ver al nogitsune, estaba solo y se acercaba a la manada a paso lento.  

—¿No recuerdas Scott, el regalo que me diste? ¿La parte del alfa, el poder de hombre lobo?— dijo el nogitsune y acto seguido se clavó las uñas en la cabeza destrozando las vendas que tenía alrededor de ella. Dejando ver a un espeluznante monstruo con ojos de un verde brilloso, con orejas puntiagudas y la cara deformada.  

—Joder, que feo es— dijo Elizabeth a la vez que hacía como si le dieran escalofríos. Eli que estaba al lado suya rodó sus ojos y dejó un pequeño golpe en su brazo.

Scott, Derek y Eli se adelantaron convirtiéndose los tres en hombre lobo preparados para atacar al nogitsune, al mismo tiempo que Elizabeth se ponía al lado suya levitando y moviendo sus brazos. Los cuatro corrieron hacia el pero cuando fueron a agarrarle, cambió la realidad, separando a todos. Eli, Scott y Derek se encontraban en una extraña habitación mientras que Elizabeth se encontraba en la playa. El nogitsune empezó a atacar a los tres hombres lobo por separado mientras que a Elizabeth la dejaba ver la ilusión. 

—¡Eli, Derek, Elizabeth!— gritó Scott preguntando por sus amigos. Recibiendo respuesta de los dos primeros. 

—Esto es solo una ilusión, no es real— les recordó Derek. Pero segundos más tarde el nogitsune golpeó a cada uno de los hombres lobo.

—Para no ser real, si que duele joder— le contestó Eli tocándose en donde el nogitsune le había arañado. 

—Harris tuvo su oportunidad. Ahora es mi turno, mi venganza. Voy a matar a todos, empezando con este niño.— dijo el nogitsune.

—No lo has. Empieza primero conmigo— gritó Derek protegiendo a su hijo. 

—Tenemos que romper la ilusión. Tenemos que atraparlo— dijo Scott haciendo que Eli y Derek le escucharan. 

—¡No podéis atraparme, no podéis matarme, no podéis ni encontrarme!— les gritó el nogitsune.

—Tienes razón, solos no podemos encontrarte, pero juntos si, y una manada de hombres lobo ruge para encontrarse— acto seguido Scott rugió llamando a toda la manada haciendo que los tres juntos atacaran y atraparan al nogitsune.

[...]

Al mismo tiempo que los tres hombre lobos estaban en cada habitación, Elizabeth se encontraba en una playa, hacía un poco de viento y bastante bruma, así que decidió alejarse del mar e ir a la pradera que estaba a unos metros. Solo se escuchaba el oleaje y las olas romper contra la orilla hasta que una risas se escucharon detrás de ella. Esta se giró y se encontró con un grupo de gente de distintas edades riendo y pasando el tiempo en unas mesas de madera, en estas tenían comida y mientras que unos comían, otros bailaban y otros jugaban a la pelota. 

Todos tenían una sonrisa en la cara, todos estaban disfrutando, Elizabeth sin dudarlo se acercó lentamente al grupo y nadie se dio cuenta de su presencia.

—Elizabeth— gritó un niño de unos 7 años acercándose hacia ella. —Por fin has llegado, te estábamos esperando— siguió hablando el niño agarrándola de la mano llevándola hacía el grupo. Los que estaban alrededor de ella la saludaron amablemente y la sonrieron. El niño la guio unas mesas mas adelante donde se encontraba una pareja riendo con un niño al lado de un par de mujeres. Cuando se quedó en frente del hombre no tardó ni dos segundos en reconocerle.

—¿P-Papa?— preguntó Elizabeth con la voz entrecortada. El hombre que estaba sentado se levantó y se dio rápidamente la vuelta, era él, era Steve, era su padre. Sin esperar un segundo más corrió y se abalanzó sobre el. Elizabeth lloraba desconsoladamente, no podía creer lo que estaban viendo sus ojos.

—No llores mi pequeña brujita— le contestó su padre. 

—Pensé que nunca te volvería a ver— lloriqueó Lizzie. Una mujer se levantó al mismo tiempo que un chico, un poco más mayor que ella, la reconoció al instante que se dio la vuelta. Era Hayley Blake, su madre, y al lado estaba Peter Blake, su hermano. Se quedó petrificada en el sitio, sin poder moverse, los dos también estaban llorando, se acercaron hacia ella y sin esperar la acogieron en sus brazos, dándola un fuerte abrazo, Elizabeth no podía creer nada de lo que estaba pasando, alguien se acercó y se unió al abrazo, por su olor supo que era Steve, se abrazaron los cuatro, la familia completa, se abrazaron y lloraron por cada momento perdido que pudieron pasar juntos. Los había echado tanto de menos. 

—Vamos ven siéntate— dijo su madre cuando se separaron del abrazo. Estuvieron disfrutando el día, su familia la presentó a todo el grupo, no a un grupo cualquiera, sino a su aquelarre. Estuvieron tranquilos y felices pero como en toda historia, no todo dura para siempre.

Un rugido se escucho por toda la pradera, y en ese momento Elizabeth recordó que no estaba ahí para ver a su familia, sentía que cada vez que pasaba más tiempo en aquel sitio se olvidaba de que hacía allí, casi se olvida que hacía allí. Elizabeth se levantó de golpe tirando la silla al suelo.

—Esto- esto no es real— dijo tartamudeando Elizabeth.

—Cariño, creo que deberías sentarte, toma ven bebe agua— la agarró del hombro Steve y no se dió cuenta que el aquelarre se había acercado y la había rodeado en un circulo.

—¿Qué- qué hacéis?— preguntó Elizabeth soltándose del agarre de su padre. La más anciana se acercó a ella.

—Querida estas muy pálida tienes que tranquilizarte— dijo la anciana.

—Yo, yo, esto es todo una mentira, yo no se que hago aquí, oh por dios Scott, yo tengo que irme— dijo Elizabeth intentando alejarse pero estaba rodeada. —¿Qué hacéis? ¡Déjenme ir!— Elizabeth se había dado cuenta que eso no era verdad, era una ilusión creada por el nogitsune. Cada tiempo que había pasado en esa ilusión había hecho que poco a poco se olvidara del exterior.

—No te puedes ir, tienes que salvarnos— dijo la anciana.

—Eres la única que puede ayudarnos— dijo otro miembro del aquelarre.

—¡Eres la culpable de todo lo que nos ha pasado, es lo mínimo que puedes hacer!— comentó alguien desde lejos.

—¿Qué? No, no es mi culpa, nada de esto es mi culpa— dijo Elizabeth negando con la cabeza.

—Encuentra el libro Elizabeth, con la ayuda del nogitsune nos podrás ayudar— comentó su madre.

—¡Ayúdanos!—

—¡Es lo mínimo que podrías hacer!—

—¡Eres la culpable de todo!—

—¡Basta!— gritó Elizabeth cayendo de rodillas mientras que de ella salía un aura roja que desintegró a todo el grupo y segundos más tarde la ilusión del nogitsune.

[...]

Ahora todos se encontraban en el campo de lacrosse. Elizabeth estaba rota, era lista, pero no había visto venir esa jugada del nogitsune. Eso había sido un golpe muy bajo y estaba destrozada. Lloraba desconsoladamente y nadie sabía el porque. Cuando Parrish fue a agarrarle, un grupo de Oni aparecieron rodeando al nogitsune, eran aproximadamente unos 50, demasiados para poder hacerles frente. Cuando todos pensaron que estaban acabados, un aura roja iluminó el lugar, todos pusieron atención al destello. Elizabeth estaba empezando a levitar mientras que un aura roja desprendía de ella. Y cuando estuvo a unos 4 metros del suelo, todo el aura que había desprendido volvió a ella con más fuerza. Aquella trampa del nogitsune  la había dejado rota y sus sentimientos se habían descontrolado haciendo que sus poderes también. 

—Has acabado con mi paciencia, les has hecho daño a las personas que más me importan y ahora te toca pagar por ello— dijo Elizabeth y acto seguido extendió sus dos brazos haciendo que aquel aura rodease a cada uno de los Oni y los desintegrara. 

Aquello hizo que el poder del nogitsune se debilitará, aquel era su fin, el lo sabía, pero si el se iba, se iba a llevar alguno por el camino. 

Los hombres lobo aprovecharon y agarraron al monstruo haciendo que este no se pudiera mover. En ese momento Eli pudo ver a su padre mirándole a los ojos y asintiendo con la cabeza. 

—¡Scott! Eres el alfa, ahora el es parte de tu manada— le dijo Derek a Scott. Scott negó con la cabeza pero no le dio tiempo a reaccionar cuando Derek le empujó lejos. Haciendo que solo quedasen Parrish y él sujetando al nogitsune. Ninguno de los dos últimos podría aguantar el fuego infernal de Parrish, los dos sabían que era su final. 

Cuando Parrish iba a encender su fuego quemando a los dos, un aura roja rodeo a Derek y lo empujó unos metros detrás de su hijo. Elizabeth sujetaba al nogitsune con sus brazos extendidos a unos metros del tronco, lo sujetaba con todas sus fuerzas y pudo notar como el fuego de Parrish envolvió el cuerpo del nogitsune, siguiendo el recorrido del aura y llegando hacía ella. 

—¡No!— gritó Eli intentado acercarse al tronco pero su padre le sujetó de los hombros. 

Hubo un destello y todo se convirtió en cenizas. Parrish era el único que se encontraba en el tronco, el nogitsune y Elizabeth ya no estaban.

La manada se encontraba llorando, aquella pelirroja que había sufrido tanto había dado su vida por ellos, por todos ellos. 

[...]

Elizabeth abrió los ojos y lo primero que vio fue aquella playa en la ilusión del nogitsune. El viento soplaba más fuerte y las olas medían más de dos metros. Unos metros más al fondo había un niño que salía del mar y se dirigía hacía su madre corriendo. Había gaviotas que volaban alrededor suya, la mujer llevaba un sombrero con un lazo azul, un vestido largo con una flor azul y roja, sandalias amarillas cubiertas de arena. Era preciosa, era muy guapa y los dos, se estaban riendo, eran felices. Un hombre mayor con una niña se acercó a ellos, se estaban riendo. Cuando llegaron se abrazaron y el niño que era más mayor, revolvió el pelo a su hermana, dejando un beso en la cabeza de esta. Los dos mayores y el niño se cogieron de las manos y caminaron lejos desapareciendo en una luz muy brillante. Aquella niña se quedo parada en medio de la playa, sola, mirando hacia aquella luz donde su familia había desaparecido. Giró su cabeza mirando hacía Elizabeth, la señaló y acto seguido desapareció. Ahora Elizabeth estaba sola en aquella playa, hacía la izquierda se encontraba aquella luz brillante por donde su familia se había ido, pero hacía la derecha se encontraba una tormenta, que cada vez se ponía más oscura, caían rayos y el viento era cada vez más fuerte. Lo entendió, entendió porque estaba allí. Podía elegir ir con su familia, y poder descansar en paz, o volver y luchar por sus amigos, su manada. 

[...]

Derek Hale abrazó a su hijo, mientras que este sollozaba en su hombro, había perdido a la única persona que le entendía y le quería tal y como era, a la única persona que amaba. Por otro lado, el sheriff se encontraba llorando, siendo abrazado por Melissa. Nadie podía creer lo que estaba pasando en ese momento, pero les rompía el corazón que aquella muchacha se había sacrificado por ellos después de todo el martirio que ella había vivido. La manada se iba a marchar cuando una llama les llamó la atención. En aquel árbol rodeado de cenizas había un pequeña llama que todavía no se había apagado. En vez de desaparecer como pensaron todos, empezó a crecer, cada vez más rápido haciendo que la manada se preocupara y se dirigiera hacía el tronco. El tronco empezó a arder con un fuerte poder. Un destello salió del centro del tronco y se pudo reconocer una figura entre las llamas, cuando esta silueta se pudo reconocer, un fuerte aire salió desde el tronco hacía afuera haciendo que el fuego se apagase y la hierba del campo se levantara. 

Ahí se encontraba ella, de pie, observando a la manada. Había elegido. Nadie podía reaccionar, había regresado desde la muerte, había regresado de las cenizas como un fénix. Eli fue el primero en reaccionar y salió corriendo hacia la pelirroja, sin pensarlo la rodeó con sus brazos y metió su cabeza en la curva de su cuello, llorando en el proceso. El sheriff fue el segundo que se acercó, cuando Eli se alejó, Stilinski la agarró por detrás de la cabeza y la rodeó con sus brazos. La manada se acercó a ella, todos la abrazaron y rieron, nadie podía explicar que había pasado pero estaban felices de tenerla de vuelta, estaban felices de tenerla en la manada. 

Pues aquí lo tenéis, el último capítulo de Chaos Witch. Empecé este libro hace casi dos meses y no me puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido, siento que fue ayer cuando empecé a escribir el primer capítulo y aquí estamos. Quiero agradecer a toda la gente que me ha apoyado en esto, a mi amiga, Patricia, por tener que ayudarme a editar cada capítulo, a mi grupito, que ya saben quien son, gracias por estar aquí apoyando cada capítulo. También quiero agradecer a velariscourts por ayudarme con la estética ya que soy malísima con la decoración. Espero que os haya gustado leer este libro tanto como a mi me ha gustado escribirlo. Os veo en el epílogo!! 

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