CHAPTER THREE

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Habían pasado unas horas desde que Noah había dejado a Elizabeth en su casa para que ella descansara. Noah le preparó algo rápido de comer a Elizabeth y mientras que ella comía el preparaba la habitación donde se quedaría los próximos días. Cuando ambos terminaron, Noah avisó a Elizabeth que se iría, y esta se fue a descansar. Pasaron alrededor de un par de horas cuando Elizabeth se despertó, Noah todavía no había llegado así que aprovecho para asearse y comer algo. Mientras que bajaba las escaleras de la casa, el sonido de un teléfono llamó su atención, se acercó a él lentamente y contestó.

—¿Hola?— contestó Elizabeth con voz tímida.

—¿Papá? ¿Por qué suenas como una chica?— respondió el extraño.

—Perdón, emmm, tu padre no está en estos momentos, ¿Quieres que le diga algo de tu parte?— contestó Elizabeth.

—No. ¿Qué haces en su casa?¿Sabes que es el sheriff verdad? Si eres una especie de ladrona el te podría detener y podrías pasarte tus últimos días en prisión—

—Que intenso... soy Elizabeth Blake, he venido a Beacon Hills porque necesitaba la ayuda de tu padre, no le voy a robar nada...— respondió Elizabeth.

—¿Blake?¡Blake!¡Por Dios! Haberlo dicho antes, ¿Cómo estas?¿Te acuerdas de mí? Soy Stiles. ¿Cómo está tu padre?¿Para que habéis venido a Beacon Hills, estáis en problemas?— respondió Stiles emocionado por escuchar la voz de la chica. Aunque ella no lo recuerde, ellos ya se conocían de antes, el pasó a ser parte de la vida de la pequeña desde el día que esta nació. Su familia vivió un tiempo en Beacon Hills aislados de la gente. Hasta que paso la catástrofe y Elizabeth y su padre se fueron de allí. Elizabeth apenas tenía 8 años cuando pasó, y su cerebro eliminó todos los recuerdos anteriores por aquel trauma. Pero Stiles y ella eran inseparables, aunque este era mucho más mayor que ella, los dos se complementaban y pasaban mucho tiempo juntos, los dos veían Star Wars hasta la madrugada, lo que hacía que Steve le regañase ya que era muy pequeña para quedarse despierta tan tarde, cuando surgieron las habilidades de Elizabeth, los tres juraron no decírselo a nadie, y así fue.

—Lo siento no lo recuerdo...— contestó apenada la chica, intentando no contestar las otras preguntas.

—No te preocupes, ya me encargaré de contarte todas las historias, ya veras como así lo recuerdas Lizzie — una voz interrumpió a Stiles en el otro lado de la llamada.— Me tengo que ir Lizzie, cuánto me alegro de haber podido hablar contigo, dile a mi padre que le he llamado, ¡Adiós!— habló rápidamente Stiles y poco después cortó la llamada.

Elizabeth se quedó confusa, no llegaba a comprender porque no le recordaba, pero reconoció un sentimiento familiar, se sentía bien. Subió las escaleras y en vez de ir a su habitación, como si una fuerza tirara de ella, siguió andando por el pasillo y se quedó observando fijamente a una puerta de madera cerrada. Abrió la puerta y se encontró con lo que parecía ser una habitación sencilla, con una cama a la izquierda y el escritorio a la derecha, unas estanterías encima de la cama, pero todas estas vacías, lo único que daba vida a aquella habitación eran los posters viejos que seguían pegados en la pared. Se adentró más a la habitación y se dirigió al armario, lo abrió, estaba medio vacío, pero una sudadera llamó su atención, un aura roja rodeó la sudadera y está se descolgó de la percha y cuando las manos de Elizabeth tocaron la prenda, un millón de recuerdos llegaron a Elizabeth.

HACE 8 AÑOS

Los Blake y los Stilinski eran vecinos desde hace bastante años, era mediados de verano y la pequeña Elizabeth se encontraba montando en bici con un pequeño perro corriendo detrás suya, este perrito había sido un regalo de cumpleaños de parte de su padre ya que Elizabeth no tenía muchos amigos y últimamente se encontraba con el ánimo muy decaído y su padre decidió regalárselo para animarla, y así hizo, el pequeño perro se ganó el amor y la confianza de la chica en apenas unas horas y ambos se volvieron inseparables. Mientras tanto los Stilinski estaban en el patio de los Blake tomándose unas cervezas bien frías a su vez que vigilaban a la chica. A lo lejos, los mayores vieron como una furgoneta blanca se aproximaba a mucha velocidad hacia la niña, acto seguido los tres adultos se levantaron y empezaron a gritar el nombre de la pequeña al mismo tiempo que corrían hacía ella. Elizabeth al escuchar su nombre se dió la vuelta y fue pedaleando hacía ellos, así mismo salvándose su propia vida, pero lamentablemente no la de su perrito. Fue demasiado tarde para poder hacer nada cuando la furgoneta paso donde antiguamente estaban ella y su perrito. Un aullido lastimero se escuchó en la lejanía, Elizabeth se dió la vuelta y se bajo de la bicicleta quedándose en frente de la escena, allí se encontraba su perrito, con dos de sus patas destrozadas y llorando, se podían escuchar los pobres gemidos del animal. Steve fue corriendo hacia su niña y la cogió en brazos al mismo tiempo que la abrazaba intentando que está no siguiera mirando la escena. El conductor de la furgoneta había parado el vehículo y se había acercado a ellos balbuceando palabras que no se podían entender. Elizabeth se escapó de los brazos de su padre y corrió hacía el perrito. Lo abrazó y cuando sus manos tocaron su pelaje, un aura roja salió de sus manos haciendo que el perro dejase de lloriquear, la pequeña Elizabeth soltó un gemido de dolor al sentir el dolor que su mascota estaba sintiendo, ella sabía que cualquier cosa que estaba haciendo estaba ayudando a su perro. Cuando dejó de sentir el dolor de su perro, giró la cabeza y los ojos de la pequeña Lizzie se encendieron al mismo tiempo que miraba al conductor, la fuerte rabia que sentía hizo que esta no sea consciente de sus actos y una aura roja salió de sus manos y se dirigió al cuello de aquel conductor haciendo que este dejase de respirar. Lizzie inconscientemente le estaba ahogando, había perdido el control. Los tres adultos se quedaron plasmados mirándola, nunca la habían visto de esa manera. Acto seguido Steve gritó su nombre y fue en ese momento cuando Elizabeth se dio cuenta de que lo que estaba haciendo estaba mal, el aura y el color de sus ojos desaparecieron instantáneamente y acto seguido la pequeña Lizzie se puso a llorar desconsoladamente. Cuando Steve iba hacía ella, Stiles corrió hacia ella, se agachó y la abrazo. No la soltó hasta después de un par de horas. Noah había llevado al conductor a la comisaría y por otro lado Steve había llevado al cachorro al veterinario, así salvando la vida del cachorro. Stiles y Elizabeth después de unas horas se quedaron completamente dormidos en la habitación de este, hasta que los dos adultos los despertaron para cenar.

Esa fue la primera vez que los poderes de Elizabeth Blake se descontrolaron, algo que en un futuro no pasó mucho, pero cuando pasaba era catastrófico, con el paso de los años los poderes de la chica evolucionaban y estos ataques eran peores, pero también con el paso del tiempo pudo aprender a controlarlos.

También fue la primera vez que Stiles le prometió a la pequeña niña que siempre iban a estar juntos, que nunca se separarían y que siempre la protegería, promesa que lamentablemente no pudo cumplir, pero ambos sabían que se querían y se protegerían como familia.

Elizabeth abrió los ojos e instantáneamente las lágrimas brotaron de sus ojos, no sabía como aquella sudadera había podido hacerle recordar aquellos sucesos que estaban bloqueados. Se acordó de Noah y más lágrimas surgieron de sus ojos, pensó en como no pudo haberse acordado de él cuando lo vio. Se acordó de todos los momentos que habían pasado ellos cuatro, como una familia, también se acordó de Scott, de aquella manada, y también de lo que pasó, de su familia. No sabía cómo y porque les había olvidado a todos. Cayó de rodillas y a los segundos unos brazos la rodearon, miró de reojo y era Noah, había vuelto a casa.

—¿Por qué no me lo dijiste?— contestó balbuceando a su segundo padre.

—No podía Lizzie, se lo prometí a él, no sabes cuánto me alegro que lo hayas recordado— respondió Noah abrazando a Elizabeth.

— Stiles llamó, y no le reconocí Noah, el sonaba tan ilusionado por escucharme, y yo- yo no sabía quien era— sollozó Elizabeth.

—No es tu culpa Elizabeth, nada de lo que ha pasado es tu culpa— Elizabeth le miró mientras que seguía hablando.

—Necesito dar un paseo, necesito pensar y estar sola— Elizabeth cogió una chaqueta ya que empezaba a anochecer.

—No te voy a impedir que hagas nada, se que te puedes defender, pero te ruego que tengas cuidado— contestó el sheriff.

Elizabeth salió por la puerta al mismo tiempo que se ponía la chaqueta y sin pensar en nada empezó a caminar, estuvo media hora andando y cuando se dio cuenta se estaba dirigiendo hacia el bosque de Beacon Hills, era como si algo la estuviese llamando, empezó a escuchar unas voces cada vez que se acercaba hasta que estuvo unos metros detrás de ellos, pudo reconocer a Scott y a Lydia.

—¿Qué tan fuerte puedes gritar?— preguntó un chico pelinegro.

—Lo suficiente para crear una explosión de energía acústica que podría aplastar tu cerebro— contesto Elizabeth en voz alta haciendo que todo el grupo se girase a verla.

Cuando Elizabeth conectó su mirada con la suya, notó como sus ojos se iluminaba de un fuerte rojo mientras que los del pelinegro se iluminaban de un amarillo chillón, no podía apartar su mirada de él, en ese momento era como si todos y todo se hubiera paralizado, como si solo fueran las dos únicas personas en el mundo. Un escalofrío recorrió su columna y su corazón empezó a latir desenfrenado. Un sentimiento de calidez inundó su pecho y en ese momento supo que quería estar con el hasta el resto de sus días.

—¿Elizabeth?— preguntó el alfa al verla por primera vez después de muchísimos años.

Stiles Stilinski es todo lo que está bien en esta vida. Se que en la película no aparece pero como todos nosotros le echábamos de menos dije, ¿Por qué no añadirlo? Quería explicar también que Stiles ha sido y es muy importante en la vida de los Blake y me hace muy feliz escribir este capítulo. También quería explicar el porque siendo un fanfic de Eli Hale, se acaban de conocer en el capítulo tres, la razón es porque quiero que os enamoréis de estos dos personajes sin que sea muy forzado, quiero que con cada capítulo tanto Lizzie como Eli ocupen una parte más en vuestro corazoncito. ¡Espero que os haya gustado!

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