CHAPTER FIVE

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Eli había ido al instituto ya que en pocas horas tendría lugar un partido de lacrosse, este no dejaba de pensar en aquella pelirroja, se preguntaba si esta estaba bien y que narices había pasado. Antes de entrar al vestuario Eli se chocó con el sherrif Stilinski.

—Oh, es usted— dijo Eli apoyando la bolsa en el suelo.

—Solo yo. Pero estoy aquí, con él— dijo el sheriff señalando a Derek apoyado en una pared a la izquierda. Este se acercó y se colocó a su lado.

—Hablaremos después, he venido a verte jugar— comentó Derek.

—Bueno pues prepárate para la decepción. Por si no lo notaste, nunca he jugado y encima hoy he tenido un día cojonudo— dijo Eli Hale.

—Lo he notado. Por eso voy a hablar con tu entrenador— se alejó llamando al entrenador.

—¡Oh Dios!¡No, no, no!— iba a perseguir a su padre cuando la mano del sherrif le detuvo.

—Eli, probablemente tengas la sensación de que no estoy aquí para ver el partido... Y que a lo mejor estoy aquí para darle a mi buen amigo, tu padre, un poco de apoyo por el hecho de lidiar con un hijo delincuente— dijo el sherrif seriamente hacia el chico.

—Eh, ¿tal vez?— respondió Eli con ironía.

—Pues no, estoy aquí para advertirte. Si vuelves a robar ese jeep otra vez, voy a meter tu trasero en una celda, para que luego te juzguen como un adulto y te envíen a prisión por un mínimo de 90 días. No estoy de bromas, llevo un día de mierda y tu no lo vas a empeorar pequeño diablo— le respondió el sheriff.

—¿Te ha enviado a asustarme?— preguntó Eli un poco asombrado.

—Tal vez. Buena suerte en el juego, Eli— acto seguido se marchó y Eli entró al vestuario al mismo tiempo que Derek había dejado de hablar con el entrenador.

[...]

Por otro lado, Scott, Lydia y Malia habían llegado al hospital con Allison en brazos del primero, después de que los dos adolescentes se fueran y Allison apareciera en el tronco, estos llegaron corriendo al hospital para recibir ayuda, no podían creer que Allison estuviera bien, después de tantos años. Pero un improvisto surgió, Allison se quería escapar, y atacó a todos los que intentasen detenerla. Finalmente, esta escapó sin reconocer a nadie.

[...]

En el veterinario estaba todo muy tranquilo, Deaton estaba dando de cenar a los animales cuando Elizabeth por fin despertó. Deaton se apresuró a esta.

—¿Cómo te encuentras?— le preguntó Deaton al mismo tiempo que le daba una botella de agua y un paquete de galletas.

—¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí?— preguntó Elizabeth desorientada.

—Soy Deaton, el veterinario que te regaló y cuido de Max, te ha traído Eli, te habías desmayado, ahora reincórporate despacio y dime como te encuentras— le explicó el veterinario.

—Estoy algo mareada pero estoy bien— contestó a todas las preguntas. Se quedaron un momento en silencio hasta que Elizabeth consiguió la valentía de hablar. —Oye, yo, algo pasó antes, y no se si Eli te lo ha explicado pero... es muy raro... y a lo mejor, tu, tu sabrías que ha pasado y...— comentó Elizabeth balbuceando, hablar de ese tema la avergonzaba.

—Sé lo que ha pasado Elizabeth y tengo que hablar contigo de eso— respondió Deaton agarrando una silla y colocándola enfrente de Elizabeth.

—Cuenta una leyenda que hace miles de años, los hombres lobo tenían almas gemelas, desde el primer momento en el que cruzasen miradas se volverían inseparables, como uña y carne, y no solo de una manera romántica, sino lo que aquella persona necesite, un hermano, un mejor amigo... No esta escrito cual es ese proceso pero definitivamente creo en que esto es lo que os ha pasado a vosotros dos— dijo Deaton.

Elizabeth se llevo las manos a la cara y tardó unos minutos en procesarlo, en muy poco tiempo habían pasado muchas cosas y no entendía nada de lo que había pasado, no se había parado a pensarlo y este fue el momento exacto para hacerlo.

—Pero... ¿Cómo ha pasado? ¿Por qué a mí, si no le conozco de nada?— preguntó Elizabeth.

—No hay un explicación Elizabeth, solamente ocurre y nadie lo puede parar, estáis destinados a estar juntos— explicó Deaton.

—Es que... yo no quiero esto, hago daño a todas las personas que quiero, no quiero hacer más daño a nadie más, el es un chico muy lindo y agradable pero no quiero esto— dijo Elizabeth agobiada.

—No puedes evitarlo Elizabeth, no puedes rechazarlo, aunque quieras, una parte de ti esta unida a él— comentó Deaton levantándose de la silla.

—¿El lo sabe, alguien más lo sabe?— preguntó Elizabeth mirándole a los ojos.

—No, no le he dicho nada, quería comentarlo contigo primero, el todavía no es un hombre lobo, no se puede transformar, tu le has ayudado en el primer paso, ahora solo el tiempo decidirá cuando se convertirá. Si alguien me pregunta sobre lo que ha pasado lamento mucho esto pero no podré mentirles— dijo Deaton.

—Vale, yo necesito despejarme, muchas gracias por todo de verdad, te lo agradezco muchísimo— contestó Elizabeth levantándose de la camilla y dirigiéndose a la puerta.

—No te preocupes Elizabeth recupérate— respondió Deaton al mismo tiempo que esta salía por la puerta.

[...]

El partido había finalizado para Eli, este se había lesionado al minuto de entrar al campo y su padre, Derek, le llevaba en brazos hacía los vestuarios.

—Casi lo consigues marcar— le dijo Derek.

—No, no estaba— respondió su hijo

—Claro que si, lo vi, estabas en la meta. Eres mejor de lo que crees— le respondió indignado el mayor.

—Estuve menos de un minuto en el campo, tuve la pelota un segundo, y me golpearon, y me torcí un tobillo. Claro que soy bueno— respondió esto último con ironía.

—Eres bueno, eres muy bueno. Si puedes sanar, jugarás mañana por la noche y les ayudarás a ganar. El primer paso para transformarse es sanar, pero tienes que querer aprender— dijo Derek apoyando a su hijo. No pudo hablar mucho más porque escuchó el ruido de la cuerda de un arco estirándose, rápidamente levantó la mirada y vio a Allison apuntándolos y acto seguido disparando, por lo que empujó a su hijo hacia abajo.

—¡Corre, corre!— le gritaba a su hijo mientras que él se defendía de Allison. Esquivó unos cuantos golpes y empujo a esta hacia uno de los ¿armarios? y fue en ese momento en el que se dio cuenta de que era Allison, aquella muchacha que murió a la vez que Aiden. —¿Allison?—

Allison le empujó y este corrió detrás de un armario, no quería hacerla daño, intentó salir corriendo por la puerta, pero Allison con una ballesta disparó y la flecha le paso al lado del cuello haciendo que el hombre lobo cállese al suelo y empezase a sangrar a mares. Se agarró la herida con una mano mientras que con la otra intentaba deslizarse hacía delante, intentando huir de la pelinegra, pero fue un intento en vano ya que la chica se acercó a él y le apuntó con una flecha. Disparó la flecha pero esta nunca llegó al cuerpo de Derek, Hikari y Liam habían llegado para salvarle, este último había alcanzado a agarrar la flecha con su mano. Rápidamente Allison agarró otra flecha y disparó hacia Liam pero Hikari se puso en frente de el y con su poder de kitsune la paró. Fue en ese momento en el que Scott y Malia llegaron haciendo que Allison rápidamente huyera.

—Scott, busca a Eli, tenemos un plan, irá al taller, él sabe que hacer— dijo Derek con las pocas fuerzas que le quedaban.

—Iremos Derek, pero por favor deja de hablar, te vamos a llevar a mi casa— le respondió Scott.

[...]

Elizabeth estaba caminando por el bosque de camino a la casa de Stilinski, aquella casa quedaba cerca de aquel bosque tan conocido por todos ellos. Iluminaba el camino con el aura de sus manos al mismo tiempo que jugueteaba con ella. Vio a lo lejos una fila de humo y la curiosidad la ganó y se dirigió hacia allí. Cuando llegó un grupo de policías examinaban la zona, la mayoría del fuego ya se había distinguido, solo quedaban algunas pequeñas llamas de fuego en aquel pasto quemado.

—Parrish, ¿Qué piensas de esto?— pudo escuchar la muchacha a lo lejos la voz del sherrif. Siguió la voz pero antes de poder encontrarle un policía la cogió de los brazos.

—Creo que tengo una sospechosa sherrif— exclamó uno de los policías.

—Aparta tus manos de ella Max, no es una sospechosa— le respondió el sherrif cogiéndola de los hombros y apartándola de él.

—¿Qué ha pasado? ¿Quién ha hecho esto?— preguntó Elizabeth cuando llegaron junto con Parrish y Mason.

—No lo sabemos, voy a llamar a nuestro consultor— respondió el sherrif mientras que cogía su móvil apartando unos metros para poder llamarlo. 

—Me alegro que ya nos recuerdes— dijo Parrish poniendo una mano en el brazo al mismo tiempo que la sacudía en forma de broma. 

—¡Parrish! ¡Hewitt!— gritó el sherrif.

—No se donde están, estaban aquí hace un momento, ¿Qué es lo que está pasando? ¿Qué es ese sonido?— preguntó Elizabeth dirigiéndose hacía el.

—Quédate junto a mí. Son los Onis, mataron a dos de nuestros amigos hace años y han vuelto. Dios. Maldita sea. Sabía que debía haberme jubilado— se dieron la vuelta los dos a la vez y corrieron hacía la derecha encontrándose con Mason de rodillas con un Oni sujetando una espada que acto seguido le atraviesa. Este desapareció y otro Oni cayó del cielo, acto que hizo que el sherrif empezara a dispararle. Eran dos contra dos y Stilinski no lo vio muy claro.

El sherrif tenía intención de huir pero Elizabeth no pensó lo mismo. Encendió sus manos y empezó a lanzar bolas de energía hacia el que tenía enfrente. Se sentía fuerte, más que nunca, y lo iba a aprovechar. Con la mano derecha dirigió el aura hacía la cabeza y con la izquierda hasta el cuerpo de este y poco a poco fue separándolo haciendo que este se convirtiera en humo negro y desapareciera. Se giró y el segundo intentó cortarla con su espada pero esta lo esquivó y con un movimiento de cabeza le mandó un par de metros lejos, pero este fue hacía ella corriendo y alzó su espada hacía arriba y con todas sus fuerzas la dejó caer intentando matarla. Elizabeth puso sus manos delante y el aura de cada una de sus manos sujetaba la espada, el Oni puso más fuerza haciendo que Elizabeth se sujetara con una rodilla en el suelo. El aura de la mano izquierda sujetaba la espada y con el aura de la mano izquierda creo una bola de energía y se la lanzó haciendo que el Oni saliese volando hacia atrás, desintegrándose en medio del acto. Elizabeth se quedó sin mucha fuerza tras eso, se levantó del suelo con ayuda del sherrif. Un Oni más apareció y cuando los dos estaban a punto de rendirse, Parrish apareció ayudándoles a vencerlo. 

Hola holaaaa. Quería deciros que hemos llegado al ecuador de la historia. Y espero con ganas de que os guste! También quería deciros que me he dado cuenta que mucha gente que lee la historia no vota y me desanima mucho. No os voy a obligar a que votéis pero me haría mucha ilusión que lo hicierais. Con esto y un bizcocho nos vemos en el próximo capítulo.

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