Prólogo
No me podía mover, mis piernas temblaban y tampoco era capaz de hablar.
Se encontraba de pie justo enfrente de mi, como si me estuviera mirando en un espejo, Chen, mi hermano gemelo.
—¿Eres tú?—preguntó el gigante, que se encontraba detrás de mi.
—El único y original—contestó—Aunque parece que tengo algunas copias.
Me miró y esbozó una pequeña sonrisa.
—¿Qué haces aquí?—cuestionó ChanYeol acercándose a nuestra inesperada visita.
—Te extrañaba y decidí venir a verte—se pegó al gigante—¿Me extrañaste?
ChanYeol no respondió y se separó lentamente de Chen.
—Lo hice, durante mucho tiempo, ahora ya no más.
Mi doble pareció sorprenderse.
—Claro y seguramente por eso es que ahora eres novio de mi hermano—comentó descaradamente.
¿Por qué Chen sabía tantas cosas de la vida actual de ChanYeol?
—Sólo vete, no me interesa hablar con fantasmas—suspiró.
El gigante volvió a la casa, Chen intentó seguirlo pero me interpuse.
—¡Quítate!—ordenó.
—No—respondí firmemente—Verte solamente le causará daño.
—¿Qué estupideces dices?—se burló—Si ese es el caso, entonces tú también deberías alejarte, somos idénticos, él nunca dejará de verme mientras esté contigo. No podrá olvidarme jamás.
—Vete—pedí de la forma más calmada posible.
Gruñó y se dio la media vuelta.
—Lo siento Chen, nunca pensé que nuestro primer encuentro sería de esta forma—me disculpé.
Silencio.
—No importa—respondió mientras se alejaba.
Volví a mi hogar y cerré la puerta con llave.
Mi corazón estaba latiendo más rápido de lo normal y la culpa era de Chen, ¿acaso tiene razón?
¿Le hago daño a ChanYeol?
Después de eso el día continuo con normalidad, el gigante no mencionó lo sucedido y yo tampoco.
Sin embargo, sus ojos se veían tristes y parecía estar pensando muchas cosas.
Durante la cena fue mucho peor, tanto que me animé a hablar.
—¿Sigues enamorado de él?—pregunté en voz baja.
Negó.
—Es complicado, ya no lo amo pero, me sigue doliendo cada vez que lo recuerdo.
—¿Yo te lo recuerdo?
Asintió.
—Es inevitable, eres su gemelo después de todo, no creas que estoy contigo por eso, de verdad me gustas por ser tú y sobre todo, sé que nunca me abandonarías.
El timbre sonó antes de que pudiera contestar. Me dirigí a abrir.
—Hola, hermanito.
Él, de nuevo.
—Escuché que estás buscando un nuevo compañero de piso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top