"El amor está en el aire" 1/2

¿Quién lo diría? Tenía todo lo que quería. Poseía tantas marcas y empresas como dedos en sus manos e incluso le faltarían para contar.

La vida amorosa de Walt (si es que podía llamarse así) estuvo llena de amantes y dinero. ¿Realmente le importaba alguno de ellos? Bueno... quizás solo una.

Pixar Estudios, en las palabras del propio Walt, "¡qué mujer!", y no lo decía molesto. Se conocieron mucho antes que alguno de sus hijos naciera, durante los 70's, una nueva propuesta de entretenimiento había aparecido, y su nombre era Pixar. La chica se veía prometedora, una líder inata y... era la enemiga comercial de Walt.

El de sombrero de ratón decidió ir a hablar directamente con esta, no hace falta decir que no terminó muy bien. Aunque luego de aquella pelea, la chica se lo encontró por accidente unos días después y...

── Perdón

── ¿Disculpa?

── Lamento por haberle insultado, señorita. No he sido educado con ustéd y quiero pedirle perdón.

── ¿Tú pidiéndome perdón? Eso no se ve siempre... ──. Dijo en un tono sarcástico y rió levemente──. Acepo tus disculpas, creo...

Walt sonrió, se despidió levantando su sombrero y se retiró, mientras que la mujer rodaba los ojos con una sonrisa.

Luego de aquello comenzaron a frecuentar el verse más. Solían hacerse bromas pesadas a veces y terminaron haciéndose unos buenos amigos.

Los años pasaban y aquella relación iba creciendo hasta convertirse en... algo más, al menos para el de orejas de ratón. Al inicio negaba y reprimía  esos sentimientos, pero llegaron a ser tan fuertes, que cada vez que hablaba con la chica, se ponía extremadamente nervioso.

Pixar solo estaba confundida, ¿por qué su amigo se comportaba de esa forma? Tantas veces que intentó preguntarle, pero terminaba siempre cambiando de tema. Sin embargo, ella no se iba a quedar así.

── ¡Walt Disney Inc! Me vas a decir que te ocurre en este instante, y no te lo estoy preguntando

── ¿Por qué tan agresiva de repente, señorita? Yo no tengo nada... ──. Tragó saliva y acomodó su corbata.

── No seas tonto, te conozco desde hace casi 20 años, ¿qué te ocurre?

El más alto solo la miró con su habitual nerviosismo y suspiró de forma pesada, enderezando su postura.

── Podemos... ¿podemos hablarlo mañana en el café después del trabajo? Prometo contártelo...

── ¿Lo prometes? Muchas veces dudo de tus promesas ──. Se cruzó de brazos.

── Te lo prometo, querida...

Y llegó el día siguiente, para mala suerte comenzó a llover por la noche. A pesar de todo, Walt llegó bastante formal a los estudios de Pixar con un paragüas en manos, esperando a que la chica saliera, en aquél tiempo no era de vestirse tanto con traje.

Esta solo salió con un vestido azul que le llegaba a las rodillas, medias obscuras, tacones negros y una chaqueta azul naval. Al ver a su amigo solo soltó una risita.

── ¿Por qué tan formal? ¿A caso irás a un funeral?

── Si mi dignidad muere después de esto, quizás si

── Bobo, solo es una salida. ¿Qué va a pasar? ──. Hubo un silencio entre ambos──. Ya vámonos, tengo hambre

Dicho aquello, ambos se fueron caminando del estudio. Su rumbo cambió inesperadamente al darse cuenta la chica de que habían llegado a un parque. Trató de preguntar pero no obtuvo respuesta.

Pronto llegaron a un kiosko, donde había una mesa cubierta por un blanquecino mantel y dos sillas a cada extremo. Sobre de esta habían velas que iluminaban aquella lluviosa tarde, un ramo de flores y unos platos acomodados en sus respectivos lugares.

Pixar no pudo evitar sonrojarse ante el detalle cuidado en aquella cena

── Walt... ¿q-qué es todo esto?

── Permítane llevarla a su cena, bella dama ──. Tomó las manos ajenas, depositando un beso en estas y dirigiéndola a su asiento.

── Cielos, esto parece una escena de tus tontas películas. ¿La comida está envenenada acaso?

── Para nada, querida. Estoy yendo enserio ──. Respondió con una gran sonrisa y levantó lo que cubría ambos platos, revelando un filete con verduras──. Por ahora, bon apetit

── Pfft, supongo que gracias

Ambos comenzaron a comer tranquilamente, con el sonido de la lluvia caer como ambiente, que poco a poco fué cesando. Una vez terminaron, Walt volvió a tomar las manos de la chica, provocando que las mejillas de esta volvieran color carmín.

── Mi querida Pixar... amienemiga mía, compinche, como quieras llamarle. Debo admitir que no he conocido a nadie como ustéd, asemás de que me hace sentir realmente bien a su lado. Y por eso le pdio me conceda el honor de que ustéd quisiera salir conmigo en una relación formal. C-claro, solo si ustéd quisiése.

Hubo un silencio bastante largo entre ambos, la mente de Pixar daba vueltas a la situación. Walt solo suspiró con pesadez, ya decepcionado de aquello, y con las mejillas igualmente sonrojadas debido a la vergüenza.

── Yo... entiendo, quizás he ido muy rápido. Tal vez solo debamos olvidar esto y-

── Me encantaría, Walt.

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