C9. Fantasma.
Detiene sus pasos frente al espejo y sus ojos miel se quedan observándose fijamente. Su cuerpo envuelto en un pulcro traje negro que parece hacerla lucir tan elegante y sofisticada -la ropa que siempre odió-, el tipo de atuendo que se supone que debería de llevar cuando iba a reunirse con personas importantes -sobre todo si esas personas importantes pretenden demandarte-. Danna deja escapar un pequeño suspiro mientras destapa el labial rojo y coloca una extensa capa sobre sus labios cuidadosamente.
Presencia, Danna. Le dijo su padre alguna vez. La imagen de una persona habla por sí sola.
Tienes que dar una buena impresión siempre, Danna. La voz de su madre penetra sus tímpanos como si la estuviese escuchando en vivo y en directo; porque sus consejos de cómo se supone que debería lucir nunca le habían importado y ella nunca había tenido problema con hacérselo saber. Pero ahora le agradecía mentalmente por perforar su cabeza por esas estupideces.
Sin embargo; ahora se encuentra inmersa en una situación donde definitivamente pretende dar una buena impresión. Ser la nueva directora de una revista de la magnitud de Masterpiece supone uno de los retos más grandes para ella sin duda alguna había adquirido en su vida. Y ahora tiene que defender su empresa siendo justa y racional con el hombre en cuestión. Sé justa, Danna. No seas igual que tu padre. Se dice a sí misma sin dejar de mirarse.
Danna no quiere ni necesita problemas realmente, adora la paz que ha conseguido hasta el momento y no está dispuesta a perderla por absolutamente nada ni nadie. Y tener una demanda en puerta definitivamente supone una jodida amenaza.
Sobre todo si la demanda en cuestión surge el segundo día al mando.
El sonido de la alarma llena las masas de aire. Danna deja salir un largo suspiro, se mira una última vez en el espejo y tomando su bolsa para verificar que esté todo en orden: sale de la habitación.
No puede terminar de entender porque su cita será en un restaurante pero de todos modos no es que le parezca mal de todos modos. Estar encerrada en la oficina de su padre de alguna manera la asfixia un poco pero aun así el día anterior se las ha arreglado para sobrellevarlo de la mejor manera posible.
El camino hasta el restaurante es silencioso y cuando entra en el lugar no hay tanta gente de todos modos lo cual le parece perfecto porque tampoco es que le apetezca demasiado estar rodeada de personas. Camina con pasos lentos hasta encontrar la que cree que será la mesa perfecta, alejada de las ventanas para evitar cualquier tipo de distracción que la desvíe de su objetivo y lo suficientemente privada como para tratar cualquier tipo de tema sin interrupciones y distorsiones por el ruido que provocan las personas a su alrededor.
El mesero le toma su orden y cuando vuelve a la mesa con el café que ha pedido revisa la hora en su reloj de pulsera. La impaciencia podría ser muy bien su defecto fatídico porque claramente nunca ha sido su fuerte.
Danna tamborilea sus dedos en el filo de la mesa y cuando levanta la mirada su corazón dejar de latir un momento cuando se encuentran con un par de ojos marrones que la observan fijamente.
¡Joel Pimentel está de pie delante de ella contemplándola fijamente como si acabase de ver un jodido fantasma!
-¿Por qué tengo que ir al colegio?-cuestiona Ellery cruzando sus brazos por encima de su pecho.
Joel la mira un momento, alza una ceja y niega lentamente.-Porque ese es tu deber...
-¿Pero porque no puedo trabajar contigo...?-pregunta sin dejar de mirarlo.-Mira papá, si trabajo contigo en la oficina de mi abuelito...ya no tengo que ir al colegio. Tú me puedes pagar un dólar por día y con ese dinero puedo comprar la comida de Skyler...
La cachorrita suelta un ladrido ante la mención de su nombre y Joel aprieta sus labios para no echarse a reír.-No.
-Pero papá...
-¡No!-exclama.-A ver, mi amor... ¿de dónde sacaste esa idea tan loca?
La niña bufa.-Porque cuando voy a la oficina de mi abuelito he visto cuando Fátima les lleva café y mi abuelito le paga por eso...-añade como si fuese la respuesta más obvia.-También habla por teléfono; y yo también puedo hablar por teléfono porque me gusta hablar...
-Eso me ha quedado bastante claro.-responde Joel llevando su taza de café a sus labios.-Vamos, desayuna porque se hace tarde para el colegio...
-Está bien.-susurra rendida. Joel se ríe y lleva su mano a la mejilla de la pequeña para obsequiarle una suave caricia que la hace sonreír.-Pero cuando vea a mi abuelito se lo preguntaré...
-¿Qué pasa con el ballet, eh?-pregunta.-¿No se suponía que estabas feliz con la idea de bailar ballet? Y ahora te entusiasma servir café y responder un teléfono...
-¿Podemos ir al cine hoy?-cuestiona cambiando de tema. Joel cierra sus ojos un segundo antes de volver a mirarla.
-Supongo que después de los deberes podríamos...
-¡Yes!-exclama la pequeña con una amplia sonrisa tirando de sus labios.-¿Oye, pa...?-lo llama. Joel ancla sus ojos en ella un momento.
-¿Sí...?
-¿Skyler también puede ir al cine con nosotros?-Joel ríe.
-No, amor.-responde de inmediato.-Skyler no puede entrar en el cine...
Las cejas de Ellery se fruncen de inmediato y arruga sus labios.-Cuando yo sea grande voy a ahorrar dinero y compraré un cine para que las personas puedan ir con sus perritos...porque no es justo que ellos no puedan ir...
-De acuerdo, señorita compradora de cines.-se ríe.-Ahora termina de desayunar para que pueda llevarte al colegio porque si no estudias no veo la manera en la que puedas reunir tanto dinero como para comprar un cine...
-Voy a ahorrar mis domingos, Joey.-anuncia alzando una ceja.
Él niega lentamente llevando su taza de café sus labios. El café siempre ayuda para que los nervios de Joel permanezcan dominados y eso es precisamente lo que necesita en este momento. Controlarse.
La idea de ir y reunirse con una persona -con algo de suerte y esperando con toda ansia que esa persona no sea Santiago Silvetti- hace que sus piernas tiemblen.
-De acuerdo...-murmura él.
-¡Terminé, papi!-anuncia la voz de Ellery trayéndolo de vuelta a la realidad.
-Bien.-asiente.-A lavarse los dientes que llegarás tarde al colegio.-anuncia. Una pequeña sonrisa se forma en los labios de la pequeña mientras se pone de pie y avanza en dirección a su habitación.
Joel cierra sus ojos momento poniéndose de pie también. Las consecuencias de despertar diez minutos más tarde de la hora habitual es no tener tiempo suficiente como para poner todo en orden antes de marcharse. Va a su habitación y cinco minutos después se encuentra a sí mismo saliendo de la casa con Ellery a su lado.
Conduce por las calles de la ciudad abarrotada de personas. Dejar a Ellery en el colegio todavía le cuesta un poco pero sabe que tiene que hacerlo. Verla partir con una mochila colgada al hombro -que probablemente es más grande y pesa más que ella misma- siempre le pareció duro y ni hablar del primer día que termino llorando mientras caminaba al auto. Todo lo contrario a la pequeña castaña que tras lanzarle una sonrisa se marchó con paso saltarín emocionada por conocer a sus nuevos compañeritos. Pero para Joel luego de tanto tiempo de ser solo él y su pequeña significaba la cosa más impresionante de su vida.
Larga un suspiro aferrando sus manos al volante del auto y cuando el anuncio con el nombre del restaurante donde se reunirá con su cliente -por llamarlo de alguna manera- queda ante sus ojos: su corazón se acelera. Inspira con fuerza y cuando encuentra un buen lugar para estacionar el auto baja acomodándose la corbata.
Dar una buen impresión siempre es bueno, Joel. Le dijo una vez el padre de Christopher. Sobre todo si estás hablando con alguien implicado en el caso en el que estás trabajando. En el mundo de la abogacía si no tienes una buena presentación no te tomaràn en serio.
Empuja la puerta del lugar aferrando con una de sus manos y entra. De inmediato el olor a café y pan recién tostado le da la bienvenida. Camina con pasos lentos y cuando levanta la mirada y sus ojos se encuentran con una figura femenina que lo observa con detenimiento su corazón deja de latir. Su piel se estremece de pies a cabeza y sus piernas comienzan a temblar ligeramente.
Los ojos miel de Danna Silvetti están mirándolo fijamente y todo lo que puede pensar es que está loco. ¡Se ha vuelto loco! ¡Joel Pimentel se ha vuelto loco!
-¿Danna...?-susurra lentamente.
-¿Qué haces tú aquí...?
Pero Joel no responde. Sus ojos siguen fijos en los de la castaña. La mira tan detenidamente que por un momento ha olvidado como respirar correctamente. ¿Cómo demonios es posible que ella esté sentada en una mesa de un jodido restaurante? ¡Danna está muerta! Su Danna está muerta.
-Danna...
-La verdad es que no esperaba volver a verte nunca más pero...
-Tú estás muerta...-murmura débilmente. Danna permanece en silencio.
-Bueno, no parezco muerta en absoluto.-responde.-Mira...la verdad es que estoy esperando a una persona y lo dije de verdad, nunca creí que volvería a verte y en serio te agradecería mucho que siguieses con tu camino como hasta ahora y...
-Maldita sea.-jadea el rizado.-No. ¿Qué...? ¿Cómo es que...?-niega.-Esto ni siquiera tiene sentido...
-¿De qué estás hablando?-pregunta.
-Tú. Estás. Muerta.-murmura en pausas pero cuando sus ojos vuelven a encontrarse con los de Danna, gime.-¿Cómo es eso posible...?-susurra lentamente.
-No estoy muerta. Mi hija está muerta y tú te la llevaste.-lo acusa. Joel jadea mientras toma asiento delante de Danna.
-¿Qué?
-Y no tienes ni idea de la manera en la que he odiado desde entonces.-susurra y Joel es capaz de ver la manera en la que sus ojos se humedecen.-Te la llevaste sin darme la oportunidad si quiera de conocerla, no vivía pero también era mía. La tuve nueve meses dentro de mí y a ti ni siquiera te importó eso...-las lágrimas escurren por las mejillas de Danna y entonces las de Joel se hacen presentes también.
-¿Qué?-repite Joel totalmente aturdido.-No.
-¡Sí!-le espeta agitadamente.-Eres un maldito hijo de puta al que no le importó lo que yo pudiera sentir...
-Ellery vive.-suelta y la boca de la castaña se abre.-Nuestra hija vive, Danna. No tengo ni idea de que estás hablando...o de donde sacaste esa locura pero ella vive...
-¿Qué?-susurra lentamente.-Pero...
-¿De verdad crees que yo haría eso...?-pregunta dolido.-¿De verdad crees que yo habría sido capaz de llevarme a nuestra hija sin dejar que la conocieras al menos...?
-Yo...-Joel pasa sus manos desesperadamente por su rostro retirando sus lágrimas en el proceso y deja escapar un jadeo.-Ay, no puedo creer esto...-murmura sin dejar de mirarme.-Escúchame...cuando Ellery nació Leeds dijo que habías muerto después del parto...
-¿Qué?-murmura ella.
-Christopher estaba ahí. Dios, no tienes ni idea de lo que sentí en ese jodido momento. Ha sido la segunda noticia más impactante y horrible que he recibido en mi vida. Y cuando quise verte tu padre me lo impidió.-Danna pestañea.-No te mentiría con algo así, Danna... ¡por Dios! Te amaba como a nada en la vida ¿en serio creías que pretendía alejarte de Ellery? ¿De mí...?
-Mi papá me dijo que te habías ido con ella...me dijo que apenas te habías enterado que mi hija estaba muerta decidiste irte...-Joel solloza.
-Nunca me hubiera ido.-confiesa.-Nunca se me habría ocurrido si quiera pensar en eso...-niega.-Éramos una pareja, Danna. Y las cosas se resolvían juntos...¿Por qué te habría de dejar en primer lugar...?
-Ellery vive...-susurra más para sí misma.-Dios. ¿Te das cuenta de lo que eso significa...?
-Fue una mentira...-murmura.-¡Una maldita mentira!
-Te odié sin razón alguna, Joel. Y no puedo frenar el remolino de sentimientos negativos que me he creado contra ti en siete años...-él niega.-Fui infeliz siete años pensando que mi bebé había nacido muerta y ahora me vengo a enterar que todo fue una jodida mentira. ¡Una jodida mentira de Santiago Silvetti!-jadea.-Nunca en la vida le voy a perdonar lo que me hizo...que me haya condenado a esto no se lo perdonaré nunca...
Joel niega lentamente.-No tienes ni idea de toda la falta que nos has hecho todos estos años...-susurra lentamente.-No tienes ni idea de las interminables noches de llanto que pasé pensando que mi vida era una mierda por no tenerte, no tienes ni idea de la manera tan desesperada en la que Ellery anhela tener una madre...y tiene todo mi amor pero no puedo darle lo que ella necesita...
-Quiero verla...-susurra en medio del llanto.-Por favor. Te lo suplico, déjame verla...
-No tienes que suplicar por algo que por derecho te corresponde.-anuncia él limpiándose las lágrimas una vez más.-En este momento está en el colegio pero creo que decirle que eres su mamá justo ahora podría ser...contraproducente...-Danna solloza una vez más. Joel toma sus manos por encima de la mesa y automáticamente los ojos miel de la joven van hasta la unión de sus manos. Joel también las mira y cuando se percata del anillo de compromiso que ella lleva en el dedo anular deshace su agarre.-Creo que tenemos que pensar en algo...puedes venir conmigo a buscarla más tarde...
Ella asiente lentamente retirando sus propias lágrimas.-Ellery vive...-susurra y Joel asiente.
-Y es lo más bonito que vas a ver en tu vida...
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