C19. El principio de tu fin.


Joel inspira con fuerza anclando sus ojos en el filo de la humeante taza de café que tiene delante suyo. Deja salir el aire de sus pulmones de manera lenta y luego revisa una vez más la hora en el reloj que descansa encima de su muñeca derecha.

—Buenos días…—el corazón de Joel Pimentel deja de latir un breve momento. Su piel se eriza de golpe y en el momento en el que Santiago Silvetti queda delante suyo la ansiedad se apodera de su cuerpo.—Vaya, nunca se me ocurrió pensar que la persona con la que me reuniría el día de hoy era nada más y menos que el pobre diablo de Joel Pimentel…—agrega mientras toma asiento delante del pelinegro que parece estar completamente pasmado.

El cerebro de Joel se queda en blanco un breve momento.—Le voy a pedir de la manera más amable que pueda existir que por favor hagamos esto de manera profesional…

—¿Profesional?—se burla.—¿Qué hay de profesional en ti?

—Realmente no tengo porque aguantar sus desplantes.—anuncia la voz de Joel.—Solo vine acá porque tenía que decirle al menos de frente que tiene una demanda en su contra por abuso laboral hacia mi cliente que es el señor Leonardo Braun pero creo que ni siquiera tengo que decírselo porque es más que obvio que lo sabe.—agrega sin dejar de mirarlo.

—¿Y tú en serio crees que vas a lograr algo…?--cuestiona en tono burlón.—Ahora mismo tienes la estúpida idea de que tienes algún tipo de poder sobre mí.—hace una pausa.—Pero los dos sabemos que sigues siendo el mismo mediocre de siempre…—se ríe.—¿De verdad crees que el hecho de que juegues al abogado conmigo me asusta…?

—Tal vez…—responde el rizado.—Pero la verdad es que me tiene sin cuidado lo que usted piense sobre mí… ¿sabe? No me interesa absolutamente nada de lo que usted pueda pensar o decir sobre mí. ¿Quiere burlarse? ¡Hágalo, me da lo mismo!

—Vaya, también eres valiente.—se echa a reír.—Me das tanta ternura, Joel Pimentel…

—En cambio usted me da tanta lastima.—decide sin más.—¿Y sabe por qué…?—Pregunta.—Porque al menos yo soy feliz con lo que tengo…en cambio usted no lo es. No tengo todo el dinero del mundo como usted pero al menos tengo la conciencia tranquila…—hace una pausa.—porque no fui yo quien separó a una niña recién nacida de su madre condenándola a vivir una vida incompleta. No fui yo quién le mintió  a su hija diciéndole que su hija murió, que fue capaz de crear una lápida en un cementerio para hacer que su maldita fuese más creíble…

—Cállate.—le espeta el hombre sin dejar de mirarlo con fijeza.—Tú no tienes ningún derecho a…

—¡Yo tengo todo el derecho porque fue a mí a quien me jodió la vida!—señala el pelinegro.—Hiciste que viviese infeliz siete años de mi vida pensando que Danna en serio estaba muerta. Hiciste que mi hija creciera creyendo que su madre murió en el parto condenándola a vivir en la añoranza por tener una madre que la quisiera. Hiciste que las vidas de ambos estuviesen empañadas por el dolor de perder a Danna y todo era una mentira. ¡Todo era una puta mentira! Y ahora espero que seas totalmente consciente porque voy a hacer que pagues cada maldito segundo de dolor que hemos pasado mi hija y yo…y ganarte la primera demanda de trabajo de Leonardo Braun por ser un ser ruin, déspota, abusivo y corrupto solamente será el primer paso porque pienso destruirte de la misma manera en la que tú lo hiciste antes...así que ríete todo lo que quieras, Santiago Silvetti; porque será solo el principio de tu fin…

Joel coloca el folder con la demanda sobre la superficie de la mesa, lanza un billete de diez dólares sobre la mesa y sin decir nada más se pone de pie para marcharse sin mirar atrás.

La adrenalina que recorre casa centímetro de su cuerpo hace que los latidos de su corazón se multipliquen exponencialmente; camina con pasos apresurados y cuando sale del restaurante y una ráfaga de aire freso lo acaricia su cuerpo se relajada de inmediato. Sabe que las cosas no van a ser fáciles de ninguna manera pero sin duda alguna Santiago Silvetti no va  a salirse con la suya; cueste lo que le cueste él no va a ganarle.

No esta vez.
 

—¡Tía Piera!—la voz de Ellery sale en un grito agudo. La muchacha se gira sobre sus talones y cuando descubre a Ellery caminando de la mano de Danna por el estudio de ballet una amplia sonrisa se forma en sus labios.

—¡Hola, mi amor!—responde ella abriendo sus brazos. Ellery se echa a correr en dirección a ella y cuando la esposa de Christopher se inclina para envolverla entre sus brazos una risita escapa de los labios de la niña.—¡Dios, tu tutú es precioso!

—Gracias, tía Piera.—murmura sonrojada.—Mira…ella es Danna, mi mamá; y también ella es la novia de mi papá.—exclama emocionada. Los ojos de Danna se posan en los de Piera y una amplia sonrisa aparece en los labios de la castaña que finalmente ha llegado hasta ellas.—No está muerta como mi papi y yo creíamos…

—Eso es genial, mi amor.—susurra ella.

—¿Verdad que ella y tú van a ser mejores amigas así como Chris y mi papito…?—Piera se ríe.

—Estoy segura que podremos intentarlo…—la niña asiente.—Ahora vamos, ve con el resto de las niñas que no debe de tardar en llegar la profesora.

—¡Voy a bailar, mamá!—exclama en dirección a Danna.

—Hazlo increíble, mi amor…—responde. Ellery se echa a correr dejándolas solas y se miran la una a la otra una vez más.

—Eh…la clase de Ellery dura por lo menos tres horas…

—Lo sé, Joel me lo dijo.—murmura.

—¿Y vas a quedarte aquí…?—Danna deja escapar un largo suspiro.

—Además del departamento de Joel no tengo ningún otro lugar a donde ir o cualquier otra cosa que hacer ¿sabes? Así que solo me quedaré aquí para ver la clase de Ellie…—responde sincera. Piera niega un poco.

—¿Quieres venir al centro comercial conmigo?—pregunta.

—Mira la verdad es que tampoco tengo dinero…así que realmente no tiene mucho sentido que vaya…

—Podemos ir a tomar un café o algo parecido; yo te invito, Danna…—los ojos miel de Danna la miran un largo momento.—Escucha; sé que no comenzamos de la mejor manera y que pensé que eras una amante de mi marido y tal vez fui algo grosera contigo sin razón alguna y en serio me siento muy arrepentida por eso…y Ellery tiene razón, nosotros podríamos ser grandes amigas…

—Me encantaría eso en verdad…—responde sincera.

—¿Entonces quieres ir por un café? En un par de días tengo que hacer un pequeño viaje a Nueva York con motivos de trabajo así que necesito un par de cosas…si me acompañas podrías ser de gran ayuda…—Danna le sonríe.

—Claro…

(…)

—¿Suena una atrevimiento si te pregunto dónde estuviste todo este tiempo?—cuestiona Piera. Danna la mira un momento.

—No. De hecho es algo bastante normal debido a la…situación…—responde lentamente.

—Algo.—admite y ambas se sonríen.

—Cuando Ellery nació mi padre me hizo creer que había nacido muerta y que Joel se había ido con ella. Y te voy a ser sincera; le creí con los ojos cerrados porque nunca se me ocurrió que podría haber sido una mentira y solo fui una estúpida…odié a Joel como no tienes ni idea por haberme quitado la oportunidad de al menos conocerla…después de unos meses en los que tuve con lidiar con la depresión terminé mudándome a Múnich…pasó el tiempo y cuando volví solo lo hice para darme cuenta que viví engañada siete años ¿sabes? Y solo volví para darme cuenta que todo el tiempo Joel creyó algo erróneo al igual que yo… ¿Te das cuenta de lo ruin, malvado y despiadado que es eso…?—cuenta llevando su taza de café a sus labios.—Pero ahora estoy acá con Joel y Ellery y realmente no pienso  volver a perderme ni un solo segundo más de la vida de ambos…

—¡Eres increíble!—murmura lentamente.—¡Luchar por tu familia es algo realmente increíble, Danna!—añade sin dejar de mirarla a los ojos.

—Tú los quieres mucho, verdad…—su pregunta sale disfrazada de afirmación. Danna inspira con fuerza y luego asiente débilmente.

—Cómo no tienes ni idea…Joel para mí es como un hermano y Ellery bueno…creo que ni siquiera tengo que decírtelo.—Danna asiente lentamente.—Empecemos de nuevo…—anuncia tendiéndole su mano. Danna la toma de inmediato y Piera le sonríe ampliamente.—Piera Vélez, antes Gastrell…bailarina profesional y esposa de Christopher…

Danna se ríe en voz baja.—Danna Silvetti, madre de Ellery y un zombi o algo así…—bromea y las dos se ríen.—En verdad me encanta saber qué haces muy feliz a Christopher…él merece serlo.

—De la misma manera en la que Joel merece serlo…—responde sin dejar de mirarla.—¿verdad?

—Sí, me parece que sí.

—Tú puedes contar conmigo para absolutamente todo lo que necesites…—hace una pausa—Ellie tiene razón cuando dice que podríamos ser amigas…

—Gracias, Piera.—responde ella.—Es realmente agradable saber que puedo contar contigo…que puedo confiar en alguien…

—No estás sola, Danna. Tienes a Ellie, a Joel, a Christopher y a muchas personas más que te quieren…que siempre te han querido y tal vez asimilar que estás viva va a ser un golpe duro y complicado pero eso no quitará el hecho de que van a ser felices con la noticia…

—¿Te refieres a la familia de Joel?—pregunta ella en voz baja.

—Totalmente la familia de Joel.—repite.—Te recuerdan con amor…—hace una pausa.—Así que supongo que saber que estás viva será lo mejor de todo…—Danna deja escapar un prolongado suspiro.—Estás lejos de la maldad de tu padre, Danna. Y con Joel estás más que a salvo…ahora ustedes tienen un nuevo chance… ¿verdad? Un nuevo chance para empezar de cero y empezar a vivir la vida que ambos merecen a lado de su hija que es probablemente la niña más hermosa del planeta entero…

Danna deja escapar un pequeño suspiro y se muerde los labios.—Eso suena increíble y prometedor…

—Te lo mereces, Danna.

—De todas maneras creo que podría comenzar a buscar un empleo o algo así.—responde la castaña.—En Múnich Trabajaba para una revista, no en la de mi padre porque realmente no era que me apeteciera ser su empleada o trabajar para él pero al menos tenía un empleo que…—niega un poco.—Siempre fue insuficiente para mi padre y para Richard…siempre dijeron que no tenía la necesidad de trabajar si al final de cuentas iba a ser la heredera una gran fortuna y la esposa de uno de los empresarios más importantes de Alemania…—Piera la mira un segundo.—Yo trabajaba para una revista local, tengo algunos ahorros y ahora espero que ese trabajo en Múnich me sirva de algo para conseguir algo acá…quiero ayudar a Joel…construir todo esto juntos…

—Eres independiente, me gusta.—murmura.—Creo que puedo ayudarte con algo de eso…

—¿De verdad?—pregunta y Piera asiente.

—Tengo una amiga que trabaja en una revista y está buscando un asistente personal; creo que podría hablarle de ti. Tienes experiencia así que creo que sería un buen empleo para ti...

Danna jadea llevando sus manos a su boca.—En serio te lo voy a agradecer siempre, Piera…

—No tienes nada que agradecerme.—inquiere en voz baja.—Tómalo como una pequeña muestra de amistad…

—Eres un sol, Piera…de verdad nunca voy a tener como pagarte todo lo que estás haciendo y todo lo que has hecho por mi hija y por Joel…—ella niega lentamente.

—Solo haz feliz a los Pimentel…—anuncia sin dejar de mirarla.—Realmente no tienes nada más que hacer más que hacerlo felices a ellos y con eso me habrás pagado absolutamente todo…
 
 
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¡Queda un capítulo y luego el epílogo! *inserte emoji de diablito morado sonriendo maliciosamente*.

Les dejo un abrazo y un beso virtual.

Glo, ×.
 
 
 

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