Capítulo 25: El Camino a la Batalla Final

El exiliado de Granadeth, los campeones de Daedelion, los gobernadores de las naciones y la ahora regente de Müller se sentaban a idear un plan para detener el avance de las tropas enemigas a la capital del Reino.

Las fuerzas aliadas con Müller eran literalmente barridas con el poderío de la demoníaca alianza, quedaban tan sólo a unos cuantos kilómetros antes de entrar al reino.

-Telegrama para la reina de parte de su Majestad de Granadeth -se escuchaba a lo lejos, cómo si se tratara de un altavoz. -Alcebedo está dispuesto a perdonar la resistencia que han puesto los países aliados y dejará la posición ofensiva si se rinden ahora mismo -sentenció la voz con firmeza.

La contestación fue peligrosa pues quien entregó el mensaje lo hizo a la antigua, pobre del mensajero encapuchado atravesando el campo de batalla mientras miles de armas apuntaban hacia él.

-"La Alianza Universal y compañía comunica que no se detendrá en la legítima defensa de nuestros territorios" -la carta era bastante simple, sin más pretensiones que la de declarar la guerra.

Los guardias tomaron al enviado por la reina, revelando ser un autómata de Pyra, enfurecido el rey tomó su espada y destruyó al mecanismo andante reduciéndose a un montón de chatarra.

Las tropas avanzaron, una comisión de los enemigos sobrevivientes de la Alianza iban al frente, los más poderosos que asegurarían la entrada a la capital.

Ya se miraba más cerca a Granadeth, su marchar era fuerte, seguros de que vencerían a la unión de campeones. Entonces la comisión de Müller y sus tropas se poscionaba al frente para resistir, aún había esperanza.

-Mira a tu alrededor, puedo oler la sangre que manchará la tierra y las manos de cada hombre, tú has decidido pedir la muerte -dijo Alcebedo desafiante.

-No tendré miedo de un usurpador como tú, los más grandes héroes de las cinco tierras están de nuestro lado -contestó la reina con firmeza.

-No estaría tan seguro, yo también tengo aliados poderosos por ahí, tal vez ya acabaron con tus amigos -respondió el rey con tono burlón, seguro de que Vaktagran habría triunfado.

Una orden sonó, ambos ejércitos iniciaron sus ataques, un escudo impidió el impacto de los disparos de Granadeth no quedando más opción que pelear cuerpo a cuerpo.

Los campeones que se encontraban con la reina fueron junto a ella contra Alcebedo, sin embargo, el rey fue capaz de repelar a la mayoría desde un inicio.

Los únicos que lo encararon directamente fueron Lumina, Wells, Osmán y Madame Noelle; Wells disparó un Cañón Mental directo que no hizo ningún daño, Osmán invocó sellos para aturdir al rey mientras Noelle envolvía a su enemigo con nudos de extrema presión.

Alcebedo se hartó, dio un golpe al aire e hizo retroceder a tres, pero uno seguía en pie de lucha con demasiado coraje: Lumina.

Una enorme hoja de luz se blandía contra el tirano, la mujer estaba entrando en combate contra el asesino, quien con maestría esquivaba o detenía cada uno de ellos.

Tal era su confianza que ni siquiera atacaba hasta que una gota carmesí cayó de su mejilla, ello lo sacó del trance.

Con ferocidad empuño su espada, la fuerza de cada movimiento hizo que rápidamente Lumina no pudiera seguir el ritmo, había perdido su espada tras un ataque brusco.

El rey, con la empuñadura, golpeó el vientre de la chica, soltó el arma y empezó a propinar golpes que dejaban sin aire a su rival. Fue sorpresivo el ritmo de la pelea para Lumina quien sólo recibía cada uno de los salvajes golpes.

Con la poca fuerza que aún le quedaba gritó.

-¡CAÑÓN MENTAL!

Un gran haz de luz atravesó el campo de batalla e impactó al rey, pero éste con una sola mano lo detuvo aunque con algo de esfuerzo.

Finalmente las energías de la fémina habían decaído por completo, cayó al suelo agotada y veía como su ejército era poco a poco derrotado, sin embargo el enemigo no llegaba aún a la parte habitada, si es que eso servía de consuelo para una guerra que parecía perdida...

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