Larias se acercó hasta Ente y lo cargó consigo hasta que llegó con el resto de peleadores que aún se encontraba en Licaion.

—Señora Lucy, creo que es tiempo de que usted también comande a sus tropas —dijo Larias mientras miraba al suelo observando como los demás descansaban.

—Creo que ya es tiempo de levantarnos, debemos reunir la mayor cantidad de aliados que podamos —contestó Ray con un ánimo renovado.

—Supongo yo puedo traer a mis hombres —expresó Lican con tono pensante.

—Bien, ustedes reúnan más soldados, yo tengo que convencer a alguien para que me otorgue refuerzos —habló Ente sin dirigir su mirada a alguien.

—Entonces Lican irá por sus tropas mientras el resto deberá deben ir por los maestros Lumen, yo tengo que avisar a los nipones de Tierra II para que nos ofrezcan apoyo —ordenó Ray con firmeza.

—Yo acompañaré a Lican —finalizó la conversación Larias mientras todos se transportaban a diferentes lugares.

Ente se acercó al Supremo Juez en espera de que aceptara su solicitud de refuerzos.

—Ente, por esta vez se te concederá otra petición tuya, pero aún tienes una misión pendiente pues tus acciones han ido a un límite —respondió aquella autoridad espiritual mientras cedía varios agentes al comando de Ente.

Larias y Lican recogieron un ejercito con temor, los soldados imaginaban que sucedería lo mismo que la ocasión anterior en que el reino había sido tomado, igual no tenían opción.

Lucy, Avelin, Alateia, Liu e Ingrid reunieron a los Maestros Lumen tan sólo de Tierra II.

Ray intentó hablar con los japoneses, sólo para recibir de respuesta que estaban enterados de parte de la Alianza Interamericana-nipona para un posible asalto en Müller, por lo que el maestro se retiró del lugar yendo a reunirse con sus compañeros en Kar'ma.

Mientas tanto una batalla iniciaba en Daedelion.