Capítulo 22: El Infierno Imposible
El Emperador seguía enfrascado en su pelea contra Ente y Alateia, sin darse cuenta que alguien más había llegado a retarle.
—Vaya, un rey que está en mi Tierra sin mi permiso, supongo desea morir —dijo un renovado Lican con una sonrisa sarcástica.
—Así que tu eres Lican, el mismo que luchó junto a Ray en la anterior Crisis, ahora tengo el suficiente poder para poner de rodillas a todos —clamó el rey completamente convencido.
Sin que sus ojos lo pudieran ver, Lican estaba detrás de él.
—Aunque me traigas recuerdos, no te extrañaré —habló el semidemonio acercándose al oído de Felixio.
Unas llamas consumieron el espíritu del rival, mientras Lican se mostraba satisfecho pero no por mucho tiempo, aún tenía que enfrentar a su primo.
—Oh, al parecer el mago te trajo de vuelta —dijo Vaktagran mientras repelía los ataques de Avelin y Liu.
—He venido a luchar contra ti, considera esto un honor —respondió Lican tomando un tono más serio.
—Supongo Felixio no te habló de la sorpresa que le tenemos a tus amigos —expresó el enemigo mientras un cadáver gigante perteneciente a una bestia caía en una montaña cercana. —Supongo esto servirá como recipiente a nuestro abuelo mientras le buscamos un buen cuerpo —añadió Vaktagran con convicción.
—¡¿Recurrirás a algo tan cobarde?! —gritó preocupado Lican a su primo.
Charleston se vio preocupado, aquel cuerpo estaba muy relacionado a Alateia pues era el mismo que alguna vez albergó el SPIRIT de la mujer.
—¡No dejaré que usurpen mi cuerpo, repugnantes mortales! —una voz anormal salía de la Reina espacial.
Una gigantesca criatura traslúcida hizo de nuevo aparición mientras aquellos restos se reanimaban.
—Maldición ¿que está sucediendo? —cuestionó totalmente confundido Ray a Lican.
—Al parecer alguien más me retará, en esta ocasión algo más que un emperador, ahora es el mismísimo Rey de los Infiernos —contestó Ente con preocupación.
Laaj, Ray, Lucy y Liu siguieron a Alateia, a su vez Annasei había logrado terminar su rezo restaurando a la normalidad los habitantes de las Tierras.
—Bueno, esta ya es una victoria, Annasei debes reunir a tus hombres y dirigirte al portal que he abierto, debemos prepararnos para otra batalla, nosotros nos encargamos de esto —ordenó Charleston mientras Annasei trataba de hacer salir a su gente de los escondites.
—Bueno señorita Ingrid, tengo que acompañar a mi reina, cuídese —dijo Elexia preocupada con lo que ocurriera.
—Tranquila niña, ya me las he arreglado para sobrevivir a cosas así —respondió Holliday mientras se dirigía a prestar apoyo a Lican.
Los primos se hallaban batallando el uno al otro, grandes columnas de fuego salían a relucir mientras los alrededores ardían, un insoportable calor se sentía en el ambiente. Avelin, Firiant e Ingrid se dirigieron contra a sumarse a la pelea familiar.
Lican recibía cada golpe hasta que decidido sacó su forma demoníaca, sus poderosas garras dieron un feroz rasguño a Vaktagran, el rival molesto también activaba su verdadera forma. Las bestias infernales repartían cortes profundos entre si, los colmillos de Lican se clavaron en el hombro de su primo para después ser alejado por una explosión.
—¡Ustedes! vayan a ayudar a los demás, yo me encargaré de él —dio la orden Lican para que fueran a seguir a Alateia, ellas obedecieron con cierta duda.
—¿Qué pasa primo? ¿Acaso tu sangre de bastardo te limita? ¿Tu madre humana disfrutó lo que mi tío hizo? —cuestionó con sadismo Vaktagran.
—¡Calla! —gritó el semidemonio desgarrándose su voz en ira, mientras un aura se cristalizaba alrededor suyo, como si esta fuera a romperse.
Lo que parecía ser un símbolo se formaba en el pecho de Lican, su forma bestial rápidamente se llenaba de runas pero una en particular parecía brillar, incluso cegó a su enemigo.
—No... tu cólera no puede llegar a tanto, esto no es posible sin haber recurrido a un Contrato entre Reyes... —dijo con preocupación y temor Vaktagran.
—Digamos que le debo un pequeño favor a los Müller —dijo el semidemonio con determinación mientras recuperaba su forma humana.
Un haz de luz atravesó el torso del rival, mientras Lican se movía de forma rápida haciendo cortes en la bestia demoníaca sin que esta pudiera evitarlo.
—Supongo probaré contigo mi ultima técnica, primo ¡Orbe Estelar! —exclamó Lican mientras ponía ambas manos frente a su rival.
Una pequeña estrella se formó en las palmas del rey, misma que salió disparada contra Vaktagran. un haz de luz impedía que la esfera avanzara hasta su objetivo, usando aún más poder, Lican empujaba el ataque.
El orbe entonces por fin hizo contacto con Vaktagran haciéndolo desaparecer poco a poco, como si lo comiera.
—Lo acepto, me has derrotado, pero nunca podrás negar tu origen, primo... —contestó con aceptación el rival mientras moría.
Un gran destello inundó el cielo que aún se hallaba cubierto por la blanca capa de Ente, esto señaló la victoria de Lican.
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