Capítulo 16: Desvarío

Firiant observaba a la princesa del cosmos, su mirada se enfocaba en una gran bestia traslúcida de tono verde.

 —Ha despertado, tu SPIRIT ¡Ha despertado! —gritó Firiant con asombro.

Alateia había hecho salir aquel espíritu primigenio, aquel que los Ga'rack adoraban como un dios, al final de cuentas, una de sus raíces era aquel imperio. Un rúgido se escuchó en aquel llano pastizal de Daedelion.

—Alateia debes dominarle, no dejes que te controle ese es tu cuerpo, el suyo ya no existe —dijo con calma la peleadora mientras activaba su Dominio Animal para una inminente lucha.

Lo que parecían ser unas garras fueron directo contra Firiant quien las esquivó, cargó un poco de su energía vital y la lanzó como si fuera un proyectil que se dividió a si mismo en otros impactando contra Alateia, sin causarle daños.

Un portal se abrió desde el cielo, de él llegaron Charleston y Ryan para controlar la situación. El inglés abrió portales de los cuales salieron diversos lianas que se enredaron en el cuerpo de la regente de los planteitas.

El mago se puso manos a la obra y trató de establecer un trance en Alateia para ayudarla de alguna forma, sin aviso varias personas de una aura rojiza arribaron, de uno de ellos se desprendieron sus uñas como si fueran una bala.

Usando un poco de Lumen, Ryan fue capaz de desviar los ataques con apoyo de Firiant. El caballero aún intentaba entrar en la mente de la fémina, con gran esfuerzo, lo logró.

—Alateia, debes retomar el control, yo sólo no podré domar a esta bestia.

—Ahora mismo no sé quien soy, supongo esto es parte de mi ser, pelear es mi lado Ga'rack.

—De que vienes de ese Imperio no se puede negar, pero eres diferente, tu puedes cambiar el destino de dos pueblos a partir de ahora.

La bestia se desvaneció y Alateia cayó al suelo, desmayada. El mago había logrado tranquilizarla, pero no estaba seguro de si ella dominaba su SPIRIT.

—Todos, al portal, ya hemos recuperado la Base Cóndor, desde ahí investigaremos que ha sucedido —ordenó con impaciencia el inglés mientras un gran circulo daba vista a un lugar algo derruido. 

Mientras tanto en algún otro lugar de Tierra II.

Anasei y la Maestra Blanca sentían como cientos de almas humanas eran corrompidas, podían alcanzar a ver el horror del Plan Cero. 

—¿Qué les detiene? —cuestionó Phantam con intranquilidad.

—Oh, ya lo he entendido, e-ellos han puesto en marcha otros planes —agregó Frederick sin referirse al ladrón.

—¿Qué pasa? —se sumó Jean a la duda.

—Rápido, no hay tiempo para preguntas, quién guste de acompañarme a mi Tierra está invitado, pero siento el deber de solucionar esto —dijo Annasei con prisa mientras abría otro portal, directo a Licaion...


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