La oscuridad acompañaba a dos rivales que eran uno mismo.

—Ya no queda nada que hacer, acepta tu derrota —dijo la mole de metal en un tono amenazante.

—¡No! Durante tanto tiempo le serví a tu padre, el esperaba que sus hijos siguieran el buen camino y que el reino prosperara, pero le fallé —habló el agente Ente con cierta melancolía.

—Ya lo has dicho, fallaste en tu misión Maestro, tú y mi padre eran muy blandos —espetó el amasijo de metal con soberbia.

—Pero ya no ¡Ahora yo juzgo a quienes son una amenaza! Y tú Alcebedo, recibirás tu castigo —Respondió con determinación el espectro.

Todo el lugar se iluminó, lo que parecía ser un telón blanco se abrió y dejó pasar la oscuridad nuevamente, arriba flotaban dos grandes manos negras y una máscara de teatro blanca.

—¡Mi poder es inconmensurable Alcebedo, cualquiera que ose amenazar el Mundo Mortal, sufrirá las consecuencias!  —vociferó de manera profunda el Ente.

Una de las manos aplastó al enemigo acabando con él.

—Desde este momento yo seré el Ente, es momento de juzgar a los enemigos del presente —concluyó el nuevo individuo, mientras abandonaba su identidad humana.

El Ente regresó al palacio del Supremo, Larias le esperaba para retornar a las Tierras para terminar su batalla contra las fuerzas de Vaktagran. 

—Suerte en tu nuevo camino, Ente —dijo el Supremo con una sonrisa y un poco de preocupación.

Mientras tanto en Tierra III.

Alphonse, Piscis y Acuario se reunían con Angélica, cuando de repente ante ellos aparecían Artai y Afisteo acompañados por Rudolph y Galatea.

—Miren que tenemos aquí, la hija de los reyes de Müller y a un sobreviviente de la guerra —expresó con un tono de broma la dictadora.

Galatea de nuevo activó el poder que demostró en la pelea contra Mectitlán Norte. Krauff entonces hizo aparecer unas alas totalmente blancas que se fragmentaron como si fueran cristales, estos fragmentos actuaron como proyectiles contra la chica...