Ataques

El conflicto constante entre los instintos de los animales y las condiciones de vida impuestas por el cautiverio, les pueden tornar agresivos resultando en ataques entre ellos o a las personas.

Los grupos de animales en los delfinarios son completamente artificiales: se juntan animales nacidos en libertad con otros nacidos en cautividad, los capturados son a menudo de distintos orígenes/poblaciones – las orcas de distintos lugares incluso se comunican a través de dialectos diferentes, los centros mueven a los animales a menudo de un parque a otro; hay animales permanentes y otros temporales y también se separa a madres de sus crías.

Estos animales no necesariamente se llevan bien ni se entienden y, al ser imposible establecer una jerarquía, se dan numerosos conflictos de dominancia. Asimismo, ante tensiones o agresiones con otros animales, no tienen dónde esconderse o escaparse para evitarlos.

Es frecuente ver heridas profundas de rascados con dientes en los cuerpos de los animales y a menudo se pueden observar comportamientos de acoso entre ellos, que pueden atacarse incluso provocándose la muerte.

Uno de los casos más aparatosos sucedió con la orca Kandu que, protegiendo a su cría, atacó a otra hembra (Corky) durante el espectáculo. Kandu se fracturó la mandíbula rompiéndose una arteria tardando finalmente 45 minutos en morir desangrada mientras la cría nadaba a su alrededor. Corky sufrió un corte de 1 metro de largo debido al impacto del golpe.

Para tratar de evitar estos comportamientos agresivos y controlar los comportamientos de dominancia, se suele suministrar hormonas a algunos animales.

La orca Morgan, por ejemplo, está siendo acosada por las otras orcas de Loro Parque. La atacan continuamente (durante un estudio se observaron al menos un incidente cada hora) y desde que llegó a Loro Parque muestra más de 300 marcas de mordeduras y heridas infringidas por los otros animales.

 Los animales que muestran más heridas en la piel suelen mantenerse lo más alejados de las gradas durante los espectáculos para tratar de evitar que el público las pueda observar.

En la naturaleza se han dado muy pocos casos de ataques de cetáceos a personas. Los casos con orcas no han causado ninguna muerte dado que éstas han soltado a las personas al darse cuenta de que no eran sus presas. En cuanto a los delfines, el único caso conocido de un ataque que resultó con la muerte de la persona se produjo después de que ésta lo acosara tratando de introducir un objeto en su espiráculo. , tratando de darles de comer o de agarrarse a sus aletas o de subirse sobre su espalda. Otras agresiones conocidas también se han debido a que las personas molestaban a los delfines tratando de agarrarse a sus aletas.

Sin embargo, sí se han dado numerosos casos de ataques de cetáceos cautivos a personas. En los EEUU un estudio calculó que más de la mitad de trabajadores que están en contacto con mamíferos marinos habían sido heridos por los mismos. Se han registrado más de 70 casos de ataques de orcas a sus entrenadores y 4 de ellos han muerto; las muertes más recientes han sido en 2010 en Orlando, EUA y en 2009 en Loro Parque, Tenerife.

El caso mas conocido de ataques de orcas a humanos hasta ahora es el de Tilikum, una orca macho que teminó asesinando a tres personas, dos de sus entrenadoras y un hombre que por la noche entró a su tanque.

Este caso es reconocido debido al documental Blackfish, donde se cuenta su historia y es a partir de su lanzamiento que se inició una campaña para liberarlo.

Lamentablemente murió de forma prematura en 2017 con 36 años, midiendo 6,9 metros y pesando mas de 5.000 kilos.

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