7

Nos habíamos quedado en un motel de mala pinta, yo estaba acostada en la única cama y Polnareff estaba mirando hacia la ventana sentado en el escritorio. Cerré los ojos intentando dormir y le di la espalda cobijándome más en esa incomoda cama; la lluvia sonaba demasiado fuerte y juraba que había una gotera que podría caer sobre mi cara cuando menos lo esperaba.

—No tienes por qué hacer esto. —Murmuro Polnareff, me hice más bolita entre las cobijas y miré directamente hacia la agrietada pared.

—No, no tengo por qué hacerlo. Pero lo hago porque me importas. —Eso había sonado más romántico que lo pensé, volvió a quedarse en silencio, no sabía si en verdad estaba enojado por seguirlo o estaba tan conmovido que lo hacía enojar; no sé, pero de que alguna manera está enojada lo está.

.

.

.

—No tienes por qué hacerlos todos de nuevo. —Sin importarle lo mucho que dijera su amigo Noriaki siguió maniobrando los crayones entre sus pequeñas manos, su ropa estaba llena de lodo seco al igual que su cara, su amigo había llorado bastante por que arruino su libreta con dibujos bajo la lluvia. Eso había sido hace dos semanas atrás, se enojó con Amai, pero aun así dejo de lado eso al ver que había redibujado la mayoría de sus dibujos y ahora estaba por finalizar.

—No tengo por que hacerlo, ¿Pero sabes? No me gusta verte llorar, eres una nenita. —Se burlo la Megami, tomo otro crayón para continuar dibujando con la lengua de fuera. —Además... Me gusto verte sonreír cuando te entregue los demás; enséñame otra vez esa sonrisa, ¿Esta bien? —Las mejillas del niño se encendieron, ¿Qué era ese sentimiento? No lo sabía, pero le gustaba. Cerro los ojos y ensancho su sonrisa mientras asentía. —¡PUUAAAGHH! ¡No ahora tonto! Cuando te entregue mi obra maestra ahí es cuando sonríes.

¡Nori-kun, Amai-chan! Les hice pastel, bajen a comerlo.

¡Esta bien, Mamá!

.

.

.

Me quede dormida de un momento a otro, mi espalda dolía y los rayos del sol que entraban indirectamente me cegaron un momento; mire a mi alrededor en aquel pequeño cuarto, Polnareff y sus cosas no estaban. Me vestí tan rápido como pude y me fui del lugar, no sin antes preguntar por mi compañero, había pagado todo así que me fui sin preocupaciones. Salí del edificio mientras tomaba con ambas manos la mochila color rosa que estaba en mi espalda y corrí entre las calles de esa ciudad buscando a Polnareff. Pregunte en unos cuantos locales ambulantes si lo habían visto pero ninguno supo dar razón alguna.

Había corrido un buen rato, giré a la derecha en una calle con esperanza de ver algún cabello plateado, lo encontré, pero no era él si no el mismísimo Joseph Joestar. Corrí hasta él ya más que agotada, grite su nombre a lo que se detuvo y espero a que llegara a su lado.

— Santo Dios, jamás había corrido tanto. — Me apoye en mis rodillas tratando de recuperar el aire. — Supongo que también está buscando a Polnareff, me quede con él en un hotel de mala muerte, pero se fue antes de que despertara. — Después de unos segundos para calmarme comenzamos a caminar mientras hablábamos un poco.

— Así es... Avdol también salió temprano para buscarlo, estaba demasiado preocupado. — Mirábamos hacia todos lados en busca de él, en pocos minutos después Jotaro se unió a nosotros diciendo que no lo había encontrado por ningún lado.

— Espero que no haya pasado nada malo. — Caminaba en medio de ambos, ellos median como diez metros y yo era una enana con mi miserable 165. Parecía una niña pequeña y más con mi mochila que solo se usaba en primaria; ¡Hey!, era bastante cara, no la compre para nada. A la lejanía miramos una multitud así que nos acercamos de chismosos para ver qué pasaba.

Realmente no esperaba encontrarme con el cadáver de Avdol en medio de la calle. Me quede petrificada unos segundos asimilando las cosas, al reaccionar me arrodille y tome él puso de entre su cuello, aún tenía: era débil.

—Joestar, por favor llame a una ambulancia; después a la fundación, ellos se encargarán de Avdol. — Este hizo caso, no debía mover nada, no había salido tanta sangre así que si lo empujaba un poco podría abrir una ruta de escape para la sangre. Apenas llegó la ambulancia suspire más tranquila. — Por suerte... Solo necesita una cirugía y reposar. Realmente no sé qué paso aquí, pero deberíamos guardar el secreto de que está bien. Siento que si le decimos a Polnareff o Kakyoin sobre la salud de Avdol realmente pasara algo malo. Por favor no digan nada hasta realmente saber que sucedió. —Aunque no parecía tan convencidos asintieron.

Continuamos caminando, escuchamos un escándalo y de la nada Jotaro golpeo a una persona que pasaba por ahí. ¡Esta familia está loca!

—¡Te mataré cobarde! — Miramos a Polnareff perseguir al vaquero, no sabía que pasaba en realidad, antes de siquiera poder tocar al rubio una chica de piel morena se interpuso en el camino exclamando cuanto amaba al tipo y lo dejaba huir, el de cabello platinado lo siguió más en el proceso tiro a la chica y esta comenzó a rasparse la piel y a sangrar por las afiladas piedras del suelo. Como un caballero el señor Joestar se acercó hasta ella regañando a Polnareff y cubriendo su herida con un pañuelo. Poco rato después estábamos en un autobús para transportarnos e ir a otro hotel y descansar, ya estaba harta de escuchar a Polnareff tratando de coquetearle a Nena (Que era el nombre de la joven chica), estaba sentada al lado de Kakyoin musitando una canción infantil casi a punto de caer dormida.

— Ya llegamos — Di un brinco con la cabeza despertándome al instante y levantándome para salir, nos quedamos parados frente a la parada, el señor Joestar comentó que tenía una infección, al mostrarla me dio bastante asco.

—Espero que no sea pus o me daría más asco —Cubrí mi boca y desvíe la mirada.

—Iré al hospital ahora. Tal vez me den una medicina para desinflamar. —Suspiro aun viendo esa cosa.

—Yo lo acompañó. —Se ofreció Polnareff

—Prefiero ir solo. —Y empezó a caminar, había rechazado la buena voluntad de Polnareff. —Aunque... No me importaría que Amai me acompañara. —rodé los ojos y lo seguí. —Holy Shit. —Murmuro el americano.

—¿Qué pasa?, ¿Ya se le cayó el brazo? —Aunque fue la peor broma él río. —Ahí está el hospital, aunque... No se ve muy confiable. —La fachada del edificio era terrible. Aun así, entramos y con el suficiente dinero pudo entrar rápidamente; ni pasaron ni cinco minutos cuando escuche el grito de una enfermera y paso corriendo frente a mi gritando asesino, vino del mismo lugar donde estaba el señor Joestar y como quería ser gato muerto fui a curiosear. Entre al pestilente "quirófano" y se encontraba un cadáver en medio de la sala con un bisturí en el ojo y Joseph Joestar, ¿Riendo? —Ay por Dios, ¿Qué diablos paso?

— Puedo explicarlo, no lo asesine yo. ¡Fue la cosa rara en mi brazo! — Exclamo, pude notar un pequeño cuerpo en su brazo donde estaba supuestamente su infección. Las sirenas de la policía sonaron. — ¡Oh My God! ¡Me van a arrestar!

— Me explicas luego, ahora salta por la ventana —Bravery Voice la rompió y salte por esta, salimos por un callejón y comenzamos a correr para huir. — Esto es un desastre. — Dimos vuelta en una calle para evitar a la policía. — Vayamos al Hotel, los chicos nos ayudaran.

—No, no podemos. Saben que me hospedo ahí. —¡¿QUE?!, Ahora sí que estábamos en malos problemas.

— Bueno. Lo buscan a usted, no a mí; así que yo sí puedo volver. — Presumí mientras caminaba tranquilamente; el señor Joestar no me seguía.

— ¡Policia!, ¡Aquí está el asesino! — Me gire y mire a la cosa rara esa con brazos sostenerse de unos barrotes mientras un oficial de policía venia para con nosotros.

— ¡Hey!, ¡Ustedes dos! — Comenzó a caminar a paso más apresurado, me acerque al señor Joestar tratando de que la cosa esa soltara los barrotes para escapar.

— Hace mucho que no hago esto... — Inhaló aire y de sus manos comenzó a sacar rayos y toco a la cosa mas no hizo ningún efecto, este río y una pequeña chispa me alcanzo, ardía como el infierno.

— ¡El hamon no funciona con tu mismo cuerpo! — metí mi dedo a mi boca para tratar de mojar la quemadura. Joestar uso su Hermit purple para así librarse, me cargo entre sus brazos para salir corriendo mientras gritaba "Nigerundayo".

¡Son of a bitch! — Maldijo el mayor bajándome a media calle para continuar corriendo. Para este momento ya tapaba a su "hijo" con una manta, miraba a los alrededores en busca de alguien sospechoso, pero solo era gente normal. Giramos en una calle y el canoso cayó sobre unos jarrones llenos de sal después de ser golpeado brutalmente por el tumor que sobresalía de su brazo. Nada podía salir peor, estábamos llamando mucho la atención; se paró y miro algo en el suelo y empezó a correr sin esperarme, inmediatamente lo seguí.

— ¡Espere!, ¡Para allá está el hotel! — Exclame más que asustada, si la policía lo miraba lo arrestaría y nadie le creería que una cosa en su mano asesino al médico. — ¡Joestar-san! — Dio la vuelta en la próxima calle y se dirigió hacia un barril donde metió su mano para después sacarla, al llegar a su lado no entendía lo que pasaba, pero al pasar el tiempo el líquido espeso negro que recubría su mano comenzó a secarse liberándose así de ese tumor que lo había estado abominando desde hace minutos.

— ¡La usuaria está cerca! — Y comenzó a correr otra vez, espérame un poco; te he estado persiguiendo desde hace buen rato sin descanso. Ten consideración por mí. Lloriquee mentalmente siguiéndolo ya más que cansada. Cruzamos un callejón donde estaba Polnareff y ¿Nena?, se estaba deformando dejando a la vista a una mujer para nada atractiva, así que ella era la usuaria. — Polnareff, ve di le a los demás que nos largamos ahora mismo de esta ciudad. Los veremos en aquella colina y traigan un auto. Amai, vamos. — Ahora caminamos, Polnareff parecía traumado por la situación; me reí un poco y por primera vez en el día seguí gustosa a Joseph Joestar.

—Ahora quiero comer pastel... —Lance el comentario.

—Quizá un poco nos ayude a pasar el susto. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top