6

Llegamos a Singapur y nos aventuramos hacia el hotel, no sin antes mirar la cómica escena entre Polnareff y un policía por la "basura" que había tirado. Me reí un montón, y Ann no siguió otra vez, dijo que se encontraría con su papá en cinco días así que el señor Joestar le ofreció asilo lo que también termino en una escena graciosa.

— Polnareff, no tiene donde quedarse, por favor dile que se quede con nosotros, pero no digas nada que hiera su orgullo. —El francés se acercó a ella.

— Oye, quédate con nosotros, ¿No eres pobre?, Te conviene. — cubrí mi cara con mi mano algo avergonzada.

— ¡Polnareff! — Exclame regañando al chico. — ¡Eres un descortés! — Me acerque a la morena y le explique la situación, nos siguió. Llegamos al enorme y lujoso hotel y el señor Joestar pidió tres cuartos.

— Avdol y yo nos quedaremos en uno. — Dijo este.

— Como Jotaro y yo somos estudiantes nos quedaremos en otro. — espetó Kakyoin, a chinga, ¿Que yo no soy estudiante también?

— Bien, yo me quedare con Ann, lo siento Pol te quedas en la calle. — Tome la llave antes de que pudiera decir algo y me lleve a Ann, estaba claro que le darían otra habitación. Las chicas deben estar con las chicas, y además Ann aunque era un poco menor me sentía más cómoda con ella que ahora con Noriaki, el cual se pasaba todo el rato con Jotaro; me daba envidia. Al llegar a la habitación me apresuré a ir al mini bar, abrí una lata de cerveza y la bebí de un trago.

— Oye... ¿Amai? — Dudaba de mi nombre, oh Dios que no lo recuerde me pone triste, si yo soy perfecta. — ¿Sabes que le gusta a Jojo? — Oh pequeña pillina.

— No lo sé, iré a la bañera, si pasa algo solo entra, a no ser de qué nos bañemos juntas. No me importa. Las mujeres en mi país lo hacemos para reforzar más la amistad, ¿Vienes? — Ella negó, más le seguí insistiendo hasta que aceptó, la bañera estaba un poco pequeña, pero ambas cabíamos perfectamente, las burbujas y el olor a las sales eran perfectas. Escuche el teléfono sonar más lo ignore ya que debía ser recepción molestando. — Así que te gusta Jotaro... — Las mejillas de la pequeña se tornaron rojas.

— Sí... — murmuro desviando la mirada.

— Huh... A decir verdad, no conozco muy bien a Jotaro... Pero sé que le agrada bastante la gente silenciosa o que solo habla cuando se necesita... — Abrace mis piernas y apoye muy cara a las rodillas. — Pero estoy segura de que no le desagradas, solo eres demasiado escandalosa y perturbas su... Paz... — Terminé la oración después de una pausa, me di cuenta de que también estaba siendo demasiado escandalosa con Noriaki, yo hablaba mucho con el rosado... Bueno, el solía escucharme en silencio mientras yo solía hablar como perico. Ahora comprendía por que le gustaba estar con Jotaro. —Noriaki es igual. — Me lamenté y hundí mi rostro en el agua con intención de matarme. Bueno no, pero estaba frustrada. Últimamente hablaba más de mí y acaparaba atención sin dejar que el comentara nada; dios ya debía estar con Jotaro feliz de la vida por que el sí lo deja hablar, me siento como una madrastra.

— ¿Entonces a ti te gusta Kakyoin? — preguntó la pequeña mientras daba una mirada picarona y jugaba con burbujas, mis mejillas no tardaron en ponerse rojas y mi corazón no dejaba de latir en el sólo pensar que era verdad. Asentí débilmente y antes de formular palabra alguna alguien llamó a la puerta exclamaron mi nombre y reconocí esa voz, a la velocidad de un rayo me envolvió en una toalla y tome otra para mi cabello, me encamine a la puerta dejando caer ligeras gotas de agua por el pasillo, abrí la puerta y solo asome mi cabeza.

— ¿Qué pasa? — Mire a ambos chicos, al ser más altos tenía que hacerlos hacia arriba, mi cuello malditos altos.

— El señor Joestar dijo que teníamos que reunirnos en la habitación mil doscientos doce, se preocupó por qué no contestaron su llamada así que nos envió. Pero ya confirmamos que estabas haciendo, no tardes en ir. — Jotaro y él se fueron, tenía que cambiarme en menos de cinco minutos... ¡Dios que imposible!, necesito exfoliar mi piel, hidratarla, cepillar mi cabello ponerme la mascarilla... Tendré que saltarme todo y solo vestirme e ir. Tome mi ropa interior limpia y me la puse, después el uniforme escolar para después las medias y los zapatos, le dije a Ann que no saliera y corrí hacia la habitación. Entre a esta, mi cabello aun goteaba agua y suspire.

— Bien, solo falta Polnareff, ¿Por qué se tarda tanto? — Me pare justo al lado de Jotaro cruzándome de brazos, a los pocos segundos entro Polnareff, el señor Joestar lo regaño por llegar tarde y empezamos a hablar den usuario; antes de darnos cuenta el francés se encontraba herido y en el suelo.

Después de un par de horas lo habían arrestado y ese momento debían estar interrogándolo. Suspiraba mirando me al espejo mientras me ponía aquella mascarilla; había sido una mañana muy intensa. Retire con agua caliente lo que tenía sobre mi rostro y puse crema; Ann se había ido con Jotaro a tomar helado y Kakyoin estaba conmigo esperando a que terminara de "arreglarme" para ir a broncearnos en la piscina.

— Estoy lista, vamos. — Se levanto de la cama y dejo la revista de lado, nos fuimos a la piscina, había traído mi uniforme de natación y me lo puse en los vestidores, Kakyoin tomaba el sol con uniforme al lado de la piscina así que corrí hasta esta y me lancé al agua de un salto, no sin antes resbalarme y caer de estómago hasta hundirme. Kakyoin río, podía pasa run poco de tiempo con él ya que Jotaro no lo había esperado y se había ido, trate de nadar, pero las puntas de mis pies estaban tocando el suelo de la piscina y apenas podía mantener mi rostro fuera del agua. Después de un rato en mis falsos intentos de nadar salí de la piscina para sentarme al lado de Kakyoin para tomar el sol.

—Hoy estas más callada, ¿Sucede algo? — Lo miré de reojo y solo negué, cosa que obviamente no me creyó. — ¿Realmente estas negando o solo para que no pregunte más? — chasque la lengua. — Bien, no preguntare más.

— Solo... No quería molestar tanto... — No dijo nada, realmente no sabía que estaba pensando y solo me levante y regrese al vestidor para ponerme mi ropa. Kakyoin me esperaba y regresamos al hotel, fuimos a la habitación del señor Joestar y entramos como Juan por su casa como si nada.

— ¡Kakyoin!, ¡¿Que estás haciendo aquí?! — lo miramos extrañados.

— Jotaro se fue sin nosotros así que fuimos a tomar el sol. — Joseph estaba en el teléfono.

— ¿Con el uniforme? — Dijo.

— ¿Algún problema?

— Aquí está el verdadero Kakyoin regresa al hotel y deja a Jotaro encargarse del problema. — Y colgó, ¿Que rayos estaba pasando?

El señor Joestar nos dijo que había un usuario que se transformaba en otras personas, pero que Jotaro se encargaría de ello así que no debíamos preocuparnos y tan pronto como el volviera tomaríamos el tren para llegar a la India.

Después de un par de horas ya estábamos sobre el tren, Avdol alardeaba de lo genial que era la India y lo maravillosa que era su gente. Kakyoin aun no podía creer que en verdad alguien había copiado su apariencia, tomo la cereza de su postre y la metió a su boca. El en verdad hacía que odiara las cerezas con lo que siempre hacia y era siempre desagradable. Y creo que todos y especialmente Jotaro concordaba conmigo; me dieron unos escalofríos al escucharlo.

Apenas llegamos a India y bajamos del tren la frente se acumuló a nuestro alrededor pudiendo dinero u ofreciendo favores.

— ¡Ya se robaron mi billetera! — Escuche a Noriaki decir a mi lado, la gente era molesta y apenas nos dejaron caminar, solo se alejaron cuando entramos a un restaurante.

— Pensé que jamás llegaríamos a aquí. — Lamente, el ambiente del lugar era tan calmado y realmente olía bien; Polnareff fue al baño así que ordenamos la comida. No tardó mucho en llegar la comida, pero antes de que pudiera probar un solo bocado Pol hizo un escándalo diciendo que había un usuario de Stand cerca. Este se marchó por la puerta y ninguno sido en seguirlo, Avdol intento hacer entrar en razón al muchacho el cual solo dijo que no le importaba nada y que se iría si se trataba de su hermana y que había dejado en claro que los dejaría cuando se presentara algo sobre ella.

— Ya lo dije. No me sigan. — Estaba molesto. Pero sabía que en verdad decía cosas feas para mantenernos alejados. Lo seguí ignorando sus amenazas. — ¡Regresa con ellos!, ¿¡Que eres idiota!?, ¡No te metas! — Ninguno de los chicos me había detenido.

— Si te mueres idiota nadie va a vengar a tu hermana. Sabes que es estúpido actuar solo y aun así lo haces, así que si te mueres tendré una razón para partirle la cara al estúpido que asesino a tu hermana y sé que no te sentirás bien que te haya robado tu venganza. Así que cállate y busquemos juntos que no los deje para nada; no voy a dejar a un amigo hundirse en algo así. — Le di dos palmadas en la espalda indicando que avanzara y que no me iría por más que quisiera perderme.

— ... — Polnareff no respondió.

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