20
—Vamos apuesten, su alma por información sobre ese lugar. — Aquel hombre los reto.
—¿Eres subordinado de DIO? — Preguntó Polnareff, Amai se estremeció con ese nombre, le daba repelús. —¿Apostar dices? Pff mejor sigamos buscando.
—Puede ser cualquier tipo de apuesta. — Lanzó dos trozos de carne hacia afuera, donde habia un gato. — Podemos apostar por cual trozo de carne tomará primero.
—Bien, bien acepto. —Lo miro atentamente.
—¿Aceptas apostar tu alma?
—Si, si, lo que digas. Va a ir por el trozo de la derecha. — En su mente pasaba la idea de ganar, era obvio, iría por el trozo más grande, pero para la sorpresa de todos fue por el trozo contrario y después tomo el más grande. —¡¿Qué?! — Amai comenzó a jugar con ahora unos carritos sobre la mesa. Poco después el alma de Polnareff fue sustraída por haber perdido la apuesta.
—Soy un usuario Stand que se roba las almas. — Todos exclamaron sobre que Polnareff estaba muerto, Amai presto intención solo en esto. Levanto una ficha que parecía tener el rostro de Polnareff. — Esta ficha contiene el alma de Polnareff, me presentare, soy D'arby... D, A, R, B, Y. Procuren no olvidarlo.
—Te llamas como las muñecas. — Dijo Amai. — Barbie. — Esto hizo enojar al hombre, su amo le había hablado de ella, no debía lastimarla porque estaba aprueba, infiltrada como espía en esos momentos, pero jamás comentó que era una niña. Aunque Boingo era un niño bastante útil, ahora mismo estaba en el hospital o seguramente con Hol Horse, se apiadaba de él. Los niños usuarios de Stand solían ser muy fuertes, al menos su stand era demasiado creativo, se preguntaba cómo sería el de esa niña. — Quiero apostar, apostemos...
—¡No Amai!, ¡Las apuestas son para adultos! — Exclamo Joseph, Amai inflo las mejillas.
—Noriaki siempre dice lo mismo, "Amai no apuestes en la escuela", "Amai ¿Por qué apuestas con los profesores?", Amai esto y Amai lo otro. Soy buena jugando cartas, quiero apostar... Mi alma suena muy feo, apuesto este carrito por el chocolate que tienes ahí. — Vieran por donde lo vieran Amai era la niña más adorable que pudiera existir después de Holly, nadie supera a Holly. D'arby no tenía opción, ¿Estaría planeando algo contra Jotaro y sus amigos?, Debía hacerle caso y acoplarse a su plan.
—Bien, apostemos eso. — Al menos no apostaron nada peligroso. D'arby aposto las cartas, Amai está dispuesta a hacer trampa por ese chocolate, se veía de lejos que era de muy buena calidad, aunque estuviera mordido. D'arby repartió las cartas, Amai la recogió torpemente para disimular, las miro y comenzó su partida. Cabe recalcar que era muy buena contando cartas. Tenía cartas perfectas, parecían hasta que se las dio a propósito, solo le faltaba una carta para completar la flor imperial, era casi imposible que le saliera ese rey que necesitaba, esperó a que su enemigo tomara el cambio de sus cartas para tomar la suya, lanzó el ocho fuera de su mano para tomar su carta, sin mostrar expresión alguna. — Escalera, ¿Qué tienes tú? — Amai sonrió a lo grande dejando caer sus cartas.
—Flor imperial. — Y así eran, aunque no era posible contar cartas en un juego de Poker sencillo con solo dos personas de alguna manera la suerte la acompañaba, o de alguna manera D'arby la solapaba. — ¡Gane!, ¡Gane! — Ahora todos estaban decepcionados, debieron apostar almas si iba a ganar, D'arby hizo entrega de su premio a la niña quien feliz fue comerlo.
—Bien, es posible ganarme, si ella pudo ustedes también pueden hacerlo. —¡Ese era el plan de Amai!, ¡Darles confianza para que ganaran y después arrollarlos con sus propias lagrimas!, Esa mocosa era un demonio encarnado, ya sabía por qué el amo DIO la reclutó. Teniendo a esa niña de su lado no podía perder y eliminaría a todos los enemigos de su amo. Después de ello comenzaron a jugar nuevamente, el señor Joestar perdió Brutalmente, para ojos de Amai solo se dormían así que continuaba jugando con los carritos si ninguna preocupación. Mientras D'arby se metía en aprietos por Jotaro, este mismo ofrecía el alma de Kakyoin y la de su madre para estresar a D'arby, esperaba los movimientos de Amai, pero solo seguía concentrada comiendo y jugando, ¿Qué no planeaba atacar?, ¿O ayudarlo?
Finalmente, D'arby perdió, le dejaba todo a la niña demonio en sus manos, esperando que hiciera algo, como envenenarlos o causar disturbios para complacer al amo DIO; Jotaro la tomo de la mano para continuar investigando ahora con las almas de todos en sus lugares. La pequeña tomo a Iggy quien no había visto durante casi todo el día, él solo se dejó apapachar por ella, Polnareff se quejaba ahora del por qué ese maldito perro feo si dejaba que Amai lo acariciará.
—Perro Mugriento, si no fuera porque hay bellas damas viéndonos te mataría. —Iggy le gruño, se fue de los brazos de Amai para atacar al francés y tirarle pedos en la cara, era divertido para él verlo sufrir con sus flatulencias. Poco tiempo después la "japonesa" se tambaleaba del sueño, bostezaba cada dos segundos, estaba cansada, muy cansada, la cabeza le daba vueltas. Paro de caminar, su respiración se aceleró, todos se detuvieron para verla.
—Oye, ¿Qué te pasa? — Pregunto Joseph, posándose al lado de la pequeña. Su cara estaba tan roja y sudaba demasiado, apretaba su camisa con fuerza mientras trataba de respirar. Cayó al suelo de rodillas raspándose estas contra las afiladas rocas, no podía formular palabra alguna. —Polnareff, ¿Kakyoin no menciono algo más sobre Amai?, ¿Cómo una enfermedad que tenia de pequeña o algo? — Este negó. — Maldición, iré a dejarla al Hotel, nos vemos prontos, mientras consigan información — La cargo, Iggy los seguía ladrando. —¿Será asma?
Ella se aferraba a sus prendas, tenía una fiebre altísima, y su cara palidecía, tenía lágrimas en los ojos, debía estar sufriendo mucho, finalmente se quedó dormida.
Megami Amai, nunca le gustó hablar mucho sobre su integración a la familia Megami, su padre adoptivo le contó todo apenas cumplió doce, ella sospechaba sobre si era o no de la familia por los tratos que sus abuelos tenían con ella, sus primos y tíos no le hablaban así que siempre fueron dos en su familia, su pequeña familia.
Nacida de nadie, encontrada por un adolescente de apenas dieciocho años de edad quien quedo maravillado con la inocencia de un bebé el cual fue dejado frente a su departamento. Nevaba, hacía mucho frio y solo la protegía una pequeña manta color negro que envolvía su pequeño cuerpo, la tomo en sus brazos y la llevo al hospital más cercano. Estaba furioso, ¿Cómo alguien era capaz de abandonar a una dulce bebé en medio de una nevada? Fue entonces que conoció el amor a primera vista, ser el único que se preocupó por esa niña, verla sonreír al tomar sus manitas, escuchar sus dulces risotadas le alegraban el oído, era su luz ahora.
Pronto llegaron los problemas, como legales y familiares. Por un lado, tenía a mil abogados tratando de recuperar esa bebé para llevarla a un orfanato, pero él, se negaba. Prueba tras prueba de ADN intentando ubicar a sus verdaderos padres o de donde provenía esa curiosa bebé de cabellos como el metal al rojo vivo, era extraño, y a que no había ni un solo registro de ella, más sabían ahora que no era japonesa. Después de luchar legalmente con todas las armas de una corte logró tener su custodia, también peleo con el gobierno alegando que él la había encontrado, y si nadie venía a reclamarla él podía quedársela ya que, aunque no era completamente un adulto cumplía con casi todos los requisitos de adopción, finalmente, la tuvo para él, la bebé de la que se había enamorado, su hija, su Luna y estrellas, la razón de muchos de sus desvelos; pero la tormenta apenas había empezado.
La familia Megami siempre ha sido muy tradicional, así que no aceptaron esto de su hijo, el mayor, el heredero de toda esa historia antigua, esa niña era una plaga y mientras más crecía más la odiaban, desde regaños, insultos hacia su persona y difamándola. Viendo como todas las navidades, o en su cumpleaños no recibía nada de parte de sus abuelos, fue parasito según ellos.
¿Pero qué haría una pequeña niña ante tal odio?, en fotos familiares era quien más destacaba, todos en esa familia poseían un cabello negro y ojos ligeramente verdes, mientras ella un cabello rojo y ojos negros, era solo una niña para comprender tal discriminación ante alguien que no era totalmente japonés si no era americana. Después de la guerra los Megami despreciaban a cualquier extranjero puesto a que mucha familia participo en esa guerra y ninguno volvió a verse, secuestrados en combate, asesinados o perdidos.
Paso desde golpes de sus primos, soledad total de gente de su edad, incluso sus tíos apagaban sus cigarrillos en su cuerpo, esto finalmente fastidio a su padre adoptivo quien tomo sus cosas y se fue de ese lugar sin decir ni una sola palabra, consiguió una casa para volver a comenzar con su alegre hija. Extrañamente ella nunca estuvo triste por esas muestras de desprecio parecía como si recordara inconscientemente el rechazo que sufrió de parte de unos padres quienes jamás conocerían.
Se había sacado la lotería, a veces pensaba que hubiera sido de ella hubiera dejado que la pusieran en un orfanato, seguramente seria marginada, pasando hambre y miles de noches pensando del porque nadie la quiso, si no encontraba una familia se quedaría ahí hasta cumplir la mayoría de edad, echada al mundo sin saber nada, pero; no importaba porque estaba con él, la protegería de todo rufián y hasta cada gota de lluvia que la quisiera tocar.
Ichiro Megami, sucesor de la línea Megami, primer hijo y jefe de familia, quien renuncio a todo por su hija. Movería montañas, ríos, y gigantes por irla a buscar.
Han pasado 46 días desde que no sabe nada sobre ella y tampoco de su amigo, Noriaki, no ha dejado de buscar porque sabe en su corazón que está bien y que volverá a casa.
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