16
Compre la bolsa de naranjas, agradecí al vendedor y regrese al auto. Jotaro se había ido, diciendo que iba a adelantarse al hospital, suspire apenas entre al coche, entonces el señor Joestar condujo, aun pasearíamos un poco.
— Mira ahí está la farmacia, Amai. ¿Vas a comprar cosas de chicas? — Mis mejillas se sonrojaron, mire a Polnareff sin saber que decir y desvíe la mirada.
— Que te importa.
Nos bajamos del auto poco después y entre a esta, mire todo alrededor. Estaba incómoda, no dejaban de seguirme.
— ¿Dónde está la sección de chicas? — Estaban fisgoneando, atrás de mí, el señor Joestar parecía mantener la calma con las mejillas algo rojas.
— ¡Piérdanse! — Exclamé avergonzada, se asustaron y salieron inmediatamente de la farmacia, me dirigí a la cajera y pedí lo que tenía que pedir, después fui al baño e hice esas cosas.
Al salir fui afuera y me esperaban fuera, después nos dirigimos al auto y vi a alguien extraño revolcándose dentro.
— ¡Hey tú!, ¿Qué diablos haces ahí? — Vociferé, apreté las compras contra mi pecho, para ese entonces mis acompañantes ya estaban rabeando y exclamando obscenidades.
— ¡Sal de ahí o te rompo los huesos! — Entonces aquella figura al fin salió, era Jotaro, con otra ropa. — Ah Jotaro, Esa ropa no te queda amigo. — Se burlo Polnareff.
— Es que, fui a la lavandería a dejar mi uniforme. — Bueno eso explicaba algunas cosas.
— Pensé que iría al hospital. — Le dije, mis compras ya no estaban mi pecho y tenía la bolsa en la mano.
— Pase... Olvide mi billetera en el auto, tenía que pagar la lavandería. Bueno, entonces me voy. — Y camino. Tome su mano y lo jale.
— Vamos al hospital, es más rápido en auto, de seguro Nori se reirá de ti, no puede verte, pero le contare como estás vestido. — Forcejeo, pero con ayuda de Polnareff lo metí al auto, después me senté y cerré la puerta. Suspire, el señor Joestar comenzó a conducir, mire las naranjas a mi lado. Antes de tomar una Iggy salto dentro del auto con una naranja en el hocico.
— Iggy, ¿Dónde te habías metido? — Se acostó en mi regazo y le quite la naranja del hocico.
— ¡¿Por qué ese maldito perro no te hace nada a ti?! — Exclamó Polnareff.
— Porque yo no lo estoy molestado a cada rato como tú lo haces. — Aunque, una vez me mordió por acariciarlo, debió ser porque lo hice sentir inferior, así que ahora evitaba darle muestras de ese tipo.
Jugué un poco con la naranja y la lance hacia el aire para después atraparla.
— ¡Ay! — Exclamo Jotaro, esta vez todos lo miramos confundidos.
— ¿Ay? — Dijimos todos al unisonó excepto el gigante que tenía al lado, deje la naranja en la bolsa.
— Ay... Ay... Ahí hay una vaca. — Señalo hacia frente entonces todos miramos hacia donde señalo, ahí estaba no una vaca si no un toro.
— Hoy estas muy extraño, Jotaro. — Dije, Polnareff saco sus cigarrillos. — Oye, dame uno. — Extendí mi mano y le quité la cajetilla. Empecé a fumar al igual que mi amigo francés.
— Hey Jotaro, haz lo que siempre haces. — Exhalé el humo de mis pulmones y miré curiosa.
— ¿Lo que siempre hago? — Preguntó, era un ridículo juego entre ellos, pero; se divertían.
— Si ya sabes, esto. Con los cigarros. — E hizo el truco, comencé a ignorarlos completamente y solo mirar hacia fuera, entonces al dar una mirada hacia ellos ahora tenía cinco cigarros en su boca y luego los "comió" todos. — ¡Lo hizo!, ¡Oh Dios!, ¡Ahora Bebe este jugo y que no se te apaguen! — Le extendio la botella de jugo, curiosamente era de naranja y entonces la bebió, y Jotaro se quemó. — ¡Ah Jotaro!, ¿¡Estas bien!?
— ¡Claro que no está bien, maldito genio! — Le dije, apreté mi cigarro con los labios. — Jotaro, escupe eso, tuve un tío que se murió de eso.
Después de un rato y que la vida de Jotaro no se fuera al caño por las estupideces de Polnareff el mugroso volvió a exclamar.
— ¡Jotaro! — Esto me asustó y puedo estar segura que Jotaro también lo hizo. — ¿Pones el pulgar izquierdo arriba?, Eso significa que en tu vida pasada fuiste una señorita. — Comenzó a reír escandalosamente.
— Yo también lo pongo arriba. — Dijo el señor Joestar.
— Y yo pongo el derecho arriba, ambos fueron señoritas en su vida pasada. — Molesto.
— No puede ser, entonces yo era hombre. — Había juntado mis manos, siempre ponía el derecho arriba.
— Eso explica el mal carácter. — dijo el señor Joestar, le di una filosa mirada por el retrovisor quien paro de reír al verme. Bien. Era cierto: mal carácter.
— Que sorpresa, soy genial incluso en mi vida pasada. — Rió a carcajadas y de estiro para tomar la naranja de la bolsa.
— Es la naranja la que trajo Iggy, la pudo recoger del desagüe. Tírala.
— Pero mira, no está golpeada ni nada. — Después de eso Jotaro exclamo que le dolía el estómago, se revolcó tanto que me tenía pegada a la puerta para evitar que me golpeara o algo.
— ¡Bajare aquí! — Y se bajó del auto, me quede pegada contra la puerta mirándolo correr, Polnareff le lanzo papel y después lazo hacia fuera la naranja que había traído Iggy poco Después escuche una explosión, pero el señor Joestar dijo que era una construcción así que no mire hacia atrás.
Jotaro estaba jodidamente extraño. Él era de los que prefería pasear en boxers y sin camisa cuando se lavara su uniforme o comprar otro. Además, teníamos un cambio de ropa, ¿ensuciaría los dos?
Por cierto, recordé la vez que estábamos en ese hotel de Hong Kong con Anne y estaban ellos solos en un cuarto, abrí la puerta como si nada, Noriaki salía de ducharse y tenía una toalla alrededor de su cadera y Jotaro estaba en calzoncillos; no pude gritar ahí de la emoción, hablé con ellos y les dije que estábamos cenando abajo ya que había un bufete y no debían perdérselo.
En fin, le conté a Anne y ambas chillamos como niñas enamoradas.
Al llegar al hospital bajé del auto y vi a Jotaro, con su uniforme. ¿Qué carajos?
— Naranjas, justo cuando tenía sed. — Me quito una de la bolsa, entonces entro una ambulancia hacia con nosotros, bueno al hospital nosotros la vimos de chismosos.
— Pobrecillo, es un niño. — Dejamos de estar de chismosos y entramos al hospital. Subimos en el elevador y esperamos pacientemente. Al bajar fuimos directamente con Avdol, le entregué unas cuantas naranjas y después intercambiar algunas palabras fui a la habitación de Kakyoin, realmente era a quien más quería ver así que me les adelante.
Al entrar estaba acostado, seguramente dormido. Deje el resto de naranjas en la mesilla y me senté en la esquina de la cama, no esperaba que estuviera despierto, pero lo tome de la pierna y lo moví un poco sin éxito.
— Oye rosadito, más te vale recuperarte porque no quiero regresar contigo a Japón ciego, tu madre me regañara y seguramente nos castigaran por preocuparlos tanto. — Mire hacia la ventana, al menos ya estábamos cerca de Dio y podríamos derrotarlo.
Esa extraña sensación me invadió de nuevo, la que estaba sintiendo constantemente; de ser observada.
Recordé la habilidad del señor Joestar, Hermint purple, las personas se podían sentir observadas cuando tomaba fotografías espirituales. Si mal recuerdo Dio sabia nuestra ubicación por esas fotografías, entonces tenía un stand parecido al del señor Joestar, pero tal vez con más habilidad... No lo sé... Era extraño.
Me acerque a la ventana y mire hacia el horizonte, después de que Noriaki no despertara para nada y los chichos no llegaran me acerque a él, mire hacia todos lados y rápidamente le di un beso la boca a ese príncipe durmiente.
Estaban secos, pero aun así no importaba, bueno tal vez un poco ya que me decía que estabas dormido desde hace ya bastantes horas. Salí de la habitación y comencé a pasear por los pasillos, bueno, era triste por ser un hospital, pero estaba de mejor humor después de ese pequeño beso, ¿Te despertaría?
No sé por qué te he imaginado con vestido y yo con una espada, hemos intercambiado papeles.
Estaba en pensamientos, sonreía caminando por los pasillos, entonces choqué contra una camilla, todos me vieron así que me fui rápido de ahí para no pasar una vergüenza, pero fue en vano porque me empecé a chocar con todo.
Debía ser mi día de mala suerte, y si podía ponerse peor, aquellas manos cubrieron mi boca y me jalaron hasta dentro de una habitación, vacía, el terror de toda chica es que le hagan eso, incluso teniendo stand si yo estaba asustada Bravery voice no haría nada.
— Si haces algún ruido te eliminare de la faz de la tierra. — No miraba quien era, pero fue lo suficiente para darme tanto miedo y comenzar a temblar. — ¿No te han dicho que las chicas no deben salir solas? — Lo vi solo por unos segundos.
Su cabello era ondulado y castaño, sus ojos color violetas y era tan alto y musculoso que me tenían atrapada fácilmente. También vi su stand, era jodidamente aterrador, las lágrimas salieron rápidamente, si estaba jodidamente asustada.
— Deja de llorar mocosa. — Reviso los cajones de la habitación en la que estábamos, y termino por romper una manta y enredármela en la cabeza, mordí mis labios intentando no hacer ruido, no sabía que habilidad tenía su stand, pero con solo ver al usuario me daba una idea de que si me acabaría en menos de un segundo. — Vámonos.
Me cargo, no sabía a donde me dirigía, ¿Por qué no me desmayaste y me llevaste?
No quería hacer nada que pusiera en peligro mi pellejo, hice caso a todo, guarde silencio, deje de llorar y no hice absolutamente nada más que dejarme llevar.
¿Por qué no me quede cuidando a Noriaki?
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