15
Otra vez con los dibujos todos feos en libreta.
Ahí esta la Diosa del Dulce.
A decir verdad me gusto bastante ese bosquejo.
Nota de editor en 2020: Hizo como 40 dibujos más después de eso, pero no los quiere enseñar por que le da pena. Ahora estoy convenciendolo por que los suba. Recen por ello.
.
.
.
.
Que ironía... Un ciego acaba de dejar ciego a mí no novio... Noriaki, tienes el récord a la ironía más grande del planeta. No nos movíamos, mis pies no tocaban el suelo y ahora era dos centímetros más alta, solo un poco más Jotaro y te alcanzo hasta allá arriba.
La nube que tapaba el sol se fue y nuestra sombra hizo que el usuario nos detectara, o al menos a Jotaro.
— Ya veo... Si no hubiera traído de regreso a mi stand ya me hubieras vencido... La chica... ¿Está contigo?, su presencia desapareció y aún no la detectó. — Busco su bastón hasta encontrarlo. — Sin el, no podré volver a casa.
— ¿Podríamos descansar un poco? — Pregunte, mire como su expresión oral se exaltaba.
— Ya veo, no tocas el suelo, ¿Verdad?, El amo Dio estará complacido del error de la vieja bruja. — ¿A quién le dices error mugroso?,
Ah cierto... Por eso mamá se fue. Punto para ti.
Esperaba que Jotaro no perdiera la paciencia, debía ser pacifista ahora. Si podía negociar sería mucho mejor.
— Amo Dio... Sabes... Yo también tengo a alguien que quiero mucho... No sé si sea el mismo sentimiento, pero... Es el único que realmente me recibió cuando todos me abandonaron. — Hablé calmadamente, fui acercándome lentamente frente a él para incarme, su Stand no me hizo nada. — Mi madre, me abandono frente a la casa de mis abuelos... Papá supo quién era así que me acogió... Pese a que no es mi verdadero padre... Mis abuelos, cuando yo era niña realmente no sabía por qué me despreciaban tanto... Lo entendí cuando nos mudamos, no tengo ni un solo parecido a padre. Su cabello es negro como el ébano, sus ojos verdes, sus facciones son algo toscas... En cambio, mis ojos son negros y mi cabello es rojo... ¿Te imaginas un cabello color sangre? — Tome su mano e hice que tocara mi rostro y cabello, parecía asustado. — Yo me llamo Megami Amai... Significa Dulce Diosa... ¿Papá pensó bien mi nombre?
— N'Doul... — Musito, era su nombre, dejó caer su bastón y cuando choco contra el suelo ataco a Jotaro pero este fue rápido y le acertó bastantes golpes dejándolo tirado en el suelo. — Amo Dio, perdóneme.
— Hiciste que perdiera la gorra que no perdí ni en el mar... — Aun debíamos tener un poco de compasión, me había hecho hablar y solo lo vi algo decepcionada. Su stand se levantó y se atacó así mismo, cubrí mi rostro y mordí mis labios.
— Mi habilidad... Es el primero... Los otros 8 dioses vendrán a buscarlos.... Soy el Geb... — Su llama de vida se extinguió, mi corazón no podía aguantar más con ello, era de manera horrible lo que pasaba.
— Amai. Ayúdame a enterrarlo. — Asentí, no debía soltar ni una sola lágrima, poco a poco fuimos llenando su cuerpo de arena, aunque lo envolvimos en sus propias prendas. Jotaro clavo al final su bastón dando a entender que era punto de respeto. Junté mis manos y comencé a rezar por él, era como yo... Pero su sentimiento era para su amo Dio, el mío era para mi padre...
— Ah mi gorra. Al fin podemos congeniar bien, Iggy. — los mire al terminar de rezar, Iggy tenía en su hocico la gorra de Jotaro, él se la coloco y después hizo una mueca de asco. — Es chicle.... Maldito perro...
Por otro lado, los demás llegaron con el auto reparado... No sé cómo, pero lo hicieron. Subimos a este, no pude evitar mirar la tumba improvisada que habíamos hecho.
— Jotaro, ven acá. — Le dije, señale su cabeza y él se agacho un poco para que pudiera atraparlo. — Si no quitamos rápido el chicle te quedaras calvo. — Le quite con cuidado la gorra e intente quitar el chicle de su cabello, no se quejaba, una vez Noriaki tomo su gorra y se enojó y empezó a perseguirlo para después tirarlo en el suelo, no se pudo levantar en toda la tarde; ahora era muy dócil. — Lo demás tendré que quitarlo con hielo, solo cuando lleguemos al hotel. — Quite los restos de la gorra perfectamente y los acumule en aquella pegajosa pasta en mi mano. Entregué la gorra y después lancé al desierto la goma, Iggy te mataría, pero sigues siendo un aliado.
Poco rato después estábamos en el hospital, miraba por la ventana a Kakyoin que ahora tenía sus ojos vendados y estaba sedado, era terrible. Incluso Avdol estaba cesado por el golpe que le había dado Geb, camine hasta los demás algo preocupada.
— Oye Amai, vamos a ir a relajarnos un poco. Ven. — Seguí al señor Joestar y subimos en el auto, lo estacionamos cerca y salimos para caminar. — Incluso Avdol se recuperará pronto, puede salir mañana, pero de Kakyoin...
— Creo que nuestra aventura al lado de Kakyoin ha terminado. — Dijo Jotaro, baje mi cabeza, preferiría ser yo la que tuviera que estar en el hospital a él.
— Hay tantas cafeterías... Hay que ir a una. — Lanzó su cigarrillo y este quedo en dirección hacia una cafetería de nombre "Maximus". — En esa. — Seguimos a Polnareff y tomamos asiento, no hablaba con nadie, aunque no es como si quisiera hacerlo.
Se acerco un chico súper alto y moreno, con una gorra extraña en su cabeza.
— ¿Que desean ordenar? — Su voz me hizo estremecer.
— Quiero un té negro. — Bueno un Té negro no era mala opción, había leído que los fluidos calientes te relajan.
— Alto ahí. Mejor soda, de allá. — Dijo Joseph. — Desde ahora comeremos solo enlatados y embotellados, podrían tener venenos.
— Está siendo muy perspicaz. Si quisieran envenenarnos, ¿Como sabrían que estaríamos en este local?, hay demasiados. Pero si insiste hay que ir a la tienda de enfrente.
— La tienda de enfrente se está quemando. — Dije, ya la había visto desde hace un rato. — Queremos cuatro tés negros. Por favor. — Estaba cansada, no quería moverme, aprovechando el té... Me empezaron a dar cólicos... Me dolía todo y ahora la cabeza. ¿Por qué a mi Dios? — ¿Podemos pasar a la farmacia después de esto?, No me siento bien.
— Esta bien. Aunque si te sentías mal debiste quedarte en el hospital. — Comento Polnareff.
— El problema es que comencé a sentirme mal ahora. — Deje caer mi cabeza en la mesa. — Voy al baño. — Me levante a duras penas y arrastre mis piernas, fui al mostrador, pero no estaba el muchacho, pero si un niño. — Oye niño, ¿Dónde está el baño? — tembló y solo señalo a un lado. Camine unos pocos metros hasta este y entre al de mujeres, al menos estaban limpios y había bastante papel.
.
.
— ¿Que le sucede a Amai? — Se quejo el platinado mientras la observaba entrar al baño. — Esta de mal humor.
— ¿Cosas de chicas? — Dijo Joseph. — Suzie Q también se ponía así, o peor.
— Ya veo.
.
.
Hice lo que tenía que hacer, me acabe todo el rollo de papel higiénico y limpie mi cara con el lavamanos. Salí un poco mejor del baño, no sé cuánto había tardado, pero con la magia de chicas ahora aguantaría hasta el hospital.
Me senté donde estaba minutos antes, el té ya estaba servido, lo tome y lo acerque a mi boca, no pude ni beberlo cuando escuche un escándalo.
— ¡¿De quién es ese maldito perro?!, ¡Se robo mi pastel! — La mujer comenzó a tirar platos y cubiertos contra Iggy, me comencé a enojar. Deje mi taza de té en la mesa.
— Iggy... — Vociferamos todos, salimos corriendo para perseguir al can que arruinaba nuestra paz.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top