13

Avdol me pidió ayuda para preparar el café, puse las tazas en la pequeña mesita que había, pero nos faltaban dos. Suspire mientras iba por la cafetera para poner aquel liquido oscuro. Llené las cinco tazas y fui a decirles que, si querían café, pronto llegaron, después de intercambiar palabras todos menos yo bebieron café. Yo era más amante de los tés, y los cafés me mantenían demasiado molesta e hiperactiva.

Me di cuenta de que algo no cuadraba... Alguien más debería quedarse sin café, conté cinco tazas y no seis.

Era extraño, y lo extraño se convirtió aún más extraño, ¡La taza de café se transformó en un chaneque y comenzó a atacar al señor Joestar!

Antes de que pudiéramos atraparlo estaba camuflado de una cosa desconocida para nosotros. Intentamos buscar anomalías en el barco, pero simplemente imposible, salía de lugar inimaginables y cuando creíamos encontrarla no estaba. Y pensar que minutos antes el señor Joestar estaba conversando con su esposa y ahora nuestra vida peligraba. Los atacaba de vez en cuando para después desaparecer.

— Estamos a siente metros bajo el mar, tendremos que salir a bucear. — Dijo Avdol, no tuvimos más remedio que seguirlos, nos pusimos el oxígeno en la espalda, yo no podía hacerlo así que le pedí ayuda a Polnareff quien ajusto bien el tanque a mi espalda, le agradecí y escuche las instrucciones del señor Joestar.

— Y como no podemos hablar bajo el agua usaremos señas. — Avdol lo interrumpió diciendo que podíamos hablar con el Stand.

— ¡Yo conozco las señas! — Miramos a Pol. Choco sus palmas y después hizo el signo de paz para después el de 'okey' también poner su mano sobre su frente extendida y señalarme. No entendí nada. Kakyoin apareció a sus espaldas.

— "Se le ve la ropa interior a Amai" — esta vez todos me miraban, mientras los chicos celebraban con un saludo varonil mi rostro se avergonzaba mientras acomodaba mi falda, lo golpearía después. Me puse la boquilla enojada bajando mi falda y procurando que ese estúpido francés no viera de más.

— Hay un problema — Dije. Era vergonzoso de decir. — No sé nadar.

— Ese es un problema, Kakyoin, tú la jalaras con tu stand. — El asintió y enrollo inmediatamente a su stand sobre mi cintura. Después de unos segundos sin decir nada me fastidie.

— ¡Ya vámonos! — Exclame, Avdol hizo caso y abrió la escotilla y comenzó a entrar el agua, ahogaríamos a ese estúpido stand.

Salimos rápidamente y nadamos intentando llegar a la costa, los problemas se presentaron con Polnareff su inhalador era esa bestia, debíamos nadar más rápido a la costa. Nos vimos jalados por aquella extraña casa del mar siendo así el Stand. Estábamos dentro de la boca de este gigante y pronto nos comería, esto no podría ponerse peor.

Si puede ponerse peor, ahora nos masticaría o nos tragaría, ¿En que me vine a meter?, ¿Solo porque Holy me agrado?, ¿O solo por estar con Noriaki?

Esas preguntas me invadían cada vez que estábamos en peligro, ¿Vine solo por Kakyoin?, ¿O por qué quería ayudar?

Cuando decidí venir no fue por ayudar, si no por aquella mala espina que atormento mi cuerpo; tenía aquel mal presentimiento que a todos nos invade durante momentos de estrés. Hemos estado en muchos peligros y escapado por los pelos. Los enemigos se hacían cada vez más fuerte y era a veces casi imposible que lográramos vencerlos. La vida de todos estaba peligrando, y sentía otra vez ese mal presentimiento, de que algo no estaba bien o no terminaría bien.

Me aleje de mis pensamientos y ahora la usuaria estaba coqueteando con Jotaro, si, muy guapo y todo, pero no lo has visto en batalla. Les pega a las mujeres primor, no lo recomiendo. Aunque si hubiera dicho Kakyoin me hubiera puesto muy celosa y tal vez ya nos hubiera tragado por mis reclamos.

A Jotaro para nada le gustaba que lo estuvieran ofreciendo con esa mujer, su cara era de molestia.

Aunque ¿A quién no le molestaría que te estuvieran ofreciendo como un esclavo?

— Si me dejas salir tal vez puedas ser mi tipo. — Me alarme y mire anonada aquella respuesta de mi amigo, iba a abrir mi bocotá, pero Noriaki decía que no lo hiciera así que comprendí en la situación en la que estábamos. Tenían que coquetearle para que nos dejara salir, me pregunto si tal vez yo pudiera seducir a alguien para ayudarnos a escapar de un apuro...

Sentí la mirada fija de alguien en mi espalda, me recorrió un escalofrío y al voltear a mirar a ese mirón lista para patearle el trasero no había nadie. Extraño.

Mi mirada viajo hacia Jotaro, que ahora estaba peleando con la usuaria... Entre aquellos enormes dientes... Forcejeando por qué no lo aplastaran.

¡Santa Virgen de la Papaya!, ¡¿Que en qué momento ocurrió eso?!, Estaba más preocupada por ver que fantasma me estaba fisgoneando que en lo que en verdad importaba.

Los enormes dientes se cerraron, me quedé helada, pasaron solo unos milisegundos cuando sentí aquel picor que me indicaba que iba a llorar pronto.

— ¡Jotaro! — Exclamé, era mi amigo, había compartido con él, bastantes días y no podíamos perderlo así. Mis piernas se movieron solas y esa extraña sensación de ser observada me invadió de nuevo, corrí hasta Jotaro (O al menos donde suponía que estaba aplastado) pero fui detenida por los brazos de Polnareff que me impedían avanzar más.

— ¿Eras su novia?, Que lastima. — La risa de esa estúpida mujer me hizo enojar, con ayuda de mi stand grité lo más fuerte que pude, esperaba que el sonido no rebotara, pero logro agrietar un poco los dientes. En pocos segundos escuche el característico sonido de batalla de Star Platinum, las lágrimas se fueron y estaba feliz. Jotaro salió para destruir todos los dientes de esa perra escandalosa y así liberarnos.

Ay por Dios, espero que no me haya escuchado llorar o me voy a morir. Me puse el tanque de oxígeno al igual que los demás, subimos a la superficie nadando (Bueno, Kakyoin me llevo porque no se nadar).

— Entonces, Amai se puso a llorar por ti. — ¡Maldito Polnareff!, Mi rostro enrojeció y pise su pie con fuerza, se quejó del dolor. — Oh mira, es la usuaria, vamos a ver si es linda. — Su cara de perversión me hizo desviar la mirada, si alguien nos ve no lo conozco. — ¡Oh dios tiene todos los dientes destruidos!, ¡Ahhh!, ¡Sigue saliendo sangre de su boca! — Regreso corriendo hasta nosotros. Bien dicen por ahí que la curiosidad mato al gato. En este caso la curiosidad de ver a la chica (O el morbo), le dejó un trauma a Polnareff.

En algunas cuantas horas estabamos a punto de llegar a Abu Simbel, un helicóptero de la fundación Speedwagon descendió, Avdol nos dijo que se trataba de un usuario por lo que especulábamos del como seria.

Al no ver a nadie en el helicóptero más que a los pilotos supusimos que era uno de ellos. Cuando negaron nos quedamos cuadrados, ¿Que rayos?, ¿Dónde está el usuario? ¡Caray!

— El usuario está aquí. — abrieron la puerta, mas no vimos a nadie ahí.

— Yo sé cómo hacerlo salir. — Avdol saco una caja de chicles, parecían ser de café, rápidamente y a velocidad de un rayo vi una mancha negra quitarle uno de la mano. Mi vista viajo hasta aquella mancha, ¡Era un perro!, de raza Boston Terrier.

— No lo comprendo, ¿Ese es el usuario? — Si Noriaki, todo también me esperaba otro chico muy guapo y preferentemente de cabello rubio y ojos color dorados que se enamorara de mí y resultara ser un príncipe y viviríamos felices por siempre. Pero te tengo a ti y ahora tenemos a este can. No te preocupes, yo te amo con todo mi ser. — Bueno, recordando al usuario del barco no debería sorprenderle de encontrarme más animales en el futuro.

El perro, de ahora nombre Iggy estaba jugando con Polnareff, pronto le pedorreo toda la cara por lo que me carcajee de la risa. Se lo merece. Tome la caja de chicles por lo que Iggy corrió hacia mí y la arranco de mis manos; creó que podría acostumbrarme rápidamente a Iggy. No lo parecía, pero era amante de los perros, y bastante, no tenía mascotas porque no se me permitía, y menos con mi padre siendo alérgico a cualquier tipo de pelo animal.

— Bien, nos despedimos de ustedes, les dejamos provisiones. — Nos despedimos de aquellos amables muchachos y fuimos metiendo todas las provisiones a la camioneta, Iggy y Polnareff seguían jugando y nosotros acomodando todos los víveres.

Era hora de salir para llegar al Cairo.

Me preguntaba cuántos enemigos más nos encontraríamos.

Me preguntaba si Noriaki ya me amaría o le sigue temiendo al éxito.

Esperaba que todo saliera bien.

Pero eran esperanzas en vano.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top