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El joven Noriaki caminaba tranquilamente de regreso hacia su casa, su fantasma estaba afuera como si estuviera explorando la zona o emocionado por conocer a alguien como él. O sea, su Stand, lo que para ese entonces era desconocido para ellos.

Lamentablemente Amai no pudo acompañarlo de regreso. Su padre había ido por ella para enseñarle la ruta que debía seguir a su casa. Habían salido juntos de la escuela, así que Kakyoin espero a que el papá de su amiga llegará por ella mientras aun platicaban. Llegaron a la conclusión de que nadie podía ver a sus Stands si no se tenía uno, era una conclusión correcta para unos niños de ocho años. Cuando el papá de Amai llego se le quedo viendo a Kakyoin muy feo, en primera porque él era un niño a lado de su princesa y en segunda por celos.

Ninguno de los niños comprendía lo que paso, pero le dieron mayor importancia y se despidieron prometiéndose que mañana se verían otra vez. La sonrisa en el rostro del chico era inconfundible, aunque solo fuera una pequeña sonrisa se notaba a leguas que estaba feliz, incluso había saludado a sus padres llegando a casa. Cosa que los sorprendió y les hizo darse cuenta que algo bueno había pasado en el día de su pequeño.

Y así fue como los años pasaron, ambos chicos ya contaban con diecisiete años, ya estaban en preparatoria, aunque fuera su tercer año y primer día Noriaki paso por su amiga como de costumbre, la espero pacientemente afuera hasta que salió de la casa y se posó a su lado con una sonrisa, su cabello estaba atado por una coleta y aún conservaba aquel broche con la que el chico la conoció. Kakyoin la miro de arriba abajo con discreción, el uniforme le sentaba bien, aquella falda corta color verde, las calcetas negras hasta un poco más arriba de sus rodillas los zapatos cafés, la camisa del uniforme color blanca e incluso la chaqueta negra (Personalizada por ella ya que la de su uniforme se había roto de maneras misteriosas) abierta dejando a la vista un poco su escote. Aunque tuviera diecisiete años Kakyoin podía afirmar que el cuerpo de la chica estaba más desarrollado que las profesoras, piernas largas y redondo trasero que el podía admirar cada verano por el corto outfit de Amai. Grandes escotes que muchas veces había visto e incluso tocado con sus propias manos cuando la acompañaba a comprar ropa. Amai no era la inocente chica que aparentaba y menos Noriaki cuando ella lo provocaba, aunque más pequeños el chico rogaba porque no hicieran nada de alguna forma ella lo convencía. Claro que no eran cosas tan adultas como se podría pensar, aunque si eran cosas que los amigos no harían normalmente.

Apenas se alejaron suficiente de la casa comenzaron a conversar, lo típico antes de ingresar a un nuevo ciclo escolar. El chico ya era bastante alto, y musculoso, también amable y caballeroso; en pocas palabras el chico perfecto a ojos de Amai. Ella era una loca pervertida sin vergüenza, pero una chica amable y atenta. Cualquiera que los viera juntos pensaría que son la pareja perfecta, más nunca estaba presente ese chispazo que daría comienzo a un romance; claro, Amai estaba enamorada de él, aunque siempre tuvo discreción sobre sus sentimientos porque sabía el tipo de chica que le gustaba a Kakyoin: Dulce, Amable, atenta, cariñosa, MAYOR QUE ÉL. En todo caso no tenía oportunidad, era menor que él por unos cuando meses.

Al llegar a la ceremonia se sentaron juntos como siempre, la suerte les sonreía ya que estaban en el mismo salón y si los Dioses los amaban en asientos cercanos. Pero no importaba porque ellos solo socializaban si miraban a sus stands, cosa que jamás había pasado, aunque Amai si saludaba a una que otra persona y tenía chicos tras de ella jamás le había interesado demasiado una persona como para hablarle casualmente. Las clases comenzaron, aunque no se hacía nada el primer día nadie tenía necesidad de apuntar cosas que no iban con nada, la típica presentación de profesor y como seria su clase, aburridos para todos y para mala suerte de los dos amigos lejos uno del otro, iban por lista, pero el ultimo asiento de la fila era M y de la siguiente línea estaba Kakyoin, unos cinco asientos alejado de ella. Era un gran salón, con muchos alumnos y a todos se les ocurrió tener un apellido con K, Amai se cruzó de brazo teniendo una pose de pandillera, tenía los labios fruncidos molesta, ahora tenía que hablar con la peste a su alrededor los cuales estaban animados por conocerla. Kakyoin pasaba por lo mismo, mas no le interesaba mucho la plática a su alrededor y como siempre ambos chicos salieron juntos en el descanso. Era el momento esperado del día ahora que estaban lejos uno del otro. Fueron al lugar más alejado del colegio y rápidamente sacaron su almuerzo para comerlo, comían hombro con hombro sin pronunciar palabra al igual que robaban almuerzo del contrario sin ninguna objeción.

— Fue horrible tener que hablar con esos chicos, no dejaban de coquetearme. — Metió los palillos dentro de su boca cuando había pescado la comida. — Ya no pienso que sea bueno el semestre, es aburrido si no estamos cerca. —Se quedó unos segundos en silencio para después explotar. —¡Tengo una idea! — Exclamo la pelirroja que espanto a Kakyoin. — Hay que irnos de vacaciones cuando terminemos este infierno. Así recompensamos el tiempo.

No era una mala Idea, podían ir a la playa unos cuantos días para disfrutar del verano. Pero Noriaki negó.

— Mis padres planean ir a Egipto en el verano, así que no creo poder estar contigo. — Amai hizo puchero, chasqueo la lengua mientras terminaba su almuerzo y sacaba una cajetilla de cigarrillos y lo encendía con un pequeño encendedor metálico y comenzaba a fumar. Kakyoin hizo lo mismo cuando termino su almuerzo. — Puedo convencer a tu padre para que vengan con nosotros.

— Eso estaba pensando. Después de todo no creo que papá te odie tanto. Además, le agradan tus padres, definitivamente lo convenceré a que venga o si no usare a Bravery Voice.

— Es mejor que acepte antes de que lo dejes sordo.

Y fue así que ambos acordaron ir a Egipto en el verano, esperaban ansiosos cada día por salir de la preparatoria.

Aunque Amai no tuvo que usar a Bravery Voice para convencer a su padre de que fueran a Egipto con la familia Noriaki.

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