Capítulo 9. De compras con la gótica
—Más te vale que sea importante, gorda.
Golzy estaba reunida con Rose en un restaurante diferente al que trabaja la chica. Amélie también estaba presente porque no tenía nada que hacer, salvo estar con Mr. Picked y escuchar sus ronroneos.
—Quiero pedirte consejos —confesó.
A la gótica le llamó mucho la atención y no evitó esbozar una pequeña sonrisa. Rose se puso nerviosa, pero no le quedaba otra opción.
—Q-Quisiera… buscar de algún modo de llamar la atención a Smoker.
—Enseña una teta. Eso funciona.
—¡Golzy! —exclamó—. N-No creo que Smoker sea como tu… ¿pareja?
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Golzy. Esa palabra era demasiado grande para la chica. Además, dudaba mucho que Lucci sea una persona que quisiera tener una relación seria.
—Déjalo como amigos con derecho —corrigió—. Y, vamos a ver gorda, entre tú y yo, los hombres son iguales en el aspecto sexual. Yo te digo que te pones una lencería muy sexy y ya está de rodillas.
Rose se imaginó tal escena, sin embargo, le costaba imaginarse ella con ese tipo de ropas. Un sonrojo en sus mejillas se apoderó y se ocultó la cara con las manos. Golzy rio dulcemente viendo lo tierna que era con ese comportamiento. Luego sus ojos grises se fijaron en Amélie, quién empezaba a amontonar una fila de galletas de avena. Se notaba que estaba aburrida.
—Si quieres, te puedo llevar a un sex shop.
—M-Me da vergüenza…
—¡Quítate ese tabú de la cabeza! —golpeó suavemente su frente—. Los hombres entran ahí para comprar condones y juguetes sexuales. Entonces nosotras tenemos el derecho de entrar.
—P-Pero tú sabes cómo son las dependientas.
—Porque tienen experiencias en esas cosas —dijo—. Amélie, ¿te apuntas?
La chica con síndrome de Asperger dejó su labor para mirar a la chica. Ella ladeó la cabeza queriendo entender lo que estaban diciendo. Algo dijeron de sex shop. Su cabeza empezó a trabajar el significado del sitio. Un rubor se apoderó de sus mejillas. Golzy no evitó reír con dulzura y dar pequeñas palmadas suaves en su cabeza. Ella era de las pocas personas que podía tocar a Amélie.
—Así las dos tenéis información de qué hacer con esos chicos. —Les guiñó el ojo.
Mala idea de pedir consejo a la gótica.
🧠💪🧠💪
Drake había llegado a tiempo al partido de fútbol de Menku. La chica le explicó que era amistosa. No obstante, él sentía curiosidad en cómo jugaba la chica. No estaba acompañado. Mejor porque así podrá estar a solas con la pelirroja. Sería la primera vez en mucho tiempo que salía con una chica bonita como Menku. Sus mejillas estaban encendidas ante la idea de tener un tipo de romance con la muchacha.
Ya sentado en las gradas observaba con detenimiento a la gente. No había mucha. Repito: esto es un partido amistoso. Ya estaba el árbitro con ambos equipos. Drake se fijó en la banda que portaba Menku en su brazo derecho. Eso significaba que ella es la capitana del grupo. Se lo imaginó cuando la vio. El partido comenzó ante la señal del árbitro. El equipo contrincante empezó con fuerza, sin embargo, no contaban con la velocidad y la destreza de Menku. Drake estaba impresionado. Mira que ha visto mujeres en el cuerpo de policía con muchas agallas, pero esto era diferente.
Las compañeras pasaban la pelota a Menku porque era la delantera del equipo. Solo pasaron diez minutos y ya marcaron el primer gol. Increíble, vaya agilidad. La pelirroja tenía una sonrisa de victoria. Drake no evitó tampoco sonreír y aplaudir un poco. Era impresionante. Él estaba viendo una dragona defendiendo el juego con uñas y dientes. Estaba claro que este es su mundo. El mundo deportivo es su pasión. Será una gran entrevistadora.
El equipo de Menku ganó el partido. No hubo problemas con el equipo contrario. Todas se llevaban bien. La pelirroja entró a los vestuarios con el resto para darse un buen baño relajante y vestirse adecuadamente porque le esperaba Drake. Él estaba apoyado en la pared con la mirada alzada hacia el cielo. No había ninguna nube y podía ver lo azul. El hombre cerró los párpados suavemente.
—Drake.
Una voz gentil hizo que los abriera completamente y viese a Menku. Sus mejillas estaban sonrojadas dándole un toque de ternura. Drake sintió que su corazón estaba a punto de salir.
—¿Nos vamos?
Drake asintió levemente y se separó de la pared. Menku se puso a su lado para ir a caminar juntos. Ninguna dijo una palabra. No se esperaban que está tensión se volviera un tanto incómoda. Deberán sacar un tema de conversación.
—Si tuviera sombrero, me lo quitaría —confesó—. Eres muy buena.
—Oh, gracias —dijo con una sonrisa amplia—. Son muchos años jugando y entrenando.
—¿Nunca has pensado ir más allá? ¿Ser una gran estrella?
—Sí, pero mi pasión es ser entrevistadora de deportes —respondió—. Me da la posibilidad de conocer a diferentes deportistas.
Una chica bastante curiosa y con un objetivo claro. Drake no evitó reír bajito ante esa idea. Durante el trayecto al hombre se le ocurrió de ir a almorzar en un restaurante no muy caro y dudaba mucho que Menku quisiera comer en un sitio lujoso. Ella se conformaba en un puesto ambulante. Oh, y hablando de eso, se encontraron a una señora haciendo perritos calientes. A Menku se le hizo boca agua porque esa comida tenía buena pinta. Drake no tuvo problemas en invitarla.
—No eres una chica que llama mucho la atención.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó con cierta confusión.
—Por tus ropas.
—Oh, me siento más cómoda así.
—Eso me calma —se sinceró—. Yo me pongo un poco nervioso con las mujeres, si muestran algo de más.
—Oh, entonces eres tímido —rio con suavidad.
Drake ladeó la cabeza con mucha vergüenza. Ese gesto le enterneció demasiado a Menku. No quiere molestarlo. No es como su amiga Yumel. La pelirroja dio un leve mordisco a su perrito caliente teniendo cuidado en no mancharse porque duele ser un poco torpe. Cierta felicidad percibió en todo su ser. Ese gesto le pareció bonito a Drake y sus mejillas se volvieron a tornar rosas. Él hizo lo mismo.
—Está muy bueno —dijo.
—Son los mejores que he probado —confesó Menku. La chica tomó una servilleta para limpiar los labios de Drake.
—G-Gracias —agradeció con toques de nerviosismo.
—¿Te parece si continuamos con el paseo?
Si, es una buena idea.
🧠💪🧠💪
—G-Golzy, mejor no…
—Oye, no te eches para atrás.
Las chicas estaban enfrente de la tienda sex shop que mencionó Golzy. Rose estaba roja cual tomate porque no quería entrar, sin embargo, vio a Amélie sentir mucha curiosidad hacia el lugar. No paraba de mirar por el cristal viendo los artilugios. Su cabeza trabajaba, pensando para qué servirán esas cosas.
La gótica agarró a ambas chicas para entrar en el sitio. Se notaban ciertas fragancias en el interior que embaucaban a cualquier fiera. El corazón de Rose iba a mil por hora y no soltaba en ningún momento a Golzy. Se dio cuenta que se detuvo enfrente de lencería muy sexy. La pobre se estaba poniendo nerviosa porque había unos cuantos. La gótica estaba sonriendo coquetamente, mientras escogía un conjunto y se lo mostraba.
—¿Qué te parece este?
—No lo veo.
—Es demasiado sexy. Créeme que con esto va a caer en tus pies. —La estaba convenciendo dándole pequeños codazos.
—Dudo mucho que Smoker-san reaccione —confesó.
—Joder, pues tienes a un novio estatua.
—¡No es mi novio para empezar!
—¿Tú qué opinas, Amélie?
La chica no hacía caso a la conversación porque estaba viendo los disfraces. Uno de ellos era de un gato. Su cabeza volvió a trabajar, imaginándose a ella disfrazada y Cracker ronronear muy cerca de su oído. Las gatas al estar en celo se vuelven mimosas queriendo la atención de un macho que los calme. Ahora quién estaba roja era Amélie.
—¿Qué estará pensando? —preguntó en voz bajita Rose.
—No lo sé, pero muy pocas veces se le ve a Amélie sonrojarse —confesó.
—Eso es verdad.
—¿O qué te parece? Un babydoll.
—Golzy, déjalo. No creo que…
—Rose deja de ser tan negativa en todo. —Cuando decía su nombre, hablaba en serio—. ¿Qué hombre no reacciona ante esto?
—Smoker-san puede ser diferente —dijo, buscando alguna solución.
—Tu comisario tiene polla y seguramente habrá tenido sueños eróticos contigo con esto —recalcó, mostrando más el indumentario.
—¡N-No digas las cosas en alto!
—¿Quieres que llame a Lucci y que me confirme este hecho?
—¡No lo llames!
—¿Cracker se habrá imaginado a Amélie vestida de gatita?
Esa pregunta desconcertó a ambas chicas. Mira que Amélie suele estar en su mundo, pero parece ser que ahora estaba centrada en ese hombre de cabellos lilas. Golzy no evitó reír bajito.
—Seguramente.
🧠💪🧠💪
Cracker estornudó porque presentía de que alguien estaba hablando de él. Estaban presentes Smoker y Lucci que miraron al muchacho.
—¿Alguien está hablando mal de ti? —preguntó Smoker.
—Ni idea, pero me pica la nariz.
—Será el gato.
Cracker miró mal a Lucci por ese comentario. Si, Mr. Pickles estaba en la casa de los hermanos Charlotte porque se lo pidió Amélie. Además, Katakuri salió con Len. Más motivos para cuidar del gato.
—No soy alérgico al gato de Amélie —corrigió.
—Y menos mal porque ya la chica te diría un montón de cosas —dijo Lucci mirando su teléfono.
—¿Esperando la llamada de la gótica?
—¿Celoso, Smoker?
—Solo ten cuidado de no enamorarte de ella.
—¿Lucci enamorado? —Cracker cuestionó—. Si es el tipo más frío y apático que he conocido en mi vida.
Cierto era. Lucci no le interesaba ese tipo de relaciones. Más bien buscaba a mujeres que lo satisfagan sexualmente y ha encontrado a la persona indicada. De pronto, Mr. Pickles se subió a la pierna de Cracker no parando de maullar y restregar su cuerpo. Solo buscaba mimos y el hermano de Katakuri se lo proporcionó. Ahora quién estornudó fue Smoker.
—Seguramente Rose está hablando de ti —informó Cracker.
—Eso es bueno, ¿no?
—Depende —dijo Lucci. Smoker enarcó la ceja queriendo explicación—. Tal vez está comentando que no has dado el paso de…
—Ni se te ocurra decir cosas relacionadas con el sexo porque yo mismo te volaré los sesos —lo amenazó.
—Lucci, date cuenta que nosotros no somos como tú —le reprochó Cracker—. Es como si me dijeras que Amélie quiere tener sexo y eso es complicado por su condición.
—En esa parte lo puedo entender —dijo Lucci—. Y a lo mejor pienso que sea asexual.
A Cracker le entraron ganas de golpear la cabeza del moreno por realizar ese comentario, sin embargo, se contuvo porque esa duda estaba creciendo demasiado en el hombre. Un suspiro salió de sus labios notando que será difícil esa parte. Cracker tendrá toda la paciencia del mundo. Lo hará por ella. Aún seguía acariciando la cabeza del gato que no paraba de ronronear.
Por su parte, Smoker también iba a tener mucha paciencia con Rose. Con su inseguridad, era probable que la chica no se atreviera a quitarse la ropa delante de él o ponerse algún tipo de lencería. Él también suspiró con cierta rendición. Y eso que aún no son pareja. De pronto, el teléfono de Lucci sonó y el chico lo cogió. Era Rocksy Golzy.
—Esperaba tu llamada.
Los otros dos hombres miraron mal a Lucci por tener la maldita suerte del mundo.
—Uhm, ¿quieres que le pregunte? Está bien. —El moreno miró a Smoker—. Te haré una pregunta importante: ¿has tenido sueños eróticos con Rose con un babydoll?
La cara de Smoker fue un poema. Se puso tan rojo que no supo cómo responder a eso. Ahora el comisario se estaba imaginando a Rose con eso. Cracker tuvo que reírse de su desgracia.
—Si miras sus pantalones, ya tienes la respuesta.
—Cierta urgencia apareció en sus pantalones.
—¡Deja de dar el comunicado a esa ninfómana! —le gritó.
—¿A Cracker? Supongo que sí, pero le preguntaré igualmente. —Ahora miró al otro—. Amélie hizo una pregunta interesante a sus amigas.
—¿Qué pregunta? —Ya está interesado.
—Si te has imaginado a Amélie con un disfraz de gatita.
Ahora quien estaba rojo y echando humo por las orejas era el hombre galleta. En su cabeza se creó una nube imaginándose a la chica de ojos chocolate disfrazada de una lindísima gatita. El corazón de Cracker iba a mil por hora. Y más aún cuando esa inocente chica hizo esa pregunta. Lucci miró abajo en la entrepierna del hombre y tuvo que reír por lo bajo.
—Él también reaccionó. Oh, ¿en serio? Eso suena interesante. Bueno, pues los estaré informando de que estás ayudando en ese aspecto. Nos vemos —colgó.
—¡¿Por qué esa ninfómana te hizo esas preguntas?! —cuestionó Smoker queriendo matar a Lucci.
—Porque están en un sex shop.
—... ¡¿Qué?! —gritaron al unísono.
—¡¿Cómo se le ocurre esa ninfómana llevar a Amélie en un lugar como ese?! ¡Si se entera la tsundere…!
—¿Si se entera la tsundere qué?
La voz de Len se hizo presente en aquella casa. Katakuri abrió la puerta encontrándose con ese espectáculo. Len se acercó demasiado a ese grupo de hombres con las manos apoyadas en las caderas dando señal de peligrosidad absoluta. Mr. Pickles lo notó y prefirió largarse de ahí antes de ver un desastre natural.
—¿Y bien? ¿Me vas a decir de qué estabáis hablando?
Tanto Smoker como Lucci miraron al causante. Cracker se estaba poniendo nervioso. Si le cuenta a Len que Amélie se fue a un sex shop con Golzy, no solamente se cabreará con la gótica, sino también con la chica con síndrome de Asperger. Estaba entre la espada y la pared. Luego miró a Katakuri para que lo ayude, pero este estaba con los brazos cruzados observando el panorama y esperando que Cracker hablase de una vez por todas.
—Amélie… está con Golzy con Rose —iba hablando.
—¿Y qué tiene que ver eso conmigo? —se cuestionó Len intentando comprender. Una idea se le cruzó por la cabeza—. Dime que esa ninfómana no las llevó a un sex shop.
Los tres hombres se sorprendieron que haya adivinado a la primera. Un grito pegó Len que tomó el teléfono con mucha rabia y llamó a Golzy. La gótica contestó la llamada.
—¡¿Cómo se te ocurre llevarlas a un sex shop?! ¡No! ¡Me da igual que estés ayudando a Rose a que compre una puta lencería para sorprender a Smoker! —iba gritando a pleno pulmón, mientras cogía a Mr. Pickles y se iba de la casa. Aflojó un poco para despedirse de Katakuri—. Nos vemos, grandullón… ¡Oye, no te metas con mi vida privada! ¡¿Y qué Amélie qué?!
Len desapareció con la puerta cerrando tras de sí. Katakuri miró a los tres hombres, dándose cuenta que Smoker estaba echando humo por las orejas cuando escuchó aquello. Parece una chimenea o un tren expulsando todo el vapor, y eso que no estaba fumando. Raro de él. Sintió la mirada clavada de Lucci y este estaba sonriendo de oreja a oreja.
—Veo que vas a tener la oportunidad de que ese sueño se haga realidad.
—¡Cállate, estúpido!
Katakuri no estaba comprendiendo nada, pero era mejor así.
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