LUGDUNUM


          Después de más de un mes de marcha , en la que se habian detenido para reclutar hombres y entrenarlos unas horas todos los días , habian llegado a la ciudad .
         Por el camino se había unido a las tres legiones de Britania que traía Clodio Albino consigo , dos  legiones de la Galia .
         Por lo que había sabido de boca de su legado Flavio , iban a estar acantonados en la ciudad Lugdunum una temporada . Hasta que el general Clodio Albino tuviera las legiones suficientes como para avanzar sobre Roma , y enfrentar a las legiones de Séptimio Severo .
         En cuanto a los nuevos reclutas , el ladrón de Pulcro había mostrado ser un tipo duro . Y tal vez fuera por el hecho de que no el optio Juliano , ni el mismo Balbino le perdían de vista , no había provocado problemas .
        El joven Lucio en cambio lo había pasado peor . Había gemido de dolor y llorado en silencio debido a las ampollas en manos y pies , pero se había mantenido firmes.
        Además , no incomodaba a sus compañeros intentando seducirles . Se mostraba reservado y respetuoso .
          Los campesinos y ganaderos los veían pasar , y volvían a sus labores . ( Seguramente para esta gente les da igual quién sea el Emperador de Roma . Solo quieren que les dejen en paz , mientras sobreviven lo mejor que pueden ) piensa el centurión Balbino .
         A sus años , y después de haber vivido en el reinado del Emperador Marco Aurelio , para Balbino , este había sido el único emperador que merecía tal puesto .
          El Emperador filósofo le habían apodado . Se había sentido más cómodo leyendo y escribiendo que empuñando una espada . Y aún así , tuvo que estar guerreando la mayor parte de su reinado contra los pueblos bárbaros a lo largo de las fronteras .
          El Emperador Clodio Albino parecía un buen hombre , pero eso no era suficiente para gobernar en el enorme Imperio Romano .
     Pero estos pensamientos pesimistas se los guarda para si . Delante de sus hombres , Balbino muestra una gran confianza , para no mermar la moral de estos .
         Al oír el toque de la tuba , el centurión Balbino alza el puño en alto .

        - Centuria alto !

         Al ver a los legionarios de la centuria que iba delante , salirse de la calzada en dirección a un campo de yerba , Balbino sabe por experiencia que el general Albino ha decidido que las legiones acampen a las afueras de la ciudad .
         Era a la vez una precaución y una muestra de fuerza , para el caso de que el duoviro de Lugdunum se mostrara reacio a abrirle las puertas .
        
         - Bien centuria . Hora de montar el campamento - órdena Balbino .

           Podía ver que Pulcro no parecía contento . Por su rostro parecía que había esperado visitar la ciudad y hacer de las suyas . Tendría que hablar seriamente con él .
          Al oír el galope de unos caballos , ve a un tribuno escoltado por un grupo de jinetes . Se dirigen hacia las puertas de la ciudad .
         La muralla no era gran cosa . Más parecía disuadir a bandidos de un asalto . Aún así , el centurión Balbino lanza la siguiente plegaria al Dios  Júpiter :
        ( Gran Júpiter ! Qué no tengamos que tomar por asalto la ciudad )

        Asaltar y quemar una aldea picta o germana no le causaba pesar al centurión Balbino , pues estos eran bárbaros que no dudaban en internarse en el limes romano , para realizar incursiones de pillaje .
        Pero esto era distinto . Era una ciudad romana . Aunque estuviera en una provincia romana de la Galia .
          Ya era lamentable desde el punto de vista de Balbino tener que matar a otros legionarios , solo por haberse mostrado leales a otro emperador .
Pero tomar por asalto y saquear una ciudad romana , era algo impensable para él .
         Por otro lado , si la ciudad de Lugdunum mantenía sus puertas cerradas , eso podía significar que las legiones de Séptimio Severo estaban más cerca de lo que se pensaba .
         Tendrían que esperar y ver qué sucedería . De momento tenía que encargarse de que sus legionarios comenzarán a cavar el foso , el terraplén y colocar la empalizada del campamento .

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           Cuando Balbino se mete en el agua desnudo , y noto el calor de esta , suspiro de alivio . Con veinticuatro años de servicio en las legiones a su espalda , había momentos como este , donde podía disfrutar de pequeños placeres de la vida . Cerro los ojos y echo la cabeza hacia atrás , apoyada en el mármol de la esquina del baño .
          Fuera de las termas se oía el jolgorio en las calles . No le molestó , pues eso significaba que la terma de agua caliente estaba vacía , y podía estar solo . Había dado permiso para que los hombres de su centuria , estuvieran a su aire por la ciudad .
Cada cuál disfrutaba como quería .
          Dos meses después, la ciudad de Lugdunum se había engalanado , para celebrar las festividades de Saturnales y grupos de legionarios caminaban por sus calles disfrutando de un día de descanso .
         Había carreras de cuadrigas en el teatro , y lucha de gladiadores en el anfiteatro . Atracciones que podían servir de entretenimiento para la gente de la ciudad y los alrededores .
         Pero Balbino ya había tenido demasiadas emociones en la vida . Solo quería un momento de calma .
         Había entrenado con dureza a sus legionarios . Sobretodo a los reclutados en las Galias . Les había adiestrado en el uso de las armas , incluyendo el arco y las flechas . El joven Lucio había demostrado ser un arquero excepcional . En cuanto a Pulcro , el tipo era un luchador nato .
        Manejaba la espada y daba estocadas con la facilidad de quien ha usado un cuchillo toda su vida . No tenía ningún problema en luchar de forma sucia y nada honorable .
          En batalla lucharía por su vida con la ferocidad de un lobo . Negó con la cabeza . Tenía que dejar de pensar en su trabajo .
         Pensó en cosas más agradables . Cómo las tierras que regentaría como premio de jubilación . Estar con su familia disfrutando de la paz y la tranquilidad . Del tacto de su mujer , y de dormir abrazado a ella por las noches , o en la siesta , durante los días de calor .
         Su cara mostraba felicidad , solo de pensar en su familia .
         
         - Esa cara de felicidad es por la borrachera , o por una mujer ? - le pregunta una voz muy familiar .

         - Eso a ti no te importa - le dice abriendo los ojos .

        En frente suyo , un hombre de estatura alta para ser alguien de origen hispano , sonrie . Tenía una tela blanca enrollada a su cintura , y traía con él , dos jarras , y encima de las jarras dos cuencos .
        
        - Qué haces aquí , Flavio ? Te creía en Hispania - le dice Balbino .

          - Si . Pero el legado Rufo quería apoyar a Clodio Albino , y heme aquí . En cuanto a tí , tanto se te congelo el culo en el muro de Adriano , qué estás aquí ? - le pregunta su amigo , con chanza .

         Eso significaba que el ejército de Albino había sido reforzado con elementos de la legión VII Gemina , procedente de Hispania . Un refuerzo bienvenido .

         - Me hago viejo . Al igual que tú - le responde Balbino .

          - Habla por tí ! Yo aún puedo dar estocadas tanto de acero a cualquier enemigo , como de carne para las mujeres - se jazta Flavio Valerio .

          - Con tantas mujeres con las que has estado , debes tener por lo menos dos centurias de hijos - le sonríe Balbino .

         - Tanto no creo . Digamos que una centuria de bastardos y un montón de niñas - dice Flavio , que se quita la tela , y se mete desnudo en el agua .

         - Sigues siendo centurión de la tercera centuria , cuarta cohorte ? - le pregunta Balbino .

        - No . Ahora soy el centurión primer pilum . Primera centuria de la primera cohorte - dice Flavio y suspira .

         - Me he de poner firmes ? - pregunta Balbino .

         - Ahora solo somos dos amigos que se han reencontrado . Ya habrá tiempo para ponerse serios . Esto es casi estar en el Eliseo ! Solo falta la compañía de una de mis concubinas para que lo sea - exclama Flavio , y entonces mira a Balbino - Por cierto , cómo está tú familia ?

         Flavio se había dado la vuelta y había llenado los dos cuencos , con parte de vino y parte de agua . Le dio un cuenco a su amigo Balbino .

       - Vino galo . No se puede comparar con los que hacen en la bética , pero bueno .....- dice Flavio .

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           Había apostado dinero a una cuadriga , y había perdido . Lo peor era que Pulcro no tenía dinero para pagar .
         Su primera intención había sido la de huir y volver al campamento . Un legionario más entre un mar de rostros y uniformes . Pero cuando vio a los tipos fornidos que lo rodeaban , supo que estaba en serios problemas . Estos tenían la piel morena por el sol y aunque vestían como los civiles romanos , sus rostros denotaban ser de Siria .
         Le quitaron el pugio , mientras le amenazaban con garrotes y espadas cortas . Entonces el que lideraba al grupo le había dicho en un latín con acento :

           - Mi jefe quiere hablar sobre tú deuda .

          Lo " escoltaron " y sacaron del anfiteatro de forma subrepticia . Hasta  llevarlo a una vieja taberna . En su interior , había campesinos , comerciantes y legionarios bebiendo mientras en sus piernas se sentaban mujeres con escasa ropa , y algunas  mostrando sus pechos .
         Al ver a los legionarios casi pide ayuda , con la esperanza de provocar una pelea que lo liberase .

         - Ni se te ocurra - le dice en un susurro el matón que estaba detrás y le pincha con la punta de una daga curva .

        Sintió el peligro . Sabía que el tipo no estaba bromeando . Pues el mismo Pulcro había servido como matón de hombres ricos e influyentes , que de cara a la sociedad fingían ser honestos y cumplidores de las leyes .     
         Su realidad era mucho más turbia . Le llevaron al piso de arriba . Tuvieron que apartarse para dejar pasar a una ramera con su cliente , un legionario .
        De nuevo sintió la caricia de la punta de la daga , en su espalda a la altura de su corazón . Tenía que reconocer que trataba con gente que sabía su oficio .
          Uno de los matones se adelanta y da varios golpes a la madera de la puerta .
         En seguida se abrió , y Pulcro vio a una mujer con el rostro tapado por un velo .
          Está se aparto , para dejarles pasar .

         - Adentro - le ordena el de la daga .

         La habitación era un contraste enorme con el local . Iluminada por  lámparas de aceite , una alfombra muy decorativa , telas en las paredes y cojines multicolores en el suelo .
        Sentado en uno de los cojines más grandes , había un tipo de avanzada edad y obeso , vestido con una túnica larga de seda , sandalias y un extraño gorro en la cabeza .
         Dos de los matones se colocan a los lados del hombre obeso , como si fueran los guardias de un rey o del Emperador .

         - Soy Ismael , hijo de Jacod . Y usted es Pulcro , correcto ? Hijo de.....

         - De Ismael !? - pregunta con sorna Pulcro .
        
          - Entiendo .....Me debe dinero . Cómo piensa pagarme ? - pregunta el hombre .

         - Si hubiera sabido que la carrera estaba amañada , sería usted quien me debiera dinero - contraataca Pulcro .
        
          - Es su palabra contra la mía , y sin pruebas de ello en un tribunal romano .....en cambio yo si tengo pruebas de su apuesta . Así que , de nuevo , cómo piensa pagarme ? - le pregunta Ismael .

         - Pues tendrá que conformarse con mi sueldo de legionario y parte del botín que obtenga . Muerto no podrá recuperar su dinero - dice Pulcro al que no se le había pasado por alto el desprecio con el que el anciano usó la palabra romano .

         - Hay otra forma de pagar la deuda , e incluso de que ganes mil denarios . Le interesa ? - pregunta Ismael .

         La melodía músical sonaba demasiado bonita para ser verdad . Pero con cuatro matones en esa habitación , no podía decir que no . No quería terminar con su cadáver tirado , con la garganta cercenada .
        De seguro que el centurión Balbino pensaría que se metió en líos . No le veía removiendo la ciudad para hacerle justicia .

         - Y tanta generosidad a cambio de qué ? - pregunta Pulcro .

         - Solo información sobre las movimientos del emperador Clodio Albino - le dice Ismael .

         Vuelve a mirar al obeso con el ceño fruncido . No  veía al hombre como uno de los espías al servicio del Emperador Severo . De hecho , desde que había cruzado por la puerta , aquel hombre le había mirado con disimulado odio .
        Aunque Pulcro no sentía ninguna lealtad por ningún Emperador , ni tampoco por Roma , pues se había alistado para eludir a la justicia , no era ningún tonto .
       ( No . Hay algo más que servir a un  emperador de Roma . Este Ismael  quiere asesinar a Clodio , a cambio del dinero y poder que le dará Severo . Sino acepto me matan . Y si acepto me matarán igualmente . Soy un cabo suelto ) piensa Pulcro , que ya conoce el mundillo criminal .
         
        - De acuerdo . Me da igual quién gobierne el Imperio de Roma . Solo quiero salvar el pellejo - le dice Pulcro
( Así ganó tiempo para pensar en como salir de este lío )

         - Te estaremos vigilando - le advierte Ismael y señala a uno de sus hombres - Le darás la información a Jacob . Él te dará el pago .

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         Mientras la gente disfrutaba de las Saturnales , Clodio Albino lee los mensajes que le han llegado . No eran buenas noticias .
          Aunque el gobernador del Norte de Hispania , Lucio Novio Rufo se había traído a la legión VII Gemina y tropas auxiliares , lo que era una estimable ayuda a su causa , no habia ocurrido lo mismo con las legiones del Rhin .
         Estás  seguían fieles a Severo , y además Virio Lupo el Gobernador de la Germanía Inferior marchaba hacia Lugdunum para así unirse a las legiones de Severo , y juntos atacarle .
        Miro el mapa , y vio que tenía dos opciones . Una era atravesar los pasos de los Alpes . Pero había una legión de Severo , al mando de Julio Pacatiano , que los había ocupado . Romper las defensas costaría muchos hombres .
         La otra opción , era salir con sus legiones al encuentro de Virio Lupo y las legiones del Rhin y darle batalla .
Se decantó por esta última opción .
         Al oír los golpes en la puerta , alza la vista .

        - Adelante - ordena .

        Por la puerta entra el prefecto Aurelio .

        - Los pichones han confesado . Fue Séptimio Severo quien los envió - le informa .

         Los pichones a los que se refiere el prefecto Aurelio son cinco asesinos que intentaron atentar contra su vida . Clodio sabía que esa confesión había sido arrancada a los cinco por el escabroso método de la tortura .
No sentía ninguna pena por ellos .
        

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