LA AMANTE PERFECTA 2 (2/3)
Comenzó a darme una serie de explicaciones técnicas que me entraron por un oído y me salieron por el otro, le pregunté cuánto saldría la reparación con todo y las refacciones, sacó un talonario de facturas, realizó unas cuentas y me entrego la factura, tome la factura, me estiré perezosamente y para mostrarle mi cuerpo di una vuelta sobre mis talones.
—¿Será que te puedo venir a pagar el lunes? Vendría después de las cuatro.
—Si va a venir usted claro que sí, me dedico especialmente en este carro y estará listo para cuando venga, ahorita cerrando el taller me voy a buscar las refacciones.
— ¿Si me ayudas a bajar mi moto? Tengo que bajar al pueblo a hacer unas compras.
— Si quiere la bajamos y la subimos a mi furgoneta, aprovechando que voy por las refacciones aprovechó para llevarla.
—Si no es molestia te lo agradecería.
Bajo la góndola y con una rampa empezó a bajar mi motocicleta, yo quise ayudar pero me dijo que no me molestara, bajándola cambio de lugar la rampa y subió mi vehículo en su furgoneta, me dijo que esperara un momento, que se asearía un poco, se fue a un estanque, se quitó la gorra y aprecie que tenía corte tipo militar, se quitó los googles y se bajó la braga hasta la cintura, su espalda lucia fuerte y musculosa, vi que realmente tenía un top negro, se empezó a restregar el rostro con un estropajo y jabón, posteriormente se terminó de sacar la braga por completo, y vi que tenía un bóxer negro, se volteo y vi que caia en su rostro un copete lacio, aunque le tapaba un ojo el que estaba libre era de color azul, observe su abdomen marcado, sus brazos piernas bien trabajadas, yo sentía la boca seca y me dijo: —Espéreme un momento me cambio esto porque ya está sudado— en las paredes estaban los clásicos posters y calendarios de mujeres en vikini, en poses muy sensuales
—Acá respetan al género femenino, en otros talleres tienen posters más picantes, algunos que muestran a mujeres semidesnudas, otros hasta desnudas.
—Lo que pasa e que es pueblito, y acá algunas se escandalizan si ven esos posters, en la puerta de mi gabinete tengo mi colección y esas sí muestran hasta los pecados que tienen.
Se quitó el top y vi su pectoral fibroso con unos bocados que parecían unos limones grandes sus pezones levantados unas ciruelas pasas, se puso un top limpio, se palpo su bóxer y así sin más se lo bajo, su pelvis lucía toda rasurada (como la mía) de sus labios vaginales sobresalía un enorme y rosado clítoris, que más bien parecía una cabeza de pene, se lavó entre sus piernas, se secó y se puso un bóxer limpio, después sacó de un gabinete otra braga limpia, se puso sus guantes y cuando se lo terminó de poner nuestras miradas se cruzaron, sentí que me ardía la cara y le sonreí, me tendió la mano y me dijo:
— Pase usted a mi humilde carruaje distinguida dama, le serviré como su chofer en esta tarde.
—Gracias, muy cortés de tu parte.
— Mi nombre es Johana, pero como mecánico me conocen como Jhoan, los compañeros de trabajo me dicen Juanito.
—A mí en el trabajo me dicen Pantera, o Chettera, también ojos de gato
Abriendo la puerta del copiloto me subí, ella se subió, y arrancó su camioneta, salió del taller y se bajó para cerrarlo, para romper el silencio empecé a conversar.
—¿No te ha traído problemas el desempeñarte en un empleo que es meramente de hombres?
—Pues yo no me veo como mujer, soy todo un macho y de paso, el mejor mecánico del taller.
—Por tu complexión has de tener muchas admiradoras.
—Ahí más o menos, no me quejo cuando estoy en camiseta las clientas se van más conmigo.
—Me imagino que empezaste a temprana edad con el ejercicio.
—Pues la verdad empecé con esteroides, somos seis hermanos, los dos mayores les gusta el fisicoculturismo, y de lo que ellos tomaban empecé a consumir y acá están los resultados, brazos, abdomen y piernas.
—Te saltaste algo.
— Aunque no lo crea, me desarrollo mi paquetito.
Cuando mencionó lo de los esteroides me acordé de mis otras experiencias, especialmente con una trabajadora social que había desarrollado "clitoromegalia" desarrollo exagerado del clítoris, ya sea por condición natural o por exceso de testosterona en los ovarios.
La cabina de su furgoneta era pequeña, los espacios reducidos, mi pierna estaba cerca de la palanca de velocidades, cada vez que cambiaba la velocidad su mano con sus guantes rozaba mi pierna:
— Sin los guantes tus dedos han de parecer cables de acero.
—Duros para el trabajo rudo, las palmas de las manos por el trabajo son ásperas, si las paso por unas medias finas se rasgan.
—De haberlo sabido no hubiera venido con Jeans, para comprobar si realmente se rasgan las medias con solo pasar tus manos sobre ellas— diciendo esto ya rozaba mi pierna, en sus dedos aprovechando que estaba muy pegada la palanca de velocidades, —pero una minifalda no va cuando una monta una motocicleta
—Pero va bien cuando monta a un macho de verdad.
De repente se estacionó, —Voy por las refacciones a la tienda, usted mientras espérenme acá, no se baje, huele a que se está cocinando algo rico ahí abajo y no quiero que la olfateen otros y quieran comerse eso que me pertenece— me guiño el ojo y se metió a la tienda, sin pensarlo dirigí mi mano entre mis piernas sintiendo un calor rico, después la subí a la nariz, y si, olía rico, después de comprar lo que utilizaría el lunes me dijo: —¿Vamos a comprar lo que me dijo o vamos a otro lado?—, después de pensar un poco le dije:
—Mejor primero a las compras y después a lo otro, porque quién sabe cuánto tardaremos a lo segundo y quién sabe si habrá tiendas abiertas más tarde.
Cuando arranco le fui indicando dónde se encontraba una tienda de ropa donde quería comprar unos atuendos que ya había visto en unas visitas anteriores al pueblo, pensaba en lucirlos cuando tuviera oportunidad de estar con Sofía (Mencionada en mi relato LA AMANTE PERFECTA 1), cuando llegamos entramos a la tienda, yo delante de "Juanito", como sabía que me miraba el trasero, caminaba de una forma seductora, sintiendo su mirada en mis nalgas, sentía mi intimidad húmeda, el clítoris me palpitaba, pasamos frente a un área de pelucas, vi una rubia hasta el nacimiento del cuello, me gusta mi cabello como lo tengo, ondulado hasta media espalda, pero en ocasiones me gusta tenerlo corto.
Mientras caminábamos pasábamos por los pasillos, fui tomando unas prendas, un vestido de licra de escote pronunciado sin tirantes que mostraba toda la espalda, un traje de motociclista en color amarillo, después fuimos al área de lencería, de reojo veía el rostro de mi mecánico, en sus ojos brillaba la lujuria, de repente me pregunto:
— ¿Quieres verte sexy? — preguntó.
— Quiero verme vulgar— tome varias prendas, sujetadores de media copa, semi transparentes, tangas de hilo tipo seda con triangulo o semi triangulo que apenas tapaban la raja, medias de red y pantimedias, pasamos en el área de probadores donde los cubículos tenían triple espejo, al ver mis pechos se notaban mis pezones erectos, con ganas de ser mordidos, con movimientos sensuales como si le estuviera haciendo un Table Dance, me empecé a desvestir hasta quedar completamente desnuda, Juanito tenía visión de todo mi cuerpo por los tres espejos, me coloque la lencería con movimientos posteriormente el vestido.
Por el espejo frontal vi cómo se relamía, modelándole de repente le pregunté: — ¿Qué tal me queda? a Jhoan casi se le cae la baba, se quedó con la boca abierta y antes de que pudiera decir nada me empecé a poner el vestido, jalándolo por las solapas de la braga lo jale cerrando la puerta y lo bese de una forma apasionada, enredando nuestras lenguas, pasándonos ambas nuestras salivas, sus manos ásperas buscaban mis puntos y zonas erógenas encendiendo más mi calentura.
Salimos del probador y nos fuimos a la caja a pagar lo que había seleccionado además de comprar la peluca que me había gustado, nos dirigimos a su camioneta y el me preguntó a donde me llevaría, le conteste que si quería perder la oportunidad que bajara mi motocicleta, me jalo de la mano y me metió a su furgoneta por la puerta del copiloto.
Condujo directamente hasta su casa, en el trayecto le dije que me encantaba el sexo duro, que si era posible que me violara, pero que no me dejara marcas en el cuello, de ahí en adelante mi cuerpo le pertenecía, cuando llegamos a su domicilio me saco casi arrastrando de su vehículo, cuando entramos nos fundimos en otro largo y muy húmedo beso que se transformó casi en una lucha de lenguas en la que se intentaba encender la llama de la pasión en la otra, le agarre de las nalgas pegándome ente sus piernas, le baje lentamente el cierre de su braga, viendo como aparecía su top apretado, su vientre musculoso, le baje la parte superior, admirando sus brazos bien trabajados, mi boca estaba seca, pase mis dedos temblorosos en su abdomen acariciando sus músculos, subiendo mis dedos quise meterlos debajo de su top, pero como estaba ajustado se lo saqué por su cabeza, quedando descubiertos su musculoso pecho, admirando sus pezones erectos como chupones y sus senos pequeños como limones.
(...)
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