CONFESIONES DE UNA SCORTS (3/4)

LA FAVORITA.

Unas de mis tantas citas se convirtieron en mi cliente favorita y más importantes, si no la más, que tuve la fortuna de atender, además de que esta cita fue de las más intensas de las que puedo recordar.

Llevaba unas semanas trabajando con Madame Graciela, había tenido ya algunas citas e iba ganando experiencia y cada vez las disfrutaba más, y por comentarios de mis clientas, al parecer no lo hacía mal. Como semanas anteriores, entre los jueves y viernes, me avisaban si tenía alguna cita, que generalmente son fin de semana, y esta vez no fue diferente, me llegó el mensaje de Fernanda un jueves por la noche.

-Hola Johana, tienes una cita mañana, ¿tienes disponibilidad? - Me causaba gracia que siempre preguntaban si estabas disponible.

- Sí, claro, que alegría, pensé que no había nadie.

-Es una clienta muy especial, una de las mejores de la casa, Madame le habló muy bien de ti.

-¡Qué nervios!

-Te espero mañana a las siete de la noche en la casa, trae ropa discreta para llegar a la cita.

-Ok. Perfecto.

Paso el día normal de clases, le comenté a mi mamá que tendría un proyecto y que iría a la casa de una compañera a hacerlo, por lo que no podría llegar, y solo me dijo, está bien, con cuidado. Daniela me hizo el favor de llevarme a la casa, ella también tenía una cita, teníamos unos días de no vernos, así que aprovechamos a ponernos al día y que le contara de cómo me había ido, le conté que bien, aprendiendo el trabajo, - risas- Llegamos a la casa y entramos, Daniela se fue rápido a cambiarse porque tenía que salir ya para su cita, la clienta pasaría por ella directamente a la casa, a mí me llevaría el chófer.

-Hola Johana-Me recibió Fernanda.

-Hola Fer. ¿Cómo estás?

-Bien, te quiero contar de tu clienta, su nombre es, Mirtha, es una de las mejores clientas y Madame te recomendó directamente con ella.

-Ya siento la presión-Le dije con risa nerviosa.

-La cita es en este hotel, esta es su habitación, no pases por recepción, ¿Cómo irás vestida?

-Pensaba llevar pantalón de lona, zapatos de tacón, una blusa y saco, discreta como me dijiste.

-Perfecto, cámbiate y sal, ella ya te espera, ¿Llevas tu kit?

-Sí, acá lo llevo.

Me cambié rápidamente y antes de despedirme, hablé un poco más con Fernanda.

-¿Algún consejo o algo especial que haya pedido?

-No pidió nada especial, pero es bastante intensa, por así decirlo, le gusta dominar, solo déjate llevar y trata de complacerla en lo que te pida, es lo que te puedo decir.

-Ok- Le dije, aunque su comentario me puso un poco más nerviosa.

-Ah, se me olvidaba una cosa, ella pagó el servicio normal, pero si le das un buen servicio, puede que pida que te quedes toda la noche

-Ok, ¿Y cómo se hace?

-Solo dile que me informe, ella tiene crédito, por así decirlo- Me dijo riendo. -Si se da, tu servicio termina a las 8:00 am, pero ya tú decides la hora de irte, siempre le escribes al chófer y él te llegará a traer por la mañana.

-Perfecto. Gracias- dije, me despedí y salí.

El chófer me llevó y me dejó en el lobby del hotel.

-Éxitos querida, ya sabes, me escribes cuando termines y te vengo a buscar.

-Gracias, bebé- Así le decíamos de cariño. -Fer me dijo que existe la posibilidad de que me quede toda la noche, yo te cuento.

- Ok, si es una cliente importante y pide que te quedes, ya la hiciste- Solo reí y me despedí, iba bastante nerviosa.

Entré al hotel sin pasar por recepción, directamente a los elevadores, y me dirigí a la habitación, toqué y escuché como se acercaban a abrir la puerta, al abrirla pude ver a una mujer más alta que yo, calculo que 1.75 metros, vestida con un pantalón de tela negro y una blusa blanca, a pesar de no ser pegado, se le podía notar una cadera bastante ancha y a través de la blusa unos senos bastante pronunciados, su piel era blanca, pelo castaño con rayitos y unos ojos color miel. Hablaba por teléfono, con señas me indicó que pasara y me sentara en un sillón que había en la habitación, estaba dando instrucciones, luego colgó y llamó a otra persona, dijo que ya todo estaba listo, que disculpara pero que ya todo estaba arreglado, luego llamó nuevamente, supongo que a la primera persona, le decía en tono fuerte que tenía que cumplir con lo dicho, luego le dijo: <Bueno, me desconecto, tengo un compromiso, platicamos el lunes y espero todo salga bien> Colgó y pude ver que apagó el teléfono, para eso pasaron como quince minutos, yo estaba sentada en el sillón esperando, quieta, viendo esta escena.

-Ekektra, ¿Verdad? - Me dijo acercándose a mí, me tomó de la mano y me levanto del sillón.

-Hola. Mucho gusto- Le dije y me acerqué para darle un beso, un piquito.

-Yo soy Mirtha- Me dijo dándome otro beso.

-Hola. Estoy aquí para ti.

-¿Quieres tomar algo?, Acá tengo vino, pero si quieres otra cosa, dime.

-No hay problema, vino está bien- Me sirvió una copa de vino, también tenía una tabla con quesos de los cuales también me ofreció, ambas tomamos nuestras copas y nos sentamos en el sillón.

-Quiero conocerte un poco, Madame me habló muy bien de ti, me dijo que estás iniciando.

-Sí, llevo apenas unas semanas, estos son mis primeros servicios.

-Te ves muy chiquita, yo sé que esto no se pregunta, pero ¿Cuántos años tienes?

Reí de nervios, creo. -Tengo veintiuno-Le dije.

-¡Uy! Eres una bebe, podría ser tu madre- Me dijo y ambas reímos.

-Y si no te molesta, ¿Tú, qué edad tienes?

-Para nada me molesta, tengo cincuenta, eres casi mi auto regalo de cumpleaños, ya qué cumplo años en unos días

-Pues salud por eso, Feliz Cumpleaños- Le dije y chocamos nuestras copas. Estuvimos hablando un tiempo, creo que hicimos muy buena conexión, aunque estaba iniciando, era la primera cita que llegaba y hablaba con la clienta antes de pasar directo a la acción.

-Madame no mintió, la verdad estás muy linda- dijo, ya nos habíamos tomado un par de copas de vino y teníamos una bonita interacción.

- A mí también me hablaron de ti, que eres una clienta muy especial, así que estoy aquí para complacerte en lo que me pidas.

-Eso espero, ya veremos- Me dijo, mientras nos poníamos de pie, ella me dio una vuelta.

-De momento no puedo negarlo, buen trasero tienes- Mientras me daba una rica nalgada, -Pero bueno, no estás aquí para hablar mi amor, a lo que viniste.

-Claro, estoy para lo que quieras, lo que me pidas, será un placer.

Estábamos de pie, frente a frente y empezamos a besarnos apasionadamente, su lengua entraba con fuerza a mi boca, enrollándose con la mía, mientras sus manos no dejaban de recorrer mi cuerpo, me agarraba el trasero y los senos, empezó a frotarme la vagina, yo de mi parte hacía lo mismo, pude notar que tenía un trasero bastante firme, nuestra ropa empezó a ceder, le desabroché el pantalón, el cual cayó rápidamente, ella me quito la blusa y desabrocho mi pantalón. Poco a poco caminamos hacia la cama, para ese momento yo estaba solo en ropa interior y Mirtha solo tenía la blusa puesta y una tanga blanca lisa del frente y atrás se perdía entre su hermoso, redondo y parado culo.

Antes de acostarnos nos quitamos los zapatos, me quite el brassier, ella la blusa, luego me jaló y caímos sobre la cama, no dejábamos de besarnos y acariciarnos mientras rodábamos sobre la cama.

-Mmm! Estás divina- Me decía, mientras me tocaba, y me besaba el cuello, fue bajando poco a poco hasta llegar a mis senos y empezó a chuparlos, mientras con una mano me agarraba una y con su boca me lamía la otra, me chupaba el pezón, estuvo cambiando de seno y cada vez lo hacía con más fuerza, hasta que empezó a darme mordidas en el pezón y mis senos.

-Que ricooo- le respondía -¡Son tuyas!

-Hazme gozar- Me dijo. -Quiero que me chupes aquí abajo.

-Claro, Mirtha lo que me pidas.

Se acostó boca arriba, abrió las piernas, yo me puse frente a ella, le quité la tanga y me dirigí a su vagina perfectamente depilada, con unos labios carnosos, empecé a pasar mi lengua por toda su rajita, con fuerza, después me enfoqué en su clítoris, Mirtha gemía delicioso, con una mano me presionaba fuertemente contra su vagina y con la otra se sobaba las tetas.

-Ah. Sí, así, chúpame toda, sigue, sigue.

Con mi lengua trataba también de darle pequeñas penetraciones, ella tomó sus piernas con las manos, llevándolas hacia atrás, cerca de su cara, dejándome toda su intimidad a mi disposición, así que me dedique a comérsela con todas mis fuerzas.

- Mmmmm, si, que ricoooo, ¡Que rico me chupas, puta, sigue, sigue!

-¿Te gusta cómo te la chupo? - Alcanzaba a decir en los momentos que me detenía a tomar aire.

-Siííí, sigue, no pares.

Mirtha estaba súper mojada y sus jugos sabían muy bien, yo también estaba súper caliente, con esta hermosa vagina a mi disposición. Estuvimos así un buen rato, ella no dejaba de gemir y decirme que no parara, hasta que me separó con sus manos, se dio la vuelta para ponerse en cuatro.

-Vamos, ahora hazle a mi trasero lo que le hiciste a mi sexo.

Claro, lo que me pidas, acá estoy para complacerte- Le dije, cómo me excitaba que me dijera puta.

En lo que ella se ponía en cuatro, tome una botellita de agua, tenía la boca bastante seca de tanto chuparle la vagina, y aproveche para sacar de mi bolsa el consolador que llevaba. Ella estaba en cuatro, esperándome, tocándose ella misma, me acerqué, me hinqué, puse el consolador en la cama y con las dos manos tomé sus hermosas nalgas y empecé a pasar mi lengua por su culo.

-¡Uff! Dijo con un gemido al sentir mi lengua en su ano. Pasaba mi lengua por su culo, lamiéndolo, besándolo, era delicioso, ella no dejaba de gemir y masturbarse, luego tomé el consolador, lo puse en la entrada de su concha y se lo metí.

Se escuchaba los gritos de Mirtha por toda la habitación -Dios mío, pero ¿Qué me estás haciendo?- pregunto entre suspiros y gemidos.

- Cogiéndote como te lo mereces- Le dije, la jalé nuevamente hacia mí, metiendo la lengua en su culo y empecé con un mete saca en su concha, ella dejo de masturbase y se dedicó a disfrutar.

Sentí como se contraía y sus piernas temblaban, emitió un gemido agudo y explotó, empezaron a salir sus flujos vaginales, instintivamente me dirigí hacia su vagina, tratando de tragar lo que podía, el resto me chorreaba por la cara, mojando todas las sábanas, luego se hincó frente a mí, empezamos a besarnos, yo guardé un poco de sus flujos en la boca los cuales chorrearon al momento de juntar nuestras bocas. Luego de esto, caímos rendidas en la cama, no dijimos palabra por un momento, después empezamos a acariciarnos, a besarnos y conversar un poco.

-Espero que te haya gustado- le dije -Además, es una extraña de cumpleaños.

-Sí, me encantó, mi amor, para estar iniciando lo haces muy bien.

-Es que tener clientas tan ricas como tú, con ese culo y esas tetas, facilita mucho el trabajo.

-Madame no mintió, realmente eres una joyita.

-Bueno, nos quedan unos minutos, para hacer lo que tú quieras.

-Mmmm...para lo que quiero hacer no creo que nos alcancen, creo que te tendrás que quedar más tiempo.

- Para mí será un placer, mi amor, me quedo contigo todo el tiempo que quieras-- Mirtha se paró para tomar su teléfono, y mandó un mensaje.

-Listo, ya pedí que te quedes.

-Que rico- Le dije, mientras me paraba yo a revisar mi teléfono.

-Ya te van a notificar, para mientras comamos algo.

Volvimos a la tabla de quesos y jamones, aún había bastante y empezamos a comer, me sirvió otro poco de vino, conversamos sobre a qué se dedicaba, y al parecer era una importante ejecutiva multinacional, la verdad me resultaba relajante hablar con ella, era muy experimentada, pero en eso nos interrumpió una llamada de mi cel.

- Solo voy a revisar- dije.

-Claro, pero luego lo dejas.

-Sí, no te preocupes.

Como esperaba, era Fer con el mensaje de que el servicio se extendía: "Hola Elektra, felicidades, la clienta ha pedido que te quedes toda la noche, tu servicio termina a las ocho de la mañana, feliz noche".

-Era el mensaje que me quede toda la noche, estoy para todo lo que quieras- contesté mientras apagaba el teléfono y lo guardaba en la bolsa.

-Voy al baño y continuamos-Me respondió.

Ella entró al baño, no cerró la puerta, así que pude escuchar como orinaba, yo tomé un poco de agua y me fui a la ventana a apreciar un poco la vista, cuando sentí como se acercó por atrás, me agarró el culo y empezó a besarme el cuello, volteé y empezamos a besarnos súper apasionadamente, nos comíamos la boca mientras nos tocábamos todas. Fuimos caminando hasta la cama, caímos en ella y nos besamos un rato más.

- Bueno, ahora si vamos a ver de qué estás hecha, que tan perrita eres- Me dijo al oído, no puedo negar que me asusté un poco, pero al mismo tiempo me generó excitación.

-Ya te dije, estoy aquí para ti, voy a ser lo suficiente puta o perra que quieras.

-Ya veremos- Me respondió, se dirigió a su maleta, sacó una bolsa y de ahí sacó un cinturón, con un gran arnés colgando.

-Mira lo que tengo para ti- Yo no dije nada, solo me quedé viendo, sorprendida- No te asustes, vas a ver cómo te gusta, ven ayúdame.

Me paré de la cama para ayudarla a ponerse el arnés, era bastante grande, pero con una peculiaridad, así como tenía un gran falo hacia afuera, tenía uno hacia adentro, cuando estaba por terminar de ajustarlo, aplicó un poco de lubricante al falo interior y se lo metió en su vagina.

-Umm, que rico- Dijo, dando un pequeño gemido, terminamos de ajustar el cinturón sabiendo lo que se vendría, apliqué lubricante al consolador que colgaba del extremo, que fácil media unos 20 cm de largo y bastante grueso. Mirtha me empujó hacia la cama, caí acostada, me subí un poco, ella se acostó encima de mí, empezamos a besarnos, luego sentí como dirigía el arnés a la entrada de mi vagina, que nunca había recibido algo tan grande, y fue introduciéndolo. Gemí mientras me adaptaba al tamaño.

-Te gusta ¿Verdad? - preguntó con visible excitación.

Sentí como su cuerpo topaba totalmente con el mío, señal que el arnés había sido totalmente introducido en mí, luego empezó a sacarlo y a meterlo, cada vez más rápido, hasta que empezó un mete saca bastante vertiginoso.

- ¿Te gusta cómo te cojo, puta, te gusta?

-Sí, sí, dame duro- contestaba.

Estuvimos así un rato, de misionero, luego me subió las piernas, yo las agarré y me puse las rodillas cerca de la cara, y Mirtha no dejaba de darme duro.

-¿Verdad que te gusta?, Sabía que lo ibas a gozar.

-Síííí, dame más.

Empecé a sentir como me venía un orgasmo, como mi vientre se contraía. -¡Me vengo, me vengo! - Realmente lo estaba disfrutando, que rica cogida me estaba pegando la ejecutiva, de los orgasmos más fuertes que he tenido.

-Yo también me vengo- respondió segundos después de correrme.

Baje mis piernas, apoyando los pies en la cama, Mirtha estaba hincada con la respiración agitada, mi intimidad me palpitaba y sentía el arnés aún metido. Se hizo para atrás, sacándolo, se paró al pie de la cama, me jalo hacia ella, puso mis piernas en sus hombros y sin decir nada volvió a cogerme fuerte. Estaba extasiada, como fuera de este mundo, sentía como el arnés entraba y salía de mí, mientras a ratos Mirtha me apretaba las tetas, también les daba palmadas, me las estaba poniendo un poco rojas, daba pequeños jalones a mis pezones, ese trato rudo me excitaba mucho. Era sin duda una mujer dominante y a mí me gustaba ser dominada.

-¡Me encantas! Estas siendo buena puta-Me decía. Luego de un rato así, y de tener otro orgasmo se detuvo y sacó el arnés.

-Nunca me habían cogido tan rico y duro, me pongo como quieras, hazme lo que quieras.

-Así me gusta, que seas una putita obediente.

-Soy tu puta, tu perra, estoy aquí para ti- No sabía lo que me excitaba sentirme así, toda una puta y que Mirtha me tratará con esas palabras me prendía más.

Me puse en cuatro, sobre la cama, ella se puso detrás de mí, hincada en la cama y empezó a cogerme de nuevo, no sé cómo mi vagina resistía, sentía ardor, pero era más el placer. Me tomó de las caderas y me daba fuerte, no parábamos de gemir y estando así, sentí como su dedo empezó a hurgar en mi culito, y a meterlo poco a poco, sentí rico, así seguimos hasta que sacó el arnés, le puso un poco de lubricante y lo apoyo contra mi ano, creo que instintivamente me hice para adelante para zafarme.

- ¿Qué pasa? - Me dijo y me jalo fuerte hacia ella.

- No sé si me va a caber por ahí- Le dije, un poco asustada.

-¿Por qué?, ¿Nunca te han metido algo así por ahí? - preguntó.

-No, solo un par de dedos, nada más.

Se rio. -Una puta virgen del culo, eso es un bono extra.

-Me va doler- pregunté con temor.

- Estas aquí para mí, y haces lo que yo te pida- dijo, esta vez en un tono fuerte, que me asusto. -Pero has sido buena putita hoy, así que te voy a tratar bien.

- Está bien- dije, pero no tan duro.

Sentí como sus manos separaban mis nalgas y como su lengua empezó a recorrer mi ano, la verdad se sentía delicioso.

-¡Uff! Que rico pero con cuidado, por favor.

- Te gusta ¿Verdad?, vas a ver como lo vas a disfrutar- Me decía. Dejo de pasar su lengua y empezó a meter un dedo, primero suave, luego cada vez más rápido y duro, después agregó otro dedo, estuvo así un rato.

-Yo creo que ya dilató, hace tiempo que no me tocaba estrenar un culito.

-No tan duro- Era lo único que yo podía repetir.

Puso otro poco de lubricante en el consolador y echó un chorrito en mi culito y lo regó con sus dedos, luego se paró detrás, sentí un escalofrío cuando el lubricante toco mi ano, Mirtha lo regó con su dedo, introdujo un dedo, luego otro, después con una mano me tenía tomada de la cadera y con la otra apunto el arnés a la entrada de mi trasero, empezó a empujar, suave pero firme, sentí como mi ano se iba abriendo, me habían metido un par de dedos, alguna vez con un novio que intente sexo anal, pero nunca me habían metido algo tan grande.

Apenas lo que alcanzaba era balbucear, apreté las sábanas con los puños y con los dientes, sentí como Mirtha me tomó las caderas con las dos manos e introdujo totalmente el arnés en mi ano.

-Sííííííí, que rico, que rico- No paraba de repetir Mirtha. -¿Te gusta verdad puta?, sabía que te iba a gustar- Mientras iba sacando el arnés para meterlo nuevamente.

Después de estar unos minutos en un Vaivén sensual estaba que me corria -¡Me vas a hacer acabar otra vez!

Poco a poco el dolor empezó a ceder y apareció una sensación de placer, algo que nunca había sentido, un placer diferente, perdí un poco la noción del tiempo, no sé cuánto me estuvo rompiendo, el dolor estaba presente, pero también apareció una sensación de placer, una estimulación diferente, lo empecé a disfrutar, pero hubo un momento donde ya no soporté el dolor.

-¡Para!, ¡Para! - dije, mientras con una mano la hice para atrás y logré zafarme.

-¿Qué pasa?- preguntó agitada.

-Me duele- dije, mientras me paré de la cama y caminé para el baño, sentía palpitando mi culito, me dolía, pero debo admitir que también sentí placer, estuve un rato en el baño, aproveché a orinar y refrescarme un poco, regresé a la cama, ella estaba acostada, aun con el cinturón puesto.

- ¿Todo bien?

-Sí, solo me duele un poco.

- Pero sí te gusto ¿Verdad?, pude notar cómo empezaste a moverte- Yo solo sonreí. -Ven, ayúdame a quitarme esto- dijo, me acerqué y ayudé a quitarle el cinturón, saqué el que tenía ella metido en su vagina.

-De verdad, nunca la había pasado tan rico con una puta como lo estoy pasando contigo-Me jalo hacia ella y empezamos a besarnos. -Quien iba a decir que hasta culito iba a estrenar.

-Que me alegro- le solté una pequeña sonrisa -Estoy aquí para complacerte, aunque aún me duele-Y ella rió.

-Ahora rómpeme tú toda a mí. Tienes la oportunidad de véngate de lo que te acabo de hacer- Me dijo al oído.

-¿Quieres que me ponga el cinturón?

- Sí, póntelo y cógeme duro, vas a ver lo rico que se siente.

Me lo puse, después de limpiarlo, la higiene en los juguetes debe ser esencial. Fue súper fácil introducirla en mi vagina de lo húmeda que estaba, ella me lo terminó de apretar.

-Ahora sí, cógeme toda, ahora yo voy a ser tu perra- Me dijo, mientras nos besábamos, nos pusimos en posición de misionero, tomé el arnés y se lo metí en su sexo, con lo mojada que estaba, entró con facilidad, cuando tope, sentí como se me metía un poco más el que tenía hacia mí, empecé un mete saca, con cada embestida, yo sentía delicioso, como si ella me estuviera cogiendo a mí, así que cada vez lo hacía más rápido y fuerte.

-A la que le pagan es a mí, pero aquí la puta eres tú, ¡Te gusta ¿Verdad, puta?!- Le dije en medio de la calentura de los mejores sexos que he tenido en mi vida, después de decirle esto, se me quedó viendo fijamente a sus hermosos ojos y sin parar de darle lo más fuerte que podía, luego de esto, nos fundimos en un beso súper intenso y apasionado, ella me mordía la boca, entrelazamos las lenguas y sentía sus uñas en mi espalda y me rodeaba con sus piernas.

- ¡Me vengo, me vengo! - Gritó, estuvimos así unos minutos, hasta que ya no pudimos más.

Ambas acabamos en un orgasmo súper intenso, mojamos toda la cama, el ritmo fue bajando, hasta que le saqué el arnés y caí acostada a la par de ella, mi vagina palpitaba con el consolador metido, no podíamos ni hablar de lo agitadas que estábamos, poco a poco fuimos retomando el aliento, luego de unos minutos sin decir nada, ella se acercó a mí y empezamos a besarnos nuevamente.

-Nunca me habían dicho puta- Me dijo, viéndome a los ojos.

-Y a mí nunca me habían visto a los ojos mientras me cogían, Mirtha.

-Es que eres hermosa y mientras estás en eso te ves sexy.

-Espero lo hayas disfrutado, estoy aquí para complacerte, hacerte y que me hagas lo que quieras.

-Me encanta que me digas eso y que lo cumplas. Madame se quedó corta con lo buena que eres.

Ambas nos secamos y limpiamos un poco, era de madrugada, nos acostamos, hablamos un poco de lo que hicimos y lo rico que lo pasamos, hasta quedarnos dormidas.

Reaccioné como a las diez de la mañana, al despertar vi que Mirtha no estaba, me levanté y quedé sentada sobre la cama, ella apareció del baño.

-Ya despertaste- dijo, ella ya estaba vestida y terminando de arreglarse.

-¿Ya te vas? - pregunté.

- Sí, tengo que irme, la habitación está disponible hasta la una, así que te puedes quedar hasta esa hora, solo pasa dejando la tarjeta en recepción.

- Ok, gracias-Le dije, aún estaba adormitada.

-Bueno, toma, esto es por tu excelente servicio- Dijo, mientras ponía un par de billetes en la mesa.

- Gracias- respondí, vi cómo tomó sus cosas y se acercó a mí.

-Fuiste una excelente amante, Elektra- Me dijo, me dio un beso y se fue, antes de cerrar la puerta me mostró mi tanga. -Me la llevo de recuerdo- La guardó en su bolsa. -Hasta la próxima- Y cerró.

Me levanté, sentía aún ardor en el culo y un poco en la vagina, sí les había dado uso como nunca antes, me dirigí al baño, mientras me duchaba sentía extraño, la verdad me gustaba esa sensación de sentirme una prostituta, de que pagaran por mi cuerpo, no sabía si estaba bien o no, pero es lo que era, saqué la tanga de repuesto que cargaba, me la puse y me termine de arreglar, tome mis cosas, me dirigí a recepción, deje la tarjeta, luego fui a comer algo al restaurante.

Luego le hable a chófer para que fuera por mí, llegué a mi casa, salude a mi mamá.

- ¿Cómo te fue hija?-Me preguntó.

- Muy bien mamá- respondí.

-¿Lograron terminar el proyecto?

-Sí, terminamos, pero no he dormido nada- Le dije mientras pensaba, si supieras todo lo que terminé y reí para mí.

Me fui a mi habitación, me quité la ropa y me acosté, aún estaba un poco incrédula de lo que había hecho, y también pensaba en el dinero que había ganado, creo que me dormí con una sonrisa en la cara.

Así termina la primera vez que estuve con Mirtha, para así convertirse en una clienta habitual y la favorita que tuve en los años en que trabajé de scort dando servicio a mujeres, con ella tuve más experiencias que con cualquier otras.

(...)

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