RICO DESPERTAR

Estaba como decir coloquialmente muerta, envuelta entre mis sábanas. Iván es médico, trabaja en un hospital y sabemos cómo es la vida de un médico residente. Muchas veces son las noches en las que me toca ir a la cama sola porque mi novio está ejerciendo su profesión. Aunque a veces me siento "sola" no lo estoy porque Iván hace hasta lo imposible porque no lo sienta, él es un buen novio, amigo, compañero y amante.

Esta mañana no sentí cuándo llegó ya que estaba profundamente dormida, sólo me empecé a medio mover porque sentí una sensación de que alguien me estaba tocando, sentía como besaba mi hombro. Luché por abrir mis ojos y tuve una visión borrosa de mi novio, estaba sentado en el borde de nuestra cama y me miraba diciéndome un par de cosas que no logré descifrar, abrazada a su almohada boca abajo intenté decir un algo como —Hola— saliendo con voz muy bajita y atontada sonriendo. La sensación que me invadía era de felicidad, tranquilidad y seguridad, es que no lo puedo negar, no me gusta para nada estos horarios todos sacrificados de la medicina, pero ¿Qué hacer? Si así lo conocí.

Nuevamente me quedé dormida no sé por cuánto tiempo hasta que sentí una suave mano bajando por mi desnuda espalda, ya no había ningún rastro de sábanas que antes me cubría. Tenía la manía se dormir semidesnuda e Iván solo con bóxer, sentí como se acostó y su piel estaba fresca y un olor a limpio me entró por mi nariz, —Papi, estás desnudo— le dije con una voz aniñada e inocente, él me beso mi hombro. Quería abrir los ojos, abrazarlo y besarlo, pero no podía. Lo imaginaba y lo hacía en mi mente como en un sueño, pero mi cuerpo no respondía. Sentí su mano bajando por mi espalda pasando por mi cadera hasta llegar al muslo, me acariciaba lentamente como explotando un territorio nuevo todavía seguía sin moverme, pero las sensaciones de mi cuerpo me hacían saber que estaba más vivas que nunca, me estremecía con sus caricias.

Estaba dividida entre el sueño y la realidad sintiendo un placer abstracto muy agradable. Su mano subía ahora por la parte interior de mis muslos ... cuando llegó al final una vibración recorrió todo mi cuerpo haciéndome soltar un leve gemido. Me abracé más fuerte a la almohada y flexioné un poco más la pierna que tenía doblada ofreciéndome más a ti. Tenía la vagina toda a su disposición los dedos de deslizaban suavemente entre mis labios vaginales, sin profundizar, acariciando levemente, incitándome, como despertando muy despacio mi sexo al igual que habías hecho con el resto de mi cuerpo.

Poco a poco ibas provocando en mí una excitación rápida e intensa, no sabía si estaba despierta o dormida, solo sabía que te deseaba mucho, sentís mi clítoris latir intensamente no quería que esas caricias fueran tan suaves, sino que respondieses a ese latido con igual intensidad, lo necesitaba, lo pedía a gritos y sentía que si lo hacías me correría inmediatamente, sin remedio y sólo pensarlo me excitó aún más. Y lo hiciste, y sentí un orgasmo no tan intenso como había anticipado, pero sí provocó en mí una oleada de inmenso placer que hizo que te deseara aún más. Deseaba tu cuerpo, tu peso sobre mí, deseaba tu miembro. "Quiero sentirte dentro de mí", pensé. En ese momento me hubiese volteado y gimiendo te pediría —¡Cógeme! Pero no, quería que lo hicieses tú sin pedírtelo, así que seguí pidiéndoselo a mi sueño. Pensar que podías escuchar mis pensamientos me parecía una idea terriblemente romántica.

Pero cuando sentí inclinarte sobre mí y sentir tu calor fue como una victoria y a la vez me sentía vencida y derrotada hacia a ti, totalmente dominada por tus caricias, suplicando que terminaras conmigo, que me mataras placer.

Acto seguido comenzaste este juego erótico clavándome tu enorme miembro hasta el fondo y seguiste haciéndolo una y otra vez a golpes contra mi trasero, primero sutilmente como disfrutando cada embestida besando mi cuello... Luego, me tomaste de la cintura y me levantaste hacia ti aumentando el ritmo de tus movimientos y tu respiración. Una de tus manos fue directa a mi clítoris y te movías a un ritmo frenético, con rabia, con urgencia, con desenfreno sabías perfectamente que esa combinación acabaría conmigo. Tus gemidos se confundían con los míos, yo ya estaba en lo más alto y deseaba tu orgasmo ahora mucho más que el mío. —No pares— dije en un breve balbuceó sintiendo un par de embestidas más fuertes y cómo te derrumbabas sobre mí y tu aliento fuerte en mi nuca, ¡Ahhh! Tu aliento me provocó un intenso escalofrío, me retorcí bajo tu cuerpo y en ese instante, mientras sentía tu orgasmo sentí también el mío. Pasó de tu cuerpo al mío y del mío al tuyo.

Nuestras sensaciones, nuestros sentimientos fluían como si fuéramos uno solo. Nos fundimos en un abrazo sin despegarnos, escuchando un susurro en mi oído —Te amo— hasta quedarnos dormidos. Y así seguimos hasta que horas más tarde me desperté, y decidí despertarte poco a poco, ...suavemente. (....)


                                                                 ***FIN DEL RELATO***

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top