CITA CON MI GINECÓLOGA 🏳️🌈
—Gabriela, te sugiero usar un dildo o mejor aún, un arnés, eso ayudaría con muchas posiciones, ¡Claro! Consúltalo con tu pareja— me dijo mi ginecóloga, Andrea.
— Si, ya lo he pensado, pero no se lo he comentado a ella. La verdad debe ser muy rico.
Estaba en consulta con mi ginecóloga porque había sucedió algo que a mi novia le preocupo, así que solicité una cita, gracias a Dios no era nada por qué alarmarse, solo eran dramas de mi novia. Andrea, mi ginecóloga, era una mujer bellísima de 29 años, blanca, cabello liso ondulado, alta, delgada y muy majestuosa, la verdad cada vez que venía a consulta estaba en embobada con ella, pero como la respetaba no me permitía sentir algo más allá de la relación médico/ paciente.
Mi Doc sabe de mi orientación sexual y como la consulta fue rápida nos quedamos hablando de ciertos temas que sinceramente me ponían caliente. Mi nombre es Gabriela tengo 22 años y estudió Arquitectura desde que tengo uso de razón me han atraído las chicas, actualmente estoy en una relación con una chica de mi misma edad, pero la realidad es que últimamente nuestra relación está con muchos altibajos, no me estoy sintiendo cómoda, ya no siento deseos como antes y honestamente no sé si quiera tenerlos. Desde que conocí a Andrea algo se ha removido en mi pero como dije al principio, no me permito sentir estos sentimientos por mi ginecóloga.
Físicamente soy una chica atractiva, una morena clara, cabello liso largo negro, con ojos de color verde, gracias a la genética heredada por mi papá, flaca muy buen cuerpo puesto a que me encanta hacer ejercicio y al ver a mi Doc, fantaseo con vernos juntas y no quedamos nada más. Pero solo queda en eso, fantasías.
Mientras que estábamos en esa conversación de juguetes sexuales, ella se levantó de su escritorio y fue directo a un estante dónde sacó ese aparato, verlo me causó un cierto movimiento caliente en mi cuerpo causándome una excitación increíble en mi entrepierna, sentía como me humedecía, quedé con la mirada fija en sus movimientos mientras la calentura subía por mi cuerpo y ella solo me explicaba cómo usarlo, empecé a simular movimientos involuntarios en la silla entonces un pensamiento asaltó mi mente, "¿Qué hacía ella con eso?"
—Entonces así es que puedes usarlo de manera que no te maltrate— dijo —Ven, ponte de pies un segundo para que le expliques algo a ella— me levanté con la sangre en la cabeza haciendo justo lo que ella quería, me tomó del brazo y me volteo tomándome por la cintura; se colocó encima de su pantalón el arnés, me apoye en su escritorio y gire mi rostro para ver su excitante explicación de cómo usar aquel instrumento, ella me rozaba mi trasero y yo mientras el volcán estaba en proceso de erupción. La situación pasó a otro nivel ya qué observé qué ella se estaba excitando también, sin perder tiempo, ni darle chance a mi parte racional, me quité, me voltee y miré su respiración, estaba completamente agitada, sus mejillas estaban con un rojo tenue producto del momento hot que estábamos protagonizando me acerque y la besé muy lento, me arriesgue a que tuviera una reacción de rechazo pero se entregó a ese beso que en principio fue lento y pausado, hasta ese momento creí que ella era hatero, eso me aceleró el corazón, después Andrea cambio a un beso desesperado, urgido y como mucha pasión hecho que permitió que mi sexo latiera fuertemente y deseara sentir placer con mi Doctora.
Ya que estaba tan desinhibida, le dije: —No quiero que sea mi novia la que me coja con esto— dije —Quiero que seas tú quién uses eso conmigo, quiero disfrutarlo solo contigo.
Mi tono de voz era urgido desbordado con una súplica ardiente. Ella me miró con desconcierto, pero accedió a mi pedido, me beso y se dirigió a la sala de espera a hablar con su asistente. Lo único que logré escuchar mientras esperaba en el consultorio fue que no atendería más pacientes ya que tenía un asustó que atender, dándole la tarde libre a la chica.
Ya las dos en el consultorio y sin ningún tipo de interrupción estaba un poco nerviosa, no lo podía creer ¡Estaría con mi doctora esa tarde! —Andrea, yo ni entrada de tú orientación— dije con asombro, —¡Ay! Hermosa no sabes unas cuantas cosas de mí, no sabes que te deseo desde que te conozco, que me molesta que estés con otra, que te deseo por las noches, que, en mis sueños estas, y que muero por hacerte mía— dijo
—Pues, entonces no esperes más tómame hazme tuya Doc.
Rápidamente Andrea comenzó a besar mi cuello mientras tomaba mi cintura y me ponía en su escritorio, me atraía hacia ella como si me estuviese penetrando eso me volvía loca, me excitaba y fue justo en ese momento fue cuando mordió mi cuello y salió de mi un gemido.
—Te deseo Gaby— dijo —¡Ahhh! Siii— mi cuerpo no tardaría en explorar de placer. —¡Uff! Qué rico sonó eso, dame más por favor.
Mientras me desnudaba mi excitación aumentaba, sus manos recorrían mi espalda bajando poco a poco. —Gaby, hoy te haré mujer como nadie lo ha hecho— Tomó mi seno y lo succionó, se aferraba a ellos, los chupaba, lamia y mordía y yo solo gemía de placer estaba a punto de correrme, ella solo clavaba esos ojos lujuriosos en mí y me decía que rico gimes, esta mujer me estaba volviendo loca y aun no comenzábamos.
Indiscutiblemente que el sexo a estas edades se hace con mucha rapidez, dicen que los jóvenes no disfrutamos en realidad del sexo y pues aquí estaba yo, era un ejemplo claro de eso. —¡Ya! Andre, hazme tuya lo necesito... necesito me penetres no me hagas esperar— exclamé en un tono desesperado.
—No chiquita espera, disfruta la previa.
La verdad que me hiciera esperar me estaba dando mucha ansiedad, pero también placer, comenzó a quitarme mi tanguita y se percató de la humedad que ya estaba en mí, —Qué mojada estás eres una chica muy mala que merece castigo— Y cómo un hecho insólito, ahí iba mi primer orgasmo, sin penetración y prácticamente sin estimulación, pero la tensión sexual entre dos personas puede hacer que te corras sin necesidad de tanto juego ya que tienes unos de los órganos sexuales más poderosos, el cerebro. Ella notó mis fluidos y comenzó a lamerlos, los lamia y me chupaba haciendo que mi orgasmo fuera duradero.
Acto seguido introdujo un dedo me estaba dando muy rico cuando metió dos y hasta tres yo estaba a punto de mi segundo orgasmo cuando lo saco, no quería que me viniera tan rápido,
—No, no, aun no chiquita, espera un poco ponte en cuatro como una perrita que eres, ¿Si?
Obedeciendo como si ella fuese mi ama, me puse en cuatro y con el aparato me penetró muy fuerte tanto que de mi boca salió un grito de puro placer. —¡Ahh! Siiii. Qué rico Doc, cógeme así— estaba experimentado niveles de excitación y locura no explorados. ¡Esto era la locura!
—¡Ajá! Te gusta.
—Me encanta, muérdeme— ella accedió a mi petición y yo solo gemía.
—¡Diosss! No te imaginaba tan mala y perversa— risas.
—Pues ya me estas conociendo, la verdad me excita la maldad me vuelve loca, me vuelve perra, me vuelve mala— dije.
—Pues, amén.
Después de ese breve dialogo, me voltee y la tomé por el cabello hice que se moviera a mi antojo fue cuando ambas comenzamos a gemir ella rápidamente se quitó el dildo y lo que le quedaba de ropa y se acostó en la camilla me tomo por las manos y me subí arriba de ella haciendo que nuestros centros hicieran fricción, entendí rápidamente y comencé a mover mis caderas con un vaivén, ella se mordía sus labios y su cara sádica de mujer mala, me excitaba con esos ojos que me miraban fijamente.
—¡Ay! Qué rico te mueves, dame mucho más anda no pares— me suplicó.
—Tranquila no tengo la intención de parar— comenzó a gemir desesperadamente, eso me excitó así que agilice mis movimientos más violentos, sentía que estaba apuntó de correrse y yo también
—Ahhhh! Gabyyy, siiii— dijo
—Ahhhh ahí viene Andreee.
llegando así a un rico e intenso orgasmo, me corrí encima de ella. Tratando de estabilizar nuestras respiraciones y tomar aire, me dijo —Eres increíble Gaby— solté una risa tímida pero con mucha satisfacción.
Luego me puso de ladito y me volvió a penetrar con su mano en mi cintura controlaba mis movimientos eso me excitaba demasiado cuando termino me dijo: —Ahora quiero que ahora me lo hagas tú a mí— por un momento entre en pánico, ya que, a pesar de tener novia, estos juguetes no los había utilizado y Andrea se veía que tenía experiencia.
—No sé cómo hacerlo soy pasiva nunca he hecho de activa— dije con vergüenza.
—Pues hoy yo seré tu primera vez... y te juro que te va a encantar. Confía en mi— con cierto temor y preocupación le pregunté, —¿Y si no te gusta? —
—Me va a encantar porque quién me lo va a hacer me fascina— dijo dándome un tierno beso en mi boca.
Pues aceptarlo era todo un reto para mí, hoy experimentaría otras cosas excitantes, ella con mucha paciencia me lo puso y a decir la verdad verlo puesto me excitaba, me sentía imponente y mi mente me decía, "Para luego es tarde así que cógetela". Me sacó de mis pensamientos cuándo me dijo: —¡Vamos! Relájate y disfruta la experiencia para todo hay una primera vez, como sabes que no te gusta si no lo has probado yo te hice mi mujer ahora hazme tuya compláceme.
Relajando mi mente y como dice el dicho, "Flojita y cooperando", me dispuse a darle el mejor sexo de mi puta vida, ella se puso en cuatro y yo comencé a introducir aquello, mi piel se erizaba. con el vaivén sentía una cosquilla por mi cuerpo inexplicable cuando ella comenzó a gemir mis sentidos se agudizaron por completó, estaba en éxtasis sintiendo placer penetrando a mi doctora. Estaba concentrada, mi respiración completamente acelerada.
—Vez chiquita que eres geni...¡Uff! Sigue así, sigue así no pares dame más duro— me dijo con voz entrecortada. Escuchar eso me volvió loca la tomé por su cabello y se lo jalaba muy fuerte al mismo tiempo que la penetraba con fuerza...Y así fue que comencé a darle duro. —¡Ohh! Andre, eres mía y de ahora en adelante solo estarás conmigo saciaras tu placer conmigo— dije con un nivel de posesión desbloqueado.
—Siempre he querido que sea así— dijo —Anda dame más que casi haces que me corra— era impresionante como sus fluidos corrían por el dildo, rápidamente ella lo sacó y se volteó comenzando a chuparlo, no puede evitar abrir mi boca de asombró, Andrea era una puta llena de placer y eso me fascinaba. —Gaby, bebé quiero que te corras cogiéndome— me dijo.
—Ok. ¿Cómo se supone que haga eso? — le pregunté con un tono de desconcierto.
—Bebé, tú verás cómo lo haces, pero hasta que no lo logres no saldrás de aquí... ¿Me entendiste? — usando una voz de mando y viéndome fijamente a los ojos finalizó con esa orden. ¿Y quién era yo para no complacerla?
—¡Mierda! Doc, sabes que estás loca, ¿No? — dije —Loca de deseo por ti Gaby.
Y para no hacerla esperar, me senté en un sofá pequeño que tenía en el consultorio, posteriormente ella se sentía a horcajadas en mí, coloqué las manos en su cintura, mi mente la puse a funcionar en el plano sexual, como dicen, "La mente todo lo puede". Mi Doc comenzó a controlar los movimientos, nuestros sexo hacían fricción y eso hacía que me calentara, con tan solo verla en sus gestos me excitaba más, salió un gemido cuando ella comenzó hablarme al oído cual quien cantidad de cosas que me estaban volviendo loca, mi respiración estaba completamente desajustada, acelerada, la sangre se me subía a la cabeza, en pocas palabras me transformé en ese momento le comencé a chupar sus senos y ella gemía, un poco más arriba le hice un chupón le mordía el cuello y le marqué mis uñas en su espalda mientras la traía hacia mí y le daba duro hacia arriba y hacia abajo en ese momento ambas comenzamos a gemir ella temblaba y yo estaba comenzando a sentir el orgasmo más rico de mi vida, me sentía sin rumbo, toda desubicada pero en una vibración de éxtasis.
Ambas llegamos al maravilloso orgasmo, luego de correrse me beso con mucha delicadeza, me sentía como drogada, quedé sin fuerzas de tal manera que al bajarse yo me quedé en el sofá tirada, se acercó a un espejo que tenía y se vio el chupón
—Estaré feliz de verme este chupón por unas semanas— me dijo riéndose.
—Agradezco que no lo hiciste en el cuello— la vi con una leve sonrisa y tapando mis ojos con las manos por la pena que se posó en mí.
—Te hubiese quedado más bonito— le dije. —Seguro— me picó el ojo.
Después de estar un rato hablando, me dijo que si tenía hambre, que me invitaba a comer y la verdad acepte porque me estaba muriendo de hambre, mientras nos vestimos ella me veía y fue cuando decidió hablar, —¿Te puedo pedir un pequeño favor? — se quedó estática esperando respuesta.
—Lo que quieras— respondí.
—¿Crees que puedas dormir está noche conmigo? — la pregunta me hizo dudar, esta fantasía con mi Doc estaba pasando? Me sentía en una burbuja.
—¿En serio? ¿Estás segura de que quieres eso? — le pregunté con un tono de incredulidad.
—Sí, sí, lo quiero y lo deseo Gabriela. Quédate conmigo esta noche.
—Ok, cómo tú quieras.
Después de ese diálogo inesperado, fueron muchos los momentos que he pasado al lado de mi doctora favorita. Con Andrea he disfrutado el sexo en todos sus niveles, he aprendido a ser paciente y qué todo tiene su momento.
***FIN DEL RELATO***
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