02|Adosar
Viernes por la tarde, justo día
para descansar y celebrar que llega el fin de semana, esperado por todos con ansias obviamente, pero esta jornada no termina aquí, al menos para mí no, dejo la zapatilla con la que he cargado todo el día en mi Locker para disminuir el peso que recae sobre mi hombro y algunos libros también los guardo para cambiarlos por algunos que utilizare para hacer mis deberes, cierro mi Locker y me apoyo en el cómo se me ha hecho costumbre estos últimos días pues el cansancio está siendo abrumador, luego de una gran bocanada de aire que toman mis pulmones con placer para luego expulsar en un gran suspiro decido enderezarme y seguir con lo siguiente de la lista.
Voy camino al sótano, denominado agujero negro por todos los estudiantes que deben reunirse en sus clubes después de la escuela, claro mientras estos no ocupen grandes extensiones para realizarse a excepción únicamente de la editorial de periódico que este se encuentra en la parte alta luego de un debate el cual obviamente gane contra el director y orgullosamente presumo pues mediante ese debate me he dado cuenta que soy mucho más testaruda de lo que pienso cuando se trata de lo que me interesa.
Está entrando la semana del deporte en la secundaria la cual orgullosamente dirijo pues es mi oportunidad para hacer que los nuevos alumnos se interesen en algún deporte y así los clubes deportivos no queden vacíos cuando las generaciones mayores vayamos saliendo.
Una tarde llena de ocupaciones y notas las cuales reunía de una vez para ahorrar trabajo y luego solo editar una a una para cubrir la sección de deportes durante esta agotadora semana, luego de fechas, discursos, explicaciones y comentarios por parte de los distintos miembros de los clubes deportivos por fin había terminado con todo este trabajo, llego el momento del día que se podría decir es mi favorito, la hora de buscar noticias importantes sobre el equipo de futbol, me dirigí enérgicamente hacia la cancha de futbol para hablar con el queridísimo entrenador Raúl, más conocido como entrenador Brown quien me ama pues desde que mis reportajes salieron a la luz hace unos años atrás solo le hablado maravillas de su equipo de futbol, obviamente haciéndolo quedar como el mejor entrenador que el equipo ha tenido, le doy motivos para amarme sinceramente todos los beneficios que me trae ser su amiga no los podría aprovechar tanto y mis reportajes no serían tan buenos; luego de preguntas y respuestas sobre cuáles eran los planes y propósitos para esta temporada y algunos otros temas demasiado interesantes a cerca del equipo termine dando una leve sonrisa y las gracias por la información para luego pedir su permiso y proceder a tomar las respectivas fotografías; mi cámara se enfocaba directamente en los jugadores haciendo todo tipo de trucos con el balón son excesivamente buenos en lo que hacen, teniendo a estos esculturales chicos con sus camisetas un poco pegadas a sus cuerpo dejando ver de una vaga manera su trabajado cuerpo mi cámara no dejaba de enfocar a el balón, una idea viajaba por mi mente y era que el protagonista de la primera portada seria el balón, estuve 30 minutos sacando fotografías y la memoria ya no me permitía tomar más así que decidí sentarme en las sillas de las bancas y revisar cada fotografía para ver si había logrado cumplir mi propósito sacando una perfecta fotografía, presione el botón de siguiente un millón de veces hasta que perdí la concentración en lo que hacía pues al mirar las fotografías grandes ideas de reportajes se formulaban en mi mente, uniendo palabras para crear párrafos se llevaron toda mi atención y me distraje en un paraíso de letras el cual no duro mucho pues una presencia musculosa y un poco mojada estaba rosando levemente mi hombro y carraspeando la garganta me trajo de vuelta a la realidad.
-Se te ofrece algo-cuestione a una figura que jamás creí se acercaría a mí.
-La verdad no-dijo fijando su vista en mis ojos.
-Entonces agradecería enormemente que tú y tus kilos de sudor se apartaran un poco de mi-dije dando una leve sonrisa de desagrado y arriscando mi nariz.
-No creo que sea posible-dijo Daril Necker mientras su mirada viajaba a la cámara que sostenían mis pálidas manos.
-Y se puede saber a qué se debe el honor de su presencia cerca di mi-cuestione hablando como si se tratara de una gran figura.
-Pensé que te vendría bien un poco de compañía, te ves sola-dijo mientas sus ojos viajaban de la cámara a mis ojos.
-Estoy sola porque decidí estarlo no porque me haga falta compañía-dije posando mi atención en Necker.
-Bueno, creí que querías insistir de nuevo con la entrevista, eres testaruda chica-dijo dando una leve sonrisa de lado sin mostrar sus dientes.
-Me canse de insistir-dije encogiéndome de hombros.
-Creí que nunca escucharía salir esas palabras de esta chica-dijo dirigiendo su mirada hacia mis pupilas.'
-No sabía que escuchabas las palabras de los demás-musite por lo bajo.
Sin dudar escucho.
-Solo presto atención cuando algo me interesa, por ejemplo la civilizada conversación que sostenemos ahora-dijo elevando una de sus bien amoldadas cejas.
-Pues esta vez soy yo la desinteresada en mantener esta conversación-dije mordiendo el interior de mis mejillas.
-La próxima fotografía sácala del mismo ángulo, es el bueno-dijo poniéndose de pie y corriendo de nuevo hacia donde sus compañeros que estaban de nuevo en la cancha.
La confusión en mi rostro era completamente notoria y una expresión de la misma emanaba por cada poro hasta que me di cuenta por que el número 10 del equipo de futbol me había dicho aquellas palabras, mire la cámara en la cual Necker había posado su vista varias veces en medio de nuestra insólita conversación dándome cuenta que había una fotografía de él la cual no me había fijado estaba en pantalla pues antes de que el mismo llegara estaba perdida en mis pensamientos, sentí un poco de calor en mis mejillas pues obviamente la situación había sido completamente vergonzosa, esta disminuyo cuando vi lo perfecta que esta fotografía es, estaba el petulante Necker haciendo un esplendoroso truco con el balón el cual daba una gran vista de el truco y no puedo obviar admitir del trasero del chico, esta imagen era perfecta para la portada y un millón de encabezados para el diario se posaron en mi mente distrayéndome de nuevo y haciendo que el atardecer cayera sobre mi sin darme cuenta.
De nuevo esa misma presencia que sin pasar mucho tiempo reconocí estaba a mi lado.
-Estas aquí de nuevo-dije mientras subía mi vista para intentar verle a los ojos pero la oscuridad no me lo permitió pues las luces del campo ya estaban apagadas.
-Si pero eso no es lo más impresionante de la noche señorita-dijo el número 10.
-Para mí sí, verte tan social se está tornando un poco misterioso y me atrevo a decir que hasta arredrado-dije comenzando a recoger mis pertenencias.
-Pues para mí que una chica se encuentre sentada en mi asiento en la taquilla llegando las 6 de la tarde me parece más impresionante-dijo el chico recogiendo un lapicero que se me había caído al suelo.
-Cada uno con sus impresiones-dije tomando el lápiz que l chico me había extendido.-Gracias-dije iniciando a caminar y dejándole atrás.
-Me gusta lo que escribes-dijo el chico que se acercaba a pasos grandes a mí.
-A mí no me gusta la gente mentirosa-dije francamente.
-¿Por qué lo dices?-cuestiono.
-Porque ninguna vez has leído el diario y de haberlo hecho sabrías no alagarías mi trabajo que las últimas semanas no ha sido el mejor-dije sonriendo irónicamente.
-Pues quizá no es bueno mentirle a una chica que no le gustan las mentiras-dijo el chico acelerando el paso al ver que yo lo hice primero.
No deje ningún comentario a su anterior afirmación.
-¿Seria desatinado de mi parte pedirte tu número telefónico?-cuestiono el chico a mi lado apellidado Necker.
-Sin contar que en tu pregunta ya lo hiciste fuese incoherente o no-dije-no doy mi numero si no es por trabajo-dije pestañeando lentamente.
-¿Entonces como te comunicas con las personas Beckett?-Cuestiono nuevamente el número 10.
-Pues hablando en persona, soy fanática de la comunicación a la antigua-dije soltando un pequeño suspiro.
-Pues creo que hablaremos mucho de ahora en adelante-dijo el chico musculoso que me acompañaba por las calles.
-Me voy-dije parándome en seco.
-¿A dónde?-dijo el chico que me sorprendió al escuchar mi apellido salir de sus labios.
-Adiós-dije dando vuelta a la cerradura de la puerta de mi casa.
-¿Aquí vives?-cuestiono nuevamente.
-Gracias por traerme a casa-dije cerrando la puerta y dejando al chico detrás de ella.
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