Acto II

-¡¿Por qué debo ser la madrastra?!- Chloé se encontraba fastidiando a los que dirigían la obra, es decir a Nino y Alya. Los dos se encontraban agotados, era el segundo día y ella se encontraba reclamando sobre aquel reparto.

Cenicienta sería Marinette.

La madrastra sería Chloé

La hermanastra 1 sería Sabrina

La hermanastra 2 sería Alix, la cual también se encontraba furiosa por el papel.

La hada madrina sería Alya.

El Príncipe Azul sería Adrien.

El rey sería Kim.

Y el duque sería Nathanael.

Los demás serían extras, o eso planeaban de momento. Si no fuera por las rabietas de la rubia, ya estarían ensayando. La morena se había dedicado toda la noche escribir los libretos, dándole algunos giros inesperados y uno que otro cambio, pero finalmente era la Cenicienta.

Todos los demás se encontraban a un costado del salón, donde la mitad china se encontraba tomando medidas. Después de todo, de manera voluntaria se ofreció.

-Ya te lo dijimos Chloé, eres perfecta para el papel- mencionó por enésima vez Alya.

-Además míralo de esta forma ¿Qué puede ser mejor que una sexy y linda madrastra a la moda? Serás la atención del público- exageró Nino, pero lo haría cuanto fuese necesario.

-Hum, si lo dicen así... acepto- quizás no besaría a Adrien, pero ya vería la forma en que todo se solucionaría. Después de todo era la hija del alcalde. Marinette sintió escalofríos, su integridad física corría peligro.

-¡Cenicienta ven a tomar mis medidas!- grito tal cual hurraca.

-Chloé, todavía no estamos ensayando- le recordó Adrien.

-Querido, me estoy preparando mentalmente para mi papel-

-Lo que usted diga bruja- le dijo Marinette mientras se acercaba a ella.

-Cuida tus palabras Mari, es decir, Cenicienta, que quizás alguien podría torcerse el pie y no podrá bailar con el príncipe-

-Objeción ¡¿dónde está el Ministerio para protección de infantes?! Esto es un abuso- la rubia sólo bufó y miro hacia otro lado. La azabache con reflejos azules le tomaba medidas divertida. No se la estaba pasando para nada mal, además Chloé también estaba con una ínfima sonrisa que comprobaba que aquella situación le hacía gracia.

-Lo siento Marinette, pero en aquella época no existe ninguna organización gubernamental que los protegiera- mencionó un tanto divertida Alya.

-Qué lástima... entonces le pediré a mi hada madrina que me salve de ella antes de pedir asistir a una fiesta-

-¡Pero Cenicienta! ¿No quieres conocer al príncipe?- espetó de manera exagerada la rubia.

-¿Y para qué?, no me puede reconocer. El príncipe sería un estúpido si se enamora de alguien que no reconoce-

Aquella afirmación de la protagonista le cayó como un balde de agua fría a Adrien, después de todo él no estaba muy lejos de aquella situación.

-Bueno... será mejor que comencemos con el primer acto- optó Adrien antes de que esa conversación tomará un rumbo que le disgustaba. Todos se prepararon y las primeras salir en escena serían "Madre" e "hija".

-Acto I, escena I ¡Comiencen!-

Marinette se encontraba limpiando el "hogar" mientras soltaba un suspiro.

-¿Padre cuánto tiempo tendré que soportarlas? Ni siquiera tengo... un... amigo ¡Alya ¿qué pasó con los ratones?!- la chica conocía la historia de la pobre Cenicienta y sabía que sus amigos eran los animales.

-Pues es obvio que como te la pasas limpiando no hay ratones duh. Además, nuestra Madrastra es muy quisquillosa para aguantar ratones-

-Cierto, y lo más importante. No queremos a una Cenicienta que esté loca de remate, los animales no hablan-

-Pero... ¿a dónde queda todo lo mágico?-

-No tenemos presupuesto de magia, no somos Hogwarts ¿O eres Hermione para darnos un poco de magia?-

-Yo sólo decía-

-Ensayemos otra vez-

Aquello sería muy difícil. Después de que ensayaron la primera parte y que Chloé junto a Sabrina se tomaron muy en serio los papeles, Marinette se encontraba al borde del cansancio. Ahora vendría la escena del príncipe.

-Acto II, escena IV ¡comiencen!-

Kim se encontraba acostado, cuando su "hijo" entró, furioso con una carta en mano.

-¡¿Pero cómo has podido?! ¡Has hecho un baile para que yo conociera una mujer!-

-Adrien- como no había tiempo, prefirieron bautizar así el príncipe azul -¡Yo quiero nietos! Tú ni rastros muestras de querer tener hijos-

-Pues hay muchas cosas que quiero hacer-

Y así se llevó la escena, la cual era normal. Marinette estaba un poco agotada, así que puso su cabeza entre los brazos para conciliar el sueño.

Adrien bajo del escenario y vio a la azabache, sabía que ahora estaría en escena el pueblo, es decir, los extras. Entonces decidió dormir un poco al igual que su compañera, se acercó silenciosamente y se colocó a su lado. Lo último que vio, fue la parsimonia con que dormía Marinette.

-¡Cenicienta!- exclamó Chloé.

-Mari...- Nino ahogo sus palabras, al igual que casi todos sonrieron.

-Que romántico- exclamó Rose.

Pues ambos estaban durmiendo, dándose la cara y con las manos tomadas. Alya y Nino se miraron cómplices.

-Bueno... ya es tarde, mañana nos vemos-

Poco a poco fueron abandonando el lugar, hasta que ellos dos quedaron solos. Cuando el silencio fue abrumador, ambos abrieron sus ojos lentamente. Marinette se sorprendió tanto por la cercanía de Adrien que saltó hacia atrás y se golpeó.

-¿Estás bien, Marinette?- pregunto el rubio, mientras la ayudaba a levantarse.

-Eh... sí, claro- decía nerviosa.

-¿Dónde están los demás?- pues no estaba ninguno de sus compañeros y todo estaba muy oscuro.

-¡No puede ser!- Marinette también se había percatado sobre lo último, entonces prefirió comprobar la hora con su teléfono móvil.

-¿qué sucede?-

-Son más de la siete- la cara de Adrien también reflejaba nervios y temor. Ahora que revisaba, tenía cientos de llamadas perdidas de Nathalie.

-Será mejor que me vaya, es muy tarde-.

Y se fue así, sin más. El chico se iba ofrecer acompañarla, pero ésta ni le prestó atención.

-Plagg no puedo dejar que ande sola a estas horas-

-Adrien... la muchacha vive a una cuadra del colegio-

-Oh-.

Se sonrojo por la estupidez que había dicho, pero nunca faltaba el acto caballeroso. Cuando salió su gorila lo esperaba.

-Lo siento-.

Marinette llevaba su libreto en mano, mientras recitaba los diálogos en voz alta.

-Príncipe, si supiera quien realmente soy, le decepcionaría-

-No lo creo princesa-

-¡Chat Noir!- Marinette tiró el libreto hacia su cama para ocultar a Tikki, la cual estaba durmiendo.

-Veo que llegó sana y a salvo- mencionó el minino. Adrien se preocupaba excesivamente sobre el bienestar de su compañera, así que decidió ir a verla.

-Eh... ¿sí? Bueno que hace aquí el grandísimo Chat Noir, me muero de la emoción-

-Nada, viendo que nuestra querida Cenicienta tiene que aprenderse sus diálogos-

-¿Cómo sabes que actuaré de Cenicienta?-

-Pues... tus suspiros llegaron hacia mí. Se te nota preocupada- dijo coqueto.

-¿Se me nota mucho?- estaba preocupada que sus compañeros hayan notado que su entusiasmo no era verdadero.

-Bueno... si me acerco...-

-No gracias. Aléjate, tengo... alergia- Marinette pensó que otra vez la estaba coqueteando, cosa que la molesto.

-¿Alergia?-

-Si... a los felinos-

-Pero yo no- sin embargo la muchacha no lo dejó continuar.

-Adiós Chat-

La chica prácticamente lo echó de su habitación. Soltó un suspiro cuando vio al gato marcharse.

-Me duele la cabeza, Marinette- se quejaba la criatura, mientras salía debajo del escrito.

-Lo siento Tikki, ese gato tonto me saca de quicio-

-Lo que tú digas- la Kwami no estaba del todo convencida.

-¿Adivina qué? ¡Por fin tengo las medidas de Adrien!- chillo de alegría.

Y volvió a su lado psicópata. El pobre príncipe Adrien no tendría una normal Cenicienta. Quizás no hablaría con animales, que eso ya pasaba la locura, pero era un tanto... obsesiva con su persona.

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