Capítulo 16: Aries y Escorpio.
Capítulo 16: Aries y Escorpio.
El sol va cayendo lentamente sobre el colorido jardín cuando al fin termino de charlar con Telma sobre cada detalle de mi vida, comenzando desde ese momento confuso en el que no recuerdo mi pasado juvenil, solamente mi adultez como Hechicera Avanzada.
Telma también me dio pequeños detalles de nuestra vida en familia. Ahora que al fin he desbloqueado gran parte de mis memorias perdidas, pero ella me ayuda a recordar a más profundidad.
Mi padre, Arttur Ford es un hechicero de hielo que en su juventud escuchó los rumores de que las Montañas Nevadas de Inverna eran peligrosas y que ningún ser humano o mágico ha logrado volver una vez que se adentra a sus misteriosas montañas. Arttur se sintió curioso y quiso explorar las montañas. Quiso saber si la leyenda era cierta, así que se equipó con lo necesario y se fue a la aventura de lo desconocido.
Vagó por dos semanas en las montañas, sintiendo el frío punzante atravesarle los huesos a pesar de que al ser Hechicero de Hielo poseía inmunidad al frío. Las montañas parecían haberle bloqueado esa inmunidad para dejarlo congelado por dentro.
Mi madre, Telma Win es ese tiempo fue la primera hija de la líder del Aquelarre de Aries, y este séquito se encarga de proteger el secreto de los brujos de los demás seres del mundo. Telma sería la heredera del liderazgo del Aquelarre al cumplir los veintiún años y para lograrlo primero tendría que convertirse en alguien poderosa y servir a su pueblo, cuidándolo y guiándolo. Una de las tareas de Telma fue reforzar el espejismo y el embrujo que hacía creer a todos que las montañas eran peligrosas y más frías que ninguna otra cosa en el universo.
A Telma le tocó ir a practicar el embrujo para mantener el hechizo activo y fue cuando lo vio. Un hechicero de hielo medio enterrado en la nieve del espejismo, temblando de frío, pero conciente. Vivo.
Telma no supo qué hacer en ese momento.
Su deber como heredera del liderazgo del aquelarre la animaba a dejar a ese hombre a su suerte. Nadie le mandó a internarse en las montañas, ¿no? Pero su corazón era demasiado noble para quedarse de brazos cruzados sin hacer nada.
Así que Telma decidió hacer lo impensable: salvar al hechicero.
A escondidas de su madre y del resto del aquelarre, Telma rompió las reglas y ayudó a Arttur a cruzar el velo mágico, revelándole un bosque paradisíaco: la verdadera imagen de las montañas de Inverna.
En una cueva oculta, Telma ayudó a Arttur a recuperarse. Le proporcionó alimento, cómodas mantas y al poco tiempo empezaron a hacerse amigos. Pero Telma temía que Arttur no pudiese permanecer oculto más tiempo, puesto que alguien podría descubrirlo tarde o temprano.
En las Montañas Nevadas no solo vive el Aquelarre de Aries, sino que comparten las Montañas junto al Aquelarre de Escorpio. Los escorpianos son brujos mucho menos amables que los arianos, son más codiciosos y más prejuiciosos. O al menos lo son los escorpianos de Molaff, por lo que Telma temía que un escorpiano viese a Arttur e intentara hacerle daño. Telma le contó sus preocupaciones a Attur, así que ambos se pusieron de acuerdo para ayudar a Arttur a huir de las Montañas Nevadas y que volviera al Glaciar.
No funcionó.
La noche de la huida, la madre de Telma descubrió todo y les impidió continuar con la misión.
Pronto todo el Aquelarre de Aries supo lo sucedido, y supieron que Arttur conocía la verdad sobre las Montañas y sobre los brujos terráqueos. El secreto mejor guardado fue revelado a un hechicero común nada más y nada menos que por su futura líder.
Encerraron a Arttur y el Consejo de Ancianos decidió reunirse junto a la Alta Líder para decidir qué hacer con Telma y Arttur. A Telma no la dejaron participar de las reuniones y para cerciorarse de que no dejara escapar el humano intruso, la encerraron en su dormitorio y no la dejaron salir. Le pusieron bloqueos mágicos a su puerta y ventana para que no escapara.
Pasaron horas que para Telma fueron eternas hasta que al fin su madre fue a verla.
Telma preguntó en primer lugar por Arttur, antes siquiera de que la líder pudiera hablar. Quizá la mujer leyó en ella su preocupación, porque su mirada se suavizó y dijo:
—Era lo que necesitaba saber.
Volvió a marcharse, dejando sola a Telma de nuevo.
Al amanecer, su hermana Agnes fue a buscarla.
—Nuestros padres quieren hablar contigo.
Telma tenía los nervios a flor de piel cuando fue a la sala de la cabaña y habló al fin con sus severos padres. Su madre, la líder del aquelarre, le preguntó cosas acerca de Arttur y su relación con él. Telma, llena de nervios e incertidumbre, respondió a cada pregunta con deseos de que al colaborar, sus padres dejarían libre a Arttur.
Pasaron los días, los interrogatorios continuaron y Telma sentía que su corazón no iba a aguantar un segundo más sin saber el paradero de Arttur. Por otro lado, mi padre también se sentía del mismo modo. Los brujos arianos lo visitaban para hacerle muchas preguntas de su origen y su tierra, preguntándole por Telma y su amistad. No pasaba un día en que Arttur no pidiera verla.
Telma ya comenzaba a planear un modo de huir para ayudar a Arttur a escapar de las montañas cuando finalmente le dejaron verlo. Su emoción fue tan grande que lo primero que hizo fue correr a sus brazos y ambos se fundieron en un apretado abrazo, aliviados al fin de verse el uno al otro, sanos y salvos.
La madre de Telma confirmó entonces lo que ya temía: ambos se amaban.
Permitieron entonces a Arttur quedarse, bajo la única condición de que tendría que renunciar a su pasado de hechicero, pues nadie podía saber jamás de la existencia de los brujos y permitirle regresar era un riesgo que no querían correr. Arttur aceptó sin pensarlo dos veces.
—Y poco a poco nos enamoramos y nos casamos —finaliza Telma la historia con una sonrisa—. Aunque nuestra historia, tuvo muchos percances antes de ser un final feliz. —La sonrisa de Telma se borra y entonces finaliza su relato.
El hechicero de hielo dejó de ser un secreto en las Montañas Nevadas, muy pronto los brujos escorpianos supieron de la existencia de Arttur y su procedencia, así que sus prejuicios los llevaron a intentar desterrarlo por varios medios.
Pasaron meses hasta que finalmente los escorpianos firmaron un tratado de paz con Arttur, prometiendo no herirlo física ni emocionalmente, a menos que él hiriera primero.
Las cosas empezaron a marchar bien, demasiado bien.
Una bruja escorpiana llamada Yelena se había enamorado del atento y dulce Arttur, el cual la había ayudado en más de una ocasión a recolectar copos de nieve del pico más alto para sus hechizos.
Yelena, la cual poseía un alma codiciosa como todo escorpiano, quiso conquistar a Arttur para que fuese solo suyo y se separara de Telma. Se generaron conflictos entre ambas, incluso tuvieron un duro enfrentamiento de magia para arreglar sus desacuerdos. Como era de esperar, Telma ganó y le dijo a Yelena que no podía volver a pisar el territorio de los arianos ni acercarse a Arttur, a menos que quisiera iniciar una guerra entre ambos bandos.
Yelena juró vengarse, oscureciendo aún más su codicioso corazón.
Telma siempre estuvo preparada en caso de que Yelena regresara, pero desde ese día no volvió a verla nunca más.
—Han pasado tantos años desde que desapareció Yelena que debería estar tranquila —dice Telma—, pero a veces siento que ella está en las sombras, aguardando el momento propicio para atacar. —Telma aprieta los párpados un segundo con preocupación—. Y creo que finalmente ha regresado.
—¿Por qué lo dices? —pregunto, sintiendo un escalofrío incluso antes de que ella responda.
—Tu pérdida de memoria es tan inusual... —Una bruza fría se cuela por la ventana abierta. La noche ya ha caído y el oscuro patio apenas se ve iluminado por las estrellas—. Temo que Yelena haya sido la responsable de tu maleficio.
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Nota: ¡Hola, hermosas luciérnagas! Gracias por todo el apoyo que nos han dado a lo largo de esta historia. Queremos expresar nuestras sinceras disculpas por las demoras al actualizar. Nuestra PC se averió y tristemente ahí dentro estaba este libro (y otros más) en su versión más adelantada. Estamos trabajando muy duro para recuperar el trabajo perdido.
Les invitamos a seguirnos en nuestra nueva cuenta de instagran @ anyangie_books
Hagamos una dinámica: Según su signo, ¿cuál sería su aquelarre de brujos? En nuestro caso: El de Any sería Aries y el de Angie sería Libra.
Les mandamos un gran abrazo, muchos besitos y galletas.
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