Vida~
Cliché Time!!! <3 wahahaha
Esto nomas esta narrado uwu, así como su les estuvieran contando su linda historia para dormir <3
Los amo <3 uwu
Hace muchos, muchos años, existía una chica llamada Marinette.
Era conocida por su aldea por su hermosa belleza y su enorme amabilidad. Ella vivía con sus padres; a pesar de vivir como campesina, su vida era de lo más feliz a su lado.
Lamentablemente, cuando ella cumplió 12 años, su madre murió debido a una extraña enfermedad.
Al pasar los meses, y así los años. Marinette y su padre, seguían viviendo con alegría, recordando la memoria de su madre, la cual siempre tendrían en su corazón.
El hombre era realmente feliz a lado de su hija, peor le preocupaba su falta de madre a tan corta edad, entonces, tomo una decisión.
Grave error.
Cuando Marinette estaba por cumplir 15 años, una noticia cambio su vida por completo. Su padre decidió casarse con una condesa, la cual tenía dos hijas. Creía que sería buena idea tener una mujer en casa que se encargara de ambos, además de que Marinette necesitaría en algún momento consejos femeninos.
Gabriela, era la nombre de la nueva madrastra de Marinette, una mujer seria y estricta, la cual en secreto odiaba a la niña-
¿Y porque? Se preguntaran. Fácil.
La niña era la clara imagen de su madre, y claramente más hermosa que sus hijas, lo cual no toleraba.
El padre de Marinette trabajaba en viajes los cuales duraban meses, haciendo que Marinette quedara sola junto a su madrastra, y sus dos terribles hermanastras.
Chloe y Sabrina, esos eran los nombres de sus hermanastras.
Las niñas no eran malas, pero se tenía que obedecer a su madre.
Delante de sus ojos, Las hermanastras eran terribles con la pobre Marinette, pero lejos de su madre, ellas se podrían considerar amigas.
Con el paso del tiempo, y al ver que los ánimos de Marinette no descendía, su madrastra decidió empeorar su vida.
La hizo mudarse de su habitación, a un pequeño y deteriorado cuarto el cual se encontraba en la última habitación de su hogar. La obligaba a hacer las más duras labores de su hogar, con el propósito de arruinar sus ánimos y su hermosa piel. La hizo vestir los más feos harapos, los cuales Marinette a veces tenía que confeccionar con viejos trapos que su madrastra le daba. Y lo último, pero no menos peor. Su madrina le quito su identidad, cuando cambio su nombre por cenicienta.
A pesar de todo, cenicienta no dejaba de sonreír, quizá su vida era dura, pero podría ser peor. Tenía un techo, tenía comida, por ahora estaba bien.
Trabajaba arduamente, limpiaba, hacia las comidas, planchaba la ropa, y horneaba pan. Todo estaba dentro de sus actividades diarias. Con el tiempo, también se le quito el privilegio de comer en mesa, por lo que siempre tenía que esperar a que su "familia" terminara de comer, para que después ella comiera sola, en la cocina.
Día y noche, su rutina no cambiaba. Algunas veces, sus hermanastras junto con su madrastra se iban a lujosas fiestas por la noche, dejando completamente sola a cenicienta. La chica solía soñar con asistir a esas fiestas, pero temía que su madrastra se lo prohibiera. Es por eso, que decidió mantener ese sueño solo en sus pensamientos.
Durante una mañana, una carta llego a su hogar. Se levaría a cabo un gran baile por el principie, en el cual, todas las doncellas estaban invitadas. Decían los tumores, que esa fiesta era para que el terco príncipe, buscara una novia para casarse.
Ese día, cenicienta tuvo más trabajo que de costumbre, su madrastra la hizo lavar y planchar varios vestidos, para que sus hijas pudieran probárselos y ver cuál era el mejor de ellos. A pesar de que se podían probar los vestidos sin necesidad de lavarlos previamente.
La hora se acercaba, su madre al ver los vestidos que sus hijas usarían, se retiró a cambiarse, ahí fue cuando la diversión comenzó.
Con alegría, Cenicienta se ofreció a peinar y maquillar a sus hermanastras, las cuales aceptaron gustosas.
La chica tenía un don, no solo en eso, sino en varias cosas. Sin permiso de la madrastra, modifico levemente los vestidos de las chicas, dejándolas más que deslumbraste esa noche.
Sabrina era la menor de las hermanas, una chica tímida y reservada. Mientras que Chloe, era la mayor, y más liberar de ambas.
En esa ocasión, Sabrina se armó, para sugerirle a Cenicienta que fuera al baile. En ese momento, Chloe y Marinette chocaron miradas accidentalmente, se sonrieron mutuamente con tristeza. Sabían la clara razón por la cual Cenicienta no le pedía eso a su Madrasta.
Intentando no lastimar a Sabrina, Cenicienta fingió que no le interesaban esa clase de cosas, y se retiró del lugar. Al verla irse, con su mirada perdida, Chloe sintió un nudo en la garganta, sintiéndose incapaz de hacer algo por ella.
Al anochecer, pude ver como el sol desaparecía, así como la carroza que llevaba a su familia al baile de sus sueños.
La chica se sentó en su jardín, las lágrimas comenzaban a ganarle ¿quizás su madrastra había ganado, quitándole la felicidad que le quedaba?
Para su sorpresa, de un segundo a otro, pudo ver una deslumbrante luz roja frente a ella.
Era su hada madrina, su última esperanza. Se dice que cuando alguien deja de sonreír, llega un alma caritativa a darte una última oportunidad a tu felicidad.
Cenicienta le conto a su hada madrina sus problemas, así como su secreto deseo. Su madrina le sonrió y entonces, le pidió algunas cosas. Algunos ratones, y una calabaza. Cenicienta no entendía la razón de su pedido, hasta que la varita del hada hizo su magia.
Una calabaza, convertida en una hermosa carroza, ratones como caballos y sirvientes.
La chica agradeció desde el fondo de su corazón a su hada, sin embargo, su ropa no era la adecuada.
Un toque de la varita del hada, fue suficiente para hacerla cambiarla de opinión.
Un hermoso vestido apareció, así como un peinado. Su descuidada piel estaba limpia, y en sus pies, estaban unas hermosas zapatillas de cristal.
Cenicienta subió a la carrosa, pero antes de irse, la madrina la detuvo. Le advirtió que su deseó duraría hasta media noche, y después de eso todo volvería a la normalidad.
La chica observaba el paisaje desde su carruaje. Un paisaje que siempre recordaría. El camino que siempre viajaba su madrastra y hermanastras al momento de ir a sus lujosos bailes.
Finalmente ahí estaba. Frente a ese gran y lujoso castillo. Con temor camino hacia la entrada, la cual fu abierta por dos guardias, los cuales no pudieron ignorar a la hermosa chica.
Camino por un gran y adornado pasillo, el cual la guiaba al salón de fiestas. Frente a la gran puerta dudo, tenía miedo de ver tantas maravillas.
No lo pensó, y solo empujo la puerta y entro. Se sintió tranquila al ver que nadie la notaba, pero las cosas se complicaban cuando las miradas de varios estaban sobre ella.
Algunas chicas hablaban de su vestido, de cómo mandarían a diseñar alguno igual. Algunos chicos quedaban embobados ante su belleza.
Siguió caminando, intentando buscar un lugar donde tranquilizarse, hasta que se topó con una puerta de cristal que llegaba a un balcón. Con cuidado la abrió y salió.
Sentía la brisa nocturna en su rostro, era un lugar hermoso, procuraba guardar esas imágenes en su mente, para atesorarlas toda su vida.
Finalmente dieron las 10, pensaba que su aventura había terminado, cuando un chico se paró a su lado.
Estaban ellos solos, en completo silencio. Tímidamente sus miradas chocaron, podía sentir sus latidos acelerándose. El chico le ofreció su mano, y comenzaron a bailar.
Sus hermosos ojos verdes, su cabellera rubia, y esa sonrisa que la hacía temblar.
Sin darse cuenta, estaba bailando con él, por primera vez en su vida, bailaba.
La noche paso rápido, escucho las campanadas del reloj, anunciando que una hora más se había escapado de su vida. Sin previo aviso, se refugió en los brazos de aquel chico, haciendo que este la abrazara.
¿Acaso era amor?
Algo la hizo voltear hacia el reloj, podía jurar con su vida que eran las 11, per se había equivocado, las campanadas que hace unos segundos habían comenzado, eran las de la media noche.
Sin cuidado empujo al chico, el cual le observo confundido, y salió del lugar.
Corría desesperadamente, al bajar las escaleras hacia su carroza, por poco tropieza, pero para su mala suerte, la chica perdió una de sus zapatillas.
Quiso regresar, pero pudo ver al príncipe llegar, subió a su carroza y desapareció de ahí.
El único recuerdo que dejo esa chica, fue una zapatilla, la cual, fue la última esperanza de amor verdadero del rubio.
Cansada pero feliz, la chica llego a su hogar. Tuvo que caminar durante un buen rato, debido a que la magia efectivamente desapareció.
Subió hasta la última habitación de su hogar, y entro. Abrió un pequeño ropero que tenía ahí, y al fondo, escondió su más preciado tesoro.
La zapatilla de cristal que le quedaba, no desapareció. Lo más probable fue que era un regalo de su hada, un regalo que la haría recordar el resto de sus días, como su sueño se hizo realidad, y también a ese joven, que le robo la mirada.
Los meses pasaron, y Cenicienta mantenía su felicidad. Un día, mientras limpiaba, pudo notar a su madrastra llorando, siendo consolada por sus hermanastras.
Al entrar a la habitación, Chloe la observo con tristeza, lo cual ocasiono que Cenicienta se imaginara lo peor.
Su padre había muerto.
Su madrastra podía odiarla, pero a su padre no.
La chica tan solo se dedicó a sufrir su perdida en silencio.
El tiempo paso, pero no en vano. La joven cenicienta estaba a la edad de sus 20 años, y su belleza era mayor que antes. Cosa que su madrastra aun no superaba.
En una ocasión, al momento de cometer una injusticia, la chica no lo soporto, y se defendió.
Pero más que defenderse, lo único que logro fue que la corrieran de su hogar.
Con una pequeña bolsa con sus cosas, la chica le dio la espalda al que había sido su hogar por tantos años.
Sin tener a donde ir, sin techo, ni comida, las esperanzas comenzaban a irse. Se sentía mal por su hada madrina, la cual se había molestado en alegrarla aquella vez.
Quizás había sido en vano.
Pero no todo empeoro. Un día, en una caminata, pudo ver un pequeño letrero en una panadería, en la cual solicitaban a una ayudante.
La chica con todo su valor se adentró en ese lugar.
Los días pasaron, y cenicienta, ya se encontraba trabajando en el lugar.
El dueño no tenía mucho, pero le ofreció lo poco que tenía.
Durante las noches dormía en la cocina, arropada con pocos trapos, peor para ella estaba bien. Tenía un techo, alimento, y no tenía frio.
Ella fue mucho más feliz en ese lugar.
Quería seguir adelante, pero aun así, su pasado era parte importante. Adopto su apodo "cenicienta" como su segundo nombre, y siguió con su vida,
Algunos años después, cuando Cenicienta estaba por cumplir 3 años en esa panadería, recibió una visita inesperada.
Chloe, su hermanastra, estaba frente a ella. Con todo su amor, y sin temor, la abrazo. Se sentía mal por todas las injusticias de tantos años. Pero ahora, ella podía arreglado.
Le contó a Marinette que su madre murió, y que ahora ella tenía su título de Condesa, y su fortuna.
Le ofreció regresar a su hogar, pero Cenicienta lo negó.
Chloe lo comprendió, así que le dejo unos papeles del banco. Su padre había dejado una herencia, pero la horrible Madrastra nunca quiso dársela.
Las dos chicas se abrazaron, para después despedirse.
A los pocos días, Marinette compro esa panadería, la cual el dueño por la edad casi no podía atender. Agradecido por su ayuda, y al ver que su tienda estaba en buenas manos, el hombre decidió hacer su última tarea ahí antes de irse.
Un pastel de bodas para el príncipe.
Se dice que el joven se obsesiono con una chica que conoció en el baile, peor a pesar de los años no la encontró. Su única pista, era un zapato, el cual por obvias razones, le quedaba a más de una joven.
Se dice que una condesa, la cual quería llegar al trono, mando hacer una zapatilla que hiciera juego con la del príncipe, para hacerse pasar por la misteriosa mujer.
Claramente no pudo engañarlo.
Pero no tenía opciones, la mujer que lo enamoro, que le robo sus pensamientos, ya no aparecería. Por lo que decidió casarse con la Condesa.
Lila, era le nombre de esa mujer, la cual lo único que quería era poder y riquezas. El ahora Rey, tenía que tolerar a su esposa. Y así fue por muchos años.
Tantos que tuvieron hijos, y esos hijos crecieron, y tuvieron hijos.
Así es, habían pasado 65 años desde esa noche. Esa mágica noche que Marinette nunca olvidaría. 65 años desde que el príncipe Adrien había encontrado el amor, y el mismo día lo perdió.
Ya no era Rey, su ciclo había terminado, y ahora, era turno de sus hijos. Su esposa, Lila, había mucho años atrás por una enfermedad. No le deseaba mal, pero era un peso menos en sus hombros.
Paseaba por su reino, por sus últimos días en su reino. Había decidió irse lejos, a pasar sus últimos días en alguna cabaña. Lejos de todo.
Mientras caminaba, tarareaba una canción. Esa canción que resonaba en aquel viaje.
Sin notar por donde iba, termino frente a una panadería. El hombre decidió entrar, y ahí estaba.
Una mujer mayor, con ojos como zafiros, su cabello blanco y largo, y una hermosa sonrisa la cual ya mostraban arrugas.
Sus miradas chocaron, sus corazones comenzaban a latir. Se había re-encontrado.
EL hombreo camino hacia ella. y entonces le sonrió "Te encontré"
Ambos se quedaron platicando. Demasiadas cosas habían pasado en sus vidas. Tantas cosas tanto buenas y malas.
Él le dijo cuanto la busco
Y ella le dijo la razón de porque no la encontró.
Fácil. Ella no era una princesa, ni siquiera una condesa, busco en el lugar equivocado.
Eso le remordió la conciencia al ex-Rey, el cual solo pudo pensar en una locura.
Todos se burlarían, debido a su edad, pero ellos serían felices.
A sus 85 años, le había pedido matrimonio.
Cenicienta no perdía nada. Jamás se casó, jamás tuvo hijos, solo se dedicó a su trabajo.
La mujer al final acepto.
A lo largo de su vida, Marinette adopto a niños de la calle, los educo, y les ofreció trabajar en su panadería, por lo que no tendría que preocuparse cuando se fuera.
Ambos ancianos, se encontraban sentado afuera de una cabaña. Una cabaña donde nadie los molestaría. A su alrededor solo había campo, aire fresco, y tranquilidad. Lo que ellos siempre quisieron.
Se dice que algunos años después, mientras que uno de los hijos adoptivos de cenicienta los iba a visitar, los encontró en su cama.
Ambos se encontraban tomados de la mano, con una sonrisa en sus labios. Parecían dormir en su cama, mientras que el viento que el viento que entraba por la ventana, hacía que la larga cabellera de Cenicienta aún se moviera.
Ellos descansaban en paz.
A pesar de los años, del dolor, y de las duras pruebas, ellos pudieron estar juntos.
Ese corto, pero maravilloso momento, fueron los más felices de toda su vida.
Pensaba que iba a ser algo corto :'v
Pero nha, la inspiración ataco uwu
Me inspire en muuuchas cosas para hacer este one shot ewe. Canciones, Prg's, así que quise hacerlo a mi estilo uwu
Espero que les guste, y ya saben! Nunca se rindan! Y sean felices ;)
Los amo mis lectores <3
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