* 35 *


No sé qué hora es, lo único que sé es que el mundo está girando y no quiero llegar en este estado a casa porque papá me mataría. Le pido a Martina que me deje en casa de Lila y toco el timbre con la esperanza de que me abra la puerta.

Una Lila adormilada, despeinada y con cara de sorpresa abre la puerta enseguida.

—¿Qué sucede, Iri? ¿Estás bien? —pregunta mi amiga y me deja pasar.

—Sí, solo... un poco mareada —añado y me tiro en el sofá—. ¿Puedo dormir aquí? —inquiero y ella me mira sin comprender.

—Sí, claro. Pero, ¿de dónde vienes?

—He salido con las chicas, ya sabes, noche de chicas —digo y puedo notar el rostro de Lila teñirse de confusión—. He probado unos tragos coloridos muy deliciosos —añado.

Lila no dice nada, va hasta la habitación y aparece con una almohada y una manta. Me acomoda todo en el sofá y yo se lo agradezco, la abrazo y le planto un beso en la mejilla.

—Eres la mejor del mundo —murmuro—. ¿Ya te he dicho que te quiero como a nadie? —añado y ella sonríe.

—Nunca dices esas cosas cuando estás sobria —responde—. Te prepararé un café, anda a lavarte la cara al baño, pero no hagas ruido, por favor, Benja duerme.

—A su orden —digo y camino al baño. Me siento feliz y eufórica.

Cuando regreso, Lila me espera con una taza de café, me siento en el sofá y ella se en la mesa del frente, me observa con atención.

—¿Sabe Santiago que estás en estas circunstancias? —inquiere.

—No, es decir, sabe que he salido con las chicas, pero no sabe que estoy así. ¿Se va a enfadar? —pregunto y ella se encoje de hombros.

—Me agrada que hagas nuevas amistades, pero espero que esto no se vuelva costumbre, Iri... Entiendo que estés empezando a vivir una vida que no conoces, pero cuídate, ¿sí?

—Obvio, obvio —respondo y luego bostezo—. ¿Podemos continuar mañana? —inquiero y ella asiente.

—Si necesitas algo me avisas —dice y se levanta para ir a su habitación.

—¡Te quiero! —grito y ella se voltea.

—También yo...

***

Lila me despierta temprano y yo siento como si me hubiera pasado un camión por la cabeza. Me da una pastilla y me dice que debo ir a casa antes de que amanezca porque cuando despierte mi padre, será mejor que esté allí. Me dice que llamará un taxi y yo asiento.

Al llegar a casa, intento no hacer ruido. Ya está por amanecer y no queda mucho para que mi madre se levante a iniciar sus labores. Voy a mi habitación y me acuesto de nuevo, dormiré un poco más, espero escuchar mi alarma porque si no llegaré tarde al trabajo. Debo recordar no tomar alcohol en días de semana.

Como si las horas se hubieran convertido en segundos, mi despertador suena y me debo levantar. Me siento pesada y agotada, me duele la cabeza y no tengo ganas de nada, pero no puedo faltar al trabajo, así que me doy una ducha con agua fría para intentar despejarme. Bajo a desayunar. Mi padre sigue en casa, pero está tranquilo, creo que será un buen día.

Como siempre, nadie habla, cada quién en lo suyo mientras desayunamos.

—¿Qué hora llegaste anoche? —pregunta entonces papá y rompe ese bello silencio.

—Ehmmm... como a las once —miento—. Estaban todos durmiendo —digo porque sé que es lo normal en casa.

—No me gusta que llegues tan tarde entre semana —dice y yo solo asiento.

Se levanta y se marcha. Mamá me observa y cuando escuchamos el sonido de su motor niega con la cabeza.

—Sé que no pasaste la noche aquí, Irina. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estuviste? —pregunta.

—Dormí en lo de Lila, no te preocupes, no sucede nada —añado—. Por cierto, el fin de semana largo iré a un campamento del trabajo. Aprovecharán que se vienen los días festivos de la ciudad y harán jornadas para capacitación —miento de nuevo.

—¿Es obligatorio que vayas? —pregunta.

—Así es —afirmo como si fuera cierto.

Mamá no responde, y yo salgo de casa con una sonrisa en los labios. No veo la hora de llegar y contarle a las chicas que las acompañaré a la fiesta de las luces, no me decidía a ir o no, pero creo que será divertido, saldremos desde el jueves hasta el domingo, aprovechando que la ciudad se paraliza por las fiestas patrias.

Camino una cuadra para esperar a Santi, solemos encontrarnos aquí para ir al trabajo. Él llega puntual como siempre y me da un abrazo.

—¿Cómo amaneciste? ¿Dormiste muy tarde anoche? —pregunta.

—Algo... —digo y lo miro, no quiero mentirle, así que soy sincera—. Llegué a casa de Lila, pero no sé bien qué hora era, la verdad es que Martina y Julia me hicieron probar unos tragos y estaba un poco mareada, no quería llegar así a casa... Ella me despertó esta mañana para que viniera antes de que mis padres despertaran.

Santiago me observa, pero no dice nada.

—¿Estás enfadado? —pregunto con temor, él sonríe.

—No estoy enfadado, Iri. Tú puedes hacer lo que desees y salir con tus amigas cuando quieras, solo quiero que tengas cuidado con esas chicas. No son malas, pero llevan otra clase de vida...

—¿A qué te refieres? —pregunto con curiosidad.

—No lo sé, salen mucho, suelen tomar bastante... y pues, no creo que tú seas como ellas, o al menos no estás acostumbrada. No me gustaría que te metieras en problemas, solo eso...

—Gracias por preocuparte —digo—, no voy a hacer ninguna locura, pero me gusta divertirme y conocer gente nueva. Nunca me sentí parte de nada, ni en la escuela, siempre fui la chica rara. Y ellas me tratan como si yo fuera igual a ellas, y eso me hace sentir muy bien.

—Te entiendo, y está bien, solo cuídate, ¿sí? —dice y me abraza de nuevo. Asiento entre sus brazos y él me da un tierno beso. Me gustan los besos de Santi, me gusta mucho él y por primera vez me siento feliz de ser yo, de vivir mi vida, de ser parte de esta vida.

La mañana pasa tranquila, al medio día nos vamos a almorzar al centro comercial con las chicas y planeamos el viaje, les doy la noticia de que les acompañaré y se ponen muy contentas. Lila me escribe a la salida de su trabajo y me pregunta si la quiero acompañar a hacer algunas compras. La verdad es que tengo ganas de dormir, pero le digo que sí y Santi me dice que podemos cenar hoy en casa de Lila cuando lleguemos de las compras, me parece una gran idea.

A la salida de mi trabajo, voy con Santi a lo de Lila, él se quedará con Benja para que salgamos. Le pregunto a mi amiga a donde iremos y me dice que a comprar cosas para el cumple de Benja.

¡El cumple de Benja!

Me había olvidado de que es el viernes del feriado y que Lila quiere hacerle una fiesta. Oh, no... Yo no estaré. ¿Cómo se lo diré?

La acompaño sin decirle nada, y cuando estamos de regreso, Santi y Edu ya nos esperan en la casa. Han preparado pizzas para la cena.

Todo sería perfecto si no fuera por la madre de Edu que está entre nosotros, hace días que no la veía, pero sabía que iba a aparecerse. Lila me lo recordó hace unos días. Anna, la hermana de Edu, debería llegar la semana que viene.

Durante toda la cena la mujer parece querer hablarme, en otros momentos observa a su hijo con ternura y abnegación. En un momento que estamos solas le comento a Lila que tenemos compañía y cuando al fin la jornada acaba —no muy tarde para mi suerte, pues ya no doy de cansancio—, Santi me acompaña a casa.

Nos despedimos unas cuadras antes y camino a casa consciente de que Paola me sigue. Ingreso a mi hogar y subo a mi habitación. Tomo la piedra en mis manos y cierro bien la puerta.

—Al fin ha llegado la hora —dice la mujer—. Anna llegará el miércoles de la semana que viene. Tú y Lila podrían hablar con ella y encontrar la mejor manera de conversar con Eduardo, por favor, Irina, este dolor ya no lo soporto.

—Está bien, veremos qué podemos hacer, Paola. Lo cierto es que no será sencillo, Eduardo no... no la recuerda con cariño... —digo sin saber si son las palabras adecuadas.

—Lo sé, pero ustedes le explicarán todo y él lo entenderá. Está enamorado de Lila y estoy segura de que ella podrá convencerlo —añade.

Solo asiento y vuelvo a dejar la piedra sobre la mesa, me meto bajo mis mantas y la veo desaparecer. No estoy muy segura de que Lila pueda convencer a Edu, más bien me da miedo de que su reacción lastime a mi amiga.

Me agrada poder ayudar a los fantasmas, de hecho, desde que ellos aparecieron todo comenzó a cambiar, pero ya me estoy cansando de esto. No sé cómo puedo parar. Mi vida de pronto se ha llenado de actividades y ya no me queda mucho tiempo.

¿Me ayudarían recomendando esta historia para que más gente la lea?

Por cierto, ¿ya vieron la noticia? La trilogía saldrá en físico y estoy muy feliz, es una de mis historias favoritas.

¿Qué creen que pasará aquí?

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