* 10 *

Cuando al fin Benja está dormido, guardo todo lo que quedó desparramado por mi habitación. Iri se ha olvidado su caja y debo confesar que eso me aterra. Si esos fantasmas que ella dice ver, están aquí por sus cosas, quizás anden rondando mi casa en estos momentos.

Santiago ya se fue a dormir, hoy estuvo bastante amable, supongo que está haciendo un esfuerzo por mantener la calma. Tomo mi teléfono para buscar algo en internet, me quedaría más cómodo usar la computadora, pero si me muevo, Benja se va a despertar y tendré que empezar de nuevo con las canciones de la vaca Lola y demás. Bajo el brillo al máximo y entro a Google. Necesito buscar algo, pero no sé por dónde empezar, todo el día he sentido que no me puedo quitar el nombre Judith de la cabeza.

Por supuesto, que cuando tipeo el simple nombre, me sale cualquier cosa. Datos sobre El libro de Judith, sobre una película y sobre actrices famosas que llevan ese nombre. Debo ser más específica, pero no se me ocurre nada.

De pronto el nombre y apellido de Alan se me viene a la cabeza, así que pongo Alan Flores y Judith. ¡Bingo! Hay fotos de Alan con una chica muy bonita llamada Judith Leyva abrazados, en una playa, en una plaza, frente a una Iglesia y en varios lugares más. Estoy segura de que esta chica era la novia de Alan, quizás era la misma que dejó el papel sobre su tumba. Observo la caja que reposa sobre mi mesa de noche, pero no me animo a tocarla.

Sigo buscando hasta dar con el Facebook personal de la muchacha, es un perfil privado, por tanto solo puedo ver algunas de las fotos que tiene. La última es un listón negro que coincide con la fecha de la muerte del policía, un montón de personas le dejan comentarios de pésame y le recuerdan que están allí para ella.

Apago el celular instintivamente cuando Benja se mueve y hago silencio. Cierro los ojos y suspiro. Me siento asustada, no tanto por el descubrimiento que acabo de hacer, sino porque lo he hecho. Es decir, ¿por qué sabía yo que esa chica se llamaba Judith? ¿Qué es lo que debo hacer ahora?

Si tenía alguna duda sobre Irina viendo fantasmas todas han quedado disipadas en este instante. Todo lo que está sucediendo es demasiado extraño, y salvo que sea una especie de psicosis colectiva que nos afecta a ambas, aquí está pasando algo en serio. Niego casi imperceptiblemente para evitar despertar a mi pequeño, ¿no tengo ya suficientes problemas en la vida para atraer nuevos?

Se suponía que uno atrae lo que piensa, ¿cierto? Eso es lo que dicen los videos que veo, pero yo nunca quise atraer a un fantasma, jamás. Ni siquiera pensé que existieran en realidad. Mañana hablaré con Irina y le contaré esto, veré si qué opina de esta situación, quizá lo que el fantasma de Alan busca es que vayamos por su novia, ¿pero qué le diríamos? No tiene ningún sentido aparecer con algo parecido a: «Hola, tu novio nos está persiguiendo y queremos saber si tienes una idea de por qué puede ser».

Por otra parte, si lo que busca es el papelito, podríamos dejarlo de nuevo sobre la tumba y así nos liberamos.

Sí, esa podría ser una buena idea.

Por un minuto se me ocurre buscar algo más en Google, para ver si alguien más ha experimentado esto, pero me da miedo, es de noche y estoy sola. Además, debo madrugar para ir al trabajo. Quizá mañana lo haga durante el día.

***

Cuando despierto, hago lo mismo de siempre, preparo el desayuno, leche para Benja, me baño, me visto, lo preparo y salgo de la casa. Santiago sigue durmiendo porque me dijo que hoy no tenía nada hasta la siesta, que había conseguido una entrevista en un restaurante de comida rápida.

Camino hasta la guardería donde dejo a Benja y luego voy hasta mi trabajo, es lunes y los lunes no hay demasiado movimiento, así que espero que sea un día tranquilo para poder hacer mi investigación sobre los fantasmas y sus apariciones. Trabajo como secretaria de una dentista, estoy en el turno de la mañana y luego del mediodía entra otra chica. Ambas somos madres, así que estamos muy contentas con trabajar medio turno. No gano demasiado, pero saco lo suficiente para mantenernos a mi hijo y a mí, ya cuando él sea más grande y vaya a la escuela, podré pensar en un trabajo de tiempo completo que me reditúe un poco más.

Llego al sitio y me siento en mi escritorio, busco la agenda del día y reviso cuales son los pacientes que tienen cita. No pasa ni diez minutos cuando una señora ingresa al salón, es la primera cita de la doctora, así que luego de tomar sus datos y demás, se sienta para aguardar. Minutos más tarde, llega la doctora y después de que se ubica, hago pasar a la mujer. Reviso la agenda y hay tres pacientes más en la mañana.

Durante mis momentos libres ingreso a internet y busco información sobre los fantasmas y cómo se comunican, por qué se quedan en este mundo y qué buscan.

«Los fantasmas o espíritus, muchas veces se tratan de comunicar con personas que tengan la sensibilidad para poder visualizarlos o sentirlos. Estos fantasmas son almas perdidas que tratan de establecer un contacto con alguien significativo para ellos, ya que no han cumplido su ciclo de vida, por alguna situación pendiente, una misión o que simplemente aún no aceptan su muerte».

¡Wow! La primera página que me sale me deja pensando, no sé si debo sentirme halagada o no por ser una persona con sensibilidad para poder visualizarlos o sentirlos. Luego me pongo a pensar que según esta información, es probable que Alan esté queriendo comunicarse con alguien, puede ser con su novia. Quizá le haya quedado algo pendiente. Sigo leyendo:

«Los espíritus poseen energía ligera que tiene ciertas propiedades de la fuerza electromagnética y por lo tanto pueden actuar de maneras misteriosas con los objetos. Sin embargo, esto es muy inusual que ocurra ya que ellos no quieren asustarnos, pero muchas veces los espíritus lo harán si tienen algo muy importante que decirnos, especialmente si estamos atravesando momentos difíciles en nuestras vidas».

Esta información casi me deja sin aliento, es parte de un estudio de una persona importante y solo puedo pensar en la caja cayendo al suelo. Sigo leyendo y lo que viene a continuación me asusta mucho. Dice que cuando los adultos no responden, suelen probar con los niños, la idea de fantasmas asustando a mi pequeño Benja me perturba y decido que haré algo pronto. Si Alan quiere que busquemos a su novia para que le digamos no sé qué, lo haremos, pero que deje en paz a mi niño.

Termino de leer esa información y la de un par más y me siento agotada, habla de lo mismo, dice que tienen diferentes formas de manifestarse, por medio de objetos, mostrándose, o por medio de voces. Siento escalofríos, y no sé si es por el miedo o porque tengo compañía aquí, ya que en uno de las formas en que decía una de las páginas que se manifiesta es con sensaciones de mucho frío, de calor o escalofríos.

La doctora sale y me sonríe, ni me había dado cuenta que ya había acabado la jornada.

—Lila, tenemos un problema —dice con un gesto que conozco muy bien.

—Dígame —añado esperando a que me diga lo que ya sé que va a decirme.

—El hijo de Marita tuvo otra crisis asmática y no podrá venir a la tarde. Yo necesito alguien aquí hoy, ¿podrías tomar su turno? Te pagaré las horas extras.

Siempre es lo mismo, entiendo que Josué tiene asma, pero me molesta que Marita se ausente tanto, de todas formas no puedo juzgarla, seguro que si Benja tuviera algún problema yo haría lo mismo. Además, ella me ha cubierto un par de veces cuando él se enfermó. Suspiro y miro el reloj de mi celular, apenas me dará tiempo de ir a la guardería para verlo unos minutos y pedirle a las profes que se quede por la tarde también, ellas no tienen problema porque también tienen alumnos a la tarde y porque cobran las horas que él se quede.

—Bien, pero ¿puedo ir a verlo y volver? —inquiero y la doctora sonríe y asiente.

—Claro, a las dos y media viene el primer paciente —añade y yo asiento—. En el segundo cajón está la agenda de Marita.

—Gracias, doctora —digo y me apresto para ir lo más rápido posible.

—Gracias a ti, nos vemos en unas horas —añade y yo asiento mientras la veo partir. Cierro el local y salgo tras de ella, voy hasta la guardería a toda velocidad y de camino mando un mensaje a Santi y otro a Iri avisando que hoy no llegaré hasta las siete. Y yo que creí que sería un día tranquilo...

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