* 1 *
Acabo de ver un video de Youtube de esos que intentan mostrarte lo mal que estás haciendo las cosas y explicar el porqué de todos tus fracasos en la vida. Me gustan esos videos, sobre todo cuando me siento como hoy, algo perdida y desorientada, los veo metida bajo mis mantas, mientras intento encontrar una razón para levantarme y arrancar el día. Me agrada la sonrisa de la persona que me habla detrás de esa pantallita, el brillo sus ojos y esa luz que irradia, dice que todo el éxito de mi vida depende de mí y de la calidad de mis pensamientos, explica la ley de la atracción, que se trata de que todo lo que me pasa es porque yo lo he pensado así, incluso las cosas malas. Al principio me parecía muy extraño todo eso, ¿quién en su sano juicio desearía soledad, tristeza y depresión? ¿Quién querría desaparecer del mundo en algunas ocasiones? Pero tienen razón, en su mayoría la tienen... hay cosas que parecen perseguirnos, caemos en los mismos errores una y otra vez y en muchas ocasiones nos sucede eso que teníamos miedo que sucediera... por ejemplo en mi caso.
Pero me cuesta, por más que lo intente y consiga las fuerzas y las ganas para levantarme con el positivismo y con frases como «hoy será un día perfecto», no siempre sucede lo que en estos videos dice que sucederá... o pasan los días y los problemas vuelven a tirarme para abajo, así que debo empezar de cero. Es como si estuviese intentando subir a una montaña en bicicleta, tomo impulso, pedaleo con fuerza, subo unos metros y vuelvo a caer cuesta abajo... y así, día tras día, semana tras semana, mes a mes...
Puedo sentir el movimiento a mi lado, Benjamín está despertando y tiene hambre, es temprano aún, pero tengo que levantarme, preparar el desayuno, alistar a Benja para llevarlo a la guardería y salir a trabajar. Mi vida es tan aburrida que todo se repite una y otra vez, en ocasiones ni siquiera sé qué día de la semana es, todos son iguales. No sé en qué momento me convertí en esto que soy hoy, antes tenía muchos sueños, muchas metas, muchas ilusiones... pero al final todo fue nada más que eso: ilusión. Vuelvo a mirar la pantalla de mi celular antes de cerrar el video, me pregunto si en realidad puedo hacer algo para cambiar esto —como dicen los gurús del éxito— o debo terminar por aceptar que esta es la vida que me tocó, y ya.
Como si la vocecita del gurú del éxito se hubiera colado en mis pensamientos, puedo oírlo con su sonrisa perfecta y su mirada brillante cuando me regaña: «No es la vida que te tocó, Lila, es la que tú has elegido vivir». Sí, claro, le respondo y niego con la cabeza.
Inhalo y exhalo para tomar fuerzas, pintarme la sonrisa en el rostro y levantarme, Benja ya está con los ojos abiertos y me sonríe. Al verlo allí tan feliz solo por verme, me siento culpable, ¿cómo puedo quejarme de mi vida si tengo a este ser tan bello que es quizás el único que me ama sin condiciones? Le sonrío y lo cargo en mis brazos.
—Vamos a preparar la leche —digo y él agita sus manitas con emoción.
Cuando llego a la cocina, me doy cuenta de que es sábado, me llevo la mano a la cabeza y niego por ser tan despistada, podía haberme quedado a dormir un poco más, pero entonces recuerdo que hoy llega Santiago. Eso me alerta, miro el reloj colgado en la pared y suspiro al darme cuenta que aún es temprano, dijo que vendría cerca de las ocho. Me pregunto si Irina ya habrá ido al cementerio, quería acompañarla, pero no creo llegar a tiempo, entre que debo esperar a Santiago y que Marcos vendrá a llevar a Benjamín seguro se me hará tarde.
Caliento la leche y se la paso a mi niño, él la toma con sus manitas y se lleva la mamadera a la boca. Pongo a preparar el café y voy a la habitación para alistar el bolso de Benja, los sábados su padre lo busca y me lo trae de regreso el domingo, así que debo ponerle varias mudas, pañales y todo lo que pueda necesitar.
No puedo evitar pensar en que esta no era la vida que planeé, me enamoré de Marcos y creí que podríamos estar juntos para siempre, que sería el padre de mis hijos y que formaríamos una familia feliz, soñaba con darle a mis hijos lo que yo no tuve... pero todo ha quedado allí, en una ilusión, una más que se me escurrió entre los dedos. A veces me siento tan tonta, ¿cómo puedo tener la edad que tengo y seguir pensando como pienso? Marcos y yo nos llevamos bien, sí, como padres de Benjamín, pero no es sencillo afrontarse a los sueños rotos, duelen como si al quebrarse hubieran dejado astillas o puntas afiladas en el corazón, pedacitos que al mínimo movimiento vuelven a lastimar y a sangrar.
—¡Ya llegó por quien lloraban! —Santiago ya está aquí y eso hace que mi día mejore. Cierro con rapidez el bolso de Benja y lo cargo para ir a abrazar a mi hermano menor, hace más de cuatro años que no lo veo y estoy ansiosa por compartir rato con él.
—¡Santi! —exclamo emocionada y abro la puerta de madera, él está allí y se ve mucho más guapo, pero luce más desaliñado o... quizás un poco más relajado. Lo abrazo y él corresponde el gesto, Benja se queja porque lo hemos apretujado.
—Así que este es mi pequeño sobrino —dice mirando a mi niño, yo asiento y Benja al verlo esconde su carita entre mi pelo y mi cuello—. Creo que no le agrado —añade Santi ante el gesto.
—No está acostumbrado a la gente nueva, supongo que es un poco ermitaño como su madre —murmuro y él sonríe—. Verás que pronto te toma confianza y ahí sí que ni te digo.
Santiago sonríe y avanza, deja sus cosas sobre el sofá y le invito a sentarse a la mesa para servirle café y poder conversar un rato. Me cuenta sobre el vuelo, sobre lo mucho que deseaba venir a vernos, sobre sus planes para los días siguientes y —aunque yo no le digo nada—, me dice que no pretende quedarse demasiado tiempo, que no me asuste, parece ignorar lo feliz que me siento teniéndolo cerca de nuevo.
—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, Santi, a mí no me molestas... En serio —afirmo—. Lo único que... bueno, la casa es pequeña como verás... y el niño a veces llora un poco, lo cierto es que quiero que estés cómodo... Además está Irina —añado y entonces miro el reloj, son cerca de las diez y el funeral debió haber terminado ya.
—No te preocupes por mí, Lila, yo me adapto. ¿Quién es Irina? —inquiere con curiosidad.
—Mi mejor amiga... y por cierto, debo ir junto a ella, me espera en el cementerio. ¿Crees que podrías mirar a Benjamín? Es solo un rato, vuelvo en media hora —digo y creo que lo he tomado desprevenido.
—Ehmmm... sí, bueno... —dice y sonríe—. No sé me da muy bien cuidar a niños, pero si te animas a dejarlo conmigo, prometo intentarlo —añade. Sonrío y asiento, tengo que ir por Iri y traerla para que conozca a mi hermano, después de todo ellos son las personas más importantes de mi vida.
Camino hasta el Cementerio de la Paz, el sitio favorito de mi mejor amiga, estoy segura que la hallaré aquí. Irina solo puede estar en tres sitios: en su casa a la hora de dormir, en el cementerio en las mañanas o en las siestas, y en mi casa en las tardes y hasta oscurecer. Ingreso por la entrada principal y veo a mucha gente salir, el funeral del policía habrá sido a lo grande, seguro mi amiga tiene mucho qué contarme y me agrada la idea, estar con ella y escuchar sus historias me hace olvidar de mi vida y mis problemas.
Irina y yo nos conocemos desde hace unos años, no son muchos, pero se siente como si se tratara de toda la vida. Siento que la conozco como nadie más lo hace y pienso que ella me conoce a mí de la misma manera, su presencia hace que mi vida sea más ligera, que los problemas sean menos pesados, que la vida se vuelva más interesante. Hay muchas cosas que nos diferencian y podrían significar un obstáculo, pero creo que ambas preferimos subrayar las que nos unen. Nos sentimos cómodas la una con la otra, esa es la palabra, a veces conversamos por horas, a veces ni cruzamos palabras, solo estamos allí, pero no es un silencio incómodo, sino más bien uno en el cual te sientes acompañada. Es probable que no entienda muchas de las cosas que piensa o que hace, y es seguro que ella tampoco comprenda del todo muchas de mis realidades, pero no nos soltamos, permanecemos la una para la otra. Estar en la vida de Irina me hace sentir útil e importante, me hace sentir especial... y no me siento de esa manera muy a menudo, por lo general la gente que amé ha decidido marcharse de mi vida, haciéndome sentir justo lo contrario, insignificante, pequeña e invisible... pero Iri no es así, ella ha decidido quedarse incluso cuando en muchas ocasiones no soy la mejor amiga del mundo, y a pesar de que ella es una de las personas más cerradas que conozco, de alguna forma me he colado en su vida, o ella me ha dejado entrar. No lo sé, el caso es que estoy a gusto allí, porque siento que soy tan especial para ella como ella lo es para mí.
Al llegar y encontrarla concentrada anotando algo en su cuaderno, le pregunto lo de siempre, qué tal estuvo, cuánta gente hubo, quiénes fueron los últimos. Irina se ve consternada, como si realmente le doliera la muerte de este desconocido. Mientras conversamos, una muchacha se atraviesa en nuestro campo de visión, está llorosa y deja un papel sobre la tumba recién cubierta, la observamos por un rato desde la distancia y, cuando se va, Irina va en busca de su tesoro, de aquel pequeño papel que la muchacha ha dejado allí. Niego, en serio me asusta que ella se lleve todas esas cosas, es cierto que me he acostumbrado a sus ideas sobre la vida y la muerte, a ver el cementerio como un lugar silencioso y olvidar que podría haber espíritus alrededor, porque debo admitirlo, soy una persona miedosa, y aunque ya no me asusta ser partícipe de funerales de desconocidos —cosa que solo hago por ella en realidad—, todavía pienso que las cosas de los muertos hay que respetarlas. Pero ella no hace caso de mis ideas, y de alguna extraña manera esto la hace sentir bien, y yo estoy bien si ella está bien.
Intento persuadirla entre bromas, pero no lo consigo, Irina tiene un nuevo tesoro para guardar en su cementerio de historias y yo solo quiero regresar a casa y presentarle a mi hermano, la idea de que conozca a alguien de mi familia me hace sentir feliz, porque ella es familia para mí, una familia que yo escogí.
Antes que nada gracias a todos los que se unen a esta nueva historia, tengo muchas expectativas con ella y espero poder cumplirlas, espero que todo salga como está en mi cabeza. Mañana estaré subiendo otro cap, uno más largo... y luego estaré actualizando de acuerdo a mi tiempo y a lo que tenga escrito.
La verdad había avanzado ya bastante, pero ayer se me antojó cambiar todo, o casi todo, así que la estoy reescribiendo jajaja (probablemente la introducción también cambie un poco más adelante). Espero la disfruten y me dejen mensajitos.
Los quiero, y recuerden que si me leen de Asunción, mañana a las 19 en El Lector de Rca. Argentina y Austria es la presentación de Tu música en mi silencio.
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