Capítulo 1.
Y aquí estoy con el primer capítulo. He decidido dividir esta historia entres capítulos, ya que así puedo darle un poco más de desarrollo, o sea más drama. Si puedo subiré el siguiente más tarde o si no mañana.
De verdad espero que les guste, y les aseguro que el siguiente capítulo será potente(?) No sé, pero ya tengo pensado como empezará y será muy fogoso.
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Ya habían pasado 11 años desde que Takemichi y Mikey viajaron juntos al pasado, consiguiendo así salvar a todos. Fue una gran sorpresa para ambos descubrir que habían viajado juntos al pasado, y aunque no entendían como lo consiguieron, no quisieron indagar más y no desperdiciaron la oportunidad que se les había otorgado.
Hacía solo 3 años que habían disuelto ToMan, pero consiguieron llegar a la cima como la mayor pandilla de Japón. Lograron conquistar el país y no cometer errores. Todos eran felices y eso hacía que Mikey y Takemichi también lo fueran.
La relación del teñido con Hina siguió su curso, y ambos estaban de maravilla. En abril comenzarían la universidad para así conseguir la carrera que querían. Hinata estudiaría magisterio para ser profesora de prescolar y Takemichi quería ser director de cine.
Emma y Draken también estaban juntos, y ambos hacían una maravillosa pareja. Todos habían emprendido su camino para poder ser los profesionales que querían ser en el futuro, lo cual causó que no se vieran tan a menudo como querían.
Desde la disolución de ToMan los chicos se habían ido por diferentes caminos, y aunque seguían siendo amigos, no era igual que tres años atrás. Pero quedaban cada vez que podían. En los tres años que habían pasado todos los capitanes, subcapitanes, subcomandante y comandantes se reunían el día de la fundación de ToMan, prometiendo hacerlo cada año.
Ya habían pasado tres meses de la última reunión, y ese era el tiempo que había pasado sin que se vieran Takemichi y Mikey. Sí, seguían en contacto, se llamaban de vez en cuando, también se enviaban mensajes, pero no se habían visto en persona, por eso mismo Takemichi propuso quedar el día de hoy con Mikey, ya que ambos estaban libres. Mikey aceptó, ya que tenía muchas ganas de ver al teñido.
Desde la primera vez que lo vio supo que había algo especial en él, y vaya si lo había. Takemichi era su héroe, aquel que había luchado y hecho lo imposible para salvarlos a todos, cargando con ese peso en su espalda. Nunca supo muy bien como terminó enamorándose de él, quizás fue cuando lo conoció, o tal vez con el paso del tiempo al ver lo increíble que Takemichi era... No lo sabía muy bien, pero sí sabía que estaba enamorado de Takemichi, y también sabía que jamás lo tendría. Manjiro había visto de primera mano lo enamorado que Takemichi estaba de Hina, y de verdad que respetaba eso. La relación de los dos iba muy bien y sabía que en un futuro ellos dos se casarían, y él estaría muy feliz por ellos, aunque por dentro se moría de celos. Pero no haría nada para entrometerse, ya que Mikey solo deseaba la felicidad de Takemichi ya que se lo merecía. Por eso mismo, a principios de año, Mikey quiso intentar olvidar a Takemichi, y al final había conocido a un chico. Llevaban saliendo unos siete meses, y solo Kenchin sabía eso. Mikey creía estar listo para contarles a todos sobre su orientación sexual, así que solo se lo había contado a su familia y a Kenchin, el cual era otro miembro más de la familia. Hacía muy poco que también se lo había contado a Kazutora y Baji, ambos se alegraron por él y Baji dijo que ya era hora de que saliera del armario. Eso avergonzó a Manjiro, pero igual estaba feliz al saber que su amigo de la infancia le apoyaba, pues después de todo Baji y Kazutora tenían una relación desde hacía unos 5 años. Mikey también le había contado a Mitsuya y Pachin, a los cuales no les importó su orientación sexual y lo apoyaron. Ahora solo le quedaba contarle a Takemichi, aunque no sabía cómo se lo tomaría.
Takemichi se encontraba en la cafetería a la espera de que Mikey llegase. Estaba impaciente por ver al rubio, ya que hacía tres meses que no se veían. Habitualmente no había sido así. Había sido este año cuando habían comenzado a verse mucho menos y también hablaban menos. El teñido pensaba que Mikey ahora estaba muy ocupado por eso mismo no se veían y hablaban tan continuo, pero hoy por fin lo vería y se pondrían al día, pero como siempre pasaba, Manjiro llegaba tarde. El teñido se queda mirando su móvil, planteándose llamar a Mikey para saber si estaba cerca, pero enseguida alza la cabeza cuando escucha la voz del rubio llamándolo por ese apodo que le dio.
- Takemicchi – lo llama Manjiro viendo como este alzaba la vista y lo miraba con ojos brillantes y un ligero sonrojo en sus mejillas. Mikey se derritió por dentro al ver eso, pues aunque llevase 7 meses de noviazgo con otro chico, aún no había podido olvidar a Takemichi, incluso comenzó a creer que no lo olvidaría jamás, y estaba bien con eso. Después de todo, Mikey era feliz junto a Koichi.
- ¡¡Mikey-kun!! – dice el teñido de lo más feliz al ver a Manjiro.
- No hables tan alto – le regaña Sano mientras en su cara había una pequeña sonrisa y toma asiento.
Pronto comenzaron a ponerse al día, y Takemichi le cuenta lo bien que estaba yendo su relación con Hinata. Mikey, como siempre se alegraba al saber que la relación con Hina fuera bien, y justo en esos momento el teñido cayó en la cuenta de algo.
- ¿Mikey-kun, no tienes novia? – pregunta de repente Hanagaki viendo como Manjiro sacaba su lengua para quitarse los restos de comida que habían quedado tras probar el postre que había pedido.
- No tengo novia – responde Mikey dejando el tenedor. Esa pregunta lo había pillado por sorpresa, pero le venía bien para por fin contarle a Takemicchi. El teñido lo miraba con el ceño fruncido, ya que Mikey se había puesto serio de repente -. Pero... Sí tengo novio.
Takemichi abre mucho los ojos al oír eso, y algo dentro de él dolió. ¿Mikey tenía novio? ¿Estaba con otra persona?
No le importaba la orientación sexual de Manjiro, pero algo dentro de él dolía y sentía rabia. Justo en esos instantes por su mente pasa todos los momentos que había pasado con Manjiro; el cómo lo conoció, cuando le pidió que trajera a Baji de vuelta cuando este se fue a Valhalla, cuando le regaló la Babu, la conversación que tuvieron después de la pelea contra Black Dragons y que arreglase las cosas con Hina, cuando apareció en la pelea contra Tenjiku, lo doloroso que fue presenciar su muerte en Manila, cuando por fin le pidió que lo salvase cuando era líder de Bonten, y cuando se volvieron a reencontrar cuando viajaron juntos al pasado. Había vivido muchas cosas junto a Mikey, demasiadas, y las atesoraba todas. Pero oír que tenía novio... el saber que Mikey tenía a una persona especial... La ira lo inundó.
- ¿Takemicchi? – lo llama Manjiro al ver lo tenso y callado que estaba y el que llamase al teñido hizo que este saliera de sus pensamientos, pero esa ira y dolor seguían dentro de él. Mikey bajo un poco la vista, ya que no había esperado esa reacción de Takemichi -. Como pensé, ¿eso te echó atrás?
- ¡No! – se apresura a decir Takemichi intentando apartar la ira y el dolor -. Me sorprendió, pero no me echó atrás – con eso el teñido planta en su cara una sonrisa, una falsa, ya que en verdad no le había gustado saber que Mikey tenía a alguien especial -. Me alegra que me lo hayas contado. ¿Y quién es... el chico?
- Ah... - Manjiro suspira -. Sobre él... lo siento... Eso involucraría su privacidad.
Eso no le gustó a Takemichi. Quería saber quién era ese chico, asustarlo para alejarlo de Mikey. Esos pensamientos asustaron a Takemichi, él no era así. ¿Por qué sentía ese dolor? Como si su corazón se estuviera rompiendo. Al final se forzó a sonreír para no preocupar a Mikey y para que este no se confundiera.
- Ah... es cierto – dice el teñido sintiendo como su corazón se contraía dolorosamente y bajó un poco la vista -. Ya veo... ¿Mikey-kun es feliz...?
- Sí – responde el rubio con el ceño ligeramente fruncido. Sentía que algo le pasaba a Takemichi, pero no sabía qué -. Bueno...
Takemichi dejó de escuchar y recuerda cuando Manjiro lo atravesó con la catana en la batalla de ToMan vs Kanto y se dice que solo él podía hacer feliz a Mikey. Él era el único, solo él y nadie más. Pero no podía decirle eso.
- Si Mikey-kun es feliz – dice Takemichi mirando los ojos negros del rubio -. Yo me alegro.
- Sí, gracias Takemicchi – dice Manjiro con una pequeña sonrisa, pero Takemichi no se percató de que esa sonrisa no llegó a los ojos de Mikey. El teñido estaba ahora demasiado ocupado intentando comprender que le pasaba.
La charla terminó ahí, ya que Mikey dijo que debía marcharse para hacer unos recados. Así que se despidió de Takemichi prometiendo volver a verlo pronto, o por lo menos eso esperaba.
Había algo que no le había contado a nadie, y es que Koichi era 10 años mayor que él, un empresario bastante reconocido en Japón, y hacía muy poco Manjiro se había enterado de que estaba involucrado en negocios turbios, o por lo menos eso decían en las noticias. Manjiro le había preguntado si eso era cierto, pero Koichi lo negó rotundamente, e incluso se molestó con Mikey por haber preguntado. Manjiro no quería desconfiar de su novio, después de todo no le había dado razones para que desconfiase, y la verdad es que lo trataba bien. Y si era cierto eso de los negocios turbios... Tampoco le importaría. Koichi hacía que se olvidase de Takemichi cuando estaba con él. Los celos desaparecían al igual que el dolor por no tener a la persona que anhelaba. Koichi era bueno para él. Eso era lo que se repetía desde que vio las noticias en las que decían que estaba implicado en el narcotráfico y tráfico humano.
Takemichi seguía sentado en el reservado de la cafetería con su mirada perdida, intentando entender ese horrible sentimiento que estaba sintiendo. Él nunca antes se había sentido así. Pero ¿por qué? ¿Por qué le dolía saber que Mikey tenía una relación con otra persona? Sabía bien que ese sentimiento, esa ira, no era porque a Mikey le gustasen los hombres, eso en verdad le daba igual. No se sintió así al saber que Baji y Kazutora estaban juntos, y tampoco le molestó que Mitsuya hubiera comenzado una relación con Taiju, y mucho menos le molestó saber de la relación de Kaku-chan con Izana. Entonces, ¿por qué le molestaba saber que Mikey tenía pareja? Una respuesta llegó pronto a él, y era muy simple: Porque Mikey era muy importante para él, y lo que más le importaba es que él fuera feliz, porque si Mikey-kun era feliz, él lo sería. Y solamente él podía hacer feliz a Manjiro.
- Pero... - susurra Takemichi -. Él se veía feliz...
Con eso deja salir un suspiro y se marcha al trabajo. Estaba trabajando en la tienda de DVD a medio tiempo, ya que así conseguía algo de dinero que estaba ahorrando para cuando fuera a la universidad y para mudarse. Aún seguía viviendo con sus padres y Takemichi quería un poco más de independencia.
Los días fueron pasando y Takemichi no podía sacarse de la cabeza lo que Mikey le dijo, y esa ira y dolor seguían ahí y eso no le dejaba pensar con claridad. Un instinto había despertado en él, un instinto que conocía a la perfección, ya que años atrás lo sintió. Era desesperación y preocupación por Mikey. Temía que ese chico le hiciera daño, que ese chico lo estuviera usando... de solo pensar en eso su sangre hervía de la ira y se repetía una y otra vez que él era el único que podía hacer feliz a Mikey, nadie más, ni hombre ni mujer, solo él.
Lo que también le empezaba a molestar es que Mikey no respondiera a sus llamadas o mensajes. Ya habían pasado dos semanas de su encuentro en esa cafetería y eso lo tenía preocupado, ya que por lo general Mikey siempre contestaba a sus mensajes.
- Takemichi-kun, llevas unos días un poco raro – dice Hina. Ambos habían salido juntos en una cita y ahora mismo se estaban dirigiendo al cine -. ¿Ocurre algo?
- Es Mikey-kun – responde el teñido -. Estoy preocupado por él. No responde a mis llamadas ni a mis mensajes.
- Seguro que está ocupado con la mudanza – dice Tachibana con una sonrisa. Le gustaba que su novio se preocupase tanto por sus amigos, pero en ocasiones le molestaba un poco que siempre mencionase a Mikey, aunque intentaba no darle mucha importancia, ya que después de todo ellos eran amigos de la infancia -. Emma-chan me dijo que se ha mudado al centro de Tokyo.
- ¿Qué? – Takemichi se detuvo de golpe -. ¿Mikey-kun se ha independizado?
- ¿No lo sabías? – eso sí confunde a Hina -. Bueno, tal vez no te dijo nada porque estaba muy ocupado.
- Sí, puede ser... - susurra Takemichi con el ceño fruncido mientras se preguntaba por qué Mikey no le comentó nada cuando se vieron.
Mikey se encontraba en su nuevo hogar, aunque no lo sentía así. Koichi le había pedido que fueran a vivir juntos y el rubio había aceptado tras haberlo pensado. No veía nada malo el vivir con Koichi, ya que así podía ver si de verdad eran afines.
El apartamento era demasiado grande para dos personas. Este contaba con tres habitaciones, un enorme salón comedor y cocina americana. Ese apartamento no se parecía para nada a su hogar, ya que él había crecido en una casa antigua de estilo japonés.
El rubio había terminado por fin de colocar su ropa en el armario que iba a compartir con Koichi y ahora ya no sabía qué hacer. Había estado estos últimos días ocupado con la mudanza, lo bueno era que Kenchin, Izana y Shinichiro le habían ayudado, aunque Manjiro sabía que lo habían hecho para conocer a Koichi y a sus dos hermanos no les había hecho mucha gracia saber que su novio tenía la misma edad que Shinichiro.
Al pensar en ellos comenzó a buscar su móvil, el cual había desaparecido con todo el lío de la mudanza. Esperó encontrarlo cuando ya todo estuviera en orden, pero seguía sin haber rastro de él. ¿Dónde lo había metido?
- Koichi – lo llama el rubio mientras sale de la habitación dirigiéndose al salón, donde se encontraba su novio sentado en el enorme sillón y rodeado de papeles. Hoy era sábado, y se había traído trabajo a casa -. ¿Has visto mi móvil?
- No – dice el azabache. Koichi era un hombre de alta estatura, de cabello azabache, piel clara y ojos azules. Físicamente se parecía un poco a Takemichi, pero su personalidad era muy diferente a la del teñido -. ¿Sigue sin aparecer?
- No he logrado encontrarlo – dice el rubio pasando la vista por la estancia, preguntándose donde demonios había metido su móvil. Al final se dio por vencido y mira a su novio y al montón de papeles que lo rodeaban -. ¿Mucho trabajo?
- Un poco – dice el azabache -. La prensa está encima al igual que las autoridades. No sé quién filtró ese maldito rumor, pero si lo encuentro...
- Bueno, veo que estás tenso y ocupado – el rubio empieza a caminar a la salida -. Voy a visitar a mis hermanos y decirles que no sé dónde está mi móvil. Volveré antes de cenar.
Manjiro sale del apartamento con las llaves de su Babu en la mano y se marcha al estacionamiento subterráneo del edificio.
En cuanto Koichi se quedó solo suelta un gruñido. Había conseguido que Mikey se fuera a vivir con él, pero estaba el problema de su familia. No quería compartir al rubio con nadie. Manjiro era suyo, de su maldita propiedad y era exquisitamente perfecto. Llamaba la atención ahí donde fuera, y eso le fascinó en un principio, y ahora quería ese tesoro para él solo. No lo compartiría con nadie, y si hacía falta lo encerraría en casa, lo ataría a la cama... Haría lo que fuera por tener a Mikey. Nunca antes se había obsesionado de tal manera. Cuando lo conoció creyó haber encontrado un juguete con el que divertirse, era sexy, atrevido, y tenía un cuerpo de escándalo. Sabía cómo usar su lengua, y ese precioso trasero... Dios de solo pensarlo se ponía duro. Podía estar todo el maldito día follando a Manjiro y nunca se cansaría. Todo él era exquisito.
Lo malo ahora era su familia. Había conocido a sus dos hermanos y amigo, y notó que a ninguno de los tres les agradó. Eso le importaba una mierda, él solo quería a Manjiro, los demás le estorbaban, aun así siguió metido en su papel de hombre amable que amaba a Mikey con locura, siendo comprensivo y cediendo, pero eso era pura fachada. En el tiempo que llevaba saliendo con Mikey había conseguido que se alejase poco a poco de sus amigos, y ahora lo había traído a vivir con él. Era cuestión de tiempo que consiguiera alejarlos a todos y así podía tener a Manjiro para él solo.
Una sonrisa se fue formando en su cara de solo pensar en eso. Deseaba que ese día llegase pronto, y no le importaría hacer desaparecer a cualquiera que se metiera en su camino. Con eso, y aun con esa sonrisa, mete la mano en el bolsillo de su pantalón para sacar el móvil de Manjiro. Él se lo había quitado sin que se diera cuenta, y había visto todos los mensajes y llamadas de Takemichi. No conocía a ese bastardo, pero Mikey le había hablado de él, y por lo poco que sabía, ese mocoso no le agradaba, y ahora mucho menos al ver lo insistente que era al enviarle tantos mensajes a su Manjiro.
Al final volvió a guardar el móvil en su bolsillo y volvió a centrarse en los malditos papeles que lo rodeaban. Todo era un maldito desastre, pues estaba siendo investigado por la policía. Debía deshacerse de todas las pruebas para que no descubrieran sus trapos sucios y el lavado de dinero. Tenía mucho que hacer, pero lo bueno era que tenía sus contactos en la policía, y tenía el tiempo suficiente de deshacerse de las pruebas que lo inculpaban. También estaba preparando una tapadera y pruebas falsas para inculpar al desgraciado que había filtrado la información. Nadie podría con él, no iría a la cárcel.
Takemichi no prestó atención a la película, y estuvo todo el tiempo pensando en Mikey. De verdad que estaba muy preocupado por él, y también se sentía dolido. ¿Por qué no le dijo que se mudaba?
- ¿Por qué no vamos a comer algo? – propone Hina. La chica estaba un poco molesta, ya que Takemichi andaba muy distraído -. ¿Takemichi-kun?
- ¿Eh? – el teñido vuelve en sí y frunce el ceño al ver que habían salido del cine. ¿Ya había terminado la película? Hanagaki había estado tan ensimismado que no se había dado cuenta de que había comenzado a caminar. Entró en modo automático -. Lo siento, Hina.
- No quieres ir a comer, ¿verdad? – pregunta Tachibana soltando un suspiro.
- Pues... - Takemichi estaba muy avergonzado -. Lo siento, Hina. Prometo que te lo recompensaré en la próxima cita. Ahora tengo que irme.
Takemichi sale corriendo sin mirar atrás, dejando ahí plantada a Hinata, la cual deja salir otro suspiro, decaída. Odiaba que Takemichi hiciera eso. Entre semana no podían verse mucho, y hoy que habían decidido tener una cita había estado ausente y había salido corriendo. Entendía que Mikey era importante para él, pero en ocasiones Takemichi se pasaba demasiado.
Takemichi corría a más no poder para llegar lo más pronto posible a la tienda de Shinichiro. Necesitaba saber si era cierto que Mikey se había mudado y también quería saber si Shin conocía al novio del rubio. Tenía la necesidad de saber cómo era ese imbécil, saber su nombre... Necesitaba saber quién era, ponerle cara. Creía que así ese sentimiento, el cual creía que era preocupación, se esfumaría.
Al final llegó a la tienda de Shinichiro y se detuvo de golpe al ver aparcada la moto de Mikey. Sin pensarlo entró a la tienda, localizó a Manjiro, el cual estaba de lo más tranquilo hablando con su hermano y Draken, y se lanzó a abrazarlo sorprendiéndolo.
- ¡Mikey-kun! – dice el teñido de lo más feliz.
El rubio casi se cae al suelo por el abrazo tan repentino, pero consiguió mantener el equilibrio y gira su cabeza para mirar a Takemichi, el cual se había aferrado a él cual koala.
- ¿Por qué gritas, Takemicchi? – pregunta Manjiro.
Hasta hacía unos segundos el rubio había estado discutiendo con Draken y Shinichiro, los cuales le decían que debería volver a casa, ya que era demasiado pronto para ir a vivir con Koichi, el cual conocía de tan solo 7 meses, pero Takemichi había llegado y los había interrumpido, algo que Mikey agradecía.
Él no entendía por qué Kenchin y su hermano le decían todo eso, ya que aunque hacía poco que conocía a Koichi, este se había comportado muy bien con él. Era amable y atento, pero lo más importante es que conseguía distraerlo lo suficiente como para olvidar a Takemichi.
- No contestas a mis llamadas ni a mis mensajes – dice Takemichi mirando los ojos negros de Mikey -. ¿Es que estás molesto conmigo?
- No – dice el rubio con una sonrisa -. Es que he perdido el móvil.
La preocupación que había tenido se esfuma al oír eso y ver a Manjiro sonreír. Una sonrisa de verdad, no como en el pasado, y eso le encantaba a Takemichi. Él solo quería que Mikey fuera feliz, y él era el único que podía hacer eso.
- Tan despistado como siempre, Mikey-kun – dice el teñido mientras se forzaba para soltar a Manjiro -. ¿De qué hablaban?
- Le estábamos diciendo a Mikey que debería volver a casa – dice Draken muy serio y se llevó una mala mirada de Manjiro, la cual Ken ignoró completamente -. Se ha ido a vivir con su flamante novio.
- ¿Flamante? – las tripas de Takemichi se revolvieron.
- Ya paren con eso – pide Manjiro -. Soy lo bastante mayorcito para saber lo que hago.
- Manjiro, solo estamos preocupados – dice Shinichiro muy serio -. A Koichi lo están investigando por negocios turbios.
- ¿Koichi? – Takemichi miró a Mikey con el ceño fruncido pero este apartó la mirada, algo molesto. El teñido miró a Shin y Draken en busca de una respuesta.
- Koichi Yamada – dice Draken muy serio -. El CEO de Nippon Telegraph and Telephone (NTT).
- ¿La empresa de telecomunicaciones? – Takemichi tenía los ojos muy abiertos, pero de repente frunce el ceño -. Vi por las noticias que lo están investigando.
- Así es – asiente Draken mirando a Mikey, el cual lo estaba matando con la mirada -. Es el novio de Mikey.
Takemichi miró a Mikey preocupado. Había visto en las noticias que estaban investigando a Koichi Yamada por trata de personas y tráfico de drogas, y si eso era cierto... No podía dejar que Mikey siguiera con ese tipo. No le convenía. Debía alejar a Mikey de todo eso, debía protegerlo. Un trauma, el cual creía haber superado, volvió. No quería que Manjiro acabase mal, no soportaría verlo caer de nuevo en la oscuridad, como lo hizo tantas veces.
- ¡Ya les he dicho que Koichi es inocente! – dice Mikey cabreado -. Me voy a ver a Emma.
- Ella está con Izana – dice Ken y eso causa que Manjiro se detenga -. Le está ayudando con Tenjiku.
La puerta de la tienda se abrió y entraron Inui, el cual trabajaba con Shinichiro, y Kokonoi. Ambos se quedaron parados unos segundos mirando a los cuatro chicos.
- ¿A qué se debe esta reunión? – pregunta Koko.
- A nada – dice Manjiro encaminándose a la salida -. Me voy a casa.
Inui frunce el ceño y mira interrogante a Draken, Shinichiro y Mikey, queriendo saber que había pasado para que Mikey estuviera enfadado.
- Mikey, que es imbécil – gruñe Draken a la mirada interrogativa de Seishu -. El amor lo está cegando.
El oír eso hizo que Takemichi sintiera una punzada en el corazón. ¿Amor? ¿Mikey estaba enamorado de ese hombre? Nunca lo había visto en persona, solo en algún reportaje y en las noticias, pero se veía intimidante... malvado. ¿Por qué Mikey se fijaría en un hombre así?
- ¿Está saliendo con alguien? – pregunta Koko curioso -. ¿Quién es el afortunado?
Kokonoi no era tonto, y al igual que todos los más cercanos a Mikey, sabía que al rubio le gustaban los hombres, o más específicamente Takemichi. Todos se dieron cuenta de eso, todos menos Takemichi.
- Koichi Yamada – dice Shinichiro muy serio -. Eres inversionista de su empresa, ¿cierto?
- Era – responde Koko -. Fue un buen negocio, pero también es un imbécil de mucho cuidado. Demasiado controlador para mi gusto. Ni siquiera le cae bien a Kisaki. Menos mal que vendimos nuestras acciones a tiempo – con eso pone la vista en Draken -. ¿Hablaste con Mikey de lo que te comenté?
- No he tenido oportunidad – dice Draken encaminándose a la salida -. Pero lo haré ahora. Seguro que la idea le encanta.
Koko y Kisaki se habían unido para crear su propia empresa. Ahora era una pequeña, pero habían conseguido llamar la atención de un cazatalentos, y podían firmar un buen contrato, pero necesitaban la ayuda de Manjiro. A Mikey le encantaba correr en moto. Meses atrás participó en una carrera de motos, y así es como consiguió llamar la atención de un cazatalentos. Kisaki y Koko pensaron en patrocinar a Mikey como corredor, consiguiendo así que su empresa prosperase, aunque tenían más trabajos en la mira. Por el momento comenzarían con Manjiro, pero pretendían encontrar a otros talentos y también invertir en bolsa.
Takemichi se quedó ahí plantado, agonizando por el dolor que sentía en su pecho y preguntándose si de verdad Mikey amaba a ese hombre. De verdad que no podía creerlo. Era imposible, no podía permitirlo.
- Koko-kun – dice el teñido cuando Shinichiro e Inupi fueron a la trastienda -. ¿Conoces bien a Koichi Yamada?
- No mucho, la verdad – dice Hajime muy serio -. ¿Por qué ese interés?
- Me preocupa Mikey-kun – dice el teñido muy serio.
- Kisaki lo investigó – dice el azabache -. Sabes lo meticuloso que es, aunque gracias a eso es que vendimos nuestras acciones a tiempo. Ve a hablar con él. Seguro te dará la información que quieras.
Takemichi le da las gracias y se despide. En cuanto sale de la tienda saca su móvil para llamar a Kisaki y quedaron en verse en un bar en media hora.
Draken estaba siguiendo a Mikey con su moto. Sabía que el rubio de ojos negros se había percatado de él, y aun así no se detenía, aunque tampoco podía hacerlo, ya que no podía detenerse en medio de la carretera.
Varios minutos después Manjiro tomó una desviación, Draken lo siguió con el ceño fruncido ya que esa ruta se le hacía muy familiar. Cinco minutos después se habían detenido frente al Santuario Mushashi.
- ¿Qué quieres, Kenchin? – pregunta Mikey.
- ¿Recuerdas la carrera de hace unos meses? – el rubio de la trenza va directo al grano y Mikey asiente -. Kisaki y Koko quieren patrocinarte. Un cazatalentos vio la carrera.
Mikey estaba sorprendido y poco a poco en su cara se fue formando una sonrisa. Algo que a Mikey le encantaba era correr en su Babu, eso le relajaba y hacía que su mente se despejase. Se sentía libre mientras estaba sentado en su moto, y ser piloto de carreras sería algo maravilloso, ya que se dedicaría a algo que le apasionaba.
- Llamaré a Koko y Kisaki – dice Manjiro con una sonrisa.
- Sabía que te interesaría – dice el rubio de la trenza con una sonrisa mientras miraba a Mikey, pero poco a poco se fue poniendo serio. Estaba preocupado por Mikey, ya que su novio no le daba buena espina. Era muy posible que fuera su imaginación, pero Draken creía que Koichi no era bueno para Mikey. Además, no creía que Mikey estuviera enamorado. Él había visto como el rubio se comportaba con su novio, pudo verlo cuando le ayudó con la mudanza, y aunque parecía relajado, no vio amor de parte de Mikey. Manjiro no miraba a Koichi como miraba a Takemichi.
Draken conoció a Mikey y Takemichi hace 9 años, y con el pasar del tiempo se percató de la cercanía de esos dos. En un principio pensó que eran muy buenos amigos, algo que eran, pero había algo más. Mikey miraba a Takemichi cuando creía que nadie se percataba, pero más de una vez Draken lo pilló, y sus ojos brillaban al mirad a Hanagaki. Incluso hoy se había dado cuenta de eso cuando Takemichi llegó a la tienda.
- Mikey – lo llama Ken -. ¿De verdad amas a ese imbécil de Yamada?
- Kenchin, no empieces – pide Manjiro dejando salir un suspiro -. ¿Por qué no os cae bien? Me trata bien, ¿sabes?
- No has contestado a mi pregunta – Ken se cruza de brazos mientras se apoyaba en su moto, el segundo amor de su vida -. ¿Lo amas sí o no? Y sé sincero.
- No lo sé – susurra Mikey tras unos segundos de silencio -. Pero me gusta y estoy cómodo con él. ¿Qué más puedo pedir?
- No deberías estar con alguien que no amas – dice el rubio de la trenza -. No deberías haber ido a vivir con él si no tienes claro lo que sientes por él.
- Hace que lo olvide, ¿sabes? – susurra Mikey mirando los ojos negros de Ken.
Draken deja salir un suspiro y sacude la cabeza. Lo sabía. Sabía que Mikey era un grandísimo imbécil. Cuando supo quién era su novio se sorprendió al ver el gran parecido físico con Takemichi.
Tiempo atrás, cuando Takemichi comenzó su relación con Hinata, Draken se percató de la molestia de Mikey, la cual fue imperceptible, pero Ken conocía bien a ese enano. En su día habló con él para saber lo que le pasaba, y Mikey terminó contándole sobre lo que sentía por Takemichi. Así que el que su novio se pareciera físicamente a Takemichi hizo que Draken pensase que Mikey estaba buscando un sustituto del teñido.
- Eres un maldito imbécil – gruñe Ken -. Te dije que hablases con Takemicchi en su día. Que le contases lo que sentías por él, pero no lo hiciste y ahora te has buscado un sustituto de él.
- ¿Un sustituto? – Mikey lo miraba con el ceño fruncido.
- El imbécil de llamada se parece físicamente a Takemicchi – gruñe el rubio de la trenza y vio que Mikey seguía confundido -. ¿De verdad no te has dado cuenta? Cabello negro, piel clara y ojos azules.
Manjiro aparta la mirada mientras su ceño se hacía más profundo. La verdad es que no se había fijado en eso, pero ahora que Ken lo había mencionado... Sin siquiera darse cuenta Mikey comenzó a comparar a ambos, para ver si Draken tenía razón y al final llegó a una conclusión.
- No se parecen tanto – dice Manjiro -. Los ojos de Takemicchi son de un azul más intenso.
Draken se pellizca el puente de la nariz. Empezaba a dolerle la cabeza y a enfadarse al ver que Mikey no veía lo mismo que él.
- Mira, piensa lo que quieras – dice Ken subiendo a su moto -. Pero lleva cuidado. El imbécil de Yamada no me agrada.
Takemichi se encontraba esperando a Kisaki en el bar que este le había dicho. Había llegado antes de la hora acordada, ya que al de gafas no le gustaba la impuntualidad. Kisaki llegó enseguida, y justo a la hora acordada.
Ambos se saludaron, ya que eran muy buenos amigos, y se pusieron a hablar para ponerse al día mientras se tomaban unas copas. Ya comenzaba a atardecer, así que no vieron nada malo en beber un poco.
- Dudo que me hayas llamado solo para ponernos al día, Takemichi – dice Kisaki con una sonrisa relajada -. ¿Qué ocurre?
- Koko-kun me ha dicho que investigaste a Koichi Yamada – dice el teñido dejando salir un suspiro -. ¿Me podrías decir que sabes de él?
- ¿A qué viene ese interés tuyo por Yamada? – pregunta curioso el de gafas.
- Es el novio de Mikey-kun – susurra el teñido.
Kisaki frunce el ceño al oír eso. ¿Yamada y Mikey...? ¿Desde cuándo? Kisaki comenzó a buscar en su mente la información que tenía de Yamada, pero no recordaba todo. Cuando invirtió su dinero en acciones de la empresa Nippon Telegraph and Telephone (NTT) quiso saber sobre el CEO de esta. Al principio no encontró nada fuera de lugar, y por eso mismo invirtieron él y Koko, pero al pasar el tiempo Kisaki empezó a oír rumores, y retomó su investigación, y esta fue más profunda.
- No llegué a conocerlo bien – dice Kisaki -. Pero... Takemichi, Koichi Yamada no es un hombre de fiar. Sé que ahora lo están investigando, y créeme cuando te digo que todo es cierto. Trata de personas, lavado de dinero, narcotráfico... Por eso decidí vender mis acciones y alejarme de esa empresa – Takemichi se tensó al oír eso y sintió ganas de buscar a Mikey y evitar que se fuera con ese desgraciado -. Aún tengo toda la información que recopilé sobre él. La buscaré y te la entregaré.
- Gracias, Kisaki – dice el teñido.
- No hay que agradecer nada – el de gafas sonríe -. Además, me preocupa que Mikey esté saliendo con Yamada. Hasta donde creía, Koichi solo salía con mujeres, y muchas de ellas se marcharon del país cuando su relación terminó.
Takemichi ahora estaba más nervioso, ya que la información que le había dado Kisaki no era muy buena, era horrible. Su sangre hervía de rabia, así que cuando se despide de Kisaki, decide llamar a Draken. Necesitaba ver a Mikey, hablar con él y contarle lo que Kisaki le había dicho, pero al final se detuvo y no llama a nadie.
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Por qué se entrometía en la vida de Mikey? El parecía feliz, y aunque le dolía no ser el causante de esa felicidad, no podía hacer otra cosa más que dejarlo tranquilo, pero no podía. Algo en su interior rugía de furia de solo pensar que el malnacido de Yamada tocase a Mikey. ¿Qué debía hacer?
De repente el sonido de una moto lo saca de sus pensamientos y frente a él se encuentra Mikey.
- ¿Qué haces a estas horas en la calle, Takemicchi? – pregunta el rubio. Este se estaba yendo de vuelta a su nuevo hogar, pero se había detenido al ver a Takemichi parado frente a un bar.
- Mikey-kun – susurra el teñido.
- Has bebido – ríe Mikey y le pasa su casco -. Vamos, te llevo a casa, borrachín.
Takemichi acepta el casco y sin pensarlo sube en la Babu, pasando sus brazos por la cintura de Mikey, pegándose a su espalda. Fue demasiado reconfortante, y Takemichi no quiso soltarlo nunca. Debía proteger a Mikey, él debía hacerlo feliz.
Las copas que se había bebido comenzaban a hacer efecto ahora, pero eso le daba igual a Takemichi, ya que estaba abrazado a Mikey, y eso era lo único importante. Si los dos estaban juntos, podrían con todo. Ambos se protegían, pelearían juntos como siempre habían hecho, nadie podría con ellos si estaban juntos.
Mikey detuvo su moto frente la casa de Takemichi, y se da cuenta de que el teñido se había quedado dormido. No tuvo más remedio que despertarlo y le sorprende lo que Takemichi le pide.
- Mikey-kun, ¿por qué no te quedas a dormir? – pide el teñido mientras Manjiro lo acompañaba a la entrada -. Mis padres no están y no quiero pasar la noche solo.
Mikey se lo queda mirando unos segundos, y no pudo negarse, no cuando Takemicchi lo miraba con esos preciosos ojos azules, que ahora se veían un poco desenfocados por el alcohol.
- Está bien – dice el rubio entrando a la casa junto con Takemichi. La estancia le era muy familiar, ya que había estado en innumerables ocasiones en esa casa -. Lo mejor será que te des un baño para despejarte. Yo pediré algo de comida, ¿te parece?
- ¡Sí! – dice Takemichi con una gran sonrisa. Ni siquiera había planeado encontrarse con Mikey, pero el universo había estado de su parte. Esa noche la pasaría con el rubio, alejándolo de Koichi, pero debía pensar en cómo alejarlo de ese imbécil para siempre. Koichi no le convenía a Mikey, nadie era lo suficientemente bueno para Manjiro. Solo él podía hacerlo feliz.
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