Capítulo diez

Aprieta las pastillas con rabia, aun no pudiendo creer lo estúpido que fue al no notar lo que realmente eran. Rechina sus dientes y termina por tirar las pastillas en alguna parte de su nueva habitación.    

Se siente impotente, frustrado y muy enojado. Si tan solo lo hubiera notado antes, no hubiera lastimado a JiSung de aquella forma.    

Suelta un bufido, pensando en dónde estará Mi Suk. Saca de su bolsillo su teléfono con intenciones de mandarle un mensaje o directamente llamarla. Pero se detiene porque sabe que no le contestará.    

—¡Mierda!
   
Se agita su cabellera con su mano desocupada y deja su teléfono sobre una caja, de pronto invadiéndole malos pensamientos de que -quizá- ella esté planeando algo contra JiSung.    

Cierra los ojos con fuerza y realmente espera que no sea lo que se imagina; que realmente Mi Suk no dañe a JiSung.    





JiSung despierta a causa de algunos pasos entrando a su habitación, entreabre los ojos, pero aun así tiene la mirada borrosa y no puede distinguir quién es.    

—No me digas que... —JiSung trata de enfocar su vista en el rostro de aquella persona, pareciéndole familiar—. MinHo me abandonó por un pequeño chico como tú.    

Sigue bajo los efectos de la medicina, aturdido y aun no logrando comprender la situación. Pero aun así consigue escuchar el sonido de un video, proveniente de teléfono de la otra persona. Alcanza a enfocar la vista en el video, encontrándose con las imágenes de MinHo y él en la noche anterior.   

—Eres una monstruosidad. Vete de esta escuela, ¿o quieres que todos vean este video? —Mi Suk mira con desagrado y enojo a JiSung, quien hasta penas ahora, la puede reconocer.    

—¿Irme...? —logra decir en un susurro, aun no pudiendo mantener sus ojos abiertos por mucho tiempo.   

—¡Tú fuiste quien me robó a mi hombre!    

Mi Suk, con la furia ardiendo en sus venas, levanta la mano -la cual aún sostiene su teléfono- e intenta arremeter contra JiSung. Pero un agarre en su brazo lo impide. Voltea hacia la persona que la detuvo, congelándose por completo cuando se da cuenta que es MinHo.   

—Es suficiente —JiSung abre de nuevo sus ojos, sorprendiéndose de ver a MinHo sosteniendo el brazo de la señorita Park—. Si sigues tratando de involucrar a JiSung en esto, le diré al internado que tú recetaste medicamentos inductores de celo a un estudiante, haciéndolos pasar por anti-feromonas —Mi Suk se le corta la respiración viendo atentamente como MinHo saca las pastillas de su bolsillo—. Tengo la prueba. Así que no te escaparás de castigo por esto.   

Mi Suk se siente acorralada y sus piernas tiemblan así como su cola; cambia su mirada entre las pastillas y MinHo, asustándose con el hecho que hasta la puedan meter a la cárcel. Rompe el agarre de MinHo y sale corriendo, cerrando la puerta detrás de ella en un impulso de que no la siguieran.   
Aunque en realidad nadie tenía intenciones de seguirla.   

JiSung obtiene -sin mucho- esfuerzo sentarse en la cama, viendo la espalda de MinHo. Y hasta ahora consigue estar en sus cinco sentidos, procesando de poco en poco todo lo que ha sucedido en ese pequeño lapso.    

—Así que la señorita Park estaba detrás de lo que pasó ayer.   

—Así es —MinHo no lo voltea a ver y solo baja la mirada—. Disculpa por los problemas que te causamos.   

—Entonces —MinHo camina con claras intenciones de irse, pero la colita de JiSung lo detiene, tomando la suya—. Nada de esto es tu culpa... Regresa.   

MinHo por fin logra voltear a verlo, sintiendo como su tonto corazón se acelera.   

—Pero eso no cambia el hecho de que fui violento contigo —gruñe MinHo y aprieta su puño, sintiendo como la culpa se forma en un nudo en su pecho—. No quiero estar a tu alrededor si eso te trae malos recuerdos.   

JiSung suspira y toma la mano del león para jalarlo y hacer que caiga encima de él. MinHo lo mira sorprendido, admirando aquellas mejillas rojas y mirada oscura.   

—No decidas eso sin preguntarme primero —lo abraza por el cuello, juntando sus pechos y sintiendo sus alientos mezclarse—. Realmente no me importa lo que pasó ayer, porque no fue tu culpa... Además, creo que... —desvía su mirada, sintiendo su rostro más caliente—. Me he enamorado de ti.   

MinHo se sonroja y se queda inmóvil, solo sintiendo como los latidos de su corazón casi salen por su garganta.   

—Además, de que... Ya sabes... —JiSung sigue hablando, manteniendo su mirada en otro lugar que no sea el rostro del mayor—. En realidad, podría gustarme eso del sexo rudo... ¡Pero no es que sea masoquista o algo parecido! —JiSung devuelve su mirada en MinHo, dándose cuenta de que el león no se ha movido en lo absoluto—. ¿Ni siquiera vas a reaccionar?   

JiSung lo mueve por los hombros, pero aun así el león no reacciona. MinHo sigue con su cara pasmada por la confesión, solo pensando en lo bonito que es la pantera.   

Y, ahora que JiSung lo piensa, nunca le había dicho a alguien que le ama. Pero está contento de que el mayor sea el primero.   

MinHo sale de su ensimismamiento y lo toma desprevenido, fundiéndolos en un beso. JiSung lo mira sorprendido, pero aun así sonríe y sigue la acaricia.    

—Yo también te amo.    

Confiesa MinHo entre el beso y abraza con más fuerza a JiSung; el chico del cual se enamoró.   





Están desbordados de amor. Acariciándose, besándose y uniéndose en un acto más allá de lo carnal. Pero, aun así, MinHo procura con mucho cuidado cómo lo toca, solo dejando caricias leves y cosquillosas sobre la piel sensible de la pantera.    

Deja de besarlo para pasar por su cuello y lamerlo, escuchando atentamente como los jadeos escapan de la dulce boca de JiSung. Está tentado a morder, pero no lo hace, mejor le acaricia con la punta de su nariz y sigue repartiendo besos húmedos. Pero pronto lo aturde una ráfaga de aroma dulce, dejando por un momento las caricias.    

JiSung entreabre los ojos y observa como MinHo se sonroja con fuerza y jadea; su mirada se dilata -junto con la del león, quien siente una contracción en sus testículos-   

—Tú... —MinHo le mira fijamente, sintiéndose un poco mareado—. Hueles un poco más femenino a comparación de antes.    

—¿En serio?   

JiSung sonríe tontamente, encantándole la forma en como lagrimean los ojos del león. Mientras que MinHo siente como sus colmillos y uñas crecen; por un instante piensa que quizá son efectos posteriores del inductor de celo. Aunque -recordándolo- tomó sus medicinas en la mañana. Entonces, ¿por qué siente como si estuviera entrando en celo?    

Además, de cualquier manera, JiSung no debería emitir ese tipo de feromonas para que incite a su cuerpo a entrar en calor.    

—JiSung, ¿puedo pedir prestadas tus medicinas? —susurra MinHo, sintiendo los efectos más presentes—. Si me pongo así, de nue-...   

JiSung lo corta con un beso, tomando desprevenido al león, quien se sorprende cuando los colmillos de ambos chocan durante éste.    

—También lo estoy sintiendo —jadea sobre los labios del mayor, con una línea de saliva escurriendo por su costado y frotando el pene de MinHo con su entrada goteante—. Vamos. Hazlo apropiadamente esta vez, ¿sí?   

Lo besa de nuevo, arrebatándoles el aliento en aquel toque. MinHo gime sin evitarlo, sintiendo como el menor sigue frotando su pene con su nudo de músculos e inconscientemente, ambos juntan sus colitas y las enredan.    

JiSung sonríe entremedio del beso y hace un rápido movimiento, que hace que quede encima del león. Ambos jadean y rompen el beso, viéndose fijamente a los ojos.    

El menor aprovecha la posición y se penetra con el pene de MinHo, pero, así como lo metió, eyaculó entre ambos; creando en su cuerpo una serie de contracciones y temblores que le corren por todo el cuerpo. MinHo cierra los ojos y siente como el ano de JiSung lo traga y aprieta en una secuencia muy rápida. Y aprovecha que la pantera cayó sobre su pecho para morder su oreja y susurrar en su oído:   

—Te viniste mientras lo ponías dentro. Pequeño pervertido.   

JiSung le contesta con un gemido ahogado, removiéndose por su reciente orgasmo.    

—No hagas eso... —pide en un jadeo bajo, refiriéndome a que no le muerda su oreja -la cual es una de sus partes más sensibles.   

—¿Por qué no? —da otra pequeña mordida al lóbulo y ríe suavemente, dirigiéndose ahora al cuello de la pantera—. No solo quiero estar dentro de ti, tu cuerpo entero luce delicioso y sería una pena que no lo comiera —JiSung le contesta con un gemido muy agudo al mismo tiempo que MinHo chupa su cuello—. Quiero embarazarte ahora mismo.   

Y comienza el sonido del chapoteo cuando MinHo mueve su cadera y penetra de manera fantástica al menor. JiSung se estremece y se aferra con fuerza al cuerpo del albino, sintiendo como la punta del pene de MinHo, roza aquella zona que tanto le hace delirar y poner los ojos en blanco mientras gime y se deshace en lágrimas.    

MinHo aprieta con fuerza los muslos de JiSung y penetra con energía, chocando sus pieles en un baile ruidoso en donde el rechinido de la cama los acompaña. Además de que sonríe porque le encanta como las paredes calientes de JiSung lo reciben y abrazan en cada embestida.   

—Se... Se siente bien —logra decir JiSung, con la lengua afuera y su aliento chocando con el de MinHo.    

—Oh, ¿sí? —jadea, con su respiración agitada, excitándose demás por aquella expresión en el rostro de JiSung—. Entonces, hagamos muchos bebés.   

Con entusiasmo, mueve sus manos a las nalgas de la pantera y empuja con mayor ímpetu; logrando que de nuevo JiSung llegue a un explosivo orgasmo y entierre sus uñas en los hombros del mayor, mientras arquea la espalda y siente su ano palpitar con fuerza. MinHo también se siente cerca y con solo dos embestidas más es suficiente para eyacular dentro del menor.   

JiSung se siente cálido por dentro, además de las tiras calientes del albino disparadas por todo su interior. Se siente mareado y pronto a desvanecerse, pero MinHo lo toma entre sus brazos y los hace girar de posición. Queda acostado con MinHo encima -y dentro- de él. Se miran como bobos enamorados y juntan sus frentes, importándoles poco que su sudor se mezcle.    

MinHo lo besa y ambos cierran los ojos, disfrutando y sintiendo mucho con tan solo ese contacto. JiSung se aferra a él, abrazándolo por la espalda y pensando que de todas las veces que lo hicieron, esa es la mejor que han tenido, sin duda alguna.   

—JiSung —MinHo rompe el beso solo para decir—: Te amo.   

Los dos se miran con un gran rubor en sus rostros, además del amor en su mirada.    

JiSung no puede evitar soltar algunas lágrimas de felicidad, pues al final el destino decidió que sí debían estar juntos.   

—Yo también te amo, MinHo.   

Sonríe con las lágrimas aun desbordándose en su rostro, pero eso no evita que de nuevo se besen y sus colitas otra vez terminen enredadas entre sí.     

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