XVIII. Felicidad


"¿Desde cuando tienes una hija?" mi madre dice y su tono no está gustándome, tomo más fuerte la mano de Célia y ella no debe estar aquí, no con mamá hablando así. Sé que quizás ella no tenga la culpa, pero ella no entiende nada.

"Es una historia larga, mamá" me dirijo a ella y luego miro a Célia "Cariño, ¿puedes esperarme un momento mientras hablo con abuela?" le digo y entonces ella asiente, se marcha y miro a mamá.

Soy consciente de que todos nos están mirando y lo mejor es tener esta conversación en otro lado, pero sé que mi mamá nunca ha sido mala y sólo está confundida, le he soltado la noticia como un balde de agua fría.

"¿Vas a explicarme, Harry?" ella me pregunta y yo asiento.

"La encontré en la calle, mamá. No podía dejar a una niña desprotegida a la intemperie y expuesta a todos los peligroso, y sé que tal vez fue algo excesivo pero cuando esa niña me miró a los ojos, encendió en mí algo... ni yo mismo puedo explicarlo ahora, ha estado conmigo desde entonces" cuando termino de hablar, una sonrisa se forma en su rostro y ella asiente.

"Tienes un gran corazón hijo, pero... ¿sabes de dónde viene, tiene padres, acaso?" ella sigue teniendo ese tono de voz que empieza a irritarme y busco paciencia.

"¿Crees que sí tuviera padres, estaría aquí conmigo? Esa niña me devolvió la esperanza, la felicidad, la alegría que sabes que perdí desde que pasó lo que pasó, ha estado un mes conmigo y se ha convertido en parte de mí, entiendo que estés confundida y quieras protegerme pero sé lo que quiero, y lo que quiero es estar con ella todos los días de mi vida" mi corazón se estruja al hablar y una lágrima se escapa de los ojos de mi mamá, Gemma se mantiene callada al igual que ella y quiero que digan algo.

"Está bien, hijo. Tú sabes lo que haces y ella es una niña hermosa" ella dice y siento un gran alivio.

"Sí, tiene tu misma sonrisa, debo decir" Gemma ríe y yo sonrío.

"Te vez feliz, ya no veo esa oscuridad en tus ojos y eso me hace feliz, entonces, ¿creo que tengo una nieta?" Mi madre dice con diversión y su sonrisa es genuina, mi corazón salta de alegría y la abrazo de nuevo.

Me alegra que todo sólo haya sido un mal rato, que ha durado poco. Luego de que dos de mis tres mujeres favoritas entran en la casa, mi mamá busca a Célia con la mirada, me siento a su lado y las oigo conversar, Célia tiene una sonrisa en su rostro de ángel.

"¿Tú eres mi abuela?" ella pregunta y mi madre me mira, la sonrisa permanece en su rostro y toma su mano cariñosamente.

"Sí, y tú eres una niña muy bonita" Célia sonríe y Gemma está tratando de calmar el llanto de Matías.

"Creo que deberías darle fresas, eso lo haría feliz" Célia dice y mamá frunce el ceño con diversión. Aún no sabe tanto sobre la inocencia de Célia.

Gemma la mira con atención y está derretida por su inocencia, Dulce me llama desde la cocina y me marcho, Célia se queda con su tía y su abuela.

Dulce dice que debemos servir la comida ya, porque todo está listo. Obedezco y entonces sacamos el pavo del horno, las frutas y salsas y servimos todo. Hasta ahora este es el mejor día, o no lo sé, el mejor día fue cuando conocí a Célia. Definitivamente.

Pienso en todas las cosas que viví este año y la mejor de todas fue haber salido aquella tarde, la tarde en que la encontré y una parte de mi vida volvió a tener sentido.

Sonrío inconscientemente y voy a buscar a las demás personas, todos se levantan y Célia parece muy encariñada con mi madre, ella me mira y parece darme una aprobación con su sonrisa y me alegra verla feliz, prefiero no decirle nada más que lo que le dije, porque todo antes de ella no importa ya, lo único que realmente me interesa es lo que vendrá después. Qué estoy seguro que será igual de hermoso que hasta ahora.

Todos nos sentamos en la mesa y empezamos a comer, Célia trata de rebanar torpemente su pavo y yo la ayudo, mamá me observa desde el otro lado de la mesa y una lágrima se escapa de sus ojos, sé que tal vez es de felicidad, porque ella sabe bien por lo que pasé. Gemma me sonríe y puede relajarse ahora que Matías está durmiendo, pienso en lo difícil que debe de ser para ella ser madre soltera y siento impotencia al no darle tanta importancia como se la merecía hace años. Los recuerdos de la época en la que era un bueno para nada regresan, y la imagen de mi madre llorando y mi hermana reprochándome vuelven a mi cabeza. Sacudo la cabeza y los borro porque no quiero recordarlos esta noche.

Cuando terminamos de comer, estamos a punto de levantarnos de la mesa cuando Gemma interrumpe la acción, su voz genuina y alegre nos llama la atención a todos los presentes y nos volvemos a sentir.

"¿Se han olvidado del brindis?" ella dice y todos sonríen, Célia bosteza un poco. Supongo que ella está algo cansada, ha sido un día largo y pesado. Pero la sonrisa que mostró en todo el día siempre permanecerá en mi memoria, y la guardaré como un buen recuerdo.

"Yo brindo por mi hermano Harry, y por la nueva etapa en su vida" Gemma dice e inclina una copa llena de vino, todos brindamos y sonreímos. Célia mira atenta la acción y también choca su vaso con jugo con mi copa.

"Brindo por los niños, que son la alegría de nuestras vidas" mi madre dice y inclina su copa, todos chocamos con ella. Entonces creo que es mi turno de hablar, todos me miran y me siento algo nervioso por lo que voy a decir. Aunque, realmente no sé que decir.

"Brindo por la vida y los pequeños inesperados regalos que nos obsequia" Cuando hablo, todos están en silencio y mi madre pinta un rostro orgulloso en su cara, inclino mi copa y todos chocas copas conmigo.

Célia sonríe y la miro, todos los demás desaparecen y todo mi amor, mi cariño y mi desvelo, son para ella. Sólo para ella.

Mi pequeña hija de corazón, Célia.

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