Noveno


El domingo por la mañana Cecily se encontraba un tanto desanimada mientras terminaba con las frutas que amablemente Shay le había cortado en forma de estrellas... o algo así; su desaliento, provenía principalmente de no haber pasado el fin de semana en casa de Jacob, comprendía que su padre debía cuidar del abuelo Ethan; también eso la tenía un poco asustada, había visto a su abuelo toser y escupir sangre en el proceso sin saber la razón, le recordó de alguna manera el pequeño pez dorado que Shay había ganado para ella en una feria.

Cecily definitivamente no quería ver al abuelo Ethan, panza arriba. Tampoco querría tirarlo por el retrete, además, era muy grande y no podría entrar. Terminó la última estrella de melón, y de un pequeño brinco bajó de la mesa y se encaminó al cuarto de lavado, donde se encontraba Arno; tiró suavemente de su chaqueta y esperó.

—¿Terminaste, cielo?— Preguntó Dorian, inclinándose lo suficiente para alzar en brazos a su pequeña, Cecily asintió y dejó un beso en la mejilla áspera de Arno, y mientras éste regresaba a la cocina para recoger el plato de su pequeña, Cecily expresó su deseo de poder visitar a Jacob.

—Debe estar cuidando del abuelo, cielo... —Arno no creía del todo prudente la visita, especialmente después de haber hablado con Charles por teléfono, Ethan no tenía intención alguna de tomar tratamiento, y lo que Arno menos deseaba era que su pequeña presenciara el no tan lento deterioro en la salud de uno de sus abuelos.

—Pero... solo un ratito ¿puedes? —Suplicó la niña, con sus grandes ojos verdes brillando ilusionada.

———

—¿Estás seguro? —Maxwell preguntó, dando un sorbo a su bebida y se removió en el sofá. Jacob soltó un gruñido, exasperado.

—¿Por qué Arno me mentiría con algo así? —Era al menos la tercera vez que tenía que repetirle a Maxwell que, Arno había regresado con su hija, claro, Maxwell sabía de sobra que esa niña era hija de Jacob, pero no le agradaba tener de regreso a Dorian al juego.

—Quién sabe ¿Qué tal si sólo es una excusa para darte lástima y que vuelvas con él?— Las mejillas de Jacob se encendieron de un color rojizo ante la insinuación de su pareja ¿verdad? Claro, no era que le molestara ver al chico que había sido su pareja durante un buen tiempo tomado del brazo de otro hombre, y lo peor...

—Arno está comprometido; deja tus tonterías para otro momento —Roth sonrió complacido, aunque no sería realmente feliz hasta saber a Arno casado, aún si para ello él mismo debía celebrar la ceremonia. Pero había algo en la expresión de Jacob, asco quizá, pues su cara se contrajo en una curiosa mueca cuando mencionó el compromiso.

—¿De verdad? Qué buena noticia, tendrás que felicitarlo de mi parte, querido...

Antes de que Frye tuviera oportunidad de responder, entró un mensaje de voz a su celular; un mensaje de Arno, y sin darle importancia lo abrió frente Maxwell.

—¡Papi!

Era Cecily, claro, reconocería esa vocecilla en cualquier sitio, y sólo era ese mensaje, pequeño, pero lo hizo sonreír. Luego revisó sus demás mensajes.

"Jacob, Cecily quiere pasar al menos la tarde contigo ¿tienes tiempo?"

"Si estás muy ocupado le diré que espere a la siguiente semana"

"Por cierto ¿Ethan sigue mejor?"

Eran tres mensajes de texto de Arno también; y en su mente visualizó divertido a Cecily tomando el teléfono, dispuesta a llamar a su padre, y a un Arno muy estricto y apegado a las formalidades, quitándoselo para después preguntar él mismo.

Respondió un breve "voy para allá" y guardó el teléfono.

—Saldré; regreso hasta la noche, hay comida en la nevera por si decides quedarte... —Jacob tomó sus llaves y una chaqueta, su gorra gavroche (regalo de Arno) y su billetera antes de salir; sin dar explicación alguna a su pareja.

———

—My princess —Saludó Jacob al ver a su hija, además de hacer una pequeña reverencia; en el poco rato que pasaron juntos la noche del viernes, Cecily le había comentado a su padre cuánto gustaba de las princesas, y su deseo de ser una, por lo que Jacob se presentó a la casa, no sin antes haber comprado una pequeña tiara de juguete y un vistoso ramo con flores rosas y lilas, tan grande que la cara de Cecily apenas era visible detrás de este.

Dorian ayudó a su pequeña a dejar las flores en agua, y tras darles indicaciones a ambos, dejó a su pequeña ir con Jacob. 

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