Décimo octavo
El siguiente viernes, para sorpresa de Arno, fue Evie quien pasó por Cecily, bajo la excusa que esa misma noche, Jacob tenía una pelea importante, y tener ahí a su pequeña lo distraería.
En parte, era cierto, Jacob tenía una pelea, y Evie no estaba del todo de acuerdo en que su pequeña sobrina presenciara tanta violencia.
-¿A dónde vamos?
Preguntó Cecily un poco confundida, no iban a casa del abuelo Ethan, pero el camino le parecía ligeramente conocido.
-Cierra los ojos, es una sorpresa.
La mayor cargó a la niña entre brazos y continuó el resto del camino; no mucho después, bajó a la nena en un asiento, sus fosas nasales se vieron inundadas por el olor a helado de fresa, su favorito.
-Hola, princesa.
Cecily abrió los ojos, lo primero que vio, fue la pequeña copa de helado de fresa con chispas y crema batida frente a ella, lo segundo, a Shay intentando poner su mejor sonrisa, de pie, a su lado.
-¡Papi!
La niña saltó de su silla y no dudó en aferrarse a la pierna del Irlandés con fuerza ¿acaso iba a volver a casa? Shay la alzó en brazos.
-Hey, también te extrañé...
Cecily no parecía guardar ninguna especie de rencor por lo sucedido, de hecho, lo único que esperaba era tener a Shay nuevamente en casa. Pasó sus pequeños brazos al rededor de su cuello y depositó pequeños besos por su mejilla.
Bajó a Cecily a la silla, luego abrió otra silla para Evie, y finalmente tomó asiento.
-¿Vas a volver a casa? Papá dijo que no...pero estás aquí.
Cormac sintió una punzada de dolor en el pecho ¿Cómo podía haber dejado así a su niña? Lentamente negó con la cabeza.
-No voy a volver a casa, cariño. Verás, Arno y yo... bueno...
Le tomó unos instantes pensar como poner la situación en términos que su pequeña pudiera comprender, nunca había pasado por su cabeza la idea de separarse de Arno, así que hasta ese momento, los términos de romper una relación le eran completamente desconocidos.
-Tu papi es un príncipe, que debe estar con su amor verdadero ¿no?
La niña asintió atenta.
-Pues, yo no lo soy.
-¿Es porque no eres una princesa? Puedo prestarte un vestido y mi tiara...
Repuso Cecily rápidamente.
-No, no cariño. Dos príncipes pueden estar juntos, o dos princesas... como sea, el caso es, que el príncipe de Arno es otra persona, y eso está bien, por eso no estoy en casa, para que pueda encontrarlo.
Evie estaba sorprendida por la calma con la que Shay se explicaba, aún cuando podía ver en sus ojos la tristeza al hablar sobre Arno.
-Y no te preocupes, después encontraré a mi príncipe o princesa. El punto aquí, es que no debí irme de casa sin despedirme, te debía una explicación, cariño. Tu tía Evie y yo hemos hablado con Jacob, y él está de acuerdo en que los viernes puedo verte un rato, Evie, tú y yo podemos ir a comer helados o ir al puerto, lo que tú desees, si estás de acuerdo.
Cecily asintió y trató de estirarse para abrazar a Evie, agradecida por llevarla de nuevo con Shay.
Cormac ordenó un par de copas de helado más, y junto a Evie comenzaron a comer los tres.
*****
-Tranquilo, estaré bien.
Garantizó Jacob con sonrisa socarrona y tiró de Maxwell para dejar un beso en sus labios, separándose y dando un par de saltos de un lado a otro, emocionado como siempre por la pelea.
Lo anunciaron, y luego a su oponente, un chico alto, de aspecto sombrío, ojos grises y cabello oscuro, unas prominentes ojeras delineaban sus ojos.
Algo andaba mal, aunque Jacob lo supo casi al escuchar el nombre y apodo del chico.
Jack "The Ripper"
Una joven promesa en el boxeo, igual que él, con la diferencia de que Jack parecía destrozar a cada oponente.
Tragó saliva al escuchar la campana que daba inicio al primer asalto.
Su instinto que indicaba que algo no iba bien persistía. Recibió el primer golpe, duro y directo a su costado, cerró los ojos ante el dolor, y mientras trataba de recuperarse recibió otro golpe que lo dejó sin aliento.
Tras recibir numerosos golpes más, terminó tendido sobre la lona, incapaz siquiera de gimotear del dolor, su cara estaba destrozada, por decir lo menos, su ojo izquierdo no respondía, no podía mover los párpados ante la hinchazón, y quizá tendría una costilla o dos fuera de su lugar. Maxwell tuvo que detener la pelea y llamar una ambulancia.
******
Dorian estaba demasiado ocupado el sábado por la mañana leyendo el diario, tomando una taza de té negro y tratando de centrar todos sus pensamientos en cualquier cosa que no fuese el conflicto con Shay, o sus extraños sentimientos hacia Jacob, pero no sirvió de mucho cuando recibió una llamada de Charles.
Era grave. Jacob había pasado la noche en el hospital, había perdido de manera definitiva el ojo y tenía una costilla astillada. Jack había cambiado el relleno de sus guantes por yeso, así que no le costó demasiado destrozar la mitad de la cara de Frye.
Sin pensarlo, de manera automática, se encontró tomando su chaleco y sus llaves antes de ir directamente al hospital. Para su sorpresa se encontró con Evie, cargando a su pequeña para tranquilizarla... y a Shay, susurrando algunas frases de aliento para la pequeña.
Dorian estaba nervioso, por Jacob, y por ver ahí a Cormac, ni siquiera sabía qué demonios hacía ahí si Jacob ni siquiera le agradaba. Se contuvo de las preguntas y siguió de largo, hasta donde Ethan y Charles estaban sentados. Ethan indicó con un movimiento de cabeza que podía pasar a ver a Jacob, Maxwell tendría no más de cinco minutos de haberse marchado para descansar, pues había pasado la noche en vela junto a Jacob.
-¡Oh, por... !
Arno se llevó las manos a la boca, tratando de contener lo horrorizado que estaba ¿quién podía haberle hecho daño a alguien tan dulce como Jacob?
-Arney...
Jacob murmuró al reconocer la voz, recién comenzaba a despertar, o al menos lo intentaba, su cuerpo, saturado por los sedantes y medicamentos lo tenían rendido. Estiró la mano en busca de Dorian, estaba suficientemente desorientado como para recordar que, entre ellos no había nada más, y si lo hacía lo asociaba a un mal sueño solamente.
El francés, pese a sus dudas, tomó su mano y dio un ligero apretón.
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