II. Capítulo 7. Instinto de infidelidad
Abadon bajo a la cocina, Atsushi se había dormido de nuevo. Allí se topó con los adultos y Akutagawa - ¿Qué ocurre? – pregunto Abadon
― Estamos preocupados, Atsushi acudió a Francis
― Lo sé, me lo contó
― ¿Qué está tramando? Esto es malo – dijo Akutagawa mordiendo su uña
― Solo... fue por información
― ¿de qué? – pregunto Ango – los Fitgerald son peligrosos
― Atsushi solo quería información de mi – expreso Abadon dejando a todos confundidos
― ¿Por qué así? – pregunto Oda
― En mis tiempos como humano, pase mucho tiempo con Charles... Al parecer Charles le conto a France y France a Francis, eso utilizo para tener comunicación con Atsushi
― El verano Atsushi no podía ni hablar con Francis, se detestaban ¿quieres decir que solo por ti le hablo? No me hagas reír – se quejó Akutagawa
― ¿Por qué? tu idea de pensar que Francis y Atsushi se acostaron solo porque si ¿es mejor?
― Eso
― Akutagawa ¿pensaste eso?
― Yo...
― Si estás de acuerdo con eso, significa que es más estúpido pensar que se acostaron ¿no? Creo que mi hijo merece una disculpa por tu puño en su cara
― Akutagawa ¿golpeaste tan fuerte a Atsushi?
― Estaba enloqueciéndome
― Vamos que... no es difícil eso – expreso Ango arreglando sus lentes – hace unas semanas evite que subieras al carro de France, te enojaste ¿no? Recuerdo bien lo que dijiste "iba a tener sexo. Los Fitgerald rezan bien"
― Maldito cuatro ojos ¿intentas ayudar a mi hijo o perjudicarlo?
― Intento entender, ¿no eres tú el que quería que Atsushi hiciera contrato con los Fitgerald?
― ¿ahora soy el enemigo?
― ¿estas intentando separarme de Atsushi? – cuestiono molesto Akutagawa
― Yernito ¿en serio? Pude haberte dejado morir si quería eso
― No tendrías la aprobación de Atsushi si lo hubieras hecho
― Ustedes son excelentes para mal pensar... - Abadon sonrió – debían ser de la iglesia de Jehová ¿no?
― Abadon – escucharon la voz de Atsushi y todos voltearon - ¿me acompañas?
― Claro ¿A dónde? – pregunto siguiéndolo
― Enséñame más sobre los portales
Ambos albinos salieron. Akutagawa apretó sus puños – él escucho todo – menciono Oda
― Esto de que Abadon esté aquí... no me agrada – se quejó Ango
― Iré a seguirlos – dijo firme el menor.
Abadon seguía a Atsushi, el menor de la nada se detuvo y miro al mayor – puedes irte, gracias por eso
― Pequeño hijo mío ¿A dónde iras?
― Iré a reunirme con Francis, Paul y Rinbaud
― ¿nuevos amigos?
― Kenji está en la universidad... Y hay cosas que Paul tiene que contarme
― Entiendo, ¿información sobre mí?
― Esto es... entretenido ¿te molesta si investigo un poco antes de preguntarte?
― No, será divertido escucharte... - Abadon sonrió – esto es para alejarte de Ryunosuke ¿no?
― Solo necesito pensar... Y Paul y Rinbaud son divertidos...
― y ¿Francis?
― No soy amigo suyo... pero me gusta escuchar sus historias
― ¿te atrae?
― ¿eh? Para nada, es un asqueroso
― Bien – sonrió Abadon – iré a ver un encargo de las brujas. ¿te veo en la madrugada? Hay cosas que debemos hablar y hacer respecto a los doce
― Sí, claro.
Ambos albinos se dividieron, Akutagawa no supo a quién seguir, se fue a lo seguro, Atsushi.
El albino menor atravesó el bosque hasta las montañas, una zona pastosa y libre de árboles, como una vereda. Allí estaban los tres chicos, Akutagawa sabía esconderse bien, su siniestro ser era fácil de esconder.
Allí el azabache miro a los chicos jugar con un telescopio, realmente no hacían nada malo, Akutagawa apretó sus puños, quizá debió confiar en su pareja y seguir a Abadon pero ahora no había donde ir. Si, de regreso a casa. Puso un pie atrás para dar vuelta y regresar, fue el mismo pie que entro en un agujero negro y lo hizo caer. Golpeo un piso, no cualquier piso, era cristal, uno negro y el agua corría. El azabache se levantó rápido y miro alrededor. - ¿Abadon? – pregunto pero ante él apareció en samurái de Rashomon. – ¿Rashomon? – le pregunto.
El samurái señalo con su dedo hacia un lienzo en blanco, el azabache se acercó a mirar, no podía creerlo, era como estar al lado de Atsushi, como una ventana. Podía escuchar todo.
― Atsushi-san ¿Cuándo traerás a tu cazador?
― Ja – expreso Francis – él no se interesa en esto
― ¿eh? No hables así Francis – se quejó Rinbaud
― De hecho – suspiro Atsushi – ahora que ayuda a mi padre está muy ocupado, no quiero molestarlo con estas cosas
― Descubrir una parte de ti es fundamental para ustedes – decía Rinbaud
― Estoy seguro que el entenderá si le dices – hablo por fin Paul – como cazador, te puedo decir que saber más de nuestro enlace en genial.
― Pero... yo soy un demonio, no tengo una pisca de humanidad... Incluso él lo sabe...
― ¿y eso que? – excuso Francis atrayendo la mirada de todos – mi padre y mi madre... jamás fueron unidos, no por lo que vi. Crecí creyendo que amar a alguien era algo meramente serio – miro a Atsushi – pero al verte, entiendo por qué mi abuelo quería saber más de ustedes... los demonios tienen sentimientos puros ¿verdad?
― Lamento... que mi padre matará a tu madre...
Francis sonrió – está bien, quizá... ella vivía en constante agonía. – Le miro – la próxima trae a tu cazador ¿te parece? – Acaricio su mejilla – no quisiera verte más golpeado que ahora... - Atsushi sonrió.
El lienzo se cerró, Akutagawa apretó sus puños. El samurái volvió a abrir un círculo y el azabache supo que debía pasar por él. Cerro sus ojos y paso, al abrirlos, apareció cerca de la casa de los girasoles. – supongo que incluso Rashomon lo siente... - suspiro el azabache
― Te estoy diciendo que ahora no puedo – escucho el azabache la voz de Abadon.
Comenzó a caminar entre los girasoles, allí lo miro, eran France – por favor, habla conmigo... necesito verla
― No puedo traerte a tu esposa
― La mataste
― No, ella no pertenecía aquí
― Pero mi hijo... él no realizó ningún pacto
― Y Charles también murió por eso
France tomo los brazos de Abadon – por favor... déjame verla, llévame al mundo de los muertos...
― Si te llevo allí, morirás... Francis te necesita
― ¡no pensabas eso cuando nuestros hijos iban a ser enlazados! ¡dijiste que todos moriríamos por la sangre! ¿Cuándo moriré? ¿Cuándo morirá Francis? ¿Por qué nos retienes aquí?
― Los necesito...
― No, quieres hacer tus juegos de siempre. Mi padre ya no está aquí Abadon, pero si esto sigue, me encargaré que tú tampoco sigas aquí
Aquel rubio se marchó, Abadon suspiro. – Yernito, puedes salir – el azabache salió de su escondite
― ¿Sa-sabias?
― Si, pude escuchar el limbo de Rashomon – se cruzó de brazos - ¿desde cuándo manejas los portales de Rashomon?
― Yo... a-aprendí a usarlos cuando estaba entrenando en la iglesia... solo eran para pasarme la biblia
― ¿es la primera vez que entra un humano?
― Cuando Atsushi y yo hicimos el contrato lo hice pasar – menciono
― Oh comprendo, cuando hiciste a mi hijo pasar abriste una línea solo tuya y de él. – sonrió – quizá pueda tener expectativas en ti
― ¿a qué te refieres?
― Te seré sincero Ryunosuke. No me gustas para Atsushi. Eres un humano criado por la doctrina de mi hermano. Un enemigo
― ¿Qué?
― Es cierto, los Fitzgerald son fuertes. Yo quería a Francis... porque sabía que a Atsushi le gustaría
― ¿Cómo puedes decir algo así?
― Por qué... a mí me gustaba Charles
― ¿Qué...?
Abadon sonrió – vamos a casa, hoy debo salir con Atsushi también
― Espera, espera allí ¿Qué estas...?
― ¿Qué? solo Charles hizo a France conseguir una esposa con gran fuerza y parecida a su madre. Entonces los obligo a casarse, y Francis llego, debía ser así, era el pronóstico de como llegaría Atsushi. Pero cuando el nacimiento de Atsushi llego no creí que no podría comunicarme con Charles... - suspiro Abadon – de haber podido... Atsushi hubiera crecido en el seno de los Fitzgerald, enlazado con Francis. La combinación perfecta
― Entonces...
― Entonces, tu tendrías cualquier otro familiar y probablemente ni siquiera se hubiesen conocido
El viento resoplo, Akutagawa le miraba sorprendido, Abadon no mentía, estaba completamente serio en sus palabras, en su rostro. Trago saliva, y una luz los alumbro - ¿Qué hacen aquí? – pregunto la pequeña Kyouka
― Oh pequeña Hexe, ¿revisas los girasoles?
― Si
― Vamos a casa – sonrió Abadon – necesito descansar
Akutagawa trago saliva de nuevo, los tres volvieron a casa. Pasaba la noche, Atsushi regreso horas más tarde. Abadon dormía en el mueble de la sala mientras Lucy y Kyoka estudiaban, Akutagawa y Oda disfrutaban del té en la mesa, realmente esperaban a Atsushi. – Atsushi, llegaste
― Bienvenido – le sonrió el azabache
― Oh, si... lo siento, estaba entretenido
― ¿quieres cenar? Vayamos a cazar algo – menciono Akuagawa y el albino sonrió
― Sí, claro
― Bien – el azabache se levanto
― Ah, espera – le pidió – debo hablar de algo a Abadon
― Pero duerme – menciono Oda
― No lo hace – sonrió Atsushi - ¿seguirás fingiendo?
― Aaaaaah – exclamo en un tierno sonido – mi pequeño príncipe ya sabe localizar los puntos demoniacos, aprendes rápido – Abadon había llegado a Atsushi flotando en el aire, Atsushi sonrió, el mayor acaricio su cabeza - ¿ahora qué quieres aprender?
― ¿Por qué no a flotar como lo haces tú? – menciono Kyouka – sería divertido
― Cierto, cierto – Abadon sonrió - ¿quieres flotar Atsushi?
― Ah... e-eso suena
― Realmente es muy simple – sonrió Abadon – respira profundo, piensa en el aire, no como tal la palabra, el elemento, el viento soplan, el transcurso del tiempo, la vida que presta el aire y la muerte si es que falta
Atsushi se sonrojo, cerro sus ojos. Pensó en el viento como tal y rápidamente sintió como si cayera, abrió los ojos asustados y se encontró flotando - ¡aaah! ¡Lo hiciste!
― ¡Yeeeeey! – gritaron Abadon y las chicas
Oda y Akutagawa miraron aquello, ellos eran un poco más reservados. Mientras los cuatro jugaban, el pelirrojo y el azabache suspiraban. – Ryu – le llamo Atsushi alegre – ¿es genial?
― Si, aprendes rápido Jinko – Atsushi sonrió ampliamente.
Habían pasado el resto de la noche jugando, hasta que fue la hora de dormir. Abadon se quedaba en la sala, Atsushi y Ryunosuke se cambiaban en la habitación – Jinko – le llamo mientras se terminaba de poner su ropa de cama
― ¿mmm? – respondió el albino poniéndose una camisa de cama
― ¿tú... me amas?
Atsushi termino de ponerse la camisa, le miro sorprendido - ¿Qué estas preguntando? Te amo Ryu... - Atsushi tomo la mano del azabache - ¿esto es por nuestro tiempo juntos? O ¿por Francis?
― No, digo... sí, solo intento adaptarme – menciono y el albino se ruborizo
― Lo lamento Ryu, no había notado que buscabas unirte, estabas enojado y...
― L-lo se... actué mal... No escuche nada de lo que querías decirme... ¿quieres contarme?
― ¡Claro!
Ambos chicos se sentaron al pie de la cama, Atsushi comenzó a contar y el azabache a escuchar, quizá solo eso necesitaban... quizá. – Entonces... me enseño un alterno, todo es blanco y negro y – el reloj comenzó a sonar ya era media noche, ambos chicos se miraron - ¿deberíamos dormir?
― Podemos seguir o terminar por la mañana
― Descansemos, trabajaste duro hoy – sonrió el albino – mañana te contaré el resto, debes saberlo todo y más por lo que hice está noche
― Lo sabré mañana – el azabache beso su frente - ¿dormimos?
― Solo si es abrazado a ti
― Claro torpe.
Ambos chicos se abrazaron, era hora de dormir.
...
Les juro que he escrito hasta el capítulo 10 pero el capítulo 8 y 9 son una belleza que no he podido dejar de llorar
Después de decir eso me voy
¡Gracias por leer!
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