Capítulo 21. Te amo más que a nada

Tras la calamidad, Shibusawa se encontraba tirado en el suelo, Atsushi y Yumeno estaban mal heridos, Chuuya comenzaba a escupir sangre, los cazadores en general estaban agotados, Akutagawa, Dazai y Lucy eran los únicos en pie, fue cuando lo vieron aparecer, aquel personaje vestido de negro, quien llevaba una capucha para tapar su rostro, en cuanto el viento se calmó, el encapuchado corrió, lo primero que hizo fue sostener a Atsushi en sus brazos y abrazarlos con gran fuerza

― Mi amado pequeño... Esa demente te ha causado dolor, todo por una cruel venganza – decía aquel hombre

― ¿qui-quién eres? – pregunto el azabache mirando aquella acción

El encapuchado tomo su capucha, la quito dejándose ver. Era algo sorprendente, pues era idéntico a Atsushi, más grande por supuesto y con cabello largo, albino de ojos amarillos – vengaré a quien hizo esto a Atsushi – dijo – mi nombre es Abadón – sonrió – Nakajima Abadón, aunque aquí en la tierra me llamaron Takeshi

― Suelta a Atsushi – pidió el azabache

― ¿Por qué?

― Suéltalo – dijo el azabache molesto

Abadón lo miro mejor, miro a su alrededor – tu eres quien hizo contrato con mi hijo – dijo serio – el hecho de que seas quien nos mantiene aquí, te da el derecho a que te respete, pero no me hagas enojar – dijo irritado.

Abadón se levantó tomando a Atsushi, el pequeño estaba débil y cansado, más algo como eso no lo mataría. Llevo a Atsushi hasta el azabache, Dazai y Lucy dieron un paso atrás, su presencia era terrorífica – te lo encargo, me encargaré de Yumeno y Lilith – miro a la pelirroja – oh, Lucy ¿y tu hermana?

― No la he visto en siglos

― Bien, puedes encargarte del muñeco entonces – dijo sonriente Abadón – buscaré a tu hermana

Así como llego, se fue, Abadón les había dejado una vez más, Atsushi estaba cansado, los mayores miraron a Lucy. Lucy suspiro, fue hasta el muñeco, lo tomo y lanzo al aire haciéndolo desaparecer

― ¿A dónde fue? – pregunto Dazai

― A la habitación de Anne-san, allí, Anne-san sabrá que hacer contra el

― ¿y ahora? – pregunto Akutagawa

― Reunamos a los heridos, vamos a la iglesia. necesitamos recuperarnos, esto aun no ha terminado 

― Bien – respondieron ambos chicos

Akutagawa comenzó a caminar con Atsushi en brazos y se dio cuenta que llevaba un peso muerto, algo que arrastraba, miro a sus espaldas, era Yumeno quien inconsciente era arrastrado por Atsushi - ¡Dazai-san! – grito el azabache preocupado

― ¿Qué putas pasa? – pregunto Chuuya mirándolo, ya estaba fastidiado de todo y agotado 

― Parece que están unidos

― Debe ser algo de demonios, digo son iguales – decía Chuuya

― Chuuya, toma a Yumeno

― ¿y si caigo en su maldición?

― Ok, primero limpiemos a Yumeno

Una vez que quitaron todo rastro de navajas o pinches de Yumeno, Chuuya lo cargo en su espalda, llevando así a ambos menores por Akutagawa y Chuuya en sus espaldas. Llegaron hasta la iglesia donde Gogol ayudaba a atender a Nathaniel y Michel quienes habían resultado heridos, todos estaban cansados pero interesados en el por qué Atsushi aún no despertaba y peor aún... la aparición de Abadón. Francis estaba molesto, France conocía a Abadón, le sorprendió lo que habían dicho de aquel chico. A pesar de que Akutagawa y Chuuya dejaron a Yumeno y Atsushi separados estos se veían cada vez más unidos – hey Dazai, creo que algo no está bien – decía Chuuya

― Pensé lo mismo – dijo Dazai suspirando – cada vez están más juntos ¿no?

― Exacto – dijo Fyodor

― ¿será lo que Abadón hizo? – preguntaba Ango. Lucy los miraba, realmente toda su familia era cazadora, suspiro

― Papá, Atsushi está bien – decía Lucy acercándose, miro a Chuuya – tienes el demonio que hizo a Abadón venir aquí ¿no es así? Ese pequeño fragmento de él

― Eso dicen – respondió Chuuya

― Lucy esto es peligroso – decía Oda

― Lo sé papá, pero... yo también conozco esté mundo – suspiro la pelirroja. Miro a Atsushi – la primera vez que conocí a Atsushi... - sonrió – el jugo con Anne, no le temía – suspiro – creí que si me quedaba a su lado podría ser feliz siempre – miro a Oda – jamás pensé que fuera un demonio mucho menos el hijo de Abadón

― Señorita Lucy ¿Quién es Abadón? – pregunto Gogol

― El rey demonio – miro a Atsushi – y estamos en presencia del príncipe Demonio

― Abadón decía que él no podía venir aquí hasta que Atsushi tuviera un contrato – decía France

― O sea que también es un sello o un portal – dijo Dazai mirando a Atsushi

― Atsushi sigue siendo... una persona amable – dijo el azabache mirando a todos - ¿pueden dejar de hablar así de él?

― Uuy perdón – dijo Dazai sonriente

― Es cierto, mi hermano sigue siendo mi hermano – menciono y miro a Oda- iré con Anne, tiene cosas que decirme y verificaré que haya terminado con el muñeco de Yumeno 

― Esperaremos – dijo Oda, tomo el hombro de su hija y la abrazo con fuerza – ten cuidado

― Lo haré papá – dijo Lucy sonriente

Lucy desapareció, todos estaban impacientes por saber que ocurría con Atsushi, Jules y Wells revisaban las terminaciones nerviosas del albino, de repente, Yumeno y Atsushi abrieron amplios sus ojos, se levantaron y miraron a la ventana – ¿qu-que pasa? – pregunto Chuuya nervioso al verlos actuar igual

Sin poder responder, algo rompió la pared principal de la iglesia, era Abadón quien caía al suelo con los pedazos de sementó, Lilith iba enfrente – entonces fuiste y te acostaste con una estúpida humana – grito Lilith volviendo a golpear a Abadón – y sin estar conforme tienes un hijo bastardo – grito Lilith

― Lilith quieres calmarte, en primera, no me interesas, nunca lo hiciste y jamás lo harás, en segunda, tu mantuviste a Yumeno vivo y oculto de mi ¿Qué quieres? Mereces la mayor pena de muerte con la mayor tortura incluida – dijo Abadón

― ¿Qué demonios? – expreso Chuuya al mirarles

Abadón se abalanzó contra Lilith, la pelea continuaba, el chico no le importaba golpear a la mujer con todas sus fuerzas, hasta que logró mandarla a volar lejos. Volteo a ver a todos, estaba mal herido y muy golpeado, corrió hasta Atsushi y lo abrazo con fuerza – maldición, maldición, estas uniéndote a Yumeno – decía Abadón preocupado

― Disculpe, esto es extraño – dijo Dazai

― ¿rey demonio? – pregunto Ougai. Abadón volteo a verlos

― Ustedes no me interesan – dijo sin importancia y miro a France – France ¿Qué tal tu esposa? – pregunto sonriente. Fypdor detuvo a France, pues definitivamente quería golpearlo – parece estar muy sana – dijo burlón

― Abadón – le hablo Atsushi - ¿Qué eres? ¿Qué haces aquí? Y te pido que me sueltes – decía el albino serio

― Ooouh, en serio eres adorable, tan serio como yo y tan lindo – decía abrazando con más fuerza

Atsushi lo empujo y Abadón se soltó a una gran risa – te han educado bien Atsushi – dijo mirando al menor – pero nadie mejor que papá para educar a su hijo – al terminar su frase, Abadón golpeo a Atsushi en un puñetazo, enterró al menor en la pared de en frente, todos miraron preocupados, estaban frente al rey demonio. Esté tallo su mano y sonrió a todos – ahora, ayúdenme a acabar con esta tragedia, imbéciles humanos – Atsushi comenzó a toser al caer de nuevo al suelo. Estaba adolorido, jamás había sido lastimado así, Rashoumon le ayudaba a levantarse mientras se enredaba en sus tobillos

― ¿Qué harás con Yumeno? – pregunto Dazai serio

― Bueno, cuando cree a Atsushi, debía deshacerme del alma humana, esa parte de Mitzuki 

― Yumeno... ¿es el alma humana de Atsushi? – pregunto Gogol

― Si y no, es una conexión irrelevante la verdad – decía Abadón tomando la cabeza de Yumeno con fuerza, levanto al chico y lo aventó a la pared – una que no debe existir – menciono serio

― ¿Si no querías que existiera porque lo dejaste vivir? – pregunto molesto Oda – ¿Por qué los creaste?

― No fue mi culpa, padre sustituto – dijo Abadón – fue Lilith quien se puso con sus muños y me traiciono sin que lo supiera – mencionaba caminando entre ellos – Atsushi levántate, debo separarte de Yumeno – decía Abadón. Atsushi tocio y lo miro molesto

― Ni te acerques – dijo Atsushi furioso

Akutagawa y Oda iban a meterse cuando Dazai y Ango los detuvieron, realmente no tenían oportunidad en medio de los dos demonios. Atsushi estaba furioso, Yumeno apenas se levantaba, y Abadón miraba todo como un juego, aunque debía admitir que a su hijo le "faltaba disciplina"

Yumeno suspiro profundo, pero claro, Francis no se perdería de aquella fiesta. De la esquina de la iglesia, hizo su aparición John y Lovecraft sorprendió con ello a todos menos a Francis – tardaron – se quejó el rubio

― Lo lamento, deshacernos de ese Shibusawa fue más difícil de lo que creíamos

― Les compartiré mi fuerza – dijo Francis

― Lo haremos los dos – le agrego France

― Ahora podré comer un demonio grande – decía Lovecraft

― Vaya un Cthulhu – dijo Abadón y sonrió - ¿Por qué crees que podrías contra mí?

― Asesinaste a toda mi raza

― Exaaaaaacto – menciono como si fuese una melodía - ¿Por qué tu podrías contra mí?

― Porque están conmigo – dijo Francis firme – y yo tengo parte de tu fuerza, mi padre y yo, somos tan fuertes para soportarte

― Oh pero mira qué lindo e inocente chiquillo – mencionaba Abadón mirándole a sus espaldas – esto es genial, los humanos realmente creen que pueden contra mí, solamente quiero lo que más amo, eso es Atsu

Abadón no pudo terminar, pues el albino había aprovechado la distracción para patear con gran fuerza a Abadón, fuerza que era mayor teniendo a Rashoumon completamente adherido a sus piernas. Abadón salía entre los escombros, miro a Atsushi con ojos amarillos – esto merece un castigo Atsushi – dijo molesto Abadón

― No eres mi padre – dijo el albino serio

― Lovecraft, retenlo lo mejor que puedas – decían al mismo tiempo John y Francis

Los tentáculos del Cthulhu atraparon a Abadón, era cierto que eran escurridizos y difíciles de terminar, incluso Chuuya con la mínima parte de Abadón le había costado mucho trabajo, Atsushi corrió tras de ellos, Rashoumon volvía a envolverlo, golpeo tan fuerte a Abadón que rompieron el piso y ambos cayeron

― ¡destruirán la iglesia malditos rufianes! – grito Ougai

― Hay que sacarlos – dijo Fyodor

― Bien – Dijo Dazai corriendo por otro lado

― ¡DAZAI! – gritaron todos

Dazai había desaparecido, aunque más bien, iba por quien nadie más había notado, por Yumeno quien estaba escapando del lugar. Dazai tomo su hombro sonriente – heeey pequeño Yumeno, ¿A dónde vas? – pregunto con una gran sonrisa

Mientras tanto, Fyodor, Ango y Ougai logrando sacar del lugar a Atsushi, pues Akutagawa había usado su conexión para atraerlo afuera y con eso, obviamente a Abadón. Una vez con todos afuera, presenciaron la oleada de demonios quien esperaban por su rey y príncipe. Oda se mantenía adentro cuidando de Nathaniel y Michel, y en espera de Lucy.

Afuera la pelea seguía, sin mencionar que una nueva presencia llegaba, Lilith se había recuperado e iba directo hacia Abadón, Atsushi suspiro cansado al ver que la mujer de cabellos rojos se encargaba de su supuesto padre. Cansado, fue hasta Akutagawa, quien le abrazo rápido – estoy cansado, - hablaba con la respiración cortada – no puedo más

― Atsushi, debes resistir – decía Chuuya acariciando su cabello

― Eres el único que le puede dar cara – decía Fukuzawa

― Bueno, ella también – dijo Gogol mirando a la pelirroja

― E-esos demonios solo están esperando la señal de Abadón para venir por ustedes – decía Atsushi para suspirar – acabaré con ellos antes de que vengan por ustedes

― No – dijo Fukuzawa serio – descansa, nos encargaremos de ellos

― Pe-pero

― Descansa – dijo Chuuya sonriente – podemos contra ellos

Atsushi se dejó caer en Akutagawa, el azabache suspiro – Rashoumon nos protegerá, no se preocupen – dijo el azabache

― Bien, nos encargaremos. Cuídense

Fukuzawa, Ougai, Gogol, Fyodor, Ango y Chuuya fueron tras los demonios alrededor de la pelea de Abadón y Lilith. Akutagawa llevo a Atsushi a un lugar más seguro, lo llevo a la casa de los girasoles, allí, lo recostó en los establos – estoy cansado Ryu – decía el albino

― Si, jamás te había visto así, ni por la carrera. Te vez pálido ¿necesitas sangre?

― No, no quiero que tu estés débil

― Estaré bien, necesito que tu estés bien

― Ryu

― ¿sí?

― El... ¿en verdad es mi padre? - pregunto recordando a Abadón pelear, su cinismo e hipocresía 

― Es quien sale en tus recuerdos – decía el azabache y miro como el albino se desmoronaba más – no lo sé, quizá no. No lo creo – decía el azabache haciendo a Atsushi sonreír

― Gracias... él... se nota que es mi padre – suspiro Atsushi – eso explica lo que vi cuando Chuuya y yo tocamos nuestras espaldas

― Lo siento Jinko, quisiera hacer esto más fácil

― Soy un portal – suspiro el albino – y te metí en todo esto – suspiro – si no hubiéramos hecho un contrato...

― Estaríamos muertos – dijo molesto – estamos vivos, estamos juntos, se feliz por eso

Atsushi sonrió, abrazo al azabache, - quítate – se quejó el azabache – apestas a demonio

― Ryuuuuu – se quejó el albino abrazándolo con más fuerza.

Ambos chicos reían, el albino se acomodó en el pecho. Ambos chicos se miraron, el azabache tomo al albino, lo beso, aquel beso denotaba aquella alianza que los unía, y también, el sentimiento que compartían. En medio del beso, se miraron sonrientes, sin evitar escuchar lo que más odiarían, la voz de Lilith. – Oh mira, como has crecido Atsushi – decía Lilith

― Lilith-sama ¿Qué hace aquí?

― Me ocupe de tu padre, como lo haré contigo – dijo molesta la pelirroja

― Rashoumon – el azabache llamo a la tela, el samurái había aparecido

― Ry-Ryuonosuke, no uses al samurái

― ¿en verdad crees que un estúpido demonio antiguo me detendrá? – cuestiono en una burlona Lilith

La tela desapareció, se fundió en el suelo, Atsushi no sabía que pasaba, pero el azabache sí. Lilith se acercaba a ellos confiada, los mataría de una sola tajada y cobraría su venganza, la calidad y locura que había creado, todo lo haría feliz por fin. – Escuche cosas de mi suegro – menciono el azabache – como el hecho de que el creo las puertas de Rasho – dijo confiado.

En el piso, Rashoumon yacía como una sombra, de ella, Abadón salió, usando una filosa y enorme guadaña corto la cabeza de la mujer y con el báculo lleno de espinas atravesó su cuerpo y después con su mano el corazón de la mujer – lo siento Lilith, era mucho para ti – sonrió Abadón y volteo a ver a los chicos en el establo – gracias, querido yernito

― ¿qu-qu-qu-que? – preguntaba el albino nervioso

― Pues que tu querido cazador fue muy inteligente – mencionaba Abadón acercándose – me envió señales para seguirles y yo le señale a Rashoumon, lo unió todo fácilmente

― Mataste a Lilith-sama... - decía el albino mirando a la pelirroja desbordar su sangre

― No, nos salve a ambos, a todos – dijo el albino mayor.

Llego hasta Atsushi lo abrazo con fuerza – sé que todo se ve mal, sé que no lo entenderás... pero todo lo hice por ti, todo, porque solo quería tenerte a ti, amarte a ti. Porque he estado solo desde el inicio... y cuando vi una oportunidad, esa pequeña oportunidad no quería perderla, quería tenerte por siempre. Amarte por siempre, así que por favor Atsushi. No me odies, así que por favor Atsushi. Dame una oportunidad para demostrarte mi amor - dijo con un hilo de voz - soy un demonio, el peor... Soy el rey demonio pero incluso nosotros tenemos corazón, la soledad y la agonía reinan en mi... y yo solo... he logrado amarte más que a nada en todos los mundos, Atsushi... Eres todo para mi - la voz de arrepentimiento llegaba aunque algo burlona, Atsushi no podía negar lo que escuchaba, más no era fácil de comprender.

― Yo... solo quiero que me sueltes – pidió el albino menor.

Abadón lo soltó, suspiro y se sentó frente a él – soy el rey demonio, hermano de Jehova, Dios todo poderoso

― ¿son hermanos? – pregunto el azabache confundido

― Hijos del cosmos – decía Abadón

― Jeh, tuvo todo, sus poderes de luz traían lograría amor, y paz. Mientras yo era refundido en las oscuras tinieblas... creerá a los demonios, eran mis mascotas... - suspiro – pero Jeh quería que compartiéramos, no me importo ¡hizo que ellos no pudieran salir de los humanos! Eso algo tan terrible como eso

― Los demonios... comían los pecados de las personas – decía Atsushi

― Exacto, y salían, regresaban a mí. Pero Jeh no quería eso, quería que los pecados se fueran porque cada que los demonios comían, se hacían más fuertes

― Como para crear un ejército – dijo Akutagawa

― Exacto, Jeh tuvo miedo, jamás quise pelear – menciono el albino mayor cansado – entonces los encerró y trajo a los cazadores, no le importo matar a sus criaturas. – suspiro – bueno ya una vez los mato a todos en una enorme inundación

― Todo lo que dices...

― Es verdad, tan verdadero como que yo existo

― Entonces... ¿yo por qué? – pregunto el albino

― Jeh creo a Lilith, supuestamente para hacerme compañía, pero era humana, una bruja que sabía hacer cosas en verdad malas – suspiro – no me agradaba y no quería estar con ella... - acerco su mano a la de Atsushi y el menor la retiro – quería alguien a quien amar... que Jeh no se lo llevará... el hizo a Jesús, pensé ¿Por qué yo no?

― ¿Por qué lo hace? – pregunto el azabache

― Quiero lo que Jeh me quito, quiero mi parte del mundo... - miro a Atsushi – quería... sinceramente, quiero vivir... tranquilo, con mi hijo

― ¿Cómo confiar en eso? Te burlaste de cada humano que viste hoy – dijo Atsushi molesto

― Solo es una oport...

― Espera – dijo Atsushi

― Si, puedo sentirlo– menciono Abadón

― ¿Qué hacen? – pregunto el azabache

― No es un demonio

― Es Yumeno

― Ryu, vamos – dijo el albino tomándolo

― Apresúrate yernito

― Por favor, no me diga así – dijo el azabache irritado

― Oh vamos, vi lo que le hiciste a mi hijo hace unas noches, y después todo el día, tienes mucha fuerza y energía, por eso puedes sostener a mi hijo

― ¡¿estabas viendo?! – grito el albino avergonzado mientras corría a su lado

― Pues es que tenía que atravesar el portal, tranquilo hijo – sonrió amplio – fue buena vista

― ¡cállate! – mencionaba avergonzado

― Genial, otra linda familia – se quejó el azabache siguiéndoles 


...

Pues ya que se quedaron picados traje el capítulo hoy... 

El próximo capítulo será el final, espero que lo disfruten

¡Gracias por leer!


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