Capítulo 1. Un mal augurio


Era la escuela secundaria, el joven chico de cabello tan negro como la noche, puntas blancas, su piel blanca, pálida sin más decir. De poca presencia, pues su complexión era excesivamente delgada; sus ojos grises y fríos, definitivamente. Era bullyiado.

Sus días estaban llenos de frases que no le daba importancia: "muérete", "niño anoréxico", "sin alma", "sin cejas" entre muchos otros, Akutagawa no se deprimía, al contrario, se llenaba más y más de odio, uno profundo y fácil de sanar, solo ignorándoles.

― Akutagawa ¿Por qué no te pierdes estúpido perro? – dijo un chico castaño

― ... - Akutagawa no respondió

― Tómenlo – ordeno ese mismo chico

Una vez más, Akutagawa era jalado por sus compañeros hasta el baño, allí, metieron su cabeza en el retrete y al dejarlo empapado se fueron entre risas

― Es tan delgado que podría irse por el baño – decían entre risas

― Es tan incrédulo que seguro una mierda atora el baño pero el no – seguían riendo

Akutagawa ignoro, tallo su rostro con una hoja de papel y al salir vio algo que jamás perdonaría, sus ojos se abrieron inmensos y sus lágrimas se acumularon. A sus dieciséis primaveras, el azabache se llenó de odio al ver como su hermana era maltratada también por esos chicos. Eso fue el fin.

Al azabache le gustaba el ocultismo y había estado leyendo sobre una sombra, una manta negra que sale por las noches y devora todo lo que se encuentre a excepción del cabello, esa noche, fue hasta el bosque, tenía todo listo, sus compañeros pagarían el crimen atroz de meterse con su hermana.

Entonces estaba allí, en el bosque, hizo un circulo de sal, y a sus alrededores dejo pertenencias de aquellos chicos que molestaban, corto un poco de su sangre y la dejo verter en una tela, una prenda suya que fue cortada por sí mismo.

― Puerta de Rasho, invoco a tu más preciado demonio – trago saliva mientras la sangre en su muñeca caía más en la prenda - ¡yo!, Akutagawa Ryunosuke, te invoco... ¡RASHOUMON!

De su ropa emergencia, su sangre se había electrificado con la esencia, daba la vista a la tela, Rashoumon, había llegado.

Tomo forma humana primero, simulando un samurái con cuernos, la tela negra iba combinada con el rojo de su sangre, en aquel momento sus ojos eran de color amarillos. Akutagawa se sorprendió de verlo, no hablo pero entendió, señalo a su pecho y Akutagawa trago saliva - ¿Rashoumon? – pregunto. La tela estiro su mano y el azabache la tomo. Perdiendo su forma humana, se convirtió en el abrigo que el azabache lleno de sangre, estando intacto, Akutagawa sonrió ligeramente de lado y se colocó el abrigo – vamos por ellos – dijo con confianza.

Al día siguiente, el azabache llego a la escuela con su abrigo dentro de su mochila, vio al grupo de chicos ir al baño, siempre iban juntos por que después perdían clases juntos, así que Akutagawa sonrió, tomo su maleta y les siguió. Con gran esperanza y acierto llego al baño para tomarse con ellos en soledad, los cinco chicos presentes lo miraron burlones, el abrigo largo y negro dejo mucho para sus comentarios – anoréxico emo ¿vienes por más agua?

― Si, ¿Qué te trae por aquí? No me digas, ¿te gustamos?

― Creo que es masoquista

― Masoquista, gay, anoréxico, emo, dios eres toda una joya

Las risas se expandieron, Akutagawa sonrió de lado – Rashoumon – llamo a su tela con orgullo y aquella voz seca que tanto le caracterizaba, sin dudar ni pestañar, los vectores de Rashoumon tomaron la vida de los chicos presentes, Akutagawa sonrió limpio una pequeña mancha de sangre en su mejilla y se fue del lugar caminando como si nada.

El azabache feliz, dejo su abrigo colgando en su habitación, ya no le necesitaba, la investigación del asesinato estaba abierta, y gracias a que Rashoumon cubrió bien cualquier huella, no había a quien culpar, no había testigo, nada. Akutagawa Ryunosuke vivió feliz, completamente feliz, por un mes.

Aquella noche de fin de semana, el azabache había termino con sus tareas, contento, se fue a dormir, no tenía nada que maldecir, o que llenarlo de rabia, todo era paz, durmió profundamente, durmió tranquilo, a la mañana siguiente, despertó, se estiro y miro a su alrededor, su habitación estaba como siempre pero algo raro y extraño, allí colgado, estaba su abrigo – no te deje allí – dijo el azabache mirando a Rashoumon en la silla, tomo su abrigo, lo colgó una vez más en su armario, salió de su cuarto esperando que su hermana le ganará el baño pero no, ganó el baño. Tuvo un perfecto baño, aunque rápido, por alguna razón odiaba tomar baños largos, iba a lo que iba y salía rápido a vestirse. Bajo las escaleras hasta el primer piso, y lo que de verdad le causo miedo fue que su madre o padre no estuvieran en la cocina – ok, esto ya es raro – subió una vez más a las habitaciones, toco la de sus padres y sin respuesta abrió. Los encontró.

Lo que Akutagawa vio fue algo tan horrendo que tapo su boca, sus ojos se agrandaron en tal sorpresa, sus padres yacían muertos, corrió desesperado por la habitación, busco a su hermana, estaba igual. Muertos. Los tres muertos.

Las autoridades llegaron a la casa, Akutagawa estaba tan serio como jamás espero estarlo, aquel día, lo conoció, un chico mayor que él tomo su hombro, era castaño, de ojos castaños y un gran perfil, sus vendas le llamaron la atención pero sus palabras le convencieron – Si quieres deshacerte de tu carga, solo ven a la iglesia san Benedicto – fue todo lo que dijo para marcharse

Akutagawa lo vio irse con un abrigo beige, y poca presencia desapareció del lugar, trago saliva y miro a la ventana de su habitación – Rashoumon... ¿fuiste tú? – pregunto al aire.

Después de que Akutagawa fue llevado por la policía y se quedó en el departamento de la agencia, el chico pidió ir a una iglesia, alegando que tenía una familiar, aquellas palabras le movían – te llevaremos por la mañana – dijo una oficial – descansa mientras

― Gracias...

Akutagawa se había quedado de ojos abiertos, sin poder dormir, su cuerpo se dormito pero sus ojos no se cerraron, era un estado casi petrificado. Por la mañana, volteo su rostro a su lado izquierdo, una vez más sus ojos se llenaron de lágrimas, pues era cierto, el abrigo que había dejado en casa, Rashoumon, estaba allí colgando de la silla de estar. Akutagawa grito. La oficial llego rápidamente, pero obvio que no le iba a creer – cariño ¿Qué pasa? – pregunto la oficinal al ver todo despejado

― U-una pe-pesadilla

― Todo estará bien, encontraremos a los culpables

― S-si... gracias – la oficial miro el abrigo

― Esto ¿lo traías ayer? Es lindo – dijo sosteniendo la prenda

― N-no lo toque – pidió alterado y la oficial lo miro confuso – e-es que me lo dio mi papa cuando tenía seis años

― Todo estará bien, te llevaremos a la iglesia. Vamos

― S-si

La oficial llevo a Akutagawa consigo, le dio una rosquilla un poco de té; subieron a una de las patrullas, la iglesia quedaba a las afueras de la ciudad, tardaron algo hasta llegar allí, entraron observando el lugar, era una iglesia construida de madera y cemento, solo un piso, y relativamente pequeña, solo una cruz gigante de madera adornaba el pulpito, y manteles blancos.

― ¡Buenas tardes! ¿hay alguien? – pregunto la oficial.

En algún momento de girar sus cuerpos se tomaron con un hombre de cabellos azules tan claros que entonaba a un pálido color al igual que sus ojos, su vestimenta religiosa le hicieron sospechar que era uno de los sacerdotes – padre – le llamo la oficial

― Solo llámame hermano, mi nombre es Nathaniel Hawthorne y estaré encantado de atenderlos - pidió

― Soy la oficial Mizuki Tsujimura. El chico busca a un familiar

― ¿Cuál es su nombre? – pregunto Nathaniel mirando al azabache

― No lo recuerdo, es lejano, solo... recuerdo que lleva vendas en todo el cuerpo y es castaño

― Oh, Dazai. – dijo con un rostro desaprobatorio – puede dejarlo a mi cargo, Dazai está purificando a unos aldeanos

― Bueno... - Tsujimura miro al azabache

― Estaré bien con el hermano – dijo el azabache

― Fue un gusto – dijo la chica haciendo reverencia para marcharse

En cuanto la chica salió por las enormes puertas de madera, Hawthorne suspiro – Entonces... ¿Quién eres? Y ¿Qué te paso? - pregunto

― Quiero hablar con el señor a quien llamo Dazai-san – pidió el azabache

― Sabía que no eras su familiar, pero esa tela que llevas no me trae paz – dijo con confianza – dime que buscas

― Déjeme hablar con Dazai-san

― Mocoso tú...

― Hawy – cantó aquella voz mientras entraba por una de las puertas – oh, tienes compañía – menciono burlón

― ¿Dazai-san? – pregunto el azabache y el chico sonrió

― Viniste, el chico del Rashoumon

― ¿Rashoumon? – Hawthorne lo miro molesto - ¿invocaste las puertas de Rasho?

Dazai salto del púlpito hasta el centro de las sillas, llegando con unos pares de pasos hasta el azabache – vamos Hawy~ deja al niño. Yo me encargo – dijo sonriente

― Deja de traer niños malditos Dazai

― Si, si – Dazai extendió su mano y el azabache lo miro - ¿te gustaría unirte al culto? Eso te ayudará a controlarlo

― Si... yo me uno... ¿Rashoumon dejará de seguirme?

― Algo así, lo controlaras pero... Rashoumon ahora vive en ti y así será hasta el día que mueras

― Comprendo... - suspiro el azabache. Tomo la mano Dazai y el castaño sonrió amplio en ese momento.

Dazai paso su día enseñándole a Akutagawa lo esencial, debía admirar que el azabache aprendía rápido, por la noche, lo dejo en la que sería su habitación, un cuarto con una ventana, cama y cruces colgando en las paredes. Dazai cerró la puerta.

El castaño camino por los pasillos de madera lento, con ojos cerrados, sonriente y manos a la espalda. Llego hasta una pared, dio vuelta hacia la pared, coloco su mano en una rendija y la pared se movió, con su misma sonrisa entro de la misma forma en la que caminaba, en cuanto entro, la pared se cerró.

Era el comienzo de un mal augurio.

Después de dos meses, Akutagawa conocía perfectamente todo lo de la iglesia, era bañado constantemente con agua purificada, y se había acostumbrado a portar el alba, el cíngulo y la estola, además de siempre portar purificador con él por si debía lanzarse agua bendita, y un leccionario, por si las dudas. En ese mismo segundo mes que Akutagawa llevaba residiendo en la iglesia San Benedicto, Osamu Dazai su gran mentor desapareció. Condenando al joven a ser el joven apóstol ayudante de Nathaniel, el hermano que menos soportaba el azabache.

Cuatro años habían pasado, el joven chico de 16 años ahora era un joven casi con la mayoría de edad de 20 años, aquella tarde durante el almuerzo, Nathaniel debía preguntar. – En unos días será tu cumpleaños número 20 Akutagawa – dijo Nathaniel

― Si, y si – lo miro fijo – quiero permanecer en la iglesia – decidió

― Llevas 4 años aquí pero

― Dazai-san espera que lo controle, espera que lleve paz, y eso haré. Yo me convertiré en el mejor de todos

― Bien, se te hará una iniciación, espero estés preparado

― Lo estaré, Dazai-san es quien me enseño

― Bien.

― Y – hizo una pausa enorme – hoy vendrá Dazai

― ¡¿Da-Dazai-san viene?! – pregunto emocionado

― Si, la diócesis donde estuvo lo ha liberado

― ¿Cuál fue su cargo?

― Acoplamiento

― ¿ah?

― Luego entenderás

Su almuerzo termino pronto, Akutagawa rápidamente salió de la iglesia con rumbo a las vías del tren, estaba emocionado, quería encontrarse con Dazai lo más pronto. En las vías, llego tranquilo, pues había corrido por todo el camino, pero debía mostrarse tranquilo, entro al baño para refrescarse, su mente estaba completamente inundada de Dazai a tal grado que no escucho las amenazas a su espalda, solamente despertó de sus pensamientos cuando el azabache fue sometido con una navaja al cuello – escucha hermano, en serio necesito dinero y ustedes siempre son muy donativos ¿no? – Sonrió – solo dame el dinero

― ¿es en serio? – hablo serio el chico

― ¿en serio eres sacerdote? – pregunto aquel chico que le amenazaba

― Rashou –

― ¡AAAGH! – escucharon un gran grito.

Akutagawa se sorprendió al ver a un chico abalanzarse al que lo amenazaba, casi de inmediato se paró, su rostro emanaba el miedo, un profundo terror pero sus ojos eran determinados, tomo la muñeca del azabache y lo saco del baño. Una vez con la multitud, el chico respiraba agitado, fue cuando el azabache lo miro mejor, de cabello mal cortado y blanco, piel blanca, y complexión delgada, se sorprendió en cuanto el chico se incorporó y dejo ver su rostro: su boca pequeña y labios rosados, su nariz perfilada y sus ojos, cayó en un terrible amor por sus ojos, en una combinación de heterocromia parcial y perfectamente dividida en morado y amarillo. – ¡aaagh! – Grito una vez más sorprendiendo al azabache – estaba aterrado – dijo agachándose para abrazar sus mismas pineras. Después de un suspiro profundo, el albino miro al azabache - ¿está bien hermano? – pregunto con gran curiosidad

― Lo estoy, gracias a ti – respondió y el albino sonrió amplio para levantarse

― Entonces valió completamente la pena – dijo suspirante – mis hermanas me esperan, ¿necesita algo?

― N-no... oh – tenía la excusa perfecta – dime tu nombre, te tendré en mis oraciones – respondió

― ¡¿eh?! ¿en serio? Sería una gran bendición – dijo alegre el chico – soy Nakajima Atsushi – dijo haciendo una reverencia – espero continúe su camino bien

― Claro, ve en paz – dijo el azabache y el albino hizo de nuevo una reverencia mientras se alejaba – que chico tan... - sonrió ligeramente – divino.

Akutagawa espero sentado hasta que el tren arribo, y se levantó en cuanto vio a Dazai bajar, sonrió en gran amplitud y se acercó, su sorpresa fue ver a un chico de cabello naranja también, bajando detrás de él – Akutagawa, has venido

― Dazai-san, bienvenido de vuelta – dijo el azabache

― ¿esté es Akutagawa? – pregunto el chico – Hola, soy Nakahara Chuuya – menciono extendiendo su mano. Akutagawa la tomo y apretaron sus manos

― Es un chico serio pero es bueno

― Dazai-san... ¿el?

― Es mi acompañante

― ¿Con esa vestimenta?

― ¿Qué dijiste niño? – pregunto molesto Chuuya

― Entenderás pronto, al fin y al cabo, se acerca tu iniciación – sonrió Dazai – vamos a casa

― Si

Así fue como Akutagawa camino al lado de Dazai quien llevaba al otro lado a Chuuya, el pelinaranja miraba los alrededores emocionado – este lugar es lindo – decía Chuuya

― Yokohama es un pueblo pequeño pero tenemos mucho que agradecer de él – decía Dazai – me alegre que decidieras venir conmigo Chuuya

― Si no moriría – menciono Chuuya sarcástico pero al mismo tiempo burlón

Llegaron a la iglesia San Benedicto, y allí fue cuando Nathaniel suspiro al ver a Chuuya, más no le dio importancia, saludo y continuaron con sus cosas, después de la misa que dio Nathaniel, cuando los feligreses se marcharon, los cuatro chicos se sentaron a cenar, dieron sus oraciones y gracias por la comida. Cuando Dazai sonrió a Akutagawa – dime Akutagawa ¿Cómo te ha ido con Nathaniel estos cuatro años?

― Terrible

― No hables solo por ti

― Nakahara ¿no piensas comer? – pregunto el azabache quien miraba al pelinaranja

― Ah, bueno... yo

― Chuuya solo come frutas y verduras – dijo Dazai sonriente

― Hablando de comida – interrumpió Nathaniel – debemos hablar de tu iniciación Akutagawa

― Comprendo, estoy listo para lo que sea – dijo el azabache y Chuuya bajo su cabeza

― Escucha, es algo duro de aceptar, una vez que te digamos lo que harás y aceptes, no hay marcha atrás, no importa lo que pase, debe completarse – dijo Nathaniel

― En tu caso, debemos ser más selectivos, porque portas a Rashoumon en tu cuerpo

― ¡¿portas un demonio?! – pregunto el pelinaranja sorprendido

― Y no cualquiera, es Rashoumon, abrió la puerta de Rasho

― Debes tener mucha energía espiritual – dijo Chuuya sorprendido

― Aunque hoy en día somos buenos compañeros – dijo el azabache – por favor, díganme que hacer para mi iniciación

Los adultos se levantaron, y el azabache le siguió, Chuuya se veía ligeramente asustado ante todo lo que pasaba, como si... realmente odiará ese tipo de cosas, Akutagawa no dejaba de ver a Chuuya, le intrigaba. Llegaron a la pared, allí Dazai puso su mano, miro aquello asombrado, Nathaniel y Dazai entraron – apresúrense – dijo Nathaniel. Chuuya y Akutagawa entraron, la puerta se cerró y la oscuridad reino.

―  Bienvenidos al inframundo – se escucho     


...

Hola a todos

Había tenido problemas para subir este fanfic, bueno es que he estado trabajando en el, investigando, creando, haciendo todo este mundo y la verdad en eso, ¡bom!  mi laptop dijo: "sayonara, bye-bye" y mierda, he tenido que escribir cada capítulo por mi celular, pero por fin termine el primer capítulo y enserio espero lo disfruten por que estoy amando la idea de está historia, viene siendo un poco de inspiración de mi novela original de "black goat" pero este es completamente ambientado en un pueblo y hay es que me gusta mucho como me está quedando, espero poder recibir su apoyo, en serio espero les guste

como siempre quiero agradecer su apoyo, son super buenos lectores, en verdad me encanta leer sobre sus comentarios, rió con ellos y me conmueven también, ya no quiero aburrirlos.  

Solo les daré unos datos como:

* está historia será de capítulos largos

* los capítulos (por lo que mencione de mi laptop) los subiré lento pero en cuanto pueda subir varios lo haré

¡Gracias por leer!

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