59 - "Tiempo de Guerra"


—Logan...

—Últimamente todos mencionan mi nombre, eso sucede cuando eres inolvidable — mencionó el susodicho interrumpiendo a Laura. Ninguno de los dos espectadores dijo nada, seguían mudos de la impresión. — ¿Qué? Les comieron la lengua. — se burló el rubio esbozando media sonrisa.

Laura hizo el amago de dar un paso al frente, pero su parabatai hizo su agarre más firme, impidiéndole seguir. Y no era para menos.

Esperaban encontrar a un Logan lastimado, cuando menos. En su lugar, el individuo frente a ellos no lucía ni un rasguño. La piel de su rostro y los antebrazos descubiertos, dejaban entrever una cubierta sana. Nada de sangre. Caminaba perfectamente, bajaba los escalones con gracia y seguridad, como si fuera el rey del mundo.

En cambio, miró a su parabatai. Ambos exhaustos, con la ropa rasgada y algunos hematomas formándose. Ninguno de los dos se atrevía a guardar sus armas, porque lo mas perturbador en Logan no era su ropa, o su andar, sino esos ojos oscuros que no se perdían de nada. El verde desapareció por completo, dejando a su paso solo un par de pozos profundos llenos de nada.

—¿Qué esperaban encontrar? — cuestionó el rubio deteniéndose en el último escalón. — ¿Un lugar en llamas o un montón de muertos? Lamentablemente solo ha habido uno, una verdadera pena que mi hermanita haya sido la primera en ser recibida.

Laura casi pudo saborear la furia de su parabatai, la tensión del agarre de Lucas aumentó, hasta el punto de hacerle daño, hasta que ya no lo sintió. Todo ocurrió demasiado rápido, un momento Lucas estaba a su lado y al siguiente se le lanzaba contra un sonriente Logan, que no hizo ni siquiera el amago de mover un solo músculo. Solo esperó el golpe de su oponente, uno que jamás llegó.

La pelinegra jadeó cuando vio como Lucas volaba a través del lugar, estremeciéndose al oír el estruendoso golpe. Fue peor saber que Logan lo envió directamente hacia el muro con lo que parecía un ligero golpe, sin aplicar lo mínimo de fuerza.

—¿En serio creías que alguien tan poca cosa como tú, podría ser lo suficientemente bueno para mi hermana? — caminó hacia el moreno, que luchaba por ponerse en pie. — Por suerte, ninguno de los dos tendrá que preguntarse eso jamás.

—Eres un bastardo. — escupió Lucas con rencor.

—Incluso en eso estás totalmente equivocado. — se burló el rubio, que sin esfuerzo alguno levantó a su oponente por el cuello, cortándole la respiración. — Sé exactamente quienes son mis padres, no puedo decir lo mismo de ti.

Laura no entendía como era incapaz de hacer nada, como si sus zapatos estuvieran pegados al piso con pegamento, ni siquiera por tratarse de la vida de su parabatai, cuyo lazo sentía cada vez mas débil, podía salir de su estupor. Ver a Logan convertido en lo que mas temían, era cuando menos perturbador. Su collar palpitaba, el leve resplandor rojo era el aviso sobre la actividad demoniaca cercana. Y la única persona extraña con ellos, era Logan.

Laura dejo fluir la energía hacia su látigo, sintiendo como se deslizaba con facilidad hacia su mano. Sus zapatos no hicieron ruido cuando comenzó a caminar hacia la escena frente a ella, esgrimió su látigo y con un golpe certero asestó a un costado de Lucas, quien solo abrió los ojos aliviado de la reacción a tiempo de su parabatai.

—Ya te había olvidado. — dijo Logan soltando a Lucas. — Creí que habías huido.

—Aquí estoy. — asintió Laura mentalmente, mientras su puño apretaba el mando del látigo. — No pienso irme a ningún lado.

—Me sorprenda que seas capaz de hacer algo, venías convencida a rescatarme. Quizá nunca quise que lo hicieran.

—Te equivocas. — contradijo Laura sin bajar la guardia, una débil sonrisa asomándose en su rostro. — Lo único que veo ahora, es una cascara vacía.

—Es a quien siempre has visto. — replicó el susodicho sin alterar el gesto.

—Vine a rescatar a Logan, pero él ya se ha ido. — volvió a negar Laura. — Ya no existe. No para mí.

Y con esas ultimas palabras, Laura volvió a esgrimir su látigo.

Chris corrió a través del Central Park como si los matones de su antigua escuela lo estuviesen persiguiendo, fue difícil evadir la seguridad del Instituto, pero no un acto imposible. Todos estaban sumergidos en la preocupación sobre lo que podría pasar si... las cosas se descontrolaran. Se negaba a aceptar el destino de sus hermanos, así que como siempre, tendría que salvar el día.

Vació el contenido de la mochila al suelo, calculando el espacio que requeriría. Tomó la daga con rapidez y comenzó a trazar el dibujo en la tierra fresca del parque. Estaba en una encrucijada, solo tendría una oportunidad para hacerlo bien, fallar no era una opción. Leyó las instrucciones del libro varias veces, no por haberlas olvidado, sino por los nervios de hacer algo mal y todo el esfuerzo puesto quedara sin valor.

—Bien, solo falta una cosa. — murmuró el menor de los Morgenstern para si mismo.

Haciendo de tripas corazón, rozó con poca fuerza la daga en el centro de su mano; la sangre fluyó al centro del pentagrama y mientras eso ocurría empezó a recitar las palabras del libro. Por primera vez, las clases de griego antiguo que su padre le enseñó sirvieron de algo.

Hace años, Nina tuvo sueño. Mejor dicho, una pesadilla. Aquel ser celestial le mostró algo que comprendía, jamás entendió el significado, era como si ese recuerdo perteneciera a otra vida.

Ahora tenía sentido. Se tardó veinte años en comprender el alcance y lo que el tiempo significa para otros, que jamás creyó posible que se la cobraran. Su subconsciente lo sabía, pero nunca fue capaz de aceptarlo. Los sueños de su hijo mayor, sus extraños estados de ánimo, incluso aquella pintura que su marido realizó en una noche de insomnio, eran las señales que siempre negó ver.

Ocultarle la verdad a su primogénito no fue una buena idea; ella debió haberlo sabido mejor que nadie. Sus propios padres le ocultaron una importante parte de su concepción, lo cual trajo un montón de problemas a su vida. Le gustaría pensar que, de haberlo hecho, el rumbo de la situación sería diferente. Logan estaría con ellos y no secuestrado por algún loco, Christopher jamás habría tenido el deseo por ser un cazador de sombras y Sky...

—No tiene sentido que te sigas torturando. — comentó Jonathan a su lado, quien estaba demasiado silencioso, más de lo normal. — Lo que sea que pase por tu mente, esta lejos de ser tu culpa. No es a ti a quien quieren castigar.

Nina no pudo negar la afirmación de su esposo, odiaba que tuviera la razón, pues no podía sacar las palabras correctas de su boca para reconfortarle. Todo parecía estar pasando en cámara lenta, como si el final estuviera lejos del punto de partida.

—Siempre escuchaba a los mundanos hablar sobre el karma, solo que jamás creí una palabra sobre esas supersticiones. — dijo su esposo sin evadir el tema. — Tuvieron que esperar mas de veinte años para encontrar con que hacerme daño, algo que pudieran quitarme... — dejo la oración sin terminar de forma ausente.

La mirada que Jonathan le dirigió causó escalofríos en la rubia. No solo por la creciente impotencia percibible, sino por lo torturados que lucían, como dos pozos oscuros sin vida. Jonathan aprovechó la extraña calma para acercarse a su esposa, que no lucía mejor que él.

—No puedo arrepentirme de lo que hice en el pasado, pero voy a arreglar esto. — le prometió para después besarla. — Es tiempo de poner todo en orden.

Con eso último, reanudo su paso, dejándole un sentimiento agridulce a la rubia en la boca del estómago.

Max nunca creyó verse inmerso en una lucha sin cuartel. Su hermana era valiente, una heroína en tacones que podía contra sus enemigos solamente usando el poder de sus palabras, en cambio, él era el chico de las armas que prefería pasar su tiempo haciendo otras cosas que cazar demonios.

Era un friki, justo como su padre. A veces ignorado, otras su mal temperamento lo dejaba fuera, obviamente heredado de su madre. Tampoco es que ese hecho le molestase en realidad. Le era indiferente. Probablemente esa fuera la razón por la cual, como cuestión de hecho, que nadie noté como se escabulló.

Se sentía tan extraño reptando a través de ese túnel frío y poco iluminado, solo para intentar ganar una pequeña oportunidad contra la reciente adición familiar que era el novio de su hermana, primo de sangre de sus primos de corazón. Porque si algo era seguro en todo el embrollo donde se habían metido, sería el hecho de saber que Logan cambiaría, en el caso menos traumático y hipotético.

Una persona cercana ya había muerto, y no pensaba dejar que su hermana fuera la siguiente. Solo pensar en como reaccionaría Lucas era suficiente para seguir arrastrándose por aquel angosto pasaje, no dejaría que a su hermana le sucediera lo mismo.

Casi se va de bruces al no fijarse por donde iba, pues había llegado al final del túnel y sus pensamientos lo distrajeron brevemente de su misión. Terminó en el lugar donde menos hubiera deseado estar.

Laura y Lucas, ambos en un obvio momento de tensión, luchaban contra la necesidad de iniciar una pelea con... Logan. O lo que quedaba de esa persona, porque Max no era nada tonto para creer que la tranquilidad y frialdad que emanaba el novio de su hermana justo en ese instante era cosa normal.

El temperamento de su hermana venció y la vioalzar su látigo para esgrimir la primera estocada, no alcanzó a asestar elgolpe, pues la velocidad inhumana de Logan vio venir ese golpe con mucho tiempode antelación. Y las cosas se complicaron mucho más, pues los únicos invitadosque faltaban acababan de llegar.    

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