Capitulo 23
Hola, primero que nada MUCHAS GRACIAS por comentar, votar y seguirme, en serio muchas gracias. Les dejo otro capitulo mas de este fic, espero que les guste y ya pronto va a llegar a su fin.
Los invito a leer mi otra historia "El momento perfecto", es la primera historia original que subo a Wattpad, a penas tiene dos capitulos y ya tengo casi listo el tercero.
Tambien gracias a los lectores silenciosos, ojala se animen a votar y comentar. Nos leemos por ahi.
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Nina tampoco es conocida por tomar las mejores decisiones, en el momento en que decidió salir de la habitación se dio cuenta que era mejor permanecer dentro. Había más sangre en este pasillo, también más gritos, inclusive pensó que la sangre de los nefilims tendría que ser verde o morada. Su mente ya divagaba por lo ocurrido las últimas horas, necesitaría terapia después de esto; iría de muy buena gana. Recogió una espada tirada en el piso, la hoja manchada de sangre le dio a Nina una idea para nada agradable de su uso. Mientras no le dieran cuchillos para lanzar estaría bien, la puntería no es su fuerte. Fue avanzando silenciosamente, es mejor un ataque sorpresa que figurar en el ataque sorpresa. Debió leer el Arte de la Guerra, en todo caso que saliera viva de esta lo leería una y otra vez hasta sabérselo de memoria.
Un hombre que lanzaba chispitas de sus manos… suspiro, quizá fuera pariente de Harry Potter. Le quito a dos demonios que estaban a sus espaldas, benditas clases de esgrima.
—Lindos pantalones. – fijo su vista en el color morado oscuro de la prenda de vestir.
—Gucci, colección primavera-verano. – le respondió como si nada mientras lanzaba lejos a otro demonio.
Su cabello peinado en púas y cubierto de brillantina no se movía de su lugar a pesar del esfuerzo que suponía una batalla, lo admiro por ello. Luego lo miro a los ojos y no pudo evitar el jadeo de a continuación. Tenía ojos de gato, y no lo pensó solo por su habilidad para lanzar chispas azules de sus manos y la gracilidad con que se movía, literalmente su par de ojos lucían como pupilas de un gato. Después de procesar toda la información concluyo que le daba igual.
—Sí, combinan con tus ojos. – corto la cabeza de otro demonio y la pateo lejos con una mueca de asco.
—Creí que serias una lapa molesta como Sheldon…
— ¡Estoy aquí! – grito Simon cuando se desocupo del demonio con el que batallaba.
— ¿Sheldon? – pregunto Nina confundida.
—Finge que no se acuerda de mi nombre. – se puso de espaldas a la rubia.
—Eso explica todo. – dijo como si fuera cierto.
—Soy Magnus Bane, el Gran brujo de Brooklyn. – se presentó al fin en una reverencia. – Un placer conocerte bella intrusa.
— ¡OH! Eres el novio de Alec. –dijo con una sonrisa.
—Apuesta eso. – le respondió el brujo.
— ¡Cuidado Sheldon! – el grito de Nina resonó en el lugar justo en el momento en que Simon se agachaba para evitar que ese demonio le ensartara sus zarpas. – Que buenos reflejos Sheldon.
Justo cuando Simon iba a replicar, un arma cayó del cielo causando un gran estruendo. Nina llevo su vista arriba, su quijada quedo medio abierto al ver el espectáculo que se ejecutaba sobre sus cabezas. Jace y Sebastian se balanceaban entre las vigas del techo con precisión de bailarines. Se dio cuenta porque todos decían que son nefilims muy peculiares, algo oyó acerca de ellos pero prefirió dejar de escuchar, extrañamente no quiso saber esa información.
—Díganme que ninguno caerá. – inquirió Nina saliendo de su estupor.
—Tratándose de Jace…
—Y peleando con Sebastian…
—Simplemente genial. – resoplo con disgusto. – solo tendremos que esperar a ver quién cae primero.
—Con ellos nunca se sabe. – vio como Simon apretó los puños, definitivamente un mal recuerdo. – ninguno de los dos es lo que se dice exactamente normal.
— ¡Magnus! – grito su novio.
Un cazador de sombras ‘malo’ como lo llamo Nina en su mente, ataco a Magnus por detrás. Mierda, era el mismo al que dejo inconsciente hace un rato. El brujo batallaba, removiéndose a todos lados para quitárselo de encima. Desearía tener su bate. Vio la espada en su mano, quizás solo un pequeño roce. Se arrepentiría de esto pero qué más daba, dejo caer la espada y se trepo en la espalda del atacante de Magnus. Probablemente eso es lo más estúpido, luego miro arriba para ver la batalla de los cazadores y se dio cuenta que no era así.
—Bueno, supongo que me voy. – anuncio Vanessa con total indiferencia, aún tenía esa sonrisa en su cara por la anterior escena presenciada.
—De ninguna manera. – Clary se interpuso en la entrada con los brazos cruzados y el ceño fruncido harta de que la ignoraran. – Nadie saldrá de esta habitación.
—No puedes obligarme. – la reto Vanessa en la misma posición, brazos cruzados, la sonrisa desapareció de su rostro.
—Puedo y lo hare, estas en esta habitación, por lo que eres responsabilidad mía. – la réplica de Clary no dejo lugar a la discusión. – Guarda silencio y siéntate.
— ¡Dementor! – gritó Vanessa con una expresión de horror en el rostro.
Los demás se asustaron por su grito y lo último que vieron fue a la rubia saliendo de la habitación.
—Baja de su espalda engendro del mal. – Nina golpeaba con sus puños al nefilim oscuro para que bajara de la espalda de Magnus. No tardó mucho en caer aplastándola con todo su peso. Bien, logro quitárselo de encima, ¿ahora qué?
Simon le ahorro tener que pensar en eso cuando ataco la garganta del malo. Rodo por el piso solo para ver como el vampiro cortaba la yugular de ese extraño nefilim como si atravesara una barra de mantequilla. Esa imagen jamás saldría de su cabeza. Simon, el vampiro friki que leía comics. Le dieron escalofríos.
El látigo de Isabelle azotaba sin piedad a cualquier enemigo que se le pusiera enfrente; aunque realmente solo quisiera azotar a cierta persona que en este momento batallaba con Jace en las vigas del techo. Ojala el bastardo cayera, aquí lo estaría esperando.
Nina bloqueo el ataque de su oponente por poco, los malos eran increíblemente rápidos y astutos, con movimientos certeros sin vacilación, sin embargo, no solo le causaban problemas a ella, los demás nefilim y subterráneos se las estaban viendo negras también. Un malo prácticamente la había arrastrado lejos de su pequeño grupo con quien combatía – Magnus y Sheldon, mejor conocido como Simon – ahora, ellos dos solos peleando y una Nina cansada no presagiaba nada bueno. Por supuesto que jamás se daría por vencida, resistiría lo más que pudiera. Vio como Simon intentaba llegar hasta ella, pero demonios y malos le impedían el paso, además le cubría las espaldas a Isabelle.
El cazador oscuro la tenía acorralada contra el suelo, cubriéndola con todo su peso, que era bastante. El semblante del nefilim se congelo por un momento, Nina no lo desaprovecho. Vio la daga que se hundía en su espalda, entre los omoplatos. Muerte rápida.
—De nada. – fijo su vista en Vanessa, la Cazadora de sombras con acento inglés, la misma que hacía un rato explico a Tessa lo que era un dementor.
— ¡Abajo! –la previno Nina cuando un demonio estuvo a punto de tomar a Vanessa por detrás. Lo tumbo con una patada que siempre quiso hacer, se sintió eufórica por la adrenalina que corría por sus venas. – De nada.
—Estamos a mano. – medio sonrió Vanessa. – Creo que necesitaras esto. – le tendió uno de los tres cinturones con armas amarrados a su cintura.
El peso del cinturón en su cuerpo fue muy bien recibido, por lo menos ya no peleaba con las manos desnudas, ahora tenía armas, unas muy afiladas por cierto.
—No tengo buena puntería. – le confió a Vanessa acomodándose espalda contra espalda.
—Suerte que yo sí. – otra daga floto en el aire. – hay una espada corta, puede serte útil.
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