Hola! hace un buen rato que no me paso por aqui, pero bueno para compensar a mis lectores en Wattpad les dejare tres capítulos, algo asi como un maraton. Mil gracias a las personas que se animaron a comentar y agregarme a sus listas de lecturas, y a los que son lectores silenciosos no puedo hacer mas que agradecerles por darse el tiempo de leer estas locas historias que mi mente crea. 

Otra cosa importante... necesito una portada para este fic, si conocen a alguien o saben hacer portadas, contactenme. Soy cero imaginativa para ese tipo de cosas de edicion de imagenes, lo juro. Obviamente les dare los creditos por su trabajo. 

En fin, espero que disfruten el maratón. 

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—Vaya, eso estuvo genial. — silbo Lilly cuando los NO tan invitados se fueron.

—Yo no diría eso. — Nina se dejo caer en el sofá cubriendo sus ojos con su antebrazo izquierdo. Sintió como la tensión acumulada de la pasada media hora abandonaba su cuerpo. — Ni siquiera menciona nada de ayer. — medito en voz alta. En ningún momento Jace dijo de su encuentro fortuito en el antro, anoche.

— ¿Qué paso ayer? — pregunto Lilly desde la cocina.

—El chico con el que baile casi me secuestra. — la simpleza de sus palabras hizo que su amiga se atragantara con lo que sea que estuviera comiendo.

—Claro, eso sucede todos los días. — sarcasmo, eso percibió en la voz de Lilly. — Lo siento por el chico, ¿Por qué los hombres sexys tienen que ser los más malditos?

—Yo misma me pregunto eso. — suspiro teatralmente Nina siguiéndole el juego a su amiga. Claro, aunque Lilly no lo supiera, tiene toda la razón. La imagen de cierto chico con cabello platinado y ojos negros vino a su mente casi de inmediato. Bufo, hace tiempo que eso no le ocurría. — Pero bueno, no volverá a molestar.

—Lo… ya sabes…

—Que va. — Nina soltó una risa corta. — solo estará adolorido por un rato.

—Lo siento, por un momento creí que ya estaría seis metros bajo tierra.

La conversación se vio interrumpida por el celular de Lilly. Ese aparato nunca deja de molestar.

—Ahora si tendré que responder. — la pelirroja hizo una mueca cuando presiono su dedo en la pantalla. — Bueno…

Ya no escucho la llamada telefónica de su amiga, incluso a ella le parece molesto que la llamen a todas horas, sobre todo de madrugada. Lo importante, ahora, son las dudas que ciertos cazadores de sombras plantaron en su mente. Suspiro, la decisión ya la tenía tomada desde antes que llegaran.

—La semana de la moda en Nueva York es la semana que entra. — le informo Lilly dando saltitos y una enorme sonrisa en su rostro.

—Vaya, eso es genial. — Nina se alegro por su amiga, una gran noticia.

—Mañana tengo que estar allá. — le informo su amiga. — Puedes venir conmigo, así no gastas en otro boleto de avión.

— ¿Cómo estas tan segura que iré? — pregunto la rubia enarcando una ceja.

—Bueno, creo que unas veinticuatro horas más de culpabilidad no les vendrían mal. — señalo Lilly encogiéndose de hombros.

—Igual yo.

—Así… que ¿iremos a Nueva York? — pregunto Lilly sonriendo.

—No lo dudes.

Jace aun no había regresado de Texas. Desde hace tres días se fue y el hijo de este, Will no dejaba de llamar para preguntar por él y su madre — se llevo una gran sorpresa al recibir una llamada del niño de dos años — se quedaba con su abuela, Jocelyn.   

Magnus había rastreado a Nina al sur del país y casi en ese mismo instante su parabatai pidió un portal para viajar a través del país. Por supuesto que Alec lo persuadió para que no lo hiciera, su plan era muy precipitado. También había insistido en ir con ellos, sin embargo, las palabras de su casi hermano fueron claras:

—Es algo que tengo que hacer.

No pudo replicar nada. Ahora se hallaba en el loft, su hogar desde hace cuatro años cuando tomo la decisión de mudarse con su novio, el Gran brujo de Brooklyn. El lugar ahora estaba decorado con tapices de animal print. 

—Alexander. — su novio lo llamo sacándolo de su estupor.

— ¿Qué pasa? — pregunto mirando a todos lados hasta que dio con Magnus.

Su novio lo miraba con esos peculiares ojos, un poco molestos y las manos en las caderas.

—Llevo hablando por diez minutos y no me respondes. — le recrimino el brujo.

—Estoy preocupado por Jace e Izzy, y todos. — admitió el pelinegro.

—Se las arreglaran. — le aseguro el brujo.

— ¿Y qué era eso que me decías? — pregunto Alec, intentando alejar los pensamientos negativos de su cabeza.

— ¿Estos pantalones hacen que mi trasero luzca grande?

Ahora sí quiso rodar los ojos. Para el Magnus siempre se veía perfecto. Incluso con toda la purpurina que se echa encima.

—De hecho, hacen que luzca perfecto. — reconoció el ojiazul sonrojándose un poco. A pesar de ser abiertamente homosexual y salir con un brujo con tendencia a vestir exageradamente, las muestras de afecto todavía le costaban un poco.

En menos de un minuto el brujo ya estaba encima de su novio besándolo. Magnus estaba ahora debajo del nefilim, en el sofá negro con rojo tratando de sacarle la camisa azul marino que le regalo en la pasada navidad. Las cosas pudieron ir de maravilla si no fuera por algún infortunado tocara con insistencia el timbre.

—No vayas, deja que se canse de tocar. — insistió Magnus.

—Magnus, no puede ser un mundano. — se levanto para atender. — Relájate, no creo que tome más de cinco minutos.

Su novio solo se enfurruño en el sillón. A veces, para tener ochocientos años, se comporta como un niño de cinco.

Abrió la puerta y se encontró con una chica de piel trigüeña, grandes lentes que enmarcaban unos ojos castaños observándolo con curiosidad y vestía un... ¿tutu? Bueno, su novio lleva brillos siempre, no debería sorprenderse. 

—Tú no eres Magnus Bane. — frunció el ceño cuando señalo ese hecho tan obvio. — Me dijeron que podía encontrarlo aquí.

—Está ocupado, ¿Quién lo busca? — la mente de Alec rogaba por qué no fuera otra ex, con Camille tuvo bastante.

—Valerie Toppe. — se presento con una reverencia. El nefilim solo enarco una ceja. — Su hermana. 

Esa fue la última palabra que oyó antes de desmayarse.